PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 4929 ~ Martes 8 de Marzo de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
A veces una respuesta
sencilla de una persona común, puede acabar con la intención perversa de
alguien que nos quiere tender una trampa. Veamos esta breve anécdota:
Existió una vez un
intelectual irlandés que no creía en Dios. Para poner a prueba a un trabajador
que salía de Misa un domingo le preguntó:
—¿Dios es grande o
pequeño?
El trabajador le
contestó:
—Dios es tan pequeño que
cabe dentro de mi corazón, y tan grande que no cabe en tu cabeza.
El intelectual quedó
maravillado con la respuesta.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 55,10-11
♡ Salmo: Sal 33,4-5.6-7.16-17.18-19
♡ Santo Evangelio: Mt 6,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho,
como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de
pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra
como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras
deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
ofensas».
♡ Comentario:
Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo
de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el
Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando
hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo
muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan.
Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y
me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que
necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt
6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo
quien no habla habitualmente con sus padres.
El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un
resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar
de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo
de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del
Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender
a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece,
dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al
Padrenuestro de la Misa.
Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La
oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una
unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar
consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la
caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido
diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros,
como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener
rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis
deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de
Dios.
* Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech (Tarragona, España)
Santoral Católico: San Juan de DiosReligioso Nació en Montemayor el Nuevo, cerca de Lisboa (Portugal), el año 1495, y
aún niño se trasladó a España. Después de una azarosa juventud llena de
peligros, con largos períodos en la milicia, estando en Granada como vendedor
de libros, con los cuarenta años cumplidos, oyó predicar a san Juan de Ávila y
se convirtió a Dios. Tenido por loco, por sus manifestaciones
"excesivas" de fe y devoción, fue ingresado en el hospital. Allí se
encontró con la dramática realidad de los enfermos, abandonados a sí mismos y
marginados, y decidió consagrar su vida al servicio de los mismos. Fundó un hospital
en 1539, para el que pedía limosna, y vinculó a su obra a un grupo de
compañeros, los cuales constituyeron después la Orden Hospitalaria de San Juan
de Dios. Destacó, sobre todo, por su caridad con los enfermos y necesitados.
Murió en Granada el 8 de marzo de 1550.
Oración: Señor, tú que
infundiste en san Juan de Dios espíritu de misericordia, haz que nosotros,
practicando las obras de caridad, merezcamos encontrarnos un día entre los
elegidos de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día “A pesar de no tener alas, se convierten en nuestros
ángeles, vigilando siempre nuestros pasos, preocupándose por nosotros, y lo más
importante: brindándonos amor, cariño y comprensión, como sólo una mujer lo
sabe hacer… Cada hogar, cada corazón, cada emoción y cada momento de felicidad
es incompleto si no estás tú. Sólo contigo, mujer, hay felicidad en este mundo.
¡Feliz Día Internacional de la Mujer!”
Tema del día: El Padre Nuestro Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la
que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el
colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor”
porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que
nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del
Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las
palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos
diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.
Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en
presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE!: Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y
tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de
parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de
amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre
bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y
de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar.
Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en
nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su
presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos
siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al
Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las
cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado,
santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de
nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado
por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no
les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los
hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunciado por
todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar
contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia
vida.
2. VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a
hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en
nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos
a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente
en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los
muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez
como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se
trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer
apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de
Cristo y la venida final su Reino.
3. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios,
lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar
con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida
tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que
reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos
dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a
un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para
satisfacer nuestras necesidades materiales como al pan del alma para satisfacer
nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos,
por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS
OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por
eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor
de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone
los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe
nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu
Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir “sí” a las
invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje
tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo
nos ayuda a decir “no” a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en
tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de
las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros.
Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios
que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como
hijo de Dios.
Cuarenta días para acercarnos a Jesús Ayuda de los Ángeles Custodios I. San Mateo termina la narración de las tentaciones de nuestro Señor con
este versículo: Entonces lo dejó el diablo, y los ángeles vinieron y le servían
(Mateo 4, 11). Es doctrina común que todos los hombres, bautizados o no, tienen
su Ángel Custodio. Su misión comienza en el momento de la concepción de cada
hombre y se prolonga hasta el momento de su muerte. San Juan Crisóstomo afirma
que todos los Ángeles Custodios concurrirán al juicio universal para “dar testimonio
ellos mismos del ministerio que ejercieron por orden de Dios para la salvación
de cada hombre” (Catena Aurea) En los Hechos de los Apóstoles encontramos
numerosos pasajes en que se manifiesta la intervención de estos santos ángeles,
y también la confianza con han sido tratados por los primeros cristianos (5,
19-20; 8, 26; 10, 3-6). Nosotros hemos de tratarles con la misma confianza, y
nos asombraremos muchas veces del auxilio que nos prestan, para vencer en la
lucha contra los enemigos.
II. Los Ángeles Custodios tienen la misión de ayudar a cada hombre a
alcanzar su fin sobrenatural, por lo tanto, los auxilian contra todas las
tentaciones y peligros, y traen a su corazón buenas inspiraciones. Son nuestros
intercesores, nuestros custodios, y nos prestan su ayuda cuando los invocamos.
Nuestro Ángel Custodio nos puede prestar también ayudas materiales, si son
convenientes para nuestro fin sobrenatural o para el de los demás. No tengamos
reparo en pedirle su favor en las pequeñas cosas materiales que necesitamos
cada día, como por ejemplo, encontrar estacionamiento para el coche.
Especialmente pueden colaborar con nosotros en el trato de las personas que nos
rodean y en el apostolado. Hemos de tratarle como a un entrañable amigo; él
siempre está en vela y dispuesto a prestarnos su concurso, si se lo pedimos. Y
al final de la vida, nuestro Ángel nos acompañará ante el tribunal de Dios.
III. Para que nuestro Ángel nos preste su ayuda es necesario darle a
conocer, de alguna manera, nuestras intenciones y deseos, puesto que no puede
leer el interior de la conciencia como Dios. Basta con que le hablemos
mentalmente para que nos entienda, o incluso para que llegue a deducir lo que
no somos capaces de expresar. Por eso debemos tener un trato de amistad con él;
y tenerle veneración, puesto que a la vez que está con nosotros, está siempre
en la presencia de Dios. Hoy le pedimos a la Virgen, Regina Angelorum
(Reina de los Ángeles), que nos enseñe a tratar a nuestro Ángel,
particularmente en esta Cuaresma.
(Francisco
Fernández Carvajal)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Hace tiempo en un país lejano ocurrió que un juez decidió dar la libertad
a un preso. Para ello hizo pasar, uno a uno, a todos los encarcelados para mantener
una entrevista con ellos y ver quien merecía ser liberado.
Al preguntar al primero la razón de su encarcelamiento, éste le dijo:
“Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente”.
Llamó al segundo y éste contestó: “Estoy aquí porque dicen que robé, pero
es mentira”.
De esta forma fueron pasando uno tras otro y todos se declaraban
inocentes. Hasta que llegó a uno de los últimos presos que dijo: “Estoy aquí
porque maté un hombre. Hirió a mi familia y perdí el control. Por eso lo maté.
Hoy me doy cuenta que hice mal y estoy muy arrepentido”.
El juez se levantó y dijo: “Voy a liberar a este último preso”. Todos se
quedaron perplejos y dijeron: “Pero, ¿por qué lo vas a liberar a él? El juez
contestó: “El castigo es para los que esconden sus faltas. La misericordia para
los que las reconocen y se arrepienten”.
Un minuto para volar Marzo 8
El objetivo de
tu vida no es cumplir tus deseos. Porque el deseo no se apaga nunca, jamás
queda satisfecho, siempre quiere más. Por más bellos que te parezcan muchos
deseos, acepta su belleza sin pretender saciarlos. La insatisfacción no tiene
por qué convertirse en tristeza, en angustia, en fracaso. Es el estado normal
del ser humano, que siempre está insatisfecho, por más cosas que tenga. Deja
que esos deseos estén allí, dando vuelta en tu interior, pero acepta que no
podrás apagarlos. Tienes que ser tú el dueño, el señor, libre y soberano. Y en
todo caso, procura que la insatisfacción se convierta en poesía.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
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La Palabra de Dios
Santoral Católico:
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Cuarenta días para acercarnos a Jesús
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Un minuto para volar
FELIPE
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