PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5284 ~ Sábado 15 de Abril de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando la semana va tocando a su fin, quiero traer esta reflexión que
pertenece a William Ashoka Ross y dice:
“Desarrollar la habilidad de mirar a otra persona a los ojos -no de una
manera dura o amenazadora sino suave y confiada- es sumamente eficaz para
mejorar nuestra capacidad de amar. Cuando dos personas se miran a los ojos
tiene lugar un profundo intercambio, una misteriosa ósmosis. Inténtalo,
contempla de cerca los ojos de tu pareja sin retener la respiración, mientras
lo hagas, relaja la cara y el cuerpo. Al cabo de poco descubrirás, si aún no lo
has descubierto, por qué los ojos se llaman las ventanas del alma.”
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Hch 4,13-21
♡ Salmo: Sal 117,1.14-15.16-18.19-21
♡ Santo Evangelio: Mc 16,9-15
Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció
primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a
comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y
llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de
camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco
creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les
apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no
haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el
mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».
♡ Comentario:
Hoy, confiando en Jesús resucitado, hemos de redescubrir el Evangelio como
una “buena nueva”. El Evangelio no es una ley que nos oprime. Alguna vez hemos
podido caer en la tentación de pensar que los que no son cristianos están más
tranquilos que nosotros y hacen lo que quieren, mientras que nosotros tenemos
que cumplir una lista de mandamientos. Es una visión de las cosas meramente
superficial.
Personalmente, una de mis mayores preocupaciones es que el Evangelio se
presente siempre como una buena nueva, una feliz noticia, que nos llene el
corazón de alegría y consuelo.
La enseñanza de Jesús es por supuesto exigente, pero Teresa del Niño Jesús
nos ayuda a percibirla realmente como una buena nueva, puesto que para ella el
Evangelio no es otra cosa que la revelación de la ternura de Dios, de la
misericordia de Dios con cada uno de sus hijos, y señala las leyes de la vida
que llevan a la felicidad. El centro de la vida cristiana es acoger con
reconocimiento la ternura y la bondad de Dios —revelación de su amor
misericordioso— y dejarse transformar por dicho amor.
El itinerario espiritual tomado por santa Teresita, el “caminito”, es un
auténtico camino de santidad, un camino con cabida para todos, hecho de tal
manera que nadie puede desanimarse, ni los más humildes, ni los más pobres, ni
los más pecadores. Teresa anticipa así el Concilio Vaticano II que afirma con
seguridad que la santidad no es un camino excepcional, sino una llamada para
todos los cristianos, de la que nadie debe ser excluido. Hasta el más
vulnerable y miserable de los hombres puede responder a la llamada a la
santidad.
Esta santidad consiste en un «camino de confianza y amor». Así, «el
ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! (…). Tú, Dios
mío, has rebasado mi esperanza, y yo quiero cantar tus misericordias» (Santa
Teresa de Lisieux).
* P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)
Santoral Católico: San Damián de Molokai Nació en Tremenloo
(Bélgica) el año 1840 en el seno de una familia numerosa y cristiana. En su
adolescencia trabajó en la granja familiar, pero a los 19 años ingresó en la
Congregación de los Sagrados Corazones. Estudió en París y Lovaina. Antes de
acabar la carrera pidió ir a misiones y en 1864 llegó a Honolulu en las islas
Hawai. Allí completó los estudios y recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo
trabajando en la isla principal hasta que, en 1873, el obispo pidió voluntarios
para la leprosería de la isla de Molokai, a la que el gobierno enviaba los
enfermos. Él se ofreció y aquella fue su misión definitiva. Su vida fue
heroica. Tuvo que hacer de sacerdote, médico, padre, cuidar las almas, limpiar
las llagas, distribuir medicinas, despertar la propia estima de los enfermos,
que acabaron organizándose, cultivando la tierra, creando instituciones. En
1884 él mismo resultó contagiado de lepra, y a partir de entonces comenzó a ser
conocido y ponderado el ejemplo de su vida de entrega al servicio de los
leprosos. Murió en la localidad de Kalawao, isla de Molokai en Oceanía, el 15
de abril de 1889. Fue canonizado el año 2009.
Oración: Padre de
misericordia, que en san Damián nos has dado el sublime testimonio de su
caridad a los más pobres y abandonados, concédenos, por su intercesión, que
también nosotros, impulsados por el amor al Corazón de tu Hijo, seamos
servidores de los hermanos más necesitados y marginados. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Palabras de Benedicto XVI «Se va constituyendo una dictadura del relativismoque no reconoce nada como definitivoy que deja sólo como medida últimaal propio yo y sus apetencias» Tema del día:El mejor día de
mi vida Hoy, cuando me levanté,
repentinamente me di cuenta que este es el mejor día de mi vida. Ha habido
ocasiones en que me pregunto si podré hacer algo provechoso el día de hoy... y
lo he hecho. Creo que esto es más que suficiente para celebrar.
Hoy voy a celebrar la
increíble vida que he tenido llena de
bendiciones, y también con muchas adversidades, que me han servido para hacerme
cada día más fuerte.
Yo voy a vivir este día
con la frente bien en alto y un corazón feliz. Me sorprenderé de los “simples”
regalos que Dios, mi Padre, me ha dado hoy: una mañana tranquila, el sol, las
nubes, los árboles, las flores, los pájaros, el agua, hoy ninguna de estas
minúsculas creaciones van a escapar de mi vista.
Compartiré mi emoción
por la vida con otras personas, voy a hacer sonreír a alguien, voy a realizar
un inesperado acto de bondad con alguien aunque no lo conozca.
Dejaré de preocuparme
por lo que no tengo y empezaré a ser agradecido con Dios por todas las cosas maravillosas que Él me ha dado.
Tendré presente que la
preocupación es sólo una pérdida de tiempo, porque mi fe en Dios Padre y su
Plan de Divinidad, me asegura que en un futuro todo estará bien.
Antes de ir a descansar
observaré la noche y elevaré mis ojos al cielo para admirar la belleza de las
estrellas, la luna...Y elevaré una oración a
Dios por esos magníficos tesoros.
Y cuando el día finalice
y ponga mi cabeza en la almohada, agradeceré al Todopoderoso por el mejor día
de mi vida y dormiré el sueño de un niño feliz, emocionado por la esperanza de
saber que mañana será el mejor día de mi vida. Gracias a ti Señor.
Humor de sábados Rafael está en un bar con sus amigos y les cuanta los acontecimientos de
la semana anterior.
El viernes anterior, después de trabajar, se quedó en un bar con sus
compañeros de trabajo para tomar un trago... Una noche que se convirtió en un
fin de semana entero de fiesta. Así que cuando regresó a casa, el domingo por
la noche, tuvo que enfrentarse a la ira de su esposa.
- "Mi esposa no estaba muy contenta de que no apareciese por casa
durante todo un fin de semana", explica Rafael.
-"¿Qué te dijo ella?", preguntan sus amigos
- "Ella sólo se quejó porque mi ausencia le pareció una eternidad.
Después ella me preguntó cómo me sentiría yo si no la veía en dos o tres
días", dice Rafael.
- "¿Qué dijiste?", se interesan sus amigos.
- "¡Le dije que estaría encantado!", exclama Rafael.
- "¿Y ella se fue?"
- "Bueno, en realidad no se fue pero lo que sí es cierto es que no la
vi en tres días...
Sólo al tercer día fue cuando mi ojo izquierdo se abrió un poco".
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Los evangelios refieren varias apariciones del Resucitado, pero no hablan
del encuentro de Jesús con su Madre. Ese silencio no debe llevarnos a concluir
que, después de su resurrección, Cristo no se apareció a María; al contrario,
nos invita a tratar de descubrir los motivos por los cuales los evangelistas no
lo refieren.
Si los autores del Nuevo Testamento no hablan del encuentro de Jesús
resucitado con su madre, tal vez se debe atribuir a que los que negaban la
resurrección del Señor podrían haber considerado ese testimonio demasiado
interesado y, por consiguiente, no digno de fe.
¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera comunidad de los discípulos
(cf. Hch 1, 14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con
su divino Hijo resucitado de entre los muertos?
Más aún, es legítimo pensar que probablemente Jesús resucitado se apareció
a su Madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que
al alba se dirigió al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir
un indicio de que Ella ya se había encontrado con Jesús? Esta conclusión
quedaría confirmada también por el hecho de que las primeras testigos de la
resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales
permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe.
(San Juan Pablo II)
Recordando al Padre Natalio El árbol y el campesino
El mal ha entrado en el mundo por la puerta del
egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio
bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en pequeños gestos. Con la
práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y
comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
En el campo de un labriego había un árbol que
no servía más que de refugio a los gorriones y a las chicharras ruidosas. El
labrador, viendo su inutilidad, se dispuso a talarlo y descargó contra él su
hacha. Los gorriones y las chicharras le rogaron que no lo quitara porque era
su albergue y en él podrían seguir cantando y agradándole a él mismo. Mas sin
hacerles caso, le asestó un segundo golpe, luego un tercero. Rajado el árbol,
vio un panal de abejas y probó y gustó su miel, con lo que guardó el hacha,
apreciando y cuidando desde entonces al árbol con gran esmero (Esopo).
Antes de buscar el beneficio personal, pregúntate
¿qué puedo compartir hoy? En lugar de querer poseer empezarás a donar, guiado
por el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Cada uno
tiene algo para compartir. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La
generosidad nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Ánimo,
inténtalo.
(P. Natalio)
La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Palabras de Benedicto XVI
Humor de sábados
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Recordando al Padre Natalio
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