domingo, 5 de enero de 2025

Pequeñas Semillitas 5861

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5861 ~ Domingo 5 de Enero de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy se pone a nuestra consideración el principio del cuarto evangelio, el de san Juan. Es un comienzo muy diferente al de los otros evangelistas.
Hoy san Juan nos habla del nacimiento de Jesús; pero de forma diferente. No cuenta los hechos según la historia: no hay niño ni madre, ni pastores ni cántico de ángeles; pero sí habla de luz que ilumina las tinieblas y de gloria de Dios que podemos contemplar, y sobre todo de la Palabra, que se hace carne, de Dios que pone su tienda entre nosotros, del Señor que es aceptado por unos y rechazado por otros. Es lo que se llama una historia en plan teológico.
A veces pensamos en la posada y las casas de Belén; pero tiene un sentido más profundo y más amplio, que nos toca también a nosotros, si le cerramos la puerta de nuestro corazón. A veces somos demasiado orgullosos para ver a Dios: No queremos recibir a Aquel que viene a su propiedad, porque tendríamos que transformarnos de modo que sea Él el verdadero dueño de nuestro ser.
Jesús es Dios que sale al encuentro del ser humano, para que nosotros podamos ir a su encuentro. Creer es ver a Dios, y ver a Jesús es “ver al Padre”. Por esta fe, que es entrega a su amor, nos transformamos y vivimos como hijos de Dios. ¡Que de su plenitud recibamos la gracia y la verdad y el amor!
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Eclo 24,1-2.8-12
 
Salmo: Sal 147
 
Segunda Lectura: Ef 1,3-6.15-18
 
Santo Evangelio: Jn 1,1-18
En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado.
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio de Juan se nos presenta en una forma poética y parece ofrecernos, no solamente una introducción, sino también como una síntesis de todos los elementos presentes en este libro. Tiene un ritmo que lo hace solemne, con paralelismos, similitudes y repeticiones buscadas, y las grandes ideas trazan como diversos grandes círculos. El punto culminante de la exposición se encuentra justo en medio, con una afirmación que encaja perfectamente en este tiempo de Navidad: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).
El autor nos dice que Dios asumió la condición humana y se instaló entre nosotros. Y en estos días lo encontramos en el seno de una familia: ahora en Belén, y más adelante con ellos en el exilio de Egipto, y después en Nazaret.
Dios ha querido que su Hijo comparta nuestra vida, y —por eso— que transcurra por todas las etapas de la existencia: en el seno de la Madre, en el nacimiento y en su constante crecimiento (recién nacido, niño, adolescente y, por siempre, Jesús, el Salvador).
Y continúa: «Hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad» (Ibidem). También en estos primeros momentos, lo han cantado los ángeles: «Gloria a Dios en el cielo», «y paz en la tierra» (cf. Lc 2,14). Y, ahora, en el hecho de estar arropado por sus padres: en los pañales preparados por la Madre, en el amoroso ingenio de su padre —bueno y mañoso— que le ha preparado un lugar tan acogedor como ha podido, y en las manifestaciones de afecto de los pastores que van a adorarlo, y le hacen carantoñas y le llevan regalos.
He aquí cómo este fragmento del Evangelio nos ofrece la Palabra de Dios —que es toda su Sabiduría—. De la cual nos hace participar, nos proporciona la Vida en Dios, en un crecimiento sin límite, y también la Luz que nos hace ver todas las cosas del mundo en su verdadero valor, desde el punto de vista de Dios, con “visión sobrenatural”, con afectuosa gratitud hacia quien se ha dado enteramente a los hombres y mujeres del mundo, desde que apareció en este mundo como un Niño.
* Rev. D. Ferran BLASI i Birbe (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Palabras de Benedicto XVI
«Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañadas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí.»
 
Predicación del Evangelio:
Jesús ha venido al mundo
¡Qué bello es el pensamiento dominante de la liturgia de hoy! En efecto, Jesús es presentado como la sabiduría de Dios que ha venido a plantar su tienda de acampada entre nosotros, y también, como la luz verdadera que brilla en la tiniebla, o como la vida que era la luz de los hombres. Una sabiduría, una vida y una luz que fue creada antes del tiempo, desde el principio, y que nunca jamás dejará de existir. Por su venida al mundo se ha establecido en Sión, es decir, en medio de su pueblo y allí ha echado raíces. Éste, hermanos, es el misterio que estamos reviviendo mientras celebramos las fiestas navideñas.
 
Jesús, sabiduría y luz de Dios, ha venido al mundo para iluminar a todos los hombres, porque éstos, sin Dios, somos oscuridad, y es en esta oscuridad donde resplandece la luz verdadera que, aunque puede ser rechazada, nunca jamás podrá ser sofocada. La luz de Dios que aparece en Jesús es la vida de los hombres y del mundo que, malogradamente, no ha sido reconocida por todos, ni tan solo por la mayoría; siendo así que nos basta una mirada, sin prejuicios, a nuestro alrededor para darnos cuenta de que la luz y la sabiduría de Dios traída al mundo por Jesús, está presente en el mundo que le debe la existencia: Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
 
A pesar de ello, la venida al mundo de la sabiduría y la luz de Dios no ha sido un fracaso, porque muchos la han acogido con generosidad, amor y gratitud. San Pablo, en la carta a los de Éfeso, elogia fervientemente la fe de aquella comunidad en Jesús, el Señor, y por su amor a todos los fieles. Como la de Éfeso, hay otra comunidades y muchas personas de antes, de ahora y de todos los tiempos, que han hecho, y hacen actualmente, una acogida firme y cordial del Señor Jesús y de su mensaje de amor y de salvación… De ellos dice San Pablo: No ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración.
 
La fe en Jesús es el primer paso, y los que la han acogido saben que han de progresar en el conocimiento de los dones espirituales y de la revelación, para llegar a conocer de verdad quién es él, y para que sea iluminada la mirada interior de nuestro corazón para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
 
Así, la vida interior de los fieles es concebida como un camino de crecimiento progresivo, donde la iluminación, por la presencia de Cristo en ellos, es cada vez más intensa y clara, a medida que el ojo interior se purifica por la renuncia al mal, el deseo de la verdad y la firmeza del amor universal. Las personas que se abren de esta manera a la verdad perciben más fácilmente y con mayor claridad la cercanía de Dios en el mundo y en sus vidas, al tiempo que su actitud ética y moral va mejorando espontáneamente con la superación de faltas y defectos y la adquisición de virtudes. Ocurre a estas personas como a la tierra bien dispuesta que, al calor del sol y el efecto beneficioso de las lluvias, produce abundancia de hortalizas y de frutas.
.
(Mons. Enric Prat)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Montevideo, Uruguay, Pabla Silvana, una lectora relativamente nueva (desde hace dos o tres meses) nos escribe una hermosa nota “para hacer trabajar a los ángeles de la oficina de agradecimientos”, y básicamente expresa su acción de gracias por recibir y compartir con otras personas las “Pequeñas Semillitas” de todos los días, que ella describe como 'grandes tesoros'. Gracias a ti, Pabla y sigamos sembrando las Semillitas de Jesús...
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, nos llega un agradecimiento a Dios y a las personas que rezaron en favor de Ana María M. T., que fue sometida a una delicada operación en la vista con resultados satisfactorios; también se agradece por la operación de columna de Adriana M., que aun está muy dolorida pero los cirujanos dicen que con la ayuda divina ha sido exitosa. Por ambas personas damos gracias al Señor y seguimos orando hasta su completa recuperación.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Con frecuencia, la experiencia de un cristiano de hoy en el mundo en que vivimos es la de alguien que está acosado. Te bombardean por doquier, tanto dentro como fuera de la familia. Te sientes interpelado para dar justificación a pecados reales o supuestos que la Iglesia ha cometido en sus dos mil años de historia. Además, te piden razones por las que la Iglesia mantiene esta o aquella ley moral, en contra de la presión ambiental. Y, por último, te hacen a ti, como creyente en Dios, responsable no sólo de los cataclismos naturales sino de aquellas desgracias que tienen su origen en la maldad del hombre. Ante esto, el cristiano tiende a encogerse, a rehuir el debate y, al final, a vivir su fe de una forma oculta, por miedo a la tormenta que se desata a su alrededor si la confiesa.
Pero tendríamos que hacer caso a los que nos han precedido, a los que vivieron en la época del martirio y fueron ellos mismos mártires. Por ejemplo, a San Ignacio de Antioquía, que fue martirizado en Roma y que no dudó en decir que, ante la persecución, no hacen falta discursos brillantes sino grandeza de alma. Y esto significa que, en este contexto hostil en el que vivimos, lo que tenemos que hacer es estar dispuestos a aceptar la humillación, la crítica o el desprecio. Todo antes que ocultar nuestra fe. Por lo demás, tampoco pasa nada por reconocer que no tenemos respuestas a todas las preguntas que nos hacen, o defender a la Iglesia como ha hecho Juan Pablo II: admitiendo que cometió errores, pero que tiene en su haber muchísimos más aciertos que fallos y que de éstos no suele hablar nadie.
Propósito: No temer dar la cara por Cristo, con argumentos, si se tienen, o con el testimonio humilde de decir que para nosotros estar con el Señor es haber encontrado la felicidad.
(Padre Santiago Martín)
 
Un año con María
Enero 5: El misterio de Dios
Misterio no significa lo oculto, sino lo que no puedo ver ante tanta luz, es mi incapacidad de ver algo tan grande. Es por ello que toda la obra de Dios es un misterio, en donde mi mente y mi corazón no lo pueden entender de una sola mirada, pero sí podemos acercarnos a él en un proceso, en un camino, como cuando el ojo debe ser preparado por lentes para ver el sol.
María comprende que lo que Ella vive es un misterio, en donde deja que entre Dios a su vida para que Él transforme su vida en el misterio mismo. Pero parte de este misterio será la libertad. Pues incluso en lo más profundo de este misterio aparece la libertad.
Dios siempre respetará tu libertad, como María en todas sus apariciones respeta la libertad de los videntes.
No dejes de cuidar tu libertad y ese don tan hermoso que tienes de elegir. Cuídalo y respétalo. Pues María se declara esclava porque dona toda su libertad a Dios, es una esclavitud que libera y plenifica, pues el objeto de la libertad es tu plenitud de vida, en ella se cumple y hoy se te propone a vos.
(Padre Luis Zazano)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.