miércoles, 24 de julio de 2019

Pequeñas Semillitas 4067

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4067 ~ Miércoles 24 de Julio de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Jesús misericordioso, no puedo empezar este nuevo día sin antes bendecir tu Santo Nombre y darte gracias por tu amor incondicional que ha hecho en mi vida grandes obras; solo me pides un poco de fe y tú conviertes los imposibles en posibles. Pongo en tus manos nuestras miserias, nuestros dolores, nuestras angustias, para que fortalecidos por ti, podamos salir al mundo a sanar los corazones de aquellos que no te reconocen y no se han encontrado contigo. Amén.

¡Buenos días!
Sé indulgente
Para amar como Jesús nos enseñó, debemos aprender a vivir ciertas actitudes y sentimientos que bajan el amor a la realidad cotidiana: comprensión, paciencia e indulgencia. ¿Qué es la indulgencia? “Facilidad en perdonar las culpas ajenas”, dice el diccionario. Es la disponibilidad y capacidad para perdonar las debilidades de nuestros prójimos una y otra vez.

Sé indulgente. Olvida las pequeñas penas que te hayan podido causar; no conserves ningún resentimiento por las palabras inconsideradas o desfavorables que se han dicho contra ti; excusa los descuidos, las ligerezas de las cuales eres víctima; juzga siempre de buena intención a aquellos que te hayan hecho algún agravio, en fin, muestra un semblante amable en todas las ocasiones. De esta manera estarás en paz con tu prójimo y practicarás de modo excelente la caridad cristiana, que es imposible practicar sin una indulgencia en todos los instantes.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad al Señor el don de la paciencia e indulgencia para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Éx 16, 1-5. 9-15

Salmo: Sal 77, 18-19. 23-28

SANTO EVANGELIO: Mt 13,1-9
En aquel tiempo, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga».

Comentario:
Hoy, Jesús —en la pluma de Mateo— comienza a introducirnos en los misterios del Reino, a través de esta forma tan característica de presentarnos su dinámica por medio de parábolas.
La semilla es la palabra proclamada, y el sembrador es Él mismo. Éste no busca sembrar en el mejor de los terrenos para asegurarse la mejor de las cosechas. Él ha venido para que todos «tengan vida y la tenga en abundancia» (Jn 10,10). Por eso, no escatima en desparramar puñados generosos de semillas, sea «a lo largo del camino» (Mt 13,4), como en «el pedregal» (v. 5), o «entre abrojos» (v. 7), y finalmente «en tierra buena» (v. 8).
Así, las semillas arrojadas por generosos puños producen el porcentaje de rendimiento que las posibilidades “toponímicas” les permiten. El Concilio Vaticano II nos dice: «La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (Lumen gentium, n. 5).
«Los que escuchan con fe», nos dice el Concilio. Tú estás habituado a escucharla, tal vez a leerla, y quizá a meditarla. Según la profundidad de tu audición en la fe, será la posibilidad de rendimiento en los frutos. Aunque éstos vienen, en cierta forma, garantizados por la potencia vital de la Palabra-semilla, no es menor la responsabilidad que te cabe en la atenta audición de la misma. Por eso, «el que tenga oídos, que oiga» (Mt 13,9).
Pide hoy al Señor el ansia del profeta: «Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo soy llamado con tu Nombre, Señor, Dios de los ejércitos» (Jr 15,16).
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)

Santoral Católico:
San Chárbel Makhlouf
Ermitaño
Nació en una aldea del Líbano el año 1828. Desde muy joven manifestó su inclinación al retiro y la oración. El año 1851 ingresó en la Orden de los Maronitas Libaneses. Recibió la ordenación sacerdotal en 1859. Pasó la mayor parte de su vida religiosa en el monasterio de Annaya (Líbano). Con permiso de los superiores, se retiró a una pequeña ermita situada en un desierto cercano al monasterio, donde llevó una vida de gran austeridad, ayunando y orando todo el tiempo. No obstante, seguía perteneciendo al monasterio, al que volvía en las grandes fiestas. La vida litúrgica la celebraba en la ermita con otro ermitaño. El 16 de diciembre de 1898, mientras celebraba la eucaristía y precisamente en el momento de la elevación, sufrió una crisis de apoplejía, y murió el día 24 de diciembre, víspera de la Navidad de aquel mismo año. [Su memoria se celebra el 24 de julio].
Oración: Oh Dios, que llamaste a san Sarbelio, presbítero, al singular combate del desierto, y le enriqueciste de todo género de piedad, te rogamos que, habiendo imitado la pasión del Señor, merezcamos participar de su reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

"Un hombre que carece de normas morales
y que hoy hace lo que ayer criticaba,
no puede nunca representar lealmente a sus conciudadanos”
(José de San Martín)

Tema del día:
La indiferencia exasperante

1)  Para saber
“Una de las peores enfermedades del mundo es no ser nadie para nadie”, decía la Santa Madre Teresa de Calcuta. Si vivimos en sociedad, no es que por azares del destino nos tocó vivir en comunidad, sino porque es natural a la persona humana convivir, pues será ahí donde pueda perfeccionarse, sobre todo en lo más importante como lo es en el amor.
El Papa Francisco se refirió a la famosa y hermosa parábola del “buen samaritano” (cf. Lc 10,25-37), la cual se ha convertido en el modelo de cómo debe actuar un cristiano para ganar la vida eterna. El Papa invitó a todos a leerla. En ella un pobre individuo es robado, golpeado y dejado medio muerto por unos ladrones. Y aunque pasan cerca un sacerdote y un levita, no se detienen. Es un samaritano que pasa, quien se compadece y se ocupa de él. Y eso que los judíos trataban a los samaritanos con desprecio. De esta manera Jesús nos muestra que hay que dejar cualquier prejuicio y tener compasión incluso con los extraños y socorrerlos con todos los medios a nuestro alcance.

2)  Para pensar
Se cuenta la historia de un campesino que vivía en lo alto de un monte y bajaba todos los días a la ciudad. Era un hombre piadoso y al volver, pasaba sediento y cansado junto a un río, pero no bebía para ofrecerle a Dios ese sacrificio. El cielo respondía a su sacrificio haciendo lucir cada noche una brillante estrella que el campesino admiraba y agradecía que hubiera sido recibido con beneplácito su sacrificio por Dios.
Cierto día se encontró a un amigo en la ciudad que lo acompañó a su casa. Cuando se acercaban al río, ambos cansados, pensó que si no bebía agua, su amigo tampoco lo haría, y viéndolo agotado decidió beber. Su amigo se refrescó bebiendo también. Esa noche, el campesino pensó que al no haber hecho el sacrificio, no aparecería la estrella, pero cuál va siendo su sorpresa que vio brillar en el firmamento dos brillantes y hermosas estrellas. Su misericordia fue premiada doblemente.
Pensemos si en ocasiones no pasamos también de largo ante la necesidad de alguien, sin tener compasión.

3)  Para vivir
Al terminar de contar la parábola, Jesús pregunta: “¿Cuál de estos tres te parece que ha sido un prójimo del que cayó en manos de ladrones?”. Se le responde: “Quién tuvo compasión de él.” (v. 37). Jesús lo aprueba y dice “Haz tú lo mismo”. Esta es la clave: Ser capaz de tener compasión. Por eso, señala el Papa, si no sentimos compasión frente a una persona necesitada, si nuestro corazón no se conmueve, significa que algo anda mal en nosotros, que nuestro corazón se ha convertido en hielo.
No podemos dejarnos llevar por la insensibilidad egoísta, por un indiferentismo exasperante. Jesús nos indica que la misericordia hacia una necesidad es el verdadero rostro del amor. Por eso Dios mismo es misericordia, porque tiene compasión y es capaz de acercarse a nuestro dolor, a nuestro pecado y perdonarlo. Jesús mismo es la compasión del Padre por nosotros. Al final el Papa Francisco pidió a la Virgen María nos de la gracia de tener y de crecer en la compasión.
Pbro. José Martínez Colín

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Los niños preguntan a sus padres todo lo que no entienden, todo lo que quieren saber. Y los padres, pacientemente, les explican, adaptando los conceptos a la mente del niño.
También Dios, cuando le preguntamos, nos responde, adaptando su infinita Inteligencia a nuestra pobre cabecita humana. ¡Y qué feliz se pone al ser preguntado por nosotros, sus hijos más pequeños, que no saben nada de la vida!
Si buscamos la infancia espiritual, tenemos que darnos cuenta que somos ignorantes del bien, ya que el pecado original y nuestros propios pecados, nos han dejado muy mal preparados para encarar la vida, que es una prueba. Por eso ante los interrogantes de la vida, tenemos que preguntarle a Dios, a María, todo lo que queramos saber.
Y tenemos que cuidarnos de preguntar y querer saber sobre el mal, porque Dios puede saber sobre el mal y puede conocerlo, pero nosotros no, porque somos débiles y al igual que los niños, cuando se los escandaliza descubriéndoles lo que no les conviene saber, también nos hace mal saber cosas que no conviene que sepamos porque nos enturbian el alma.
Aprendamos de María, que fue una ignorante del mal, y siempre tuvo su vista fija en Dios y su inteligencia en las cosas buenas. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Ivette P., de ciudad de México, que tiene un tumor en el pulmón; y para Layla Ch. M., de León, México, de 14 años, a quien hacen un cateterismo. Que por la mediación de la Virgen de Guadalupe ambas personas reciban de Jesús sus gracias sanadoras.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos con Jesús
Julio 24
Al hombre le cuesta mucho humillarse; por eso Jesús nos dejó no sólo el precepto sino el ejemplo de su propia humillación.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo ustedes. (Jn 13,15)
A veces podrá parecerte heroísmo el hecho de humillarte, pero has de pensar que tu humillación es bien poca cosa, si la comparas con la del Señor; y si piensas que tu acto de servicio termina en un hermano tuyo, te resultará más fácil tu actitud.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)


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