PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 3933 ~ Martes 5 de Marzo de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Este
miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.
Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»?
-
Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual
que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro
alrededor. Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra
sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es
Satanás.
-
Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad,
o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y
asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con
particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia
«cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24). La «cruz», por
más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que
evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo
alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.
-
Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y
comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que
lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo,
de la paz sobre la violencia.
Desde
esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso
compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.
(Benedicto XVI)
¡Buenos días!
“Si tuviera 20 años”
Napoleón, desterrado en el islote de Santa Elena,
hacia el final de su vida dijo un día a uno de los oficiales que lo
acompañaban: “¡Ah, si yo volviera a tener 20 años, no dejaría ni un solo día de
mi vida sin leer una página de la Biblia!!” Lástima que para él fue demasiado
tarde.
Dicen las estadísticas
que una persona común lee a lo largo de su vida unas 200.000 páginas de diarios
con todo lo que sabemos que hay allí de chismes, escándalos, violencia,
vanidad, frivolidad, politiquería, etc. (también hay algunas noticias rescatables
y edificantes); y en cambio, la mayor parte de las personas del mundo mueren
sin haber leído la Biblia, que no pasa de 1.500 páginas. Tuvieron ojos para
leer 200.000 páginas de materialismo, sensacionalismo y banalidades, y no les
alcanzó la vista para comer con sus ojos las 1.500 páginas de Maná venido del
cielo, del Pan de vida eterna, para tomar fuerza cada día y ser mejores
personas: más generosas, más pacientes, más responsables y llenas de fe en
Dios.
Tienes tiempo todavía…con la ayuda del Señor toma la
mejor decisión: leer cada día una página de la Biblia. Puedes comenzar con leer
el Evangelio que la Iglesia propone para ese día. Lo puedes encontrar aquí
mismo, donde hay también un breve comentario para orientar tu lectura y
reflexión.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Ecli 35, 1-12
♥ Salmo: Sal 49, 5-8. 14. 23
♥ SANTO EVANGELIO: Mc 10,28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya
lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os
aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o
hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno:
ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con
persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán
últimos y los últimos, primeros».
♥ Comentario:
Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a
buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores,
amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da
confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede
desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o
hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).
¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto
aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al
Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como
queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?
La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno:
ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él
no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es
realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos
traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las
dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar
y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello
que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su
muerte en Cruz.
Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y
acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por
medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que
Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a
esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay
otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...”
significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad
con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto
es urgente, ¿no te parece?
Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Adrián de Cesarea
Mártir
En el sexto año de la persecución de Diocleciano,
siendo Firmiliano gobernador de Palestina, en el año 309, Adrián y Eubulo
fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los
guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los
mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.
Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y
desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a
las fieras. Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián
fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Palabras del Papa
Francisco
“La Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en
el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo.
El Señor ―que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños
del Tentador― nos muestra el camino a seguir. Que el Espíritu Santo nos guíe a
realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la
Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo
presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que
manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de
Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes
del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.
Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos
abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y
daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua”.
Francisco
Tema del día:
¿Cómo vivir la Cuaresma?
Durante este tiempo especial de purificación que
vamos a vivir, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos
propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición
indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa
en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón
y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a
ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y
la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al
Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del
ayuno, según las posibilidades de cada uno.
La mortificación y la renuncia en las circunstancias
ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el
espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias,
sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son
molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos
que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas
cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.
De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos
propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos
lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera
apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua
santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la
adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de
pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera
especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que
nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y
efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana"
(Juan Pablo II).
Cómo vivir la Cuaresma
1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome
Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si
me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen
momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa
los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión.
Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para
llevarla a cabo.
2. Luchando por cambiar
Analiza tu conducta para conocer en qué estás
fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo
lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil
cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no
se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un
plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto
para poderlo cumplir.
3. Haciendo sacrificios
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere,
que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer
una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es
ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser
amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada
uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los
días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4. Haciendo oración
Aprovecha estos días para orar, para platicar con
Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar
de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes
relacionados con la Cuaresma.
Fuente: Aciprensa
Mes de San José
Día 5º- Hombre de fe.
Aún más que Abraham, a ti, san José, te tocó creer en
lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación
del Hijo de Dios.
Fortalece, oh san José, a quien se desanima y abre
los corazones para confiar en la Providencia de Dios.
Web Católico de Javier
Un minuto con María
La Sagrada Familia fue una verdadera comunidad
misionera que asumió la labor misionera del Hijo. De hecho, la misión de
Jesucristo se convirtió en la vocación de María y José, quienes pusieron su
libertad a disposición de su Hijo.
Estos dos santos, unidos por
el respeto y el amor en una comunión pura y fecunda, emprendieron el camino de
la vida con Cristo y para Cristo. Con Él y para Él fueron de Nazaret (el
jardín) a Belén (ciudad del pan), de Belén a Egipto, de Egipto a Nazaret:
llevaron a Cristo por los caminos del mundo y fueron los primeros colaboradores
de la Redención.
Esta Sagrada Familia era el
Arca de la Alianza llevada al éxodo de la vida y era "una escuela del
Evangelio, donde uno aprende a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en
el significado profundo y misterioso de esta manifestación del Hijo de Dios tan
simple, humilde y hermosa" (Pablo VI, Discurso en Nazaret, 5 de enero de
1964), con miras a llevarlo más tarde al mundo como misioneros de paz.
Monseñor Francesco Follo
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos
sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Paloma, una niña pequeña de Buenos Aires, Argentina, que tiene una
bacteria alojada en sus pulmones y está ahora con antibióticos y con tres meses
de internación domiciliaria. Pedimos a la Virgen de Lourdes por ella, para que
interceda ante Jesús por su pronta y total recuperación.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos con Jesús
Marzo 5
Sólo Cristo puede operar el cambio, la transformación
del sufrimiento en paz, del resentimiento en verdadera caridad, de la angustia
en la alegría.
Con Cristo presente el orgullo desaparece, la susceptibilidad
se evapora, el amor propio cede.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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