PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5798 ~ Domingo 27 de Octubre de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Vemos el mundo y sus problemas, nuestra religión y las otras religiones
con las gafas que nos han puesto los padres, los profesores, los curas... Ellos
nos han educado para, según su visión, saber lo que es bueno y lo que es malo,
lo sagrado y lo profano, lo que nos tiene que avergonzar y lo que es motivo de
orgullo. El evangelio de este domingo es una invitación a ver a Jesús con las
gafas de la fe, las de nuestro corazón.
En el evangelio de este domingo Jesús pregunta a Bartimeo, ciego sentado a
la orilla del camino: ¿qué quieres que haga por ti? “Maestro, que pueda ver”.
Bartimeo, el ciego, ve lo que las gentes que rodean a Jesús y que impiden
acercarse a Jesús no ven y anuncia y grita lo que los otros no pueden
anunciar. “Hijo de David, ten compasión
de mí”.
Los Bartimeos somos nosotros, la inmensa mayoría de los católicos vivimos
en la orilla de la fe, nuestra fe nos exige poco y le pedimos menos. Creemos en
muchas cosas que ni son vitales ni son necesarias para esta vida y para la vida
eterna: creemos en el fuego del infierno, en las indulgencias plenarias...
Todos estamos llamados a creer en Jesucristo, Tú solo Señor, Tú solo santo, Tú
solo compasivo, Tu solo Salvador. Hoy nos pregunta: “¿Qué puedo hacer por ti?”
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Jer 31, 7-9
♡ Salmo: Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
♡ Segunda Lectura: Heb 5, 1-6
♡ Santo Evangelio: Mc 10,46-52
En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus
discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo
ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de
Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!».
Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David,
ten compasión de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego,
diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un
brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que
te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe
te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.
♡ Comentario:
Hoy, contemplamos a un hombre
que, en su desgracia, encuentra la verdadera felicidad gracias a Jesucristo. Se
trata de una persona con dos carencias: la falta de visión corporal y la
imposibilidad de trabajar para ganarse la vida, lo cual le obliga a mendigar.
Necesita ayuda y se sitúa junto al camino, a la salida de Jericó, por donde
pasan muchos viandantes.
Por suerte para él, en aquella ocasión es Jesús quien pasa, acompañado de
sus discípulos y otras personas. Sin duda, el ciego ha oído hablar de Jesús; le
habrían comentado que hacía prodigios y, al saber que pasa cerca, empieza a
gritar: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» (Mc 10,47). Para los
acompañantes del Maestro resultan molestos los gritos del ciego, no piensan en
la triste situación de aquel hombre, son egoístas. Pero Jesús sí quiere
responder al mendigo y hace que lo llamen. Inmediatamente, el ciego se halla
ante el Hijo de David y empieza el diálogo con una pregunta y una respuesta:
«Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’. El ciego le
dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’» (Mc 10,51). Y Jesús le concede doble visión: la
física y la más importante, la fe que es la visión interior de Dios. Dice san
Clemente de Alejandría: «Pongamos fin al olvido de la verdad; despojémonos de
la ignorancia y de la oscuridad que, cual nube, ofuscan nuestros ojos, y
contemplemos al que es realmente Dios».
Frecuentemente nos quejamos y decimos: —No sé rezar. Tomemos ejemplo
entonces del ciego del Evangelio: Insiste en llamar a Jesús, y con tres
palabras le dice cuanto necesita. ¿Nos falta fe? Digámosle: —Señor, aumenta mi
fe. ¿Tenemos familiares o amigos que han dejado de practicar? Oremos entonces
así: —Señor Jesús, haz que vean. ¿Es tan importante la fe? Si la comparamos con
la visión física, ¿qué diremos? Es triste la situación del ciego, pero mucho
más lo es la del no creyente. Digámosles: —El Maestro te llama, preséntale tu
necesidad y Jesús te responderá generosamente.
* Rev. D. Pere CAMPANYÀ i Ribó (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
Pensamiento del día «El cristiano que desea
seguir a Jesús con su cruz debe tener en cuenta que el nombre “cristiano”
significa “aprendiz o imitador de Cristo” y que si desea llevar dignamente ese
noble título, debe hacer sobre todo lo que Cristo nos encomienda en el
Evangelio: debemos oponernos o negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y
seguirlo».
(SAN
ANTONIO MARÍA CLARET)
Predicación del Evangelio: Ceguera espiritual De una u otra manera, todos padecemos un cierto grado de ceguera
espiritual, porque nuestro mundo más cercano y familiar es el físico, y porque
nuestros medios de acercamiento a lo trascendente reciben toda la información a
través de los sentidos corporales. De ahí que nos cueste descubrir el sentido
completo de nuestra vida, saber hacia dónde debemos orientarla para su cabal
cumplimiento, entender cómo podemos administrarla provechosamente, o elegir los
bienes y valores que más nos conviene perseguir y cultivar. Ni siquiera estamos
seguros de cómo purificarnos de los pasos mal dados y librarnos de la
culpabilidad y el mal moral que hemos consentido.
Nuestro estado es asombrosamente parecido al del ciego de Jericó, llamado
Bartimeo; sólo que en él, la ceguera era física, mientras que en nosotros, es
espiritual. Él supo decididamente cómo solucionar su problema: se sentó a la
vera del camino, esperando pacientemente el paso de Jesús. Hemos leído en el
evangelio: Al oír que era Jesús nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David,
Jesús, ten compasión de mí». La gente de los alrededores lo regañaba, pero no
consiguió hacerlo callar. Su necesidad y su esperanza eran tan grandes, que le
hacían gritar con más fuerza: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús, al
oírle lo hizo llamar y él dio un salto y se acercó a Jesús. «¿Qué quieres que
haga por ti?» , le dijo Jesús. Respondió: «Maestro, que pueda ver». Jesús le
dijo: «Anda, tu fe te ha curado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por
el camino.
Como Bartimeo, si queremos ver claro en nuestro mundo espiritual,
deberemos pedirlo al Señor; es decir: abrirnos al amor gratuito que nos
transformará por dentro, aprender que la iluminación de la mente y la salvación
del espíritu vienen de Dios por mediación de Jesús, porque él es el sumo
sacerdote que está puesto para representar a los hombres delante de Dios, y
porque, tenida cuenta de su condición humana, puede ser indulgente con los
ignorantes y extraviados, puesto que él
mismo ha experimentado sobradamente las debilidades humanas, excepción
hecha del pecado.
Nadie como Jesús podría ayudarnos a entender que Dios Padre siempre está dispuesto
a disipar nuestra ignorancia con la luz de la verdad, a perdonarnos por
nuestros desvaríos y a darnos la mano, para que andemos por el ancho camino que
él mismo abre delante de nosotros.
Si, como el ciego de Jericó, nos acercamos a Jesús con fe y esperanza
-confiadamente- podremos entender con claridad y vivir en nuestro interior
aquellas palabras del profeta Jeremías: Gritad de alegría por Jacob, regocijaos
por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: «El Señor ha salvado a
su pueblo».
Entonces podremos creer que se producirá en nosotros el cambio anunciado
por el mismo profeta, diciendo: Los guiaré entre consuelos; los llevaré a
torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán.
.
(Mons. Enric Prat - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
Nuevo vídeo y artículo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: Oración
a María Madre de la EsperanzaPuedes acceder en la
dirección: Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde Canadá, nuestra lectora Elena
Chávez Bravo escribe y dice: “Señor Padre Creador de lo que existe, existió
y existirá, te doy gracias por existir y por toda la familia y gente que
pusiste a mi alrededor en este camino de vida. Agradezco el poder de Tu Mano y
el que mi hija Katia haya experimentado mejoría grande... que tu obra continúe.
También por Mike mi hijo de corazón que salió de lo delicado y debilidad que
padece. Sé que mi hijo Boris Enrique también está en tu bendita obra. Tus
preciadas y divinas Manos nos regalan sanación y paz. Gracias infinitas y
eternas a ti, Padre, a tu Santo Espíritu,
a Jesús tu Hijo y a la amada madrecita
María. Por favor no nos sueltes y sigue derramando bendiciones poderosas
sobre mis intenciones y todos los míos (familia y prójimo). Amén”
💕 Desde diversos países llegan estos agradecimientos a Dios Padre
y a los que rezaron por las siguientes personas: Gregorio E.,
de Italia, 70 años, pues los estudios han descartado cáncer; Michael Iván,
de Canadá, 50 años, que está mejorando paulatinamente con los tratamientos; Carmita
G., mexicana en Canadá, 81 años, que ha superado operación de corazón con
éxito; Jessica, de Lima, Perú, 55 años, mejorando de su fractura en el
brazo, con yeso, ya sin dolor. Nos sumamos a las plegarias de acción de gracias.
💕 Desde la provincia de Córdoba, Argentina, tenemos dos agradecimientos a Dios y a quienes rezaron por ellos: la doctora Carmen, cuya operación del hombro ha salido bien y se está recuperando; y el bebito Joaquín, nacido con grave cardiopatía que superó ya una cirugía y está mejorando día a día, esperando un par de meses para nueva operación. ¡Damos gracias al Señor y a María!
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” El ciego Bartimeo era un enfermo que sufría y quería dejar de sufrir,
quería recobrar la vista. Por eso se atrevió a molestar a Jesús. Llegó incluso
a enfadar, con su insistencia, a los que acompañaban al Maestro. Bartimeo
tenía, pues, tres características: Estaba ciego y lo sabía, le dolía estarlo y
quería curarse, y puso los medios para conseguirlo.
Si el caso de Bartimeo lo trasladamos a la ceguera moral, tan frecuente
hoy, vemos que las características de aquel hombre no se suelen dar ahora. En
primer lugar, la gente se niega a reconocer que está ciega, es decir que se
niega a aceptar el criterio moral de la Iglesia y prefiere decir que lo que le
conviene es bueno, aunque en realidad sea malo. En segundo lugar, como no se
quieren reconocer como ciegos, no les duele y no buscan curarse. Por eso
precisamente no se curan. Se puede decir, por lo tanto, de muchos hombres y
mujeres de nuestra época que no hay peor ciego que el que no quiere ver, a lo
que habría que añadir que si no se quiere ver es porque no les conviene ver.
Imitemos a Bartimeo. Reconozcamos nuestros pecados. No nos importe que sean
abundantes o reiterativos. La misericordia de Dios es infinita y no hay culpa
que no pueda ser perdonada. Dios está deseando curarnos las veces que haga
falta. Sólo espera que se lo pidamos, con insistencia y con humildad. (P. Santiago Martín)
🌸El alma, como los animales y las plantas, necesita aire. ¿Cuentan nuestras
vidas con el suficiente espacio vacío como para alimentar nuestro espíritu? Al
vivir en ciudades y estar inmersos en redes de trabajo, amistades y proyectos,
en ocasiones descuidamos nuestra necesidad de detenernos y mirar.
Tal necesidad es bastante específica: estar en la naturaleza, con un clima
agradable y sin demasiadas cosas que hacer. Que el mundo siga su marcha sin
nosotros durante un tiempo. Que las cosas pasen frente a nuestros ojos: las
nubes, los botes o la ondulante hierba.
¡Bendita inactividad! ¡Bendita falta de atención! Cuando retomamos nuestro
rumbo nos sentimos más frescos gracias a ese interludio de pasividad.
Recordemos la receta y démonos un tiempo para detenernos y mirar.
Si no me tomo el tiempo, éste me tomará a mí. Mejor que la decisión sea
mía.
🌸Dice la Sagrada Escritura que el hombre obediente cantará victoria. Y
Jesús ha sido ese hombre obediente, porque no sólo ha obedecido a Dios, su
Padre, sino que también como buen hijo obedeció a la Virgen y a San José. Pero
aún más, Él obedeció hasta a sus verdugos, y ahora sigue obedeciendo a los
Sacerdotes, que cuando pronuncian las palabras de la Consagración, Jesús baja
del Cielo a sus manos, aunque el Sacerdote sea bueno o malo.
¿Y nosotros? ¿Cómo es nuestra obediencia de hijos? ¿Y nuestra obediencia
de fieles? Recordemos que queremos practicar la infancia espiritual, y los
niños buenos son obedientes a sus padres.
La obediencia es lo que más nos cuesta a los hombres, porque creemos que
sabemos todo y que sabemos más que los demás. Pero muchas veces el Señor nos
demuestra que los demás tienen algo que decirnos, ya que alguna vez nos han
dado consejos que por no haber seguido, nos ha ido mal.
Obediencia y humildad fueron las dos principales virtudes de Jesús. Ojalá
esas mismas sean también las nuestras, porque justamente ellas son las más
opuestas a Satanás, a quien debemos vencer en nosotros y en los demás.
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 27 de octubre
Todas las cosas sobrenaturales nunca dejaron de
producir en mí un fruto notable. Estos favores celestes han dejado en mí,
además de los efectos propios de cada favor, estos tres efectos principales: un
admirable conocimiento de Dios y de su incomprensible grandeza; un gran
conocimiento de mí mismo y un profundo sentimiento de humildad al reconocerme
tan atrevido al ofender a un padre tan santo; y un gran desprecio de todas las
cosas de la tierra y un gran amor a Dios y a la virtud.
Reconozco también que, de estos tesoros celestes, me
ha venido un grandísimo deseo de tratar con las personas que más han avanzado
en los caminos de la perfección. Las amo tanto porque me parece que me ayudan
mucho a amar al autor de todas las maravillas, Dios. Me siento también muy
impulsado a abandonarme del todo en la providencia; y ya no me preocupan las
cosas, sean prósperas o adversas; y todo esto tiene lugar sin ansiedad ni
preocupación.
(1 de noviembre de 1913, al P. Benedetto da
San Marco in Lamis, Ep. I, 420)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) PÁGINAS DE FELIPE DE URCA: ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
La Palabra de Dios
Pensamiento del día
Predicación del Evangelio:
Nuevo vídeo y artículo
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Extractos de cartas del Padre Pío
FELIPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.