lunes, 17 de febrero de 2020

Pequeñas Semillitas 4248

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4248 ~ Lunes 17 de Febrero de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el comienzo de la semana laboral, no voy a mirar para atrás. Sé que muchas veces me equivoqué. No puedo cambiar lo que hice. Por eso no me quedaré en el pasado. Saldré adelante día a día. Lucharé por eso que me importa y apoyaré a esos que me acompañan.
Voy a llorar, voy a reír, a pasarlo bien. Voy a bailar y a cantar hasta no poder más. Aprenderé de mis errores y cambiaré cada momento malo por una sonrisa, voy a disfrutar y a dejar de sufrir por tonterías, a empezar a apreciar lo que de verdad importa.
Sé que Dios está conmigo y me da fuerzas...

¡Buenos días!
Acepta la realidad
Un signo de madurez es aceptar la realidad y poseer suficiente solidez y equilibrio para vivirla. La persona madura es objetiva: sabe valorarse a sí mismo sin dejar de valorar a los demás. Es capaz de tomar una decisión y sostenerla. Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar. Ejercítate en esta sabiduría.

El error fundamental del hombre consiste en vivir entre sueños y ficciones. En cambio, el capítulo primero de la sabiduría consiste en mirar todo con los ojos abiertos, permanecer sereno y sin pestañear ante las asperezas de la realidad, aceptándola como es. La vida del hombre sabio deberá ser un constante pasar de las ilusiones a la realidad, de la fantasía a la objetividad. Necesitamos declarar la guerra a los ensueños, desplumar las ilusiones y avanzar hacia la serenidad. (Larrañaga).

Michel Quoist en “Triunfo” afirma: «Hay quienes “no tienen los pies sobre la tierra”, sencillamente vuelan. Vuelas, cuando consideras tus sueños como realidad; cuando pasas el tiempo concibiendo planes que jamás realizas; cuando no te adaptas a las personas y a las cosas. Soñar tu vida no es vivirla». Acepta tus límites y cultiva tus fortalezas.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sant 1, 1-11

Salmo: Sal 118, 67-68. 71-72. 75-76

Santo Evangelio: Mc 8,11-13
En aquel tiempo, salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.

Comentario:
Hoy, el Evangelio parece que no nos diga mucho ni de Jesús ni de nosotros mismos. «¿Por qué esta generación pide una señal?» (Mc 8,12). San Juan Pablo II, comentando este episodio de la vida de Jesucristo, dice: «Jesús invita al discernimiento respecto a las palabras y las obras que testifican (son “señal de”) la llegada del reino del Padre». Parece que a los judíos que interrogan a Jesús les falta la capacidad o la voluntad de discernir aquella señal que —de hecho— es toda la actuación, obras y palabras del Señor.
También hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o que nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa nos hace ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto, también a nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que ellos esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.
En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que de hecho apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos, aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos distinguir hoy sus signos.
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Santoral Católico:
Siete Santos Fundadores de
la Orden de los Siervos de María
Son Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricóvero y Alejo Falconieri; éste murió, último de todos ellos, el 17 de febrero de 1310, y en ese día los celebramos a todos. Hacia el año 1233, cuando Florencia vivía agitada por las luchas fratricidas, siete ciudadanos nobles, comerciantes, miembros de una asociación seglar de devotos de la Virgen, unidos por el ideal evangélico de la comunión fraterna y del servicio a los pobres, decidieron abandonar sus negocios y retirarse a llevar vida eremítica en el monte Senario, cerca de Florencia, con particular dedicación al culto de la Virgen. Más tarde se dedicaron a predicar por toda la Toscana. Muchas personas acudían a ellos en busca de consuelo o de consejo, y no pocos deseaban compartir su forma de vida. Por eso decidieron fundar la Orden de los Siervos de la Virgen María, los «Servitas», que adoptó la Regla de San Agustín y fue reconocida definitivamente por la Santa Sede el año 1304.
Oración: Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
“Es mejor intentar y fallar, que preocuparse y ver la vida pasar. Es mejor intentar todavía en vano, que sentarse sin hacer nada hasta el final. Yo prefiero en la lluvia caminar, que en días tristes esconderme en casa. Prefiero ser feliz, aún loco, que en conformidad, vivir”.
(Martin Luther King)    

Tema del día:
El problema de las sectas
La tolerancia religiosa constituye un importante avance social en casi todos los países occidentales, donde en los últimos siglos la religión dominante ha solido respetar –salvo algunas excepciones– a quienes profesaban otras creencias minoritarias (algo que, como hemos recordado, no puede decirse que suceda de modo habitual en el resto del mundo).

Junto a eso, en los últimos años hay en esos países una seria preocupación –que comparto– por la aparición de lo que se ha llamado el fenómeno de las sectas. Se trata de un renacer de sentimientos religiosos bastante complejo, que debe analizarse con calma para no caer en actitudes persecutorias sistemáticas, que serían muy poco congruentes con la necesaria libertad religiosa.

Es preciso delimitar con claridad el problema. Para los romanos, secta era un bando, una escuela, un grupo de personas que seguían a un líder. Más adelante, se denominaron sectas a las doctrinas religiosas que se separaban de un tronco principal. Hoy, cuando se habla del problema de las sectas, solemos pensar en doctrinas que se propagan recurriendo a la violencia o al engaño, o ejerciendo una influencia ilegítima sobre las personas.

Como es lógico, hay que perseguir a quienes se apartan de la legalidad. Y si una secta utiliza medios ilegales, o comete cualquier irregularidad que deba castigarse, tendrán que intervenir los tribunales y hacer que se aplique la ley.

Pero no se les castigará por sus creencias, sino por violar la legalidad penal, civil, laboral, fiscal o administrativa vigente (secuestro de personas, violencia física o psíquica, proxenetismo, prostitución, inducción al suicidio, ejercicio ilícito de la medicina, evasión de impuestos, etc.). Y se castigaría igual a cualquiera que obrara así, fuera una secta, un grupo de amigos, un partido político o un club de cazadores.

Sin embargo, sería una clara manifestación de intolerancia perseguirlas simplemente porque adoptan o propagan estilos de vida que, siendo lícitos, son contrarios a la mentalidad dominante. Eso es lo que han hecho algunos movimientos anti-sectas, que califican como sectaria cualquier forma de experiencia religiosa que, desde su particular punto de vista, consideran más intensa de lo que su laicismo esté dispuesto a consentir.

Más preocupante aún es que algunos de esos movimientos anti-sectas parecen considerar lícito cualquier medio para conseguir los fines que se proponen. Es cierto que hay aspectos muy discutibles en muchas sectas, y que sus actuaciones son a veces claramente inmorales, y en algunos casos, incluso delictivas. Y efectivamente es preciso hacer una crítica enérgica, y pedir que se castigue con rigor cualquier conducta ilícita. Pero nunca puede ser correcto emplear para ello la violencia o el engaño, como de hecho hacen con frecuencia algunos de esos movimientos anti-sectas, cayendo en los mismos desafueros que ellos denuncian en las sectas.
* Alfonso Aguiló

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Hay dos días en cada semana en los que no nos debemos preocupar. Dos días que se deben guardar libres de miedo y ansiedad.
Uno de esos días es ayer. Ayer, con sus equivocaciones y pesares, sus faltas y confusiones, sus dolores y tristezas. Ayer ha pasado para siempre, fuera de nuestro control; y todo el dinero del mundo no podría cambiar ni una cosa que hayamos hecho, ni podemos borrar una palabra. Ayer ya pasó.
El otro día sobre el que no debemos de preocuparnos es mañana. Mañana, con sus posibles adversarios, sus problemas, sus promesas grandes y sus pequeños logros. Mañana volverá a salir el sol, ya sea en esplendor o detrás de una máscara de nubes, pero subirá. Hasta que llegue no tenemos parte en mañana, pues aún no ha nacido.
Y sólo queda un día: HOY. Cualquier hombre puede pelear la batalla de un solo día.
Cuando nos cargamos con esas horripilantes eternidades, el Ayer y el Mañana, nos derrumbamos. No es la experiencia de hoy lo que lastima a los hombres, sino la amarga culpa, algo que sucedió ayer, y el miedo de lo que traerá el mañana. Vivamos pues, tan sólo un día a la vez, y dejemos confiadamente a Dios todo lo demás.
(Papa Francisco)

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Febrero 17
El gozo de la oración, la fuerza, y el amor. El gozo es una red de amor gracias a la cual podrás alcanzar a las almas. “Al que da de buena gana lo ama Dios”. El que da gozosamente, da más. Si en el trabajo encuentras dificultades y las aceptas con gozo, con una amplia sonrisa, en esto, como en muchas otras cosas, darás prueba de que tus obras son buenas y el Padre será glorificado en ellas.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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