domingo, 15 de junio de 2025

Pequeñas Semillitas 6011

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6011 ~ Domingo 15 de Junio de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Una semana después de Pentecostés, la liturgia de la Iglesia nos propone celebrar la Solemnidad de la Santísima Trinidad.
Muchas veces invocamos a la Santísima Trinidad y lo hacemos con poca atención. La Santa Misa está envuelta en invocaciones a la Trinidad: Comenzamos haciendo la señal de la cruz en el nombre de la Trinidad y terminamos con la bendición que da el sacerdote en el nombre de la Trinidad. Dentro de la misa está el gloria, que es alabanza a los Tres, el Credo, profesando nuestra fe en la Trinidad. Y así casi todas las oraciones, que se dirigen al Padre, por medio de su Hijo en el Espíritu.
Muchas veces decimos: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Que lo digamos con entusiasmo y mucho amor, para que esa comunidad de vida que hay en la Trinidad sea un ejemplo a seguir en nuestras comunidades, ya que hemos sido creados “a imagen y semejanza de Dios”.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- SANTÍSIMA TRINIDAD -
Primera Lectura: Proverbios 8, 22-31
 
Salmo: Sal 8, 4-5. 6-7. 8-9
 
Segunda Lectura: Romanos 5, 1-5
 
Santo Evangelio: Jn 16,12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’».
 
Comentario:
Hoy celebramos la solemnidad del misterio que está en el centro de nuestra fe, del cual todo procede y al cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. Dice Jesús: «Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».
Aprendamos de esto la gran y consoladora verdad: la Trinidad Santísima, lejos de ponerse aparte, distante e inaccesible, viene a nosotros, habita en nosotros y nos transforma en interlocutores suyos. Y esto por medio del Espíritu, quien así nos guía hasta la verdad completa (cf. Jn 16,13). La incomparable “dignidad del cristiano”, de la cual hablaba varias veces san León el Grande, es ésta: poseer en sí el misterio de Dios y, entonces, tener ya, desde esta tierra, la propia “ciudadanía” en el cielo (cf. Flp 3,20), es decir, en el seno de la Trinidad Santísima.
* Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano) © Textos de Evangeli.net 
 
Pensamiento del día
«En esta fiesta en la que celebramos a Dios: el misterio de un único Dios y este Dios es el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Tres personas, pero Dios es uno! El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu es Dios. Pero no son tres dioses: es un solo Dios en tres Personas. Es un misterio que nos ha revelado Jesucristo: la Santa Trinidad... Este misterio de la Trinidad nos fue desvelado por el mismo Jesús. Él nos hizo conocer el rostro de Dios como Padre misericordioso; se presentó a Sí mismo, verdadero hombre, como Hijo de Dios y Verbo del Padre, Salvador que da su vida por nosotros; y habló del Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, Espíritu de la Verdad, Espíritu Paráclito»
(PAPA FRANCISCO, 30 de mayo de 2021)
 
Predicación del Evangelio:
¿Es necesario creer en la Trinidad?
¿Es necesario creer en la Trinidad? ¿Se puede? ¿Sirve para algo? ¿No es una construcción intelectual innecesaria? ¿Cambia en algo nuestra fe si no creemos en el Dios trinitario? Hace dos siglos, el célebre filósofo Immanuel Kant escribía estas palabras: «Desde el punto de vista práctico, la doctrina de la Trinidad es perfectamente inútil».
 
¡Nada más lejos de la realidad! La fe en la Trinidad cambia no solo nuestra visión de Dios, sino también nuestra manera de entender la vida. Confesar la Trinidad de Dios es creer que Dios es un misterio de comunión y de amor. No un ser cerrado e impenetrable, inmóvil e indiferente. Su intimidad misteriosa es solo amor y comunicación. Consecuencia: en el fondo último de la realidad, dando sentido y existencia a todo, no hay sino Amor. Todo lo que existe viene del Amor.
 
El Padre es Amor originario, la fuente de todo amor. Él empieza el amor. «Solo él empieza a amar sin motivos; es más, es él quien desde siempre ha empezado a amar» (Eberhard Jüngel). El Padre ama desde siempre y para siempre, sin ser obligado ni motivado desde fuera. Es el «eterno Amante». Ama y seguirá amando siempre. Nunca nos retirará su amor y fidelidad. De él solo brota amor. Consecuencia: creados a su imagen, estamos hechos para amar. Solo amando acertamos en la existencia.
 
El ser del Hijo consiste en recibir el amor del Padre. Él es el «Amado eternamente», antes de la creación del mundo. El Hijo es el Amor que acoge, la respuesta eterna al amor del Padre. El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino! Consecuencia: creados a imagen de ese Dios, estamos hechos no solo para amar, sino para ser amados.
 
El Espíritu Santo es la comunión del Padre y del Hijo. Él es el Amor eterno entre el Padre amante y el Hijo amado, el que revela que el amor divino no es posesión celosa del Padre ni acaparamiento egoísta del Hijo. El amor verdadero es siempre apertura, don, comunicación desbordante. Por eso, el Amor de Dios no se queda en sí mismo, sino que se comunica y se extiende hasta sus criaturas. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Romanos 5,5). Consecuencia: creados a imagen de ese Dios, estamos hechos para amarnos, sin acaparar y sin encerrarnos en amores ficticios y egoístas.
(P. José Antonio Pagola  - Imagen de Revista SIC)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: “Santísima Trinidad”
Puedes acceder en la dirección:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Santa Tecla, El Salvador, los familiares de Claudia Yanira Aguilar de Alas (45 años de edad), agradecen las oraciones hechas en su favor durante el curso de su grave enfermedad que finalmente la condujo a los brazos del Señor el pasado día 1 de junio a las 3 de la tarde, hora de la Misericordia, de la que era tan devota. En particular, su hermana Anabella, da gracias a Dios por la extraordinaria hermana que tuvo.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones del P. Santiago Martín
La Santísima Trinidad sirve como permanente modelo de comportamiento al cristiano. Es un modelo que nos enseña a trabajar por la unidad, pero con el sello típico de la familia trinitaria. Dios es unidad, es uno, pero a la vez es diferencia, ya que son tres personas distintas. La esencia misma de Dios -el que sea uno y diferente a la vez-, nos enseña a respetar las legítimas diferencias que existen mientras que procuramos alcanzar la unidad entre nosotros.
Esta “palabra de vida”, por lo tanto, nos está invitando a hacer todo lo posible por conseguir la unidad en lo esencial mientras respetamos la pluralidad en lo accidental. Eso debe conducirnos a ceder en todo lo que no sea verdaderamente esencial antes que romper. Porque, por desgracia, la mayor parte de los conflictos no suceden porque estén en juego cuestiones fundamentales, ni en casa ni en la Iglesia, sino por los pequeños egoísmos, por los deseos de figurar, por el orgullo de no reconocer que nos hemos equivocado, por la negativa a perdonar o a pedir perdón. Con frecuencia, las cuestiones grandes y esenciales son puestas como pantalla, como excusa, para justificar las luchas que son llevadas a cabo por sentimientos innobles y ruines.
Debemos ser, pues, conscientes de que la unidad es un gran tesoro que hay que defender a toda costa y que, precisamente, para que no se rompa hay que aprender a respetar las legítimas diferencias, a aceptar que el otro sea distinto porque tiene derecho a serlo e incluso que ese mismo hecho -el ser distinto- es un don para todos los demás, porque así nos podemos complementar. Dios mantuvo la unidad respetando las legítimas diferencias y ese debe ser nuestro modelo.

 
Un año con María
Junio 15: La vida tormentosa
No hay un pronóstico certero para las caídas; quizá vives una vida primaveral, pero ocurre algo que te lleva a un invierno repentino o a un tiempo lluvioso o seco.
Recuerdo un hecho concreto de mi vida, tenía 8 años y en un viaje a Catamarca a mi mamá le empezó a faltar el aire. Ya en el hospital nos confirmaron un grave problema de corazón. Ese viajo bastó para que dé un giro mi vida. Buscando una explicación, hasta llegué a pensar que Dios me estaba castigando.
Con el tiempo comprendí que estaba equivocado. Dios te eligió desde el vientre de tu madre. Dios sabe todo y esto es parte del destino. Hay respuestas que los humanos no tenemos, hay cosas que entenderemos en la eternidad. Mira a María. Ella asume todo por amor, comprende todo desde la fe y asume con esperanza todo.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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