domingo, 27 de septiembre de 2020

Pequeñas Semillitas 4459

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4459 ~ Domingo 27 de Setiembre de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La parábola de los dos hijos ejemplifica las dos actitudes del hombre con respecto a la invitación de Dios: una, que lo convierte en ciudadano del Reino de Dios, y la otra, que lo excluye del reino. Esta parábola de los dos hijos nos invita a examinarnos a fin de que nuestra religión, nuestro culto a Dios no sea vacío; que nuestra fe no sea una fe muerta, sin obras que brotan del amor, el cual da vida.
Unidos en un mismo Espíritu de comunión, tengamos entrañas compasivas; mantengámonos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir, no obrando por envidia ni por ostentación, sino dejándonos guiar por la humildad y considerando superiores a los demás; no buscando los propios intereses, sino los intereses de los demás. ¿Acaso es mucho pedir, a quienes se han beneficiado de la salvación, que se revistan de los sentimientos de Cristo, que brotan de su Espíritu de amor?
Ésta es la verdadera religión, la que agrada a Dios, que sólo podemos tributarle ayudados desde dentro por el Espíritu de Cristo. Invoquémoslo con fe.
(Padre Modesto García)
 
¡Buenos días!
Educar
“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o en la escuela. Por eso padres y educadores deben vigilar su propia conducta para que incida positivamente en los chicos. Por ejemplo: dominio de sí mismos, sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.
 
No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas convicciones personales. No educas cuando impones conductas, sino cuando propones valores que motivan. Educas cuando enseñas a caminar, cuando despiertas el coraje de ser libres, cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia. No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica. No educas cuando impones tu autoridad, sino cuando cultivas la autonomía del otro. Educas cuando respetas la originalidad que diferencia, cuando enseñas a buscar honestamente la verdad, cuando formas personas responsables.
 
El que educa debe proponer, motivar y ayudar a adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto, valorice el educador este tiempo de formación, en que ayuda a poner las bases del futuro a los niños y jóvenes.
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ezequiel 18:25-28
 
Salmo: Sal 25 (24):4-9
 
Segunda Lectura: Filipenses 2:1-11
 
Santo Evangelio: Mt 21,28-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue.
»¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él».
 
Comentario:
Hoy, contemplamos al padre y dueño de la viña pidiendo a sus dos hijos: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña» (Mt 21,29). Uno dice “sí”, y no va. El otro dice “no”, y va. Ninguno de los dos mantiene la palabra dada.
Seguramente, el que dice “sí” y se queda en casa no pretende engañar a su padre. Será simplemente pereza, no sólo “pereza de hacer”, sino también de reflexionar. Su lema: “A mí, ¿qué me importa lo que dije ayer?”.
Al del “no”, sí que le importa lo que dijo ayer. Le remuerde aquel desaire con su padre. Del dolor arranca la valentía de rectificar. Corrige la palabra falsa con el hecho certero. “Errare, humanum est?”. Sí, pero más humano aún —y más concorde con la verdad interior grabada en nosotros— es rectificar. Aunque cuesta, porque significa humillarse, aplastar la soberbia y la vanidad. Alguna vez habremos vivido momentos así: corregir una decisión precipitada, un juicio temerario, una valoración injusta... Luego, un suspiro de alivio: —¡Gracias, Señor!
«En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios» (Mt 21,31). San Juan Crisóstomo resalta la maestría psicológica del Señor ante esos “sumos sacerdotes”: «No les echa en cara directamente: ‘¿Por qué no habéis creído a Juan?’, sino que antes bien les confronta —lo que resulta mucho más punzante— con los publicanos y prostitutas. Así les reprocha con la fuerza patente de los hechos la malicia de un comportamiento marcado por respetos humanos y vanagloria».
Metidos ya en la escena, quizá echemos de menos la presencia de un tercer hijo, dado a las medias tintas, en cuyo talante nos sería más fácil reconocernos y pedir perdón, avergonzados. Nos lo inventamos —con permiso del Señor— y le oímos contestar al padre, con voz apagada: ‘Puede que sí, puede que no…’. Y hay quien dice haber oído el final: ‘Lo más probable es que a lo mejor quién sabe…’.
* Dr. Josef ARQUER (Berlin, Alemania)
 
Palabras de San Pablo VI 
“La vida no pertenece al hombre.
Le sobrepasa porque ha sido recibida de Dios.
Es sagrada; y ningún hombre
puede disponer de ella a su antojo”
 
Predicación del Evangelio:
Rectificar hoy
“Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar a la viña. Él contestó: No quiero. Pero después se arrepintió y fue... En verdad os digo: los publicanos y las meretrices os precederán en el reino de Dios” (Mt 21,28-31)
 
Los pecadores no precederán a los demás en el cielo por el hecho de pecar, sino por haber amado mucho, por haber hecho penitencia. Lo peor no es pecar, sino no arrepentirse. Los fariseos y ancianos de Israel estaban tan pagados de sí mismos, que se creían ya justificados ante Dios y no sentían la necesidad de convertirse. Por eso no querían reconocer que Jesús era el Mesías, porque ya estaban satisfechos con su modo de vida y no deseaban un mesías que les hablara de la verdad y del amor. Es muy cómodo formarse una teoría subjetiva con la que justificar los errores y no tener que cambiar de vida. ¡Cuántas veces, en cambio, para quien es patente su pecado, es más fácil la conversión!
 
Lo que importa no es preceder a los demás en esta tierra, sino en santidad en el cielo. Y en el cielo hay santos que han sido grandes pecadores, que dijeron a Dios que no querían trabajar por Él, pero se arrepintieron y fueron después a trabajar a su viña. Mientras estamos en el mundo nunca estamos abocados al infierno, todo tiene arreglo, porque siempre tenemos la posibilidad de rectificar. Es cuestión de humildad, de agachar la cabeza y cumplir lo que Dios quiere para nosotros.
 
Hemos de descubrir la maravilla de la confesión frecuente como medio para aclarar la conciencia y de hacer penitencia, pues, como recomienda la Iglesia, con su uso frecuente «crece la humildad cristiana, se hace frente a la tibieza e indolencia espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la saludable dirección de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del Sacramento mismo» (Pío XII, Enc. Mystici Corporis).
 
¡Cuántas veces digo yo que no a Dios, y prefiero otra cosa! Pero ya desde ahora te digo, Señor, que sí quiero. Estoy dispuesto a rectificar cuantas veces haga falta. Dame la humildad para reconocer el mal que hago y el bien que dejo de hacer.
(Padre Jesús Martínez García)
 
Poesía 
Encontrarás a Dios
 
Dondequiera que pongas tu mirada,
dondequiera que fijes tu atención,
dondequiera que un átomo subsista,
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En las formas diversas de las nubes,
en los rayos dorados que da el sol,
en el brillo que lanzan las estrellas,
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En los dulces balidos que en los prados
el rebaño da al silbo del pastor,
en los trinos cambiantes de las aves.
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En la sangre que corre por tus venas,
en la misma conciencia del tu YO,
en los propios latidos de tu pecho,
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En la santa figura de la madre
cuyo seno la vida te donó,
en la franca sonrisa de una hermana,
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En las lindas pupilas de la joven
que de amores prendió tu corazón,
en la grata visión de un ser querido,
ENCONTRARÁS A DIOS.
 
En las horas de sombra y amargura
cuando a solas estés con tu dolor
si le buscas en la sombría noche
ENCONTRARÁS A DIOS.
(Arturo Gutierrez Martin)
 
Mensaje de María Reina de la Paz
 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de setiembre de 2020
 
“¡Queridos hijos! Estoy con ustedes tanto tiempo porque Dios es grande en Su amor y en mi presencia. Los invito, hijitos: regresen a Dios y a la oración. Que el amor sea la medida de su vida, y no olviden, hijitos, que la oración y el ayuno hacen milagros en ustedes y a su alrededor. Que todo lo que hagan sea para la gloria de Dios; entonces el cielo llenará su corazón de gozo y sentirán que Dios los ama y que me envía a salvarlos y a salvar la tierra en la que viven. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
Desde Montevideo, Uruguay, nuestra lectora Karen S. agradece a Dios por el cumpleaños número 60 de su esposo Gustavo, hace una semana.
 
Desde Argentina llegan agradecimientos por personas que se han ido recuperando luego de padecer la infección del Covid 19: Patricia Gabriela, Fernando Ariel, Rubén G. y Martín (estos dos últimos en rehabilitación muy lenta)
 
Desde México nos llega el agradecimiento por la recuperación de Beatriz G. V. (también del coronavirus), y de Martha A. T. N. por la cirugía de su rodilla.
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Setiembre 27
Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían diariamente por el cuidado y compañerismo de mi familia y mi comunidad.
Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría diariamente con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. Amén.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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~AMDG~

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