jueves, 29 de agosto de 2024

Pequeñas Semillitas 5739

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5739 ~ Jueves 29 de Agosto de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Alguien viene sin llamarle, sin haber pensado siquiera en Él, sin saber muy bien quién es, sin tener oídos para escucharlo, sin comprender su palabra.
Alguien viene a sentarse a nuestro lado para estar con nosotros, los hombres. Alguien viene y tiene tantas cosas que cambiar dentro de nosotros...
No viene para que todo siga igual ni para hacer silencio a nuestro lado. Viene porque es posible ser de otra manera y compartir el pan a manos llenas.
Alguien viene a nuestro lado desde la orilla que no conocemos. Viene desde la cercanía de Dios a encontrarse con el hombre y la mujer para que el hombre y la mujer conozcan a Dios.
Alguien viene desde Dios y trae presencia de Dios a la tierra.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Cor 1, 1-9
 
Salmo: Sal 144, 2-3. 4-5. 6-7
 
Santo Evangelio: Mc 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.
 
Comentario:
Hoy, recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.
Ya, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.
En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo -que etimológicamente significa "estar lleno de Dios"-, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).
Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.
San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado "antorcha ardiente y luminosa". Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo».
Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.
* Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Santoral Católico:
El martirio de San Juan Bautista
Recordamos hoy el martirio, por degollación, de san Juan, el precursor del Señor, que le preparó el camino, lo anunció y señaló, lo bautizó, y luego fue mártir de la verdad y la justicia. Los evangelios nos dicen que Herodes Antipas encarceló a Juan en la fortaleza de Maqueronte porque lo acusaba de vivir con Herodías, mujer de su hermano Felipe. En la fiesta de su cumpleaños, le gustó tanto a Herodes el baile de Salomé, hija de Herodías, que prometió darle lo que le pidiera. La joven, instigada por su madre, pidió la cabeza del Bautista, y Herodes, aunque a disgusto, mandó que lo decapitaran en la cárcel y le entregaran la cabeza en una bandeja a la joven, la cual se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.
Oración: Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – Buena Noticia – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«San Juan Bautista fue fiel al Señor hasta el final. Atrajo a multitudes de pecadores hacia Dios. Lo que más atraía de él era su ejemplo de fidelidad y su entrega total a Dios, hasta el punto de derramar su sangre antes que traicionar su conciencia.»
(PAPA FRANCISCO)
 
Tema del día:
Perseverancia
La perseverancia, muy frecuentemente es coronada con el éxito. Veamos un deportista que, día tras día entrena en su deporte, practica, y al final, obtiene su triunfo.
 
También en el bien los cristianos debemos perseverar, para obtener al fin la corona de gloria que no se marchitará jamás, el premio de la Gloria eterna en el Cielo.
 
Necesitamos como aliado el tiempo, porque hasta la gota de agua que cae perseverantemente sobre la piedra, con la ayuda del tiempo, llega a perforarla; así también si perseveramos en el bien, en las buenas obras, en la virtud, hora tras hora, día tras día, al final conseguiremos la santificación, porque como dice el dicho popular: “Persevera y triunfarás”.
 
Y Dios nos ha dado el tiempo de vida sobre la tierra, no para que lo malgastemos en frivolidades y pasatiempos inútiles -y no pocas veces pecaminosos-, sino que nos ha dado el tiempo para que lo aprovechemos en hacernos mejores con la ayuda de Dios.
 
Pensemos un poco en qué estamos empleando el tiempo de misericordia que nos da Dios, que es el tiempo de vida que tenemos sobre esta tierra, pues llegará el día de nuestra muerte y lo que hayamos hecho o dejado de hacer, quedará sellado para siempre.
 
Recordemos que Dios es infinitamente misericordioso, pero nosotros no tenemos todo el tiempo para aprovechar esa misericordia divina, sino que sólo nos podemos beneficiar de ella mientras vivimos en este cuerpo mortal.
 
¡Ay de nosotros si no invocamos la Misericordia de Dios en el tiempo terreno de nuestra vida! Porque luego de la muerte queda sólo la Justicia de Dios.
 
Reflexionemos a ver en qué estamos gastando el tiempo de vida tan precioso que tenemos. Recordemos también que en la vida espiritual no hay estancamientos, pues o se avanza o se retrocede, o se sube o se baja, pero uno nunca queda en el mismo grado de vida espiritual.
 
Luchemos porque nuestra alma siempre vaya conquistando nuevos peldaños en la escala que lleva al Paraíso, para que al final de nuestros días nos encontremos con un tesoro de buenas obras y abundante gracia, para que volemos al Cielo a disfrutar de esa fortuna.
 
Por ello la perseverancia es lo más importante a tener en cuenta, pues es incluso más importante que los dones de inteligencia y demás capacidades, ya que quien tiene éstas últimas, pero le falta la perseverancia, constancia, buena voluntad, no alcanzará el objetivo y fracasará en el tiempo y en la eternidad.
 
Es fácil a veces hacer actos heroicos uno o dos días. Pero lo difícil es hacer el bien todos los días, perseverando en los días grises de nuestra existencia, en la monotonía cotidiana. ¡Cuántas veces nos damos por vencidos! ¡Cuántas veces dejamos lo que hemos comenzado!
 
Es cierto que la perseverancia es también un don de Dios, y además una respuesta nuestra. Es nuestra voluntad la que debe perseverar, y Dios nos da sus ayudas para que podamos hacerlo.
 
Por eso quien quiere perseverar en el bien y en la virtud, pero por su propia cuenta, sin acudir a los sacramentos, a la oración, muy pronto estará desmoralizado.
 
Debemos buscar la estabilidad, como Dios, que no cambia ni se muda, así debemos tratar de ser nosotros ante los vaivenes de nuestro ánimo y voluntad. Con la ayuda de Dios lo lograremos.
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(Sitio Santísima Virgen)
 
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Este es un texto del jesuita Anthony de Mello que me parece hermoso para leerlo y meditarlo:
"Usted perdone", le dijo un pez a otro, "es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado".
"El Océano", respondió el viejo pez, "es donde está ahora mismo".
"¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano", replicó el joven pez.
"Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar".
Creo que la breve narración vale para todos nosotros... Dejar de buscar obstinados y frenéticos. Aprender a mirar a nuestro alrededor, que allí transcurre la vida y es el lugar donde podemos encontrar a nuestros semejantes.
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"María es toda ojos para compadecerse de nosotros y socorrernos. San Epifanio llama a María “la de los muchos ojos”; la que es toda ojos para ver de socorrer a los necesitados.
Cierta vez exorcizaban a un poseído por el demonio; y al preguntarle el exorcista qué hacía María, respondió el poseso: “baja y sube”. Quería decir, que esta benignísima Señora no hace otra cosa más que bajar a la tierra para traer gracias a los hombres, y subir al cielo para obtener el divino beneplácito para nuestras súplicas.
Con razón san Andrés Avelino llama a la Virgen la administradora del Paraíso que de continuo se ocupa de obtener misericordia, impetrando gracias para todos, tanto justos como pecadores.
“El Señor tiene los ojos sobre los justos” (Sal 33,16). Pero los ojos de la Señora, dice Ricardo de San Lorenzo, están vueltos, tanto hacia los justos como hacia los pecadores. Y es porque los ojos de María son ojos de madre, y la madre no sólo mira porque su hijo no caiga, sino para que, habiendo caído, lo pueda levantar".
(San Alfonso María de Ligorio)
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Podemos pensar justamente que san Juan Pablo II poseía una percepción extraordinaria de lo sobrenatural. Un día mientras hablaba sobre las apariciones marianas, un miembro de su entorno le preguntó si había visto a la Virgen. La respuesta del Papa fue clara: “No, nunca la he visto, pero la oigo”.
Así lo contará el Cardenal Deskur (Polonia): Karol Wojtyla, en el momento de su nominación como arzobispo de Cracovia, encuentra el seminario diocesano casi vacío y decide hacer un voto a la Virgen. “Haré muchos peregrinajes a pie a tus santuarios, pequeños y grandes, cercanos y lejanos, de acuerdo al número de vocaciones que tú me des cada año”. El seminario comienza repentinamente a llenarse y tiene casi quinientos alumnos cuando el arzobispo Wojtyla deja Cracovia para ir a la Cátedra de Pedro.
“Mi manera de concebir la devoción a la Madre de Dios se transformó. Si antes estaba convencido que María nos conduce a Cristo, actualmente comienzo a comprender que Cristo también nos conduce a su Madre”
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
29 de agosto
Es equivocado querer convencerte de que, como tú dices, has sido rechazada por Jesús. ¡Oh!, confía en él y no temas; porque, además, no tienes motivo alguno para hacerlo. No es abandono, sino amor lo que te demuestra nuestro dulcísimo Salvador, y yo no tengo sentimientos adecuados para agradecer la bondad del Señor, que te trata y te protege amorosamente. El maligno quiere convencerte de que eres víctima de sus asaltos y del abandono divino. No le creas, porque quiere engañarte; desprécialo en nombre de Jesús y de su santísima Madre.
Y no te abandones jamás a ti misma; toda la confianza deposítala en sólo Dios, espera de Él toda fuerza y no desees orgullosamente ser liberada del estado presente; deja que el Espíritu Santo obre en ti. Abandónate a todas sus actuaciones y no temas. Él es tan sabio, suave y discreto como para no hacer más que el bien. ¡Qué gran bondad la del Espíritu Paráclito para todos, pero cuánto mayor para ti que lo buscas!
(29 de marzo de 1914, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 60)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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