sábado, 7 de octubre de 2023

Pequeñas Semillitas 5446

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5446 ~ Sábado 7 de Octubre de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy estamos celebrando, como hijos que amamos a nuestra Madre, la Fiesta de la Virgen del Rosario.
Conocemos la eficacia del Rosario para obtener la ayuda maternal de la Santísima Virgen. Y aunque ciertamente no haya una manera única de orar para obtener esta ayuda, creemos, sin embargo, que el Rosario es la forma más adecuada y fructuosa, como lo sugiere claramente su origen mismo y su condición íntima, más divina que humana.
Por la meditación frecuente sobre los misterios, el alma llega y absorbe gradualmente las virtudes que ellos contienen, el alma se reanima firmemente en la esperanza de los bienes inmortales y se siente poco a poco estimulada para seguir el camino trazado por el propio Cristo y por su Madre.
La recitación de fórmulas idénticas repetidas tantas veces, lejos de hacer esta oración estéril y aburrida, por el contrario, posee la admirable virtud de infundir confianza en los que oran y la de ejercer una fuerte influencia en el Corazón maternal de María.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Bar 4,5-12.27-29
 
Salmo: Sal 68, 33-35. 36-37
 
Santo Evangelio: Lc 10,17-24
En aquel tiempo, regresaron alegres los setenta y dos, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos».
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
 
Comentario:
Hoy, el evangelista Lucas nos narra el hecho que da lugar al agradecimiento de Jesús para con su Padre por los beneficios que ha otorgado a la Humanidad. Agradece la revelación concedida a los humildes de corazón, a los pequeños en el Reino. Jesús muestra su alegría al ver que éstos admiten, entienden y practican lo que Dios da a conocer por medio de Él. En otras ocasiones, en su diálogo íntimo con el Padre, también le dará gracias porque siempre le escucha. Alaba al samaritano leproso que, una vez curado de su enfermedad —junto con otros nueve—, regresa sólo él donde está Jesús para darle las gracias por el beneficio recibido.
Escribe san Agustín: «¿Podemos llevar algo mejor en el corazón, pronunciarlo con la boca, escribirlo con la pluma, que estas palabras: ‘Gracias a Dios’? No hay nada que pueda decirse con mayor brevedad, ni oír con mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad». Así debemos actuar siempre con Dios y con el prójimo, incluso por los dones que desconocemos, como escribía san Josemaría Escrivá. Gratitud para con los padres, los amigos, los maestros, los compañeros. Para con todos los que nos ayuden, nos estimulen, nos sirvan. Gratitud también, como es lógico, con nuestra Madre, la Iglesia.
La gratitud no es una virtud muy “usada” o habitual, y, en cambio, es una de las que se experimentan con mayor agrado. Debemos reconocer que, a veces, tampoco es fácil vivirla. Santa Teresa afirmaba: «Tengo una condición tan agradecida que me sobornarían con una sardina». Los santos han obrado siempre así. Y lo han realizado de tres modos diversos, como señalaba santo Tomás de Aquino: primero, con el reconocimiento interior de los beneficios recibidos; segundo, alabando externamente a Dios con la palabra; y, tercero, procurando recompensar al bienhechor con obras, según las propias posibilidades.
* Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Nuestra Señora del Rosario
Esta conmemoración fue instituida por el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla naval de Lepanto (1571), victoria atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios. «El mes de octubre -dice San Juan Pablo II- es el mes de María, mes del Rosario. Hubo un tiempo en que esta plegaria sencilla y profunda, rezada en particular y en familia, se hallaba muy difundida en el pueblo cristiano. ¡Cuánto beneficiaría, si también hoy se redescubriera y valorara, especialmente en el seno de los hogares! Ayuda a contemplar la vida de Cristo y los misterios de la salvación; aleja los gérmenes de la disgregación familiar, gracias a la incesante invocación a la Virgen; y es vínculo seguro de comunión y de paz. Exhorto a todos, y de modo especial a las familias cristianas, a encontrar en el santo Rosario el consuelo y el apoyo diarios para avanzar por el camino de la fidelidad».
Oración: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
«El Rosario nos proporciona dos alas para elevarnos en la vida espiritual: la oración mental y la oración vocal.»
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«Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor.»
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«Nosotros debemos ser fuertes y estar preparados, y confiar en Cristo y en su Madre, y ser muy, muy asiduos en el rezo del Rosario.»
 
Tema del día:
Los dominicos y el Rosario
Puede parecer curioso que una oración tan sencilla como el Rosario esté particularmente asociada a los dominicos. Rara vez se piensa que los dominicos son personas sencillas. Tenemos fama de escribir obras de Teología largas y complejas.
 
Sin embargo, luchamos por conservar el Rosario. Él es nuestra santa herencia. Pero, ¿por qué esta sencilla oración es tan querida por los dominicos?
 
Quizás porque en el corazón de nuestra tradición teológica se encuentra un anhelo de sencillez. Santo Tomás de Aquino decía que no podemos entender a Dios porque Dios es perfectamente simple. Hay una falsa simplicidad de la que debemos deshacernos. Es la simpleza de quien siempre tiene una respuesta para todo con demasiada facilidad, de quien lo sabe todo de antemano. O son demasiado vagos o no pueden pensar.
 
Y existe la verdadera sencillez, la del corazón, la sencillez de la mirada limpia. Y solo podemos llegar allí lentamente, con la gracia de Dios, a medida que nos acercamos a la cegadora sencillez de Dios. El Rosario es realmente sencillo, muy sencillo; pero posee la sabia y profunda sencillez a la que aspiramos y en la que encontraremos la paz.
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(Hermano Timothy Radcliffe, OP)
 
Biblioteca de archivos
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Humor de sábados
Un padre misionero que llegó al pueblito, se dedicaba no sólo a cuidar la salud espiritual de los fieles sino también la salud física. Una tarde un paisano llegó del campo para hacer bautizar a su hijito.
—Mire, padrecito, ando con ganas de cristianar a mi niñito.
—Cómo no, mi amigo, para eso estamos.
Al empezar la celebración el sacerdote vio una infección en el bracito del nene y pensando que era necesaria una curación inmediata, dijo al paisano:
—Mire, señor, a este chico hay que ponerle penicilina.
A lo que el paisano un poco enojado le respondió:
—No, no, no, usted a mi hijo le pone “Ruperto” o ya mismo lo llevo a otro cura.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La oración del Rosario se formó gradualmente. Los cristianos primero adoraron saludar a María con las palabras del arcángel Gabriel en el día de la Anunciación: "Ave María, llena de gracia. Luego añadieron la bendición pronunciada por Isabel: " Bendita Tú eres entre todas las mujeres...". La segunda parte - "Santa María, Madre de Dios…" - remonta al siglo XV.
Cada invocación fue considerada una rosa ("rosario") que ayudó a formar un pequeño sombrero ("rosario"). El número de los 150 Ave María correspondía al número de 150 salmos en la Biblia. Un pequeño cordón con nudos hizo posible encontrarse en el número de invocaciones recitadas.
El auge del Rosario se debe a los dominicos y, sobre todo, al hermano Alain de la Roche en el siglo XV. Tuvo la idea de fundar una hermandad del Rosario. (...) Como los dominicos eran predicadores, asociaban a cada docena un "misterio", es decir, uno de los momentos de la vida de Cristo, a la cual su Madre está íntimamente ligada, desde su Fiat hasta su coronación. Al rezar el Rosario, pedimos a María que nos lleve a la comunión con Cristo Jesús.
 
Recordando al Padre Natalio
Clase de medicina
Según una fábula, Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, atrás a la espalda. Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de las personas conocidas, mientras que los defectos propios en la alforja que tienen en la espalda. Por eso son expertos en debilidades ajenas, y analfabetos en sus propias fallas.
 
En un Hospital universitario un doctor explica a sus alumnos ante la cama de una anciana enferma, los síntomas de su enfermedad. —Fíjense, en la arrugada frente, en los ojos hundidos y brillantes, en la piel arrugada y roja, en las uñas…. La enferma, cansada de oír epítetos desfavorables, exclamó: —¡Ya está bien, doctor, que usted tampoco es un Apolo!
 
El conocimiento de uno mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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2 comentarios:

  1. Buenos días Felipe, amigo del alma. Muy cerca de donde vivo hay un Convento Carmelita al que suelo ir a Misa y estoy muy cerca del sepulcro de Santa Teresa de Jesús. Llevo al cuello un Cruz del Carmelo de madera bendecida por alguien especial para mí, Fray Gabriel. Iré en estos días a Alba de Tormes, estarás en mis oraciones. Gracias.
    José Luis Sevillano -España

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  2. Estimado amigo José Luis: muchas gracias por tu comentario, muchas gracias por tu permanente seguimiento de Pequeñas Semillitas, y muchas gracias por tenerme en tus oraciones. ¡Que Dios y María te bendigan!

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