miércoles, 2 de febrero de 2022

Pequeñas Semillitas 4895

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4895 ~ Miércoles 2 de Febrero de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¿Qué hago cuando un problema parece insoluble? Me dejo llevar y permito que Dios me indique la solución.
Si no estoy seguro con respecto al futuro o tengo dificultades para desprenderme del pasado, no me aflijo. Sé que ahora mismo Dios está conmigo. Me dejo llevar y que Dios me guíe en el momento presente. Dejo de preocuparme por cómo creo que se debería hacer algo y permito que Dios me guíe hacia la mejor manera de hacerlo. No me dejo abrumar por la cantidad de tareas que tengo ante mí. Antes bien, permito que me guíe el espíritu de Dios, paso a paso, hacia una nueva vida de felicidad y satisfacción.
Dios jamás me fallará. Cuando me dejo llevar, cuando dejo que Dios se haga cargo de mi vida, comprendo que los aparentes obstáculos son, en realidad, oportunidades de nuevas bendiciones.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Malaquías 3,1-4
 
Salmo: Sal 23
 
Santo Evangelio: Lc 2,22-40
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.
Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.
 
Comentario:
Hoy, aguantando el frío del invierno, Simeón aguarda la llegada del Mesías. Hace quinientos años, cuando se comenzaba a levantar el Templo, hubo una penuria tan grande que los constructores se desanimaron. Fue entonces cuando Ageo profetizó: «La gloria de este templo será más grande que la del anterior, dice el Señor del universo, y en este lugar yo daré la paz» (Ag 2,9); y añadió que «los tesoros más preciados de todas las naciones vendrán aquí» (Ag 2,7). Frase que admite diversos significados: «el más preciado», dirán algunos, «el deseado de todas las naciones», afirmará san Jerónimo.
A Simeón «le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor» (Lc 2,26), y hoy, «movido por el Espíritu», ha subido al Templo. Él no es levita, ni escriba, ni doctor de la Ley, tan sólo es un hombre «justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel» (Lc 2,25). Pero el Espíritu sopla allí donde quiere (cf. Jn 3,8).
Ahora comprueba con extrañeza que no se ha hecho ningún preparativo, no se ven banderas, ni guirnaldas, ni escudos en ningún sitio. José y María cruzan la explanada llevando el Niño en brazos. «¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!» (Sal 24,7), clama el salmista.
Simeón se avanza a saludar a la Madre con los brazos extendidos, recibe al Niño y bendice a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2,29-32).
Después dice a María: «¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). ¡Madre!, —le digo— cuando llegue el momento de ir a la casa del Padre, llévame en brazos como a Jesús, que también yo soy hijo tuyo y niño.
* Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
Presentación del Señor en el Templo
y Purificación de la Virgen María
Fiesta
Esta fiesta, que se llama también "La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías
Oración: Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
“Todo el mundo busca la felicidad,
Y hay un medio seguro para encontrarla.
Consiste en controlar nuestros pensamientos.
La felicidad no depende de condiciones externas,
depende de condiciones que están dentro de nosotros”
 
Tema del día:
Dominar la ansiedad
Es bueno saber que incluso aquellos que se destacan en la santidad tienen que luchar con sus nervios. A veces, no importa lo que hayamos hecho para evitarlo, la ansiedad nos supera. Puede ser la ansiedad pasajera de ver la lista de «cosas por hacer» desbordada o los plazos inminentes. Puede ser algo más serio, que requiere evaluación y asistencia profesional.
 
Pero sea cual sea el tipo de ansiedad que podamos estar experimentando, es consolador saber que incluso los santos tenían este problema.
 
Esto es lo que san Francisco de Sales recomienda para evitar la ansiedad y encontrar la paz. «No subestimes el problema». Con la única excepción del pecado, la ansiedad es el mayor mal que le puede pasar a un alma.
 
Probablemente ya sepas que la ansiedad es un problema, pero puedes pensar que a Dios no le importa mucho porque le importa más que evangelices, cumplas con tu deber o reces.
 
Después de todo, ¿no deberías preocuparte por los demás y no por ti mismo? San Francisco no estaría de acuerdo. Y Dios tampoco.
 
Nuestro Señor ordenó que amemos a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Cuando estás ansioso, amarte a ti mismo significa hacer lo que puedas para remediar la ansiedad. No significa ignorarla en la creencia errónea de que a Dios le importa poco. Él quiere que tengamos alegría al hacer su voluntad.
 
San Francisco escribe: «Si nuestro corazón está conmovido y turbado internamente, pierde la fuerza necesaria para mantener las virtudes que había adquirido y los medios para resistir las tentaciones del enemigo».
 
Si bien es natural concentrarse en las circunstancias que causan ansiedad, san Francisco cree que la causa puede ser más profunda. Para él, la raíz de la ansiedad es «un deseo excesivo de ser liberado de un mal presente o de adquirir un bien esperado».
 
En otras palabras, la ansiedad surge cuando deseamos algo demasiado. Nuestros deseos son buenos, pero a veces pueden ser demasiado fuertes, lo que causa ansiedad.
 
Este punto es crucial porque convierte la ansiedad en algo sobre lo que podemos tener algo de control, aunque no siempre se siente así.
 
Haga de la paz interior la prioridad. Cuando empiezas a reconocer que tu corazón está ansioso, dice el santo: «Búscalo antes de hacer cualquier otra cosa y tráelo silenciosamente a la presencia de Dios, sometiendo todos sus afectos y deseos a la obediencia y dirección de su voluntad divina».
 
Traer tu corazón a la presencia de Dios no es una fórmula mágica, por supuesto. Pero, si seguimos estos cuatro pasos, muchas veces la ansiedad disminuirá gradualmente.
 
1. «Pide la ayuda de Dios».
2. «Resuelve no hacer nada en lo que tu deseo insista hasta que tu mente haya recuperado la paz, a menos que sea algo que no se pueda posponer».
3. «Debes tratar de verificar la corriente de tus deseos con mansedumbre y calma», lo cual se hace mejor al aceptarlos tal como son.
4. «Si puedes revelar la causa de tu ansiedad a tu director espiritual, o al menos a algún amigo fiel y devoto, puedes estar seguro de que rápidamente encontrarás alivio».
(Blake Robinson para Aleteia)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
En la clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965, el Papa Pablo VI declaró: “La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia” En la homilía del 8 de diciembre del 2005, Su Santidad el Papa Benedicto XVI destacó el 40 aniversario de esta proclamación que había coincidido con la clausura del Concilio Vaticano II. He aquí algunos fragmentos de la homilía del Santo Padre:
“El Concilio quería decirnos esto: María está tan unida al gran misterio de la Iglesia, que ella y la Iglesia son inseparables, como lo son ella y Cristo. María refleja a la Iglesia, la anticipa en su persona y, en medio de todas las turbulencias que afligen a la Iglesia sufriente y doliente, ella sigue siendo siempre la estrella de la salvación. Ella es su verdadero centro, del que nos fiamos, aunque muy a menudo su periferia pesa sobre nuestra alma… En María, la Inmaculada, encontramos la
esencia de la Iglesia de un modo no deformado. De ella debemos aprender a convertirnos nosotros mismos en "almas eclesiales" —así se expresaban los Padres—, para poder presentarnos también nosotros, según la palabra de san Pablo, "inmaculados" delante del Señor, tal como él nos quiso desde el principio (cf. Col 1, 21; Ef 1, 4).
 
Pedidos de oración
🙏 Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por los jóvenes, especialmente los que han caído en las drogas o cualquier tipo de adicción, por las víctimas de trata, por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, por lo no nacidos, por la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. En este tiempo pedimos especiales oraciones por todas las personas que en diversos países del mundo han sido afectadas por el coronavirus, rogando que el Sagrado Corazón de Jesús nos proteja ante esta terrible pandemia, y que con fe y esperanza, y siguiendo las indicaciones médicas de prevención, el riesgo de contagio vaya disminuyendo en todo el planeta y los que están enfermos se sanen. Para lectores argentinos, pedimos especial oración por la salvación de la República Argentina en el marco de la justicia.
 
🙏 Pedimos oración por todos los países de Latinoamérica, para que no caigan en las garras nefastas del comunismo y/o gobiernos populistas que tienden hacia lo dictatorial, sin tener interés en las necesidades de los pueblos, sino en satisfacer las propias ambiciones desmedidas de los políticos enquistados en los diversos gobiernos.
 
🙏 Pedimos una oración por el alma de Don Felipe, padre del autor de esta página, pues mañana se cumplen 15 años de su partida de este mundo.
 
🙏 Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Luis Daniel R., de Córdoba, Argentina, fallecido con 61 años de edad, por neumonía bilateral causada por el Covid. Que brille para él la luz que no tiene fin y que la familia encuentre el consuelo cristiano.
 
🙏 Pedimos oración para Isvant G., de Asunción, Paraguay, afectado de un derrame cerebral (accidente cerebro vascular). Invocamos para él la mediación de la Virgen de Caacupé (amada patrona de su país) para que ruegue a Jesús por su recuperación.
 
🙏 Pedimos oración para Ana María D., de La Plata, Argentina, 69 años de edad, que hoy será operada de una de sus rodillas. Rogamos a la Santísima Virgen que la acompañe, la proteja y pida a Jesús por su pronta recuperación.
 
🙏 Pedimos oración para Antonio Domingo Rosario P., de Córdoba, Argentina, 84 años de edad, internado en terapia intensiva con respiración asistida y con un pronóstico nada alentador. Que el Señor Misericordioso obre según sea Su Voluntad y le conceda lo que sea mejor.
 
🙏 Pedimos oración para las siguientes personas: Julissa C., de Perú, 54 años, con diagnóstico de cáncer; Katia E., de Canadá, 52 años, por su salud; Martha O., de México, 72 años, con un doloroso herpes; Hilda, de Canadá, 83 años, con problemas de estómago; Sigrid R., de Canadá, 80 años, con afección digestiva; Kelley O., de Oshawa, Canadá, 62 años, con problemas de columna; Mary Carmen H. (70) y Lucrecia D. (88), ambas de Lima, Perú, con Alzheimer; Maura C. (68) y Goyo E. (71), ambos de Italia por sanidad y protección en viaje. Amado Padre Dios: te pedimos por todos estos hijos tuyos.
 
🙏 Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin, rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
 
Un minuto para volar
Febrero 2
Para sanarte de la negatividad, usa frecuentemente un lenguaje positivo. Por ejemplo, cuando estés caminando a la salida de tu trabajo, puedes decir “¡Qué bueno que es poder caminar! ¡Bendito sea Dios! ¡Qué hermoso cielo! ¡Gracias Señor!” Cuando te levantes, puedes decir “Este día tiene muchas cosas para ofrecerme. Dame la gracia de aprovecharlas, Señor”.
(Mons. Víctor M. Fernández)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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