lunes, 24 de febrero de 2020

Pequeñas Semillitas 4255

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4255 ~ Lunes 24 de Febrero de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Es bueno recordar que todos somos, por naturaleza, pecadores. Y lo que Jesús nos pide hoy es que tenemos que despreciar el pecado… pero no al pecador.
Recordando la enseñanza del Evangelio de ayer, al pecador tenemos que ayudarlo en su conversión, e invitarlo a que se acerque a la misericordia de Dios que lo espera como el Padre Misericordioso siempre dispuesto a abrazar y perdonar.
No importa cuán grande sea mi pecado… El amor, la misericordia, y el perdón de Dios son más grandes.
Recordemos lo que nos ha dicho el Papa Francisco: “Dios no se cansa de perdonar… Somos los hombres los que nos cansamos de pedir perdón”

¡Buenos días!
Valora lo positivo
Ser optimista es cultivar una visión serena de la vida que nos lleve a descubrir todo lo que hay de bueno, alegre y gratificante en medio de espinas y carencias. No pierdas el sentido de la proporción y más bien destaca todo lo positivo, porque son muchos los obsesionados en detectar todo lo sombrío y difícil de nuestro diario caminar.

Vivir feliz es un arte. Y nada contribuye tanto a la paz del corazón como valorar todo lo bueno, agradable y valioso de la propia situación. Serás positivo, optimista y lleno de esperanza cuando te acostumbres a detectar cada día todo lo que te da satisfacción y contento, todo lo que te gratifica. Y sencillamente lo agradeces a Dios, sin compararte con los demás.

San Pablo recordaba a los cristianos de Colosas a “vivir dando gracias a Dios”. Ejercítate y verás que te ayuda a vivir la relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente y, además, es sencilla y accesible en cualquier ocasión Hasta mañana.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sant 3, 13-18

Salmo: Sal 18, 8-10. 15

Santo Evangelio: Mc 9,14-29
En aquel tiempo, Jesús bajó de la montaña y, al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. Él les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?». Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y lo deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido».
Él les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!». Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. Entonces Él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?». Le dijo: «Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros». Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!». Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!».
Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él». Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración».

Comentario:
Hoy contemplamos —¡una vez más!— al Señor solicitado por la gente («corrieron a saludarle») y, a la vez, Él solícito de la gente, sensible a sus necesidades. En primer lugar, cuando sospecha que alguna cosa pasa, se interesa por el problema.
Interviene uno de los protagonistas, esto es, el padre de un chico que está poseído por un espíritu maligno: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y lo deja rígido» (Mc 9,17-18).
¡Es terrible el mal que puede llegar a hacer el Diablo!, una criatura sin caridad. —Señor, ¡hemos de rezar!: «Líbranos del mal». No se entiende cómo puede haber hoy día voces que dicen que no existe el Diablo, u otros que le rinden algún tipo de culto... ¡Es absurdo! Nosotros hemos de sacar una lección de todo ello: ¡no se puede jugar con fuego!
«He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido» (Mc 9,18). Cuando escucha estas palabras, Jesús recibe un disgusto. Se disgusta, sobre todo, por la falta de fe... Y les falta fe porque han de rezar más: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración» (Mc 9,29).
La oración es el diálogo “intimista” con Dios. San Juan Pablo II afirmó que «la oración comporta siempre una especie de escondimiento con Cristo en Dios. Sólo en semejante “escondimiento” actúa el Espíritu Santo». En un ambiente íntimo de escondimiento se practica la asiduidad amistosa con Jesús, a partir de la cual se genera el incremento de confianza en Él, es decir, el aumento de la fe.
Pero esta fe, que mueve montañas y expulsa espíritus malignos («¡Todo es posible para quien cree!») es, sobre todo, un don de Dios. Nuestra oración, en todo caso, nos pone en disposición para recibir el don. Pero este don hemos de suplicarlo: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!» (Mc 9,24). ¡La respuesta de Cristo no se hará “rogar”!
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Etelberto
Rey de Kent
Era rey de Kent y, siendo aún pagano, contrajo matrimonio con Berta, princesa franca, de religión católica, que exigió, para casarse, poder practicar su religión y que la acompañara su capellán, el obispo Leitardo, que influiría en la conversión del rey. Etelberto jugó un papel importante en la conversión de los sajones al cristianismo. Acogió y protegió a los misioneros enviados por san Gregorio Magno y encabezados por san Agustín de Canterbury. Él mismo, la vigilia de Pentecostés del año 597, instruido convenientemente, recibió el bautismo de manos de san Agustín, hecho que influyó no poco para que muchos súbditos suyos abrazaran la fe cristiana. También contribuyó en la conversión de Saberto, rey de los sajones orientales, cuya capital era Londres. Cedió su palacio a san Agustín, levantó la catedral de San Andrés en Rochester, apoyó en todo la labor de los misioneros, construyó iglesias y monasterios. Fue un modelo de rey cristiano, que gobernó a su pueblo con prudencia y dio leyes justas inspiradas en el derecho romano y en la doctrina evangélica. Murió en Canterbury el 24 de febrero del año 616.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
 
“Los analfabetos del siglo XXI
no serán aquellos que no sepan leer y escribir,
sino aquellos que no puedan 
aprender, desaprender y reaprender”
(Alvin  Toffler)

Tema del día:
El ciberapóstol de la Eucaristía
El Papa Francisco recibió el viernes 21 de febrero a Angelo Becciu, prefecto para la Causa de los Santos, y aprobó distintos decretos, entre ellos la declaración de que la curación inexplicable de un niño en Brasil fue causada por la intercesión desde el Cielo de Carlo Acutis, un joven italiano entusiasta de Internet y de la Eucaristía que murió de leucemia con 15 años, en 2006. Este milagro -del que por ahora no han trascendido más datos- permitirá beatificar pronto al joven italiano, que será un santo nacido y fallecido en el siglo XXI y modelo para muchos jóvenes de hoy.

Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres (Inglaterra), donde vivía su familia por motivos laborales. Años más tarde se trasladaron a Milán (Italia). Hizo su Primera Comunión a los siete años: ya desde esa edad mostró un constante amor profundo por la Eucaristía. Declararía que para él era su “autopista hacia el cielo”.

Iba a Misa y rezaba el Rosario todos los días, impulsado por su devoción a la Virgen María, a quien consideraba su confidente. También daba clases de catecismo a los niños y ayudaba a los más necesitados.

Su madre, Antonia Acutis, declaró en varias ocasiones que “era un muchacho experto con las computadoras, leía textos de ingeniería informática y dejaba a todos estupefactos, pero este don lo ponía al servicio del voluntariado y lo utilizaba para ayudar a sus amigos. Su gran generosidad lo hacía interesarse en todos: los extranjeros, los discapacitados, los niños, los mendigos. Estar cerca de Carlo era estar cerca de una fuente de agua fresca”.

Respecto a su fe, la madre decía: “Mi hijo, siendo pequeño, y sobre todo después de su Primera Comunión, nunca faltó a la cita cotidiana con la Santa Misa y el Rosario, seguidos de un momento de Adoración Eucarística”.

Su intensa vida espiritual lo llevó a crear lo que algunos llamaron el “kit para hacerse santo”, integrado por 6 actividades:
- la Misa,
- la Comunión,
- el Rosario,
- la lectura diaria de la Biblia,
- la confesión
- y el servicio a los demás.

Acutis también desarrolló un especial talento por la informática y fue considerado un genio por los adultos que lo conocían. Creó exposiciones virtuales (en Internet) sobre temas de fe como la de los milagros eucarísticos en todo el mundo. La hizo cuando tenía 14 años. Esa exposición se ha difundido mucho y se ha usado con profusión para difundir el interés por los milagros eucarísticos. Todavía hoy se puede consultar a través de internet en la web La exposición de los milagros eucarísticos.

Cuando descubrió que tenía leucemia, Acutis ofreció sus sufrimientos por el Papa y la Iglesia Católica. Se mostraba animoso ante el dolor, incluso intentaba minimizarlo aunque los médicos los calificaban de atroces. “¡Hay gente que sufre mucho más que yo!”, decía él. Murió el 12 de octubre de 2006 en la fiesta de la Virgen del Pilar, con solo 15 años de edad.

Los restos mortales del venerable Carlo Acutis, conocido por muchos ya como "el Ciberapóstol de la Eucaristía", reposan desde abril de 2019 en el Santuario della Spogliazione (Despojo), el lugar donde San Francisco de Asís lo dejó todo para seguir al Señor. Antes de morir el joven expresó su deseo de ser sepultado allí, porque se sentía muy ligado a la espiritualidad franciscana.

Ante algunos rumores sobre el hecho de que el cuerpo de Carlo Acutis estaría incorrupto, el postulador dijo en enero de 2019 que “es prematuro cualquier juicio, ya que están en curso oportunas verificaciones de parte del personal médico”.

El 5 de julio de 2018 el Papa Francisco firmó el decreto que reconoce las virtudes heroicas del adolescente, constatando oficialmente que vivió de manera heroica o sobresaliente las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. Ahora será beatificado en fecha a determinar.
*Religión en Libertad

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El amigo es, ante todo, uno que no juzga. El amigo es quien abre la puerta al viajero con todas sus limitaciones: sus muletas, su bastón y no le pide que dance para juzgar su danza.
Y si el viajero habla de la primavera que ya ha llegado, el amigo es el que acoge dentro de sí la primavera.
Y si habla del horror de la carestía en el pueblo de donde viene, el amigo sufre con él el hambre.
Porque la amistad en el hombre es la parte destinada a ti y abre para ti una puerta que tal vez no abrirá nunca a ningún otro...
Son verdaderos amigos míos los que se postran conmigo en la oración, unidos como granos de una misma espiga en espera de convertirse en pan. (Antoine de Saint Exapéry)

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso de Sofía Amelia Méndez de Gutiérrez, para que Dios la reciba en su Reino celestial. También oramos para que su hija Ana María, que fue su ángel guardián, acepte con resignación cristiana la partida de su mamá con la esperanza de la resurrección final que Jesús nos prometió.

Pedimos oración por Martha M., de Santa Fe, Argentina, para que la Virgen Inmaculada permita que la biopsia de su pierna cuyos resultados está esperando, arroje resultados totalmente benignos.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Febrero 24
Un cristiano es un sagrario viviente del Dios viviente. Él me creó, me eligió, ha venido a habitar en mi vida, porque me necesita. Ahora, que saben cómo Dios los ama, ¿qué hay más natural para ustedes que pasar el resto de sus vidas irradiando este amor?
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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