jueves, 20 de noviembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0560

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0560 ~ Jueves 20 de Noviembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)




Hola !!!
Hoy quiero iniciar las "Pequeñas Semillitas" del jueves con esta reflexión de la Madre Teresa de Calcuta:
"La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz".



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».
(Lucas 19, 41-44)

Comentario
Hoy, la imagen que nos presenta el Evangelio es la de un Jesús que «lloró» (Lc 19,41) por la suerte de la ciudad escogida, que no ha reconocido la presencia de su Salvador. Conociendo las noticias que se han dado en los últimos tiempos, nos resultaría fácil aplicar esta lamentación a la ciudad que es —a la vez— santa y fuente de divisiones.
Pero mirando más allá, podemos identificar esta Jerusalén con el pueblo escogido, que es la Iglesia, y —por extensión— con el mundo en el que ésta ha de llevar a término su misión. Si así lo hacemos, nos encontraremos con una comunidad que, aunque ha alcanzado cimas altísimas en el campo de la tecnología y de la ciencia, gime y llora, porque vive rodeada por el egoísmo de sus miembros, porque ha levantado a su alrededor los muros de la violencia y del desorden moral, porque lanza por los suelos a sus hijos, arrastrándolos con las cadenas de un individualismo deshumanizante. En definitiva, lo que nos encontraremos es un pueblo que no ha sabido reconocer el Dios que la visitaba (cf. Lc 19,44).
Sin embargo, nosotros los cristianos, no podemos quedarnos en la pura lamentación, no hemos de ser profetas de desventuras, sino hombres de esperanza. Conocemos el final de la historia, sabemos que Cristo ha hecho caer los muros y ha roto las cadenas: las lágrimas que derrama en este Evangelio prefiguran la sangre con la cual nos ha salvado.
De hecho, Jesús está presente en su Iglesia, especialmente a través de aquellos más necesitados. Hemos de advertir esta presencia para entender la ternura que Cristo tiene por nosotros: es tan excelso su amor, nos dice san Ambrosio, que Él se ha hecho pequeño y humilde para que lleguemos a ser grandes; Él se ha dejado atar entre pañales como un niño para que nosotros seamos liberados de los lazos del pecado; Él se ha dejado clavar en la cruz para que nosotros seamos contados entre las estrellas del cielo... Por eso, hemos de dar gracias a Dios, y descubrir presente en medio de nosotros a aquel que nos visita y nos redime.
Rev. D. Blas Ruiz i López (Ascó-Tarragona, España)



Santoral Católico



San Félix de Valois


Algunos escritos de la "Orden de la Santísima Trinidad", afirman que San Félix llevaba el apellido de Valois porque pertenecía a la familia real de Francia, pero en realidad el nombre proviene de la provincia de Valois donde habitó originalmente.

Según se dice, vivió como ermitaño en el bosque de Gandelu, en la diócesis de Soissons, en un pueblo llamado Cerfroid. Tenía el propósito de pasar su vida en la oscuridad pero Dios lo dispuso de otro modo. En efecto, San Juan de Mata, discípulo de San Félix, le propuso que fundase una orden para el rescate de los cautivos. Aunque el santo tenía ya setenta años, se ofreció a hacer y sufrir cuanto Dios quisiera por un fin tan noble. Así, los dos santos partieron juntos a Roma en el invierno de 1197 para solicitar la aprobación de la Santa Sede.

San Félix propaga la orden en Italia y Francia. En París fundó el convento de San Maturino y cuando San Juan volvió a Roma, San Félix a pesar de su avanzada edad, administró la provincia francesa y la casa madre de la orden en Cerfroid. Ahí murió a los ochenta y seis años de edad en 1212.

Según la tradición de los trinitarios, los dos santos fueron canonizados por el Papa Urbano IV en 1262. Alejandro VII confirmó el culto de los dos fundadores en 1666.



Pensamiento



"Ten valor para las grandes penas de la vida y paciencia para las pequeñas; y cuando hayas concluído tus tareas diarias, vete a dormir en paz... Dios está despierto"




Tema del día : El espejo



Es casi seguro que todos los días, por lo menos una vez, nos miramos al espejo, ya sea para peinarnos, pintarnos o arreglarnos el cabello, o en el caso de los caballeros la corbata.

Nos miramos, ¿pero en realidad nos vemos? ¿Nos tomamos el tiempo y la molestia de mirarnos a los ojos, profundamente, para tratar de percibir qué es lo que hay en el fondo de ellos? ¿Qué es lo que nos transmiten? ¿Sabemos realmente el colorido que tienen en ese momento? ¿Están expresando curiosidad, alegría, bronca o temor? ¿Qué es lo que hace que todos tengamos ojos diferentes, no solamente en cuanto a color, forma, etc.?

Creo que ha llegado el momento en que realmente nos tenemos que mirar a los ojos, no solamente en la forma que utilizamos en la vida cotidiana, sino con todo nuestro corazón, tratando de mirar hacia adentro para descubrir nuestro Ser Interior, ese Ser de Luz al que hemos olvidado durante tanto tiempo.

Para conocer nuevamente a ese Ser, tendremos que mirarlo con los ojos del corazón. Al principio veremos un cuerpo físico, pero debemos penetrar más allá de la forma física, más allá de los ojos físicos, y dentro de ellos, a través de la energía que fluye por la mirada, reconoceremos a ese Ser como el antiguo compañero milenario. El amigo eterno que nos ama profundamente y sin condiciones. Un ser que nunca nos ha abandonado, aunque nosotros nos hayamos olvidado de su presencia.

Cuando nos miramos en el espejo, cada día, por detrás de nuestros ojos físicos, ese eterno Amigo nos mira con infinito amor y sin juzgar. Aprendamos a reencontrarlo cada vez que nos encontremos, en el espejo, con el reflejo de nuestros propios ojos.

Imagínense mirándose al espejo. ¿Quién es esa persona? Mentalmente mírenle a los ojos tan profundamente como si fuesen los ojos de una persona amada o de un Maestro. Reconozcan a ese Ser. ¿Qué están viendo? ¿Qué expresión existe en sus ojos? ¿Hay tristeza en ellos?

Preguntémonos mentalmente como si la imagen que vemos en el espejo fuese de otra persona: "¿Quién eres tú?" Sientan la respuesta en su propio corazón. Abramos nuestra alma y contemplémosla. Este Ser nos va a contar la historia de nuestra vida. Acompañémoslo. Tratemos de desidentificarnos de nuestro cuerpo y personalidad para poder discernir, con la mente y los ojos del corazón, vivencialmente, quién es esa persona. ¿Cuáles son sus temores y ansias? Osemos penetrar en la intimidad de esa persona para ver la inocencia, la timidez y la vulnerabilidad del ser que vive en nuestro interior. Poco a poco, notaremos que ese rostro se transforma, a veces se endurece, otras se ablanda... A veces hombre, otras mujer... A veces feo, otras bonito...

Tomemos conciencia de nuestros sentimientos a medida que contemplamos ese rostro. Agudicemos nuestra percepción más allá de nuestras proyecciones. Entremos en contacto con él, conociéndolo, honrándolo. Sintamos la gloria, el júbilo de volver a unirnos con esa parte tan profunda de nuestro ser. Digamos interiormente: "Bienvenido a mi vida, a mi conciencia".

Ese ser nos ama más de lo que cualquier persona jamás podrá amarnos. Todo lo que hemos buscado o buscamos fuera de nosotros mismos lo vamos a encontrar en esos ojos que alcanzan lo más profundo del corazón. Descubramos la dignidad, la grandeza, la paz y la luz que irradian esos ojos.

Debemos permitirnos sentir la emoción de ese encuentro esencial, el lujo de esa emoción tan profunda. Acerquémonos más y más a él. Tratemos de mirar a través de esos ojos, el mirar de ese Ser tan perfecto que vive en nosotros, ese Ser Crístico que somos nosotros. Sintámonos desnudos ante los ojos de ese Ser que todo lo ve y todo lo comprende amorosamente. Sintamos la emoción y la paz, la armonía y la plenitud. Ahí está nuestra otra mitad... sintámonos completos.

A medida que contemplemos los ojos tan bellos con la visión del corazón, no de la mente, percibiremos que ese rostro comenzará a convertirse en un rostro de luz. Todo nuestro físico empezará a irradiar luz.

Ese Ser Crístico, esa esencia que contemplamos, vive dentro nuestro y se manifiesta con una voz muy sutil, un sonido tan suave que casi nunca conseguimos escucharlo, porque los ruidos de las ilusiones, los temores y la agitación de la vida cotidiana no nos lo permiten.

Contemplemos a ese Ser Crístico dentro de nuestro cuerpo y unámonos a él, disolviéndonos en él. Pidámosle que nos guíe y nos ayude, que ilumine nuestra mente, nuestro cerebro, con su sabiduría, entendimiento e inteligencia superior, y que nos ayude a entender el por qué de esta vida.

Ahora sentiremos nuestro cuerpo físico iluminado por entero, la aceleración de esa energía que vive dentro de nosotros en las dimensiones más altas del Ser. Nuestro cerebro se ilumina con una luz dorada de alta frecuencia, abriendo las compuertas del entendimiento y de la percepción superior, permitiéndonos contemplar ese mismo Ser Crístico en las demás personas.




Meditación breve



La prosperidad es mucho más que tener dinero suficiente para pagar las cuentas y comprar cosas nuevas. La verdadera prosperidad es la abundancia de todo tipo de bendiciones: amigos afectuosos, relaciones armoniosas, felicidad verdadera y paz interior.
Puedo tener un trabajo con el que gano dinero o proporcionar algún servicio que alguien esté dispuesto a pagar, pero, ¿qué puedo hacer para obtener felicidad, gozo y paz? La buena noticia es que necesito obtener esas bendiciones. Dios provee a mi prosperidad, de modo que soy bendecido por una vida espiritualmente enriquecida.
Al trabajar con Dios, me abro a todo un mundo de abundancia. Dios ya conoce mis necesidades y los deseos de mi corazón. En mi sociedad con Dios, tengo la seguridad de recibir todo aquello que bendiga mi corazón y mi alma.



Pedidos de oración



Pedimos oración por el joven Fernando Daniel del Corazón de Jesús, que vive en Luque, Provincia de Córdoba, Argentina, y que está siendo estudiado por un problema en su oído izquierdo que le está significando perder la audición. Que el Señor lo acompañe para que esta situación pueda resolverse totalmente. El pedido es formulado por sus mamá, Alejandra.


Pedimos oración por la salud de AgustinaV., lectora argentina de "Pequeñas Semillitas", que tiene problemas renales por los que se tiene que dializar día por medio. Que el Señor la mire con bondad y le conceda la salud que tanto necesita para dejar de depender de la diálisis.


Pedimos oración por Josefina R. que vive en Córdoba, Argentina, tiene 84 años y su salud está muy deteriorada. El pedido lo formula su hija María Estela.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.




Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



La devoción que tengas a la Virgen María, y la seguridad de su protección, no pueden eximirte de poner tu esfuerzo personal, apartándote del pecado y ejercitando tu alma en todas las virtudes.
La devoción a la Virgen potenciará y elevará tu acción personal; haz tu esfuerzo personal y ofrécelo a la Virgen; deja que lo demás corra por su cuenta.

Virgen María, me pongo bajo tu protección materna y te ruego que bendigas mi esfuerzo por ser fiel al Evangelio de tu Hijo Jesús.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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