PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4444 ~ Sábado 12 de Setiembre de 2020Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Al
despertar cada mañana elige ser alegre. Debes amarte adecuadamente y
ennoblecerte, pensando en los otros, acompañándolos y aprendiendo de ellos.
Saca ventajas de todas las situaciones, también de las adversas. Confía en tus
capacidades y utilízalas para superar los aprietos. Mira el presente con
alegría, sea luminoso u oscuro. La alegría verdadera es el cielo bajo el cual
vive quien tiene la conciencia en paz, en razón de su corazón colmado de amor.
¡Buenos días! Enséñame a ser generoso
La generosidad es una virtud que te pone en sintonía
con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser
generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón,
descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más
de lo que das.
Señor, enséñame a ser
generoso, a dar sin calcular, a devolver bien por mal, a servir sin esperar
recompensa, a acercarme al que menos me agrada, a hacer el bien al que nada
puede retribuirme, a amar siempre gratuitamente, a trabajar sin preocuparme del
reposo. Y, al no tener otra cosa que dar, a donarme en todo y cada vez más a
aquel que necesita de mí esperando sólo de ti la recompensa. O mejor: esperando
que tú mismo seas mi recompensa. Amén.
El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación
generosa a los demás encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado
por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades,
no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida
carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: 1 Cor 10, 14-22
♥ Salmo: Sal 115, 12-13. 17-18
♥ Santo Evangelio: Lc 6,43-49
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Porque
no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé
fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los
espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca lo bueno, y el malo, de lo malo saca lo malo. Porque de lo que
rebosa el corazón habla su boca.
»¿Por qué me llamáis: ‘Señor, Señor’, y no hacéis lo
que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica,
os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al
edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al
sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo
destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en
práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin
cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue
grande la ruina de aquella casa».
♥ Comentario:
Hoy, el Señor nos sorprende haciendo “publicidad” de
sí mismo. No es mi intención “escandalizar” a nadie con esta afirmación. Es
nuestra publicidad terrenal lo que empequeñece a las cosas grandes y
sobrenaturales. Es el prometer, por ejemplo, que dentro de unas semanas una
persona gruesa pueda perder por lo menos cinco o seis kilos usando un
determinado “producto-trampa” (u otras promesas milagrosas por el estilo) lo
que nos hace mirar a la publicidad con ojos de sospecha. Mas, cuando uno tiene
un “producto” garantizado al cien por cien, y —como el Señor— no vende nada a
cambio de dinero sino solamente nos pide que le creamos tomándole como guía y
modelo de un preciso estilo de vida, entonces esa “publicidad” no nos ha de
sorprender y nos parecerá la más lícita del mundo. ¿No ha sido Jesús el más
grande “publicitario” al decir de sí mismo «Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida»
(Jn 14,6)?
Hoy afirma que quien «venga a mí y oiga mis palabras
y las ponga en práctica» es prudente, «semejante a un hombre que, al edificar
una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca» (Lc 6,47-48), de
modo que obtiene una construcción sólida y firme, capaz de afrontar los golpes
del mal tiempo. Si, por el contrario, quien edifica no tiene esa prudencia,
acabará por encontrarse ante un montón de piedras derruidas, y si él mismo
estaba en el interior en el momento del choque de la lluvia fluvial, podrá
perder no solamente la casa, sino además su propia vida.
Pero no basta acercarse a Jesús, sino que es
necesario escuchar con la máxima atención sus enseñanzas y, sobre todo,
ponerlas en práctica, porque incluso el curioso se le acerca, y también el
hereje, el estudioso de historia o de filología... Pero será solamente
acercándonos, escuchando y, sobre todo, practicando la doctrina de Jesús como
levantaremos el edificio de la santidad cristiana, para ejemplo de fieles
peregrinos y para gloria de la Iglesia celestial.
* P. Raimondo M. SORGIA
Mannai OP (San Domenico di Fiesole, Florencia, Italia)
Santoral Católico: Santísimo Nombre de
MaríaFiesta El evangelista san Lucas, en la escena de la
Anunciación, escribe: «Y el nombre de la Virgen era María». Benedicto XVI decía
el 12 de septiembre de 2006: «Celebramos hoy la fiesta del "Nombre de
María". A quienes llevan este nombre -mi madre y mi hermana lo llevaban-
quisiera expresarles mi más cordial felicitación por su onomástico. María, la
Madre del Señor, recibió del pueblo fiel el título de "Abogada", pues
es nuestra abogada ante Dios. Desde las bodas de Caná la conocemos como la mujer
benigna, llena de solicitud materna y de amor, la mujer que percibe las
necesidades ajenas y, para ayudar, las lleva ante el Señor. Hoy hemos escuchado
en el evangelio cómo el Señor la entrega como Madre al discípulo predilecto y,
en él, a todos nosotros. En todas las épocas los cristianos han acogido con
gratitud este testamento de Jesús, y junto a la Madre han encontrado siempre la
seguridad y la confiada esperanza que nos llenan de gozo en Dios y en nuestra
fe en él. Acojamos también nosotros a María como la estrella de nuestra vida,
que nos introduce en la gran familia de Dios. Sí, el que cree nunca está solo».
Oración: Te
pedimos, Dios Todopoderoso, que a cuantos celebramos el nombre glorioso de
santa María Virgen, ella nos consiga los beneficios de tu misericordia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Oración del Santo Padre
Pío “Santísima Virgen Inmaculada y Madre mía María, a ti
que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza, el
Refugio de los pecadores, recurro hoy, yo que soy el más miserable de todos, te
venero, oh gran Reina y te agradezco por todas las gracias me has dado hasta
ahora, especialmente haberme librado del infierno, tantas veces merecido por
mí.
Yo te amo, Señora amabilísima, y por el amor que te
tengo, prometo querer servirte siempre y hacer todo lo que pueda para que tú
seas amada más por los demás.
Pongo en ti, después de Jesús, todas mis esperanzas,
toda mi salud, acéptame como tu siervo, y acógeme bajo tu manto, tú, Madre de
Misericordia.
Y ya que eres tan potente ante Dios, líbrame de todas
las tentaciones o obtenme la fuerza de vencerlas hasta la muerte.
A ti te pido el verdadero amor a Jesucristo, de ti
espero hacer una buena muerte, Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te
ruego me ayudes siempre, pero más en el último momento de mi vida. No me
abandones hasta no verme salvo en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias
por toda la eternidad. Amén.”
Tema del día: Bendita tú entre las
mujeres Mi vida está dulcemente encadenada a un buen puñado
de mujeres. Empiezo por mis abuelas, a quienes siempre tengo presentes porque me
regalaron maravillosas lecciones de humanidad y familia. De hecho, ellas fueron
el eslabón por el que se transmitió la fe a mis padres, con una piedad que
–entre otras muchas manifestaciones– desgranaba las cuentas del rosario con la
naturalidad de quien vive un compromiso amable y diario con la Virgen.
Esta cadena, que bien pudiera estar entrelazada de
flores, me liga de modo muy especial a mi madre, que en la niebla de mi primera
infancia me enseñó a recitar el Avemaría con la naturalidad de quien habla con
la Madre del Cielo, a quienes todos los seres humanos estamos unidos en un
mismo grado de parentesco espiritual. Gracias a ella, el rezo del rosario se
transformó en parte del paisaje de mi hogar, no como un recurso para momentos
de angustia –que también– sino como una dulce multiplicación de piropos
encendidos que pueden hilvanarse por la calle, en una iglesia, durante un viaje
o al visitar un santuario. Y ahora que mis abuelas y mis padres están junto a
Dios, soy yo quien ha lanzado la misma cadena de flores a mi mujer, y junto a
ella, a nuestras dos hijas, aún pequeñas, que poco a poco descubren la
presencia de la Madre de Dios por los rincones de nuestra casa.
Escuché a un sacerdote decir que “todas las madres
son santas por el mero hecho de haber transmitido la vida”. No sé si es
teológicamente correcta semejante aseveración, pero adivino en ella un reflejo
de esta exclamación del Avemaría: “Bendita tú eres entre todas las mujeres”,
que tiene ecos de declaración angélica por más que brotara de los labios de
Isabel. Por tanto, tiene ecos de auténtica Verdad.
La mujer detenta muchos atributos divinos.
Principalmente el de la generación y transmisión de la vida, y el del celo por
el bien de sus hijos, eso que llamamos instinto maternal, que más que una
impronta biológica es pálido reflejo del amor infinito con el que Dios nos
desea, nos busca, nos espera, nos recibe, nos abraza y nos corona como
herederos de toda su Majestad. Es el desvelo de santa Mónica y de tantas madres
que anhelan reunir a sus hijos en la felicidad sin fin del Paraíso.
De tantas veces como repetimos el Avemaría, apenas
nos damos cuenta de que proclamar “Bendita tú”, convierte a María en el
arquetipo de todas las madres, en el modelo de mujer al que ellas deberían
aspirar. La salvación viene a través de la belleza y no hay nada más bello que
una mujer que se esfuerza por cumplir con todos los grados de su amor materno.
(Miguel Aranguren / Fuente: Catholic.net)
Humor de sábados Oración del buen humor Concédeme, Señor, la gracia del buen humor
Los santos fueron santos, pero también fueron
alegres.
Santa Teresa de Jesús decía: "Un santo triste es
un triste santo".
No me imagino a Jesús serio, ni a María.
Hubo mucha seriedad en mi vida, demasiada formalidad.
Muchas cosas me robaron la alegría, fueron ladrones
de mi buen humor.
El buen humor no es sólo reír ante un chiste, no es
la carcajada fácil, aunque reír ayuda.
El buen humor es una actitud frente a la vida, es
reconocer el lado alegre de los hechos y de las circunstancias.
El buen humor ayuda a aliviar las congojas y las
culpas.
El buen humor transforma nuestros melodramas en
comedias.
La ironía es la caricatura del buen humor.
La ironía hiere, el buen humor cura.
La ironía ridiculiza, el buen humor crea puentes.
Humor es espíritu, actitud, ingenio, alivio, sonrisa,
esperanza.
Tú eres, Señor, la causa de mi alegría.
Si los Apóstoles se sentían tan bien contigo, no creo
que haya sido por tu severidad, sino por tu buen carácter, por tu buen humor.
Que sepa reírme de mí mismo, el primer peldaño del
buen humor.
Que nunca me ría de los demás, el primer peldaño de
la tristeza.
Ante la seriedad, un poco de soltura.
Ante la rigidez, un poco de flexibilidad interior.
Que sepa tener buen humor hará de mi vejez un camino
de luz; sabré entusiasmar a otros, sabré reírme con otros.
Amén.
(Del libro "Oraciones para las personas
mayores" del P. Ernesto Giobando S.J.)
Biblioteca de archivos Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos que
ya ha cumplido seis años. Ingresando en ella encontrarás una selección de los mejores
136 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a
tu computadora.
Para acceder a la Biblioteca hacer clic acá.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas” Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen
Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde
aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y
penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana
bondad.
Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas
que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a
Ti.
¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los
espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe! ¡Oh mística rosa,
socorre las almas abatidas, con el celeste perfume de la esperanza! ¡Oh fuente
inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola
de la divina caridad!
Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las
penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a
tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén.
(S. S. Pío XII)
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa Setiembre 12
María dio muestra de una total confianza en Dios al
aceptar que la considerara un instrumento de su plan de salvación. Ella confió
en Él a pesar de su pequeñez porque sabía que el Poderoso podía hacer grandes
cosas en ella y a través de ella. Una vez que le dijo “si” nunca más dudó. Sólo
era una muchacha pero le pertenecía a Dios, y nada ni nadie pudieron separarla
de Él.
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) 🌸BLOG ”PEQUEÑAS
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¡Buenos días!
La Palabra de Dios
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Pío
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¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
FELIPE
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