miércoles, 15 de abril de 2020

Pequeñas Semillitas 4295

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4295 ~ Miércoles 15 de Abril de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuando trabajas sin descanso para acumular bienes materiales, te complicas la vida y no puedes gozar de ella.
No recibiste la vida para hacerte dueño de más cosas de las que necesitas. Tu misión no es ser sirviente y defensor de las cosas, aun a costa de tu vida. Si tus posesiones te poseen, eres esclavo de ellas.
Además podríamos preguntar de qué sirven ahora los bienes materiales, el dinero y las riquezas, cuando un virus microscópico se está llevando sin piedad la vida de miles y miles de personas en el mundo, sin respetar condición social, posición económica, raza ni religión...
Saborea la paz del desapegado de bienes materiales, que en su sabiduría, busca poseerse a sí mismo, por cuanto la verdadera riqueza no es tener muchas cosas sino ser dueño de sí mismo y dejarse poseer por Dios.
No son los bienes materiales los que corrompen al hombre sino su ambición desmedida de acumularlos.

¡Buenos días!
“Vengan a mí”
Sin camino no se anda, sin verdad no se conoce, sin vida no se vive. Si andamos perdidos sin encontrar el rumbo, si sentimos que en lugar de vivir “arrastramos la vida” o lo que sería peor somos “muertos en vida”, éste es el momento de buscar a Cristo, de acercarse al Señor, Camino, Verdad y Vida, en el seno de una comunidad creyente.

“Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Vengan a mí todos los que están deprimidos y agobiados, y yo les daré alivio. Vengan a mí todos los que están desorientados y sin sentido, yo soy el camino. Vengan a mí todos los que están en tinieblas y sombras de muerte, yo soy la luz. Vengan a mí, mansos y humildes, y encontrarán un remanso para su alma” (Jesús).

Jesús ve nuestra necesidad. Lo necesitamos a él y a nadie más. Sólo él puede advertir cuán grande es la necesidad que tenemos de él en esta hora del mundo. El hambriento se imagina que busca pan, y en verdad tiene hambre de él. El sediento cree desear tan sólo agua y en realidad tiene necesidad y sed de él. (GP). El nos invita: “Vengan a mí”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hechos 3:1-10

Salmo: Sal 105:1-4, 6-9

Santo Evangelio: Lc 24,13-35
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

Comentario:
Hoy el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado.
Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían «arder» su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba, «explicando» las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y «sus ojos se abrieron» (cf. Lc 24, 31).
El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Papa Benedicto XVI explica que «el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».
* P. Luis PERALTA Hidalgo SDB (Lisboa, Portugal)

Santoral Católico:
San Damián de Molokai
Apóstol de los leprosos
Nació en Tremenloo (Bélgica) el año 1840 en el seno de una familia numerosa y cristiana. En su adolescencia trabajó en la granja familiar, pero a los 19 años ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones. Estudió en París y Lovaina. Antes de acabar la carrera pidió ir a misiones y en 1864 llegó a Honolulu en las islas Hawai. Allí completó los estudios y recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo trabajando en la isla principal hasta que, en 1873, el obispo pidió voluntarios para la leprosería de la isla de Molokai, a la que el gobierno enviaba los enfermos. Él se ofreció y aquella fue su misión definitiva. Su vida fue heroica. Tuvo que hacer de sacerdote, médico, padre, cuidar las almas, limpiar las llagas, distribuir medicinas, despertar la propia estima de los enfermos, que acabaron organizándose, cultivando la tierra, creando instituciones. En 1884 él mismo resultó contagiado de lepra, y a partir de entonces comenzó a ser conocido y ponderado el ejemplo de su vida de radical entrega al servicio de los leprosos. Murió en la localidad de Kalawao, isla de Molokai en Oceanía, el 15 de abril de 1889. Fue canonizado el año 2009.
Oración: Padre de misericordia, que en san Damián nos has dado el sublime testimonio de su caridad a los más pobres y abandonados, concédenos, por su intercesión, que también nosotros, impulsados por el amor al Corazón de tu Hijo, seamos servidores de los hermanos más necesitados y marginados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento de Benedicto XVI
“Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra”.

Tema del día:
Pascua en cuarentena
Esta es una Pascua diferente a cualquier otra que hayamos experimentado. Tal vez ya estás acostumbrado a la cuarentena. Tal vez sea una montaña rusa, con días buenos y días malos. O tal vez, todavía estás bastante conmocionado. De todos modos, es seguro decir, que ésta es una Pascua diferente a cualquier otra que hayamos experimentado.

Nuestro mundo está de luto colectivo: pérdida de vidas, pérdida de conectividad, incertidumbre, inestabilidad en los trabajos, etc. Parece que nos han despojado de nuestra libertad. Nuestra esperanza en un futuro luminoso parece más tenue, y nuestra capacidad de celebrar, cuando estamos tan dispersos, parece casi imposible.

Sin embargo, hemos celebrado el Domingo de Pascua, un día de inmensa alegría. ¿Pero cómo se supone que nos alegremos en medio de tanto sufrimiento? ¿Cómo encontrar la esperanza en la Resurrección de Cristo cuando nuestro mundo parece tan desesperado?

Celebrar y vivir como “gente de Pascua” no significa que ignoremos el sufrimiento o pretendamos que no nos afecta. Más bien, nos alegramos porque comprendemos que el sufrimiento es necesario para la alegría, porque es a través de la transformación de este sufrimiento, que la alegría cobra sentido. Un sentido muy diferente al que el mundo conoce. La Pascua no hubiera existido si no hubiera atravesado un gran sufrimiento.

Después de todo, los Apóstoles pasaron su Viernes Santo y su Sábado Santo de forma muy parecida a la nuestra: encerrados en sus casas, asustados y enfrentando muchas incertidumbres. A pesar de ello, Cristo transformó su miedo y su tristeza en profundo gozo, incluso cuando la alegría parecía lo más imposible.

Entonces, ¿cómo podemos alegrarnos en estas circunstancias? No necesitamos buscar más allá de Jesús. Él nos da tres claves para la alegría:

- Esperanza: Jesús tiene esperanza al decir, en la Cruz, “todo está cumplido” y ponerse en las manos de su Padre. Él ya había hecho su parte, ahora confía y espera en Dios. Sabe que su dolor no ha sido en vano.

- Dejarse amar por Dios: Él confiaba en que lo que Dios le permitía soportar, bueno o malo, era para la salvación de los hombres. Sabía que, en medio de todo el dolor, su Padre lo estaba amando y ese amor lo sostenía. Jesús demostró esta actitud de confianza continua, con una aceptación incondicional de cada acontecimiento como regalo de Dios.

Amar a los demás: todos los días que nos quedamos en casa por amor a todos, podemos encontrar alegría como la de Jesús. En cada momento podemos ofrecer nuestro sacrificio por los demás. ¿Qué razón más grande para la alegría que esta?

La muerte no es el final... Sí, Jesús se levantó de la tumba, Él ha vencido la muerte. Y si tiene poder sobre la muerte, puede elevarnos a la vida eterna con Él. En otras palabras: si celebramos el Domingo de Pascua, celebramos que nuestra muerte es solo el comienzo de la felicidad para siempre con Dios. Incluso si lo peor nos sucede a nosotros y a quienes amamos, no es el final. Podemos esperar en una vida eterna aún más feliz que todas las alegrías que hemos conocido en este mundo.

En palabras de santa Teresita de Lisieux: “El mundo es tu barco y no tu hogar”. No vivimos para este mundo, sino para el que no se ve. La Resurrección de Cristo nos recuerda que hay mucho más para nosotros que esta realidad presente y sus penas.
* Aleteia

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El miércoles 25 de marzo de 2020, en la solemnidad de la Anunciación, 24 países fueron consagrados al Inmaculado Corazón de María, durante una ceremonia presidida por el cardenal Antonio dos Santos Marto, obispo de Leiria-Fátima, en el célebre santuario mariano de Portugal. El prelado pidió a María que "nos libre de la pandemia que nos acecha". El cardenal Antonio dos Santos Marto rezó primero un Rosario, antes de pronunciar la oración de consagración:
"En esta singular hora de sufrimiento, acoge a los que perecen, fortalece a quienes se consagran a ti y renueva al universo y a la humanidad (...) Asiste a tu Iglesia, ilumina a los dirigentes de las naciones, escucha a los pobres y afligidos, exalta a lo humildes y oprimidos, sana a los enfermos y pecadores, anima a los que se sienten abatidos y sin esperanza, libera a los cautivos y a los prisioneros y líbranos de la pandemia que nos acecha", pidió específicamente el obispo de Fátima-Leiria.
El cardenal dos Santos Marto rezó igualmente por "los niños, los ancianos y las personas más vulnerables", pidiendo a la Santísima Virgen María que "consuele a los médicos, las enfermeras, los profesionales de la salud y voluntarios" y que ayude a las familias y refuerce en nosotros el sentido comunitario y la solidaridad".
Los países que fueron consagrados son los siguientes: Albania, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Guatemala, Hungría, India, Kenia, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Portugal, República Dominicana, Rumanía, Eslovaquia y Timor Oriental. En el caso de España y Portugal, fue la renovación de su consagración, pero esta fue la primera vez que estas consagraciones tuvieron lugar al mismo tiempo. Por lo que ve a Rumanía, se trató de su primera consagración.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. En este tiempo pedimos especiales oraciones por todas las personas que en diversos países del mundo han sido afectadas por el coronavirus, rogando que el Sagrado Corazón de Jesús nos proteja ante esta terrible pandemia, y que con fe y esperanza, y siguiendo las indicaciones médicas de prevención, el riesgo de contagio vaya disminuyendo en todo el planeta. 

Pedimos oración por el eterno descanso del alma del Obispo de San Martín (Argentina), Monseñor Miguel Ángel D'Annibale, que ayer fue llamado por el Padre celestial a su morada definitiva.

Pedimos oración para dos personas de Medellín, Colombia: Marcela L., una jovencita de 25 años, que está hospitalizada muy grave por un aneurisma cerebral; y para el señor Eduardo M., hospitalizado por enfermedad coronaria e insuficiencia renal con necesidad de diálisis. Los encomendamos a la infinita misericordia de Dios.

Pedimos oración para las siguientes personas, todas de Colombia: María Trinidad A. (Trini), con fuertes dolores originados en una tendinitis en pie izquierdo; María Edilma T., afectada de cáncer diseminado por múltiples sitios; y Jefferson Samir G. F., que está convaleciente de una cirugía en columna vertebral. Te pedimos Señor que los cuides y los sanes.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Abril 15
¡Empecemos las estaciones de nuestro vía crucis personal con ánimo y con gran alegría, pues tenemos a Jesús en la sagrada Comunión, que es el Pan de la Vida que nos da vida y fuerza! Su sufrimiento es nuestra energía, nuestra alegría, nuestra pureza. Sin él no podemos hacer nada.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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