PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4074 ~ Miércoles 31 de Julio de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Carlos
Julio Torres Pastorino, fue sacerdote, escritor y periodista brasileño
(1910-1980). De sus tantos escritos tomamos este que nos sirve de motivación:
Cambia
tu modo de pensar, y tendrás salud buena y estable. Deja ya de lamentarte de
tus enfermedades. Las enfermedades se agravan con nuestros pensamientos
negativos. ¡Aleja la enfermedad, sintiendo que te vas a sanar! ¡Tú puedes sanar
completamente!
Todos
los días mejoras, bajo todo punto de vista. Iniciemos entonces cada día con
optimismo y mucha fe...
¡Buenos días!
Señor, creo en ti
Confiar
en Dios, es depositar toda tu fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas.
Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo.
Reposa en él “como un niño en brazos de su madre” (Salmo 131). Y confía, sobre
todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.
Cuando llegan la dificultad y las pruebas, en los
momentos de angustia, de duda o enfermedad, es bueno decir al Señor que
seguimos creyendo en él. “Señor, tú siempre me has dado la fuerza necesaria, y
yo, aunque débil, creo en ti. Señor, tú siempre me has dado la paz de cada día,
y yo, aunque angustiado, creo en ti. Señor, tú siempre me has guardado en las
pruebas, y yo, aunque estoy en ella, creo en ti. Señor, tú siempre has
alumbrado mis tinieblas, y yo, aunque no tengo luz, creo en ti”.
“Descarguen
en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. Si lees y
meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y otras semejantes. Te ayudarán
a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece refugio “a la sombra de sus
alas mientras vienen calamidades” de cualquier clase y magnitud. “No temas,
contigo estoy; yo te amo”, te asegura
Dios.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Éx 34, 29-35
♥ Salmo: Sal 98, 5-7. 9
♥ Santo Evangelio: Mt 13,44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «El Reino de
los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo
un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo
que tiene y compra el campo aquel.
»También es semejante el Reino de los Cielos a un
mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran
valor, va, vende todo lo que tiene y la compra».
♥ Comentario:
Hoy, Mateo pone ante nuestra consideración dos
parábolas sobre el Reino de los Cielos. El anuncio del Reino es esencial en la
predicación de Jesús y en la esperanza del pueblo elegido. Pero es notorio que
la naturaleza de ese Reino no era entendida por la mayoría. No la entendían los
sanedritas que le condenaron a muerte, no la entendían Pilatos, ni Herodes,
pero tampoco la entendieron en un principio los mismos discípulos. Sólo se
encuentra una comprensión como la que Jesús pide en el buen ladrón, clavado junto
a Él en la Cruz, cuando le dice: «Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu
Reino» (Lc 23,42). Ambos habían sido acusados como malhechores y estaban a
punto de morir; pero, por un motivo que desconocemos, el buen ladrón reconoce a
Jesús como Rey de un Reino que vendrá después de aquella terrible muerte. Sólo
podía ser un Reino espiritual.
Jesús, en su primera predicación, habla del Reino
como de un tesoro escondido cuyo hallazgo causa alegría y estimula a la compra
del campo para poder gozar de él para siempre: «Por la alegría que le da, va,
vende todo lo que tiene y compra el campo aquel» (Mt 13,44). Pero, al mismo
tiempo, alcanzar el Reino requiere buscarlo con interés y esfuerzo, hasta el
punto de vender todo lo que uno posee: «Al encontrar una perla de gran valor,
va, vende todo lo que tiene y la compra» (Mt 13,46). «¿A propósito de qué se
dice buscad y quien busca, halla? Arriesgo la idea de que se trata de las
perlas y la perla, perla que adquiere el que lo ha dado todo y ha aceptado
perderlo todo» (Orígenes).
El Reino es paz, amor, justicia y libertad.
Alcanzarlo es, a la vez, don de Dios y responsabilidad humana. Ante la grandeza
del don divino constatamos la imperfección e inestabilidad de nuestros
esfuerzos, que a veces quedan destruidos por el pecado, las guerras y la
malicia que parecen insuperables. No obstante, debemos tener confianza, pues lo
que parece imposible para el hombre es posible para Dios.
Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Ignacio de Loyola
Presbítero y Fundador de
la Compañía de Jesús (Jesuitas)
Nació en Loyola (Guipúzcoa, España) el año 1491. De
joven permaneció en la corte y se dedicó a la vida militar. Herido en la
defensa de Pamplona, tuvo que guardar reposo, y las lecturas piadosas favorecieron
su conversión a Dios. Se retiró a Montserrat y Manresa, dando inicio a los
Ejercicios espirituales. Viajó a Tierra Santa y luego estudió en Alcalá,
Salamanca y finalmente en París, donde reunió a los primeros compañeros, con
los que fundó en Roma la Compañía de Jesús. Antes, en Venecia, se ordenó de
sacerdote el año 1537. Escribió las constituciones de la Compañía, a la que dio
como lema «A mayor gloria de Dios». Fructífero fue su apostolado, por las obras
que escribió y por los discípulos que formó, que contribuyeron poderosamente a
la verdadera reforma de la Iglesia. Envió a san Francisco Javier a Oriente como
misionero. Para que Roma fuera un centro de ciencia eclesiástica, con un
plantel de doctores de los que pudiera disponer el Papa, fundó el Colegio
Romano, después llamado Universidad Gregoriana. Murió en Roma el 31 de julio de
1556.
Oración: Señor,
Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para
extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la
tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él
la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamientos de
San Ignacio de Loyola
“Reza como si todo
dependiera de Dios.
Trabaja como si todo
dependiera de ti.”
“El examen de conciencia
es siempre el mejor medio
para cuidar bien el alma.”
“Si Dios te envía muchos
sufrimientos
es una señal de que Él
tiene grandes planes para
ti,
y ciertamente desea hacerte
santo”
Tema del día:
Doctores de la Iglesia
El concepto de Doctor de la Iglesia tiene sus raíces
en el concepto de didáskalos en el Nuevo Testamento y en el tiempo
post-apostólico.
"Doctor/a de la Iglesia" es un título que
la Iglesia (el Papa o un concilio ecuménico) otorga oficialmente a ciertos
santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de
todos los tiempos.
Entre los Padres, algunos adquieren un destacado
relieve por haber iluminado ampliamente todo el campo de la revelación y
abierto nuevos caminos a la teología de los siglos posteriores; el ejemplo más
eminente es San Agustín, cuya autoridad excepcional fue reconocida
inmediatamente después de su muerte por el papa Celestino I. La Iglesia
reconoce en ellos los intérpretes autorizados de su doctrina.
Su lista se constituyó lentamente. Desde el siglo
VIII, la Iglesia latina reconoce como tal a San Ambrosio, San Agustín, San
Jerónimo y San Gregorio, mientras que la Iglesia griega reconocía tres grandes
«doctores ecuménicos» en San Basilio, San Gregorio Nacianceno y San Juan
Crisóstomo; la tradición latina posterior añadirá a éstos el nombre de San
Atanasio, con lo que se tendrán cuatro doctores griegos como se tenían ya
cuatro doctores latinos.
El título de doctor de la Iglesia recibió de
Bonifacio VIII (1298) una primera consagración oficial y litúrgica; al igual
que los apóstoles y evangelistas, los cuatro doctores latinos tienen oficio de
rito doble con Credo en la misa.
Esta lista se ha engrosado considerablemente en los
tiempos modernos. En 1567, el dominico San Pío V otorga el título de doctor a
Santo Tomás de Aquino, y, en 1588, el franciscano Sixto V hace lo propio con
San Buenaventura. En nuestros días han recibido el título y oficio de doctor,
entre los Padres de la Iglesia, los siguientes: San Atanasio, San Hilario, San
Basilio, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio Nacianceno, San Juan Crisóstomo,
San Cirilo de Alejandría, San Pedro Crisólogo, San León, San Isidoro de
Sevilla, San Juan Damasceno; entre los teólogos de la Edad Media y de los
tiempos modernos, después de Santo Tomás y San Buenaventura lo han recibido San
Beda (+ 735), San Pedro Damián (1072), San Anselmo (1109), San Bernardo (1153),
San Antonio de Padua (1231), San Alberto Magno (1280), San Juan de la Cruz
(1591) San Pedro Canisio (1597), San Roberto Belarmino (1621), San Francisco de
Sales (1622) y San Alfonso María de Ligorio (1787). Santa Catalina de Siena,
Santa Teresa de Jesús y Santa Teresa del Niño Jesús.
Recientemente, en octubre de 2012, san Juan de Ávila
y Santa Hildegarda de Bingen fueron proclamados Doctores de la Iglesia por el
Papa Benedicto XVI.
El título de doctor representa, además del oficio
litúrgico, la recomendación de su doctrina, sobre todo en orden a la enseñanza
En la actualidad hay 35 Doctores de la iglesia, que
(por orden alfabético) son:
San Agustín, San Alberto Magno, San Alfonso Ligorio,
San Ambrosio, San Anselmo, San Antonio de Padua, San Atanasio, San Basilio el
Grande, San Beda el Venerable, San Bernardo, San Buenaventura, San Cirilo de
Alejandría, San Cirilo de Jerusalén, San Efrén, San Francisco de Sales, San
Gregorio Magno, San Gregorio Nacianceno, San Hilario de Poitiers, Santa
Hildegarda de Bingen, San Isidoro de Sevilla, San Jerónimo, San Juan
Crisóstomo, San Juan Damasceno, San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz, San
León Magno, San Lorenzo de Brindisi, San Pedro Canisio, San Pedro Crisólogo,
San Pedro Damiani, San Roberto Belarmino, Santa Catalina de Siena, Santa Teresa
de Jesús (de Ávila), Santa Teresa de Lisieux, Santo Tomás de Aquino.
Fuente: Catholic.net
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet:
Biografía de San Ignacio de Loyola.
Biografía de San Ignacio de Loyola.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Hace unos días, durante una clase de catecismo un
niño me sorprendió. Sólo tenía 5 niños inscritos y compré 6 regalos por si
llegaba uno más. Pero cuál fue mi sorpresa, llegaron 2. ¿Qué iba a hacer para
que los obsequios alcanzaran para todos?
Les traté de explicar que lo que les había llevado no
alcanzaría para todos y que mejor se los entregaría el siguiente sábado. Una de
las niñas, sin más ni más, me ve directamente a los ojos (cosa que a los
adultos se nos olvida cuando hemos comenzado a crecer y tenemos que dar
solución a un problema), y me dice: "No importa, dele a mis compañeros, a
mí me lo entregará la próxima semana". Me dejó helado. Por un momento no
supe qué hacer ni qué decir.
En tan sólo un instante pasaron por mi mente esos
años en los que yo no era igual de desprendido que esa niña. ¡Qué vergüenza
sentí! Cuantas veces me he encontrado en la misma situación y me ha importado
más mi persona que quien me rodea.
¡Qué lección tan grande se encerraba en una personita
tan pequeña! En ese momento mi Dios me recordó cuan valiosos son los más pequeños
para Él. Y que cuanto más procuremos parecer como ellos más cerca estaremos de
nuestro Dios.
Gracias Señor por amarme tanto y permitirme estar
cerca de esos pequeñitos.
Reflexión: "Todo cambia y se desvanece, sólo
Dios permanece".
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Cinco minutos con Jesús
Julio 31
Como verdadero discípulo del Señor debes dar
testimonio de Él, de su doctrina, de su resurrección y de su actual vivencia en
el mundo.
Jesús no sólo vive Él, sino que vivifica a los que se
dejan influenciar por su Espíritu, que es Espíritu de Vida.
No es que Jesús, como Él nos advierte, necesite de
nuestro testimonio; somos nosotros los que necesitamos vivir ese testimonio
para vivir dentro del ámbito de la vida, o como dice Jesús: Digo esto para que se salven.
Triste y trágico sería que Jesús tuviera que afirmar
también de nosotros: Ustedes nunca han
escuchado la voz del Padre... y su Palabra no habita en ustedes.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
PÁGINAS
DE FELIPE DE URCA:
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
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