martes, 13 de agosto de 2024

Pequeñas Semillitas 5723

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5723 ~ Martes 13 de Agosto de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
En estos tiempos tan calamitosos, debemos invitar a los hombres a la conversión, porque Dios permite que sucedan desgracias en el mundo para atraer la atención a las cosas que realmente tienen importancia, es decir, la salvación de la propia alma y la salvación del mundo.  
Nuestra misión como últimos, es la de atraer a todos los hombres al buen camino, con nuestro buen obrar y con nuestra palabra, y sobre todo con la oración y el sufrimiento, armas ambas que son infalibles para el apostolado, como el mismo Señor nos lo mostró en el desierto y en su misma oración en el huerto y en su pasión. Con la oración y el sufrimiento podemos alcanzar la gracia de la conversión a innumerables almas que, de otra forma, estarían destinadas a la perdición eterna. Así que no tengamos miedo y trabajemos por la gloria de Dios y el bien de nuestros hermanos, siendo los últimos en este mundo, para tener un puesto cercano al Señor en el Cielo.
¡Que Jesús y María nos bendigan! 
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ez 2, 8-3, 4
 
Salmo: Sal 118, 14. 24. 72 103. 111. 131
 
Santo Evangelio: Mt 18,1-5.10.12-14
En una ocasión, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?». Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio nos vuelve a revelar el corazón de Dios. Nos hace entender con qué sentimientos actúa el Padre del cielo en relación con sus hijos. La solicitud más ferviente es para con los pequeños, aquellos hacia los cuales nadie presta atención, aquellos que no llegan al lugar donde todo el mundo llega. Sabíamos que el Padre, como Padre bueno que es, tiene predilección por los hijos pequeños, pero hoy todavía nos damos cuenta de otro deseo del Padre, que se convierte en obligación para nosotros: «Si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3).
Por tanto, entendemos que aquello que valora el Padre no es tanto "ser pequeño", sino "hacerse pequeño". «Quien se haga pequeño (...), ése es el mayor en el Reino de los Cielos» (Mt 18,4). Por esto, podemos entender nuestra responsabilidad en esta acción de empequeñecernos. No se trata tanto de haber sido uno creado pequeño o sencillo, limitado o con más capacidades o menos, sino de saber prescindir de la posible grandeza de cada uno para mantenernos en el nivel de los más humildes y sencillos. La verdadera importancia de cada uno está en asemejarnos a uno de estos pequeños que Jesús mismo presenta con cara y ojos.
Para terminar, el Evangelio todavía nos amplía la lección de hoy. Hay, ¡y muy cerca de nosotros!, unos "pequeños" que a veces los tenemos más abandonados que a los otros: aquellos que son como ovejas que se han descarriado; el Padre los busca y, cuando los encuentra, se alegra porque los hace volver a casa y no se le pierden. Quizá, si contemplásemos a quienes nos rodean como ovejas buscadas por el Padre y devueltas, más que ovejas descarriadas, seríamos capaces de ver más frecuentemente y más de cerca el rostro de Dios. Como dice san Asterio de Amasea: «La parábola de la oveja perdida y el pastor nos enseña que no hemos de desconfiar precipitadamente de los hombres, ni desfallecer al ayudar a los que se encuentran con riesgo».
* Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Santoral Católico:
Santos Ponciano e Hipólito
Los santos mártires Ponciano, papa del año 230 al año 235, e Hipólito, presbítero de la Iglesia de Roma, fueron desaterrados juntos a Cerdeña, el año 235, por el emperador Maximino el Tracio, que los condenó a trabajos forzados en las canteras. Allí cumplieron juntos una condena común y, al parecer, fueron coronados con una misma corona, la del martirio. Después sus cuerpos fueron trasladados y enterrados en Roma, Ponciano en el cementerio de Calixto, Hipólito en el cementerio de la Vía Tiburtina. El pontificado de Ponciano se vio turbado por la continuación del cisma que había provocado el famoso escritor Hipólito. En el común cautiverio, ambos se reconciliaron antes de su muerte. Ponciano renunció el año 235 a la sede de Roma, y dejó expedito el camino para su sucesor san Antero. Hipólito, fecundo escritor, de tendencias rigoristas, estuvo en desacuerdo con la elección del papa san Calixto I (217-222), y él mismo fue elegido antipapa. El desatierro a Cerdeña fue el camino de la reconciliación en la Iglesia.
Oración: Te rogamos, Señor, que el glorioso martirio de tus santos aumente en nosotros los deseos de amarte y fortalezca la fe en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«La tolerancia significa enterarse cada cual de que tiene frente de sí a alguien que es un hermano suyo, quien, con el mismo derecho que él, opina lo contrario, concibe de contraria manera la felicidad pública»
(ANTONIO MAURA)
 
Tema del día:
La muerte
La muerte, tan temida por los hombres de este mundo moderno, era para los santos el momento principal de su vida al que tendían día y noche, esperando que llegue para entrar al Cielo y pasar a gozar eternamente de la posesión absoluta de Dios, que es la Felicidad infinita.    
 
Pero hoy en día, la muerte se tiene como algo trágico y espantoso. Y en cierta forma tiene razón el mundo de pensar así, porque este mundo descreído, que vive en pecado mortal y tiene la conciencia intranquila, es lógico que tenga terror a la muerte, que presiente que será el principio de sufrimiento tremendo y desesperación en el Infierno.  
 
Vivamos, entonces, de tal manera que no temamos a la muerte, sino que siempre estemos preparados, “con las valijas hechas”, es decir, en gracia de Dios, viviendo siempre en amistad con el Señor, para que cuando nos llame a su presencia, vayamos confiados en nuestra salvación eterna y en que el Juicio será a nuestro favor.
 
La muerte es el momento más importante de la vida, valga la paradoja, y según cómo muramos, así será nuestro destino eterno. Si morimos en gracia de Dios, nos espera el Paraíso para siempre; si morimos en pecado mortal, nos espera el horror eterno en el Infierno.   
 
¿Vale la pena preocuparse excesivamente por las cosas que no tienen tanto valor en este mundo? ¿Es prudente vivir toda la vida sin pensar en este punto de llegada y a la vez de partida, que es la muerte, por el que todos tendremos que pasar y donde se decidirá nuestra eternidad?     
 
Parece de locos, pero es lo que sucede hoy en día. Se trata de gozar de todo, como si nunca fuéramos a morir. Abramos lo ojos y no nos dejemos engañar por Satanás, que nos esconde el momento de nuestra muerte para que vayamos a ese momento impreparados.       
 
Y para estar preparados hay que confesarse frecuentemente, para vivir así en gracia de Dios y no tener miedo a la muerte.  
.
(Sitio Santísima Virgen – Imagen: Psicología y mente)
 
Difundan "Pequeñas Semillitas" 
Para los que leen diariamente “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico o por el canal de WhatsApp, va este pedido: les pido por favor que las compartan con sus amigos y contactos, para que la alegría del Evangelio llegue a muchos corazones más en todo el mundo.
A la vez, les pueden transmitir que quedan todavía unos pocos lugares disponibles para inscribirse y recibirlas por email (pedirlas a feluzul@gmail.com) y un número ilimitado de plazas vacantes en el canal de WhatsApp al cual pueden acceder entrando en este link: https://whatsapp.com/channel/0029VablI734o7qTX6m58i2X  y una vez allí tocan “ver canal” y a continuación “seguir”.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Algunos años, apenas, después de la muerte y resurrección de Jesús, en el año 40 tuvo lugar la primera aparición mariana. La Virgen María apareció a uno de los apóstoles, Santiago el Mayor, hermano de San Juan, en Zaragoza, España. Esta aparición es conocida como Nuestra Señora del Pilar.
En los primeros días de la era cristiana, Santiago había partido a evangelizar la provincia romana de Hispania, la futura España. Encontró numerosos obstáculos y conoció un gran periodo de desánimo. Una noche, mientras rezaba en las orillas del rio Ebro, fue rodeado súbitamente por una luz intensa y tuvo una visión: la Virgen María, de pie sobre una columna de jaspe.
La Virgen se dirigió a él con palabras de ánimo asegurándole que su apostolado daría frutos. Le pidió que una iglesia fuese construida ahí donde ella se había aparecido pues retirándose dejó la columna de jaspe así como una estatua de ella que llevaba el niño Jesús en sus brazos. La Virgen en aquella época vivía en Jerusalén y se encontró en dos lugares diferentes simultáneamente: hubo bilocación.
Santiago hizo construir una capilla en el lugar designado por la Virgen. Actualmente se ha convertido en una basílica conocida bajo el nombre de Nuestra Señora del Pilar y se sitúa precisamente en el lugar donde la Virgen se apareció hace aproximadamente 2000 años.
🌸
Dicen que rezar cambia las cosas, pero ¿es realmente cierto que cambia algo?
¿Rezar cambia tu situación presente o tus circunstancias? No, no siempre, pero cambia el modo en el que ves esos acontecimientos.
¿Rezar cambia tu futuro económico? No, no siempre, pero cambia el modo en que buscas atender tus necesidades diarias.
¿Rezar cambia corazones o el cuerpo dolorido? No, no siempre, pero cambia tu energía interior.
¿Rezar cambia tu querer y tus deseos? No, no siempre, pero cambiará tu querer por el querer de Dios.
¿Rezar cambia como el mundo? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que ves el mundo.
¿Rezar cambia tus culpas del pasado? No, no siempre, pero cambiará tu esperanza en el futuro.
¿Rezar cambia a la gente a tu alrededor? No, no siempre, pero te cambiará a ti, pues el problema no está siempre en los otros.
¿Rezar cambia tu vida de un modo que no puedes explicar? Ah, sí, siempre. Y esto te cambiará totalmente.
Entonces, ¿rezar realmente cambia algo? Sí, realmente lo cambia TODO.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
13 de agosto
En otra ocasión, a la sierva del Señor [santa Clara] le llegó a faltar el aceite, de tal forma que no podía ni preparar la comida para las hermanas enfermas. Entonces Santa Clara, maestra de humildad, tomó ella misma el recipiente, lo lavó con sus manos, y lo colocó en el hueco del muro preparado para este fin, para que el hermano limosnero lo pudiera tomar. Después, lo llamó para que fuera en busca del aceite. El hermano Bentivenga se apresuró a remediar la necesidad de las hermanas pobres. Pero antes de que él llegara, el recipiente se encontró lleno de aceite, por la misericordia divina, que ya tenía la súplica de Santa Clara, obediente al mandato del santo Padre [san Francisco] de preocuparse de sus pobres hijas. Y pensando el buen hermano que le habían llamado en balde, se lamentó: quizá estas hermanas me han llamado para burlarse de mí, porque la vasija está llena. Se buscó en los alrededores al que podría haber traído el aceite, pero no se encontró a nadie. De este modo el Señor venía milagrosamente en ayuda de aquellas que habían abandonado todo por Él, y se plegaba obediente a la voluntad de su esposa, que le rogaba con pureza y con esa fe que transporta los montes.
Pidamos también nosotros a nuestro querido Jesús la humildad, la confianza y la fe de nuestra querida Santa; como ella, oremos a Jesús con fervor; abandonémonos en él, alejándonos de este mentiroso aparato del mundo, donde todo es locura y vanidad, donde todo pasa; sólo Dios permanece para el alma, si esta ha sabido amarlo bien.
(30 de diciembre de 1921, a Graziella Pannullo, Ep. III, 1087)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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