PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 4947 ~ Sábado 26 de Marzo de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Jesús, te alabo por todas las cosas hermosas que has hecho en mi vida y
por las que me vas a seguir dando hoy. Cada día me convenzo más de que Tú me
llamaste para ser instrumento de tu gracia para anunciar la buena nueva, para
ayudar a sanar a mis hermanos, ser pregonero de todas tus palabras, mano que
bendice y que ama. Tú me llamaste para curar los corazones heridos, para gritar
en medio de las plazas, que el amor está vivo, para sacar del sueño a los que
duermen y liberar al cautivo. Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que
quieras conmigo. Por eso, en esta mañana me entrego sólo a ti, para que hagas
de mí lo que quieras. Soy tuyo y confío plenamente en tu amor que lo todo lo
transforma y lo renueva entero. Amén.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Oseas 6,1-6
♡ Salmo: Sal 50,3-4.18-19.20-21ab
♡ Santo Evangelio: Lc 18,9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo también a algunos que se tenían por justos y
despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a
orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de
esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres,
rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces
por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. En cambio, el publicano,
manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que
se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’.
Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se
ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado».
♡ Comentario:
Hoy, Cristo se nos presenta con dos hombres que, ante un observador
"casual", podrían aparecer casi como idénticos, ya que ellos se
encuentran en el mismo lugar realizando la misma actividad: ambos «subieron al
templo a orar» (Lc 18,10). Pero más allá de las apariencias, en lo más profundo
de sus conciencias personales, los dos hombres difieren radicalmente: uno, el
fariseo, tiene la conciencia tranquila, mientras que el otro, el publicano
—cobrador de impuestos— se encuentra inquieto por los sentimientos de culpa.
Hoy día tendemos a considerar los sentimientos de culpa —el remordimiento—
como algo cercano a una aberración psicológica. Sin embargo, el sentimiento de
culpa le permite al publicano salir reconfortado del Templo, puesto que «éste
bajó a su casa justificado y aquél no» (Lc 18,14). «El sentimiento de culpa»,
escribió Benedicto XVI cuando él todavía era Cardenal Ratzinger
("Conciencia y verdad"), «remueve la falsa tranquilidad de conciencia
y puede ser llamado "protesta de la conciencia" contra mi existencia
autosatisfecha. Es tan necesario para el hombre como el dolor físico, que
significa una alteración corporal del funcionamiento normal».
Jesús no nos induce a pensar que el fariseo no esté diciendo la verdad
cuando él afirma que no es rapaz, injusto, ni adúltero y que ayuna y entrega
dinero al Templo (cf. Lc 18,11); ni tampoco que el recaudador de impuestos esté
delirando al considerarse a sí mismo como un pecador. Ésta no es la cuestión.
Más bien ocurre que «el fariseo no sabe que él también tiene culpa. Él tiene
una conciencia completamente clara. Pero el "silencio de la conciencia"
lo hace impenetrable ante Dios y ante los hombres, mientras que el "grito
de conciencia" que inquieta al publicano lo hace capaz de la verdad y del
amor. ¡Jesús puede remover a los pecadores!» (Benedicto XVI).
* Fr. Gavan JENNINGS (Dublín, Irlanda)
Santoral Católico: San Ludgero de MünsterObispo Nació en Frisia (al norte de Holanda) de familia noble hacia el año 742.
Estudió en la escuela abacial de Utrecht, dirigida entonces por el abad san
Gregorio, y luego, siendo ya diácono, en la escuela de Alcuino, con el que
estuvo en total unos cinco años; se ordenó de sacerdote en Colonia el año 777.
Evangelizó amplias regiones de Holanda, Dinamarca y Sajonia con gran provecho
por sus cualidades personales, por la responsabilidad que le imponía el saberse
portador del Evangelio y por su intensa vida interior. Peregrinó a Roma y
estuvo algún tiempo en Montecasino, donde estudió la Regla de San Benito. Tras
la conversión del jefe de los sajones, Carlomagno lo invitó a evangelizar
Westfalia. Fundó el monasterio en torno al cual surgió la actual ciudad de
Münster, de la que fue elegido primer obispo el 804. Fundó también otros
monasterios, centros de propagación de la fe, entre ellos el de Werden
(Sajonia, Alemania), en el que murió en 809.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día "Después de la comunión manteneos al menos un
cuarto de hora en dar gracias. Sería una muy grave irreverencia, si pocos
minutos después de haber recibido el Cuerpo, la Sangre, el Alma y Divinidad de
Jesucristo, uno saliese de la Iglesia".
(San Juan Bosco)
Tema del día: El primero
El pecado más fácil de evitar es el primero, pues si caemos la primera
vez, después se hace más fácil continuar precipitándonos en el mal, hasta que
llega el momento en que perdemos la noción del bien y del mal, y así, si no
ocurre casi un milagro y volvemos a Dios, nos esperará el abismo infernal.
El primer pecado es como una grieta en la roca; parece que es una cosa de
nada, pero en esa grieta puede entrar la cuña de Satanás que, a golpes de
martillo parte la piedra. También cuando cometemos el pecado más “pequeño” es
como que le abrimos esa grieta al demonio, y así él tiene forma de entrar y de
apoderarse luego de nuestra alma.
A veces todo comienza con una mirada peligrosa, y se termina consumando un
adulterio; o se tiene una crítica o falta de caridad, y se termina siendo un
asesino.
“Por algo se empieza”, dice el dicho popular, y también en el camino del
mal ésta es una gran verdad.
Si nos pusiéramos a revistar por qué cayó un alma que estaba en el buen
camino, veremos que ha caído porque se descuidó y cedió a los pecados
“pequeños” y luego se fue precipitando.
Así que tengamos bien presente esta verdad y hagamos el propósito de no cometer
jamás ningún pecado deliberado. Cuando notamos que algo que vamos a hacer está
mal, no lo hagamos, por pequeño que nos parezca e inofensivo, pues de esa forma
si lo hacemos, estaremos dando ingreso al demonio en nuestra vida para que, a
golpes de su martillo penetre en nuestra alma y se apodere de ella.
Veamos cómo es la travesía de un barco, que por poco que mueva el timón en
la dirección equivocada, aunque esa primera maniobra sea insignificante,
terminará llevando el barco a otro destino.
También cometiendo el primer “pecadito” estamos equivocando el camino, y
si bien al principio casi nadie nota nada, con el paso del tiempo nos veremos
envueltos en las espirales de Satanás y se nos hará muy difícil salir. Pensemos
en ello.
(Fuente: Sitio Santísima Virgen)
Cuarenta días para acercarnos a Jesús El fariseo y el publicano I. El Señor se conmueve y derrocha sus gracias ante un corazón humilde. La
soberbia es el mayor obstáculo que el hombre pone a la gracia divina. Y es el
vicio capital más peligroso: se insinúa y tiende a infiltrarse hasta en las
buenas obras, haciéndoles perder su condición y su mérito sobrenatural; su raíz
está en lo más profundo del hombre (en el amor propio desordenado), y nada tan
difícil de desarraigar e incluso de llegar a reconocer con claridad. “A mí
mismo, con la admiración que me debo”. –Esto escribió en la primera página de
un libro. Y lo mismo podrían estampar muchos otros pobrecitos, en la última
hoja de su vida. ¡Qué pena, si tú y yo vivimos o terminamos así! –Vamos a hacer
un examen serio”. Pedimos al Señor que no nos deje caer en ese estado, e
imploramos cada día la virtud de la humildad.
II. El Señor recomendará a sus discípulos: No hagáis como los fariseos.
Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres (Mateo 23, 5). Para
ser humildes no podemos olvidar jamás que quien presencia nuestra vida y
nuestras obras es el Señor, a quien hemos de procurar agradar en cada momento.
La soberbia tiene manifestaciones en todos los aspectos de la vida: nos hace
susceptibles e impacientes, injustos en nuestros juicios y en nuestras
palabras. Se deleita en hablar de las propias acciones, luces, dificultades y
sufrimientos. Inclina a compararse y creerse mejor que los demás y a negarles
las buenas cualidades. Hace que nos sintamos ofendidos cuando somos humillados,
o no nos obsequian como esperábamos. Nosotros, con la gracia de Dios, hemos de
alejarnos de la oración del fariseo que se complacía en sí mismo, y repetir la
oración del publicano: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador.
III. Nuestra oración debe ser como la del publicano (Lucas 18, 9-14):
humilde, atenta, confiada, Procurando que no sea un monólogo en el que nos
damos vueltas a nosotros mismos, a las virtudes que creemos poseer. La humildad
es el fundamento de toda nuestra relación con Dios y con los demás. Es la
primera piedra de este edificio que es nuestra vida interior. La ayuda de la
Virgen Santísima es nuestra mejor garantía para ir adelante en esta virtud.
Cuando contemplamos su humilde ejemplo, podemos acabar nuestra oración con esta
petición: “Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este
querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi
personalidad sea la identificación contigo” (San Josemaría Escrivá. Es Cristo
que pasa).
(Francisco
Fernández Carvajal)
Mensaje de María Reina de la Paz Mensaje de María Reina de la Paz del
25 de marzo de 2022
“¡Queridos hijos! Escucho su clamor y sus oraciones por la paz. Durante
años Satanás ha estado luchando en favor de la guerra. Por eso Dios me ha
enviado entre ustedes: para conducirlos por el camino de la santidad, porque la
humanidad se encuentra en una encrucijada. Los invito a regresar a Dios y a sus
Mandamientos para que estén bien en la tierra y para que salgan de esta crisis
en la que han entrado por no escuchar a Dios que los ama y quiere salvarlos, y
llevarlos a una vida nueva. ¡Gracias por haber respondido mi llamado!”
Un minuto para volar Marzo 26
¿Qué ocurre cuando logras sentirte seguro de todo?
¿Qué pasa cuando te parece que todo está en orden? ¿Qué sucede cuando
experimentas la tranquilidad de tener todo previsto? Lo que ocurre es que estás
muerto, que te has convertido en un cadáver espiritual, que ya has dejado de
vivir y de crecer. Porque la única manera de crecer, de madurar, de aprender a
vivir mejor, es estar inseguro, es aceptar que todo puede cambiar, es
mantenerse abierto a las novedades de la vida, es tener un corazón flexible y
abierto.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA♡AMDG
La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Pensamiento del día
Tema del día:
Cuarenta días para acercarnos a Jesús
Mensaje de María Reina de la Paz
Un minuto para volar
FELIPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.