jueves, 14 de noviembre de 2024

Pequeñas Semillitas 5816

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5816 ~ Jueves 14 de Noviembre de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Iniciamos hoy “Pequeñas Semillitas” transcribiendo esta 'oración para tener un alma alegre', cuyo autor es San Alberto Hurtado:
Señor, son tantos los que sufren en el mundo de hoy... y tan pocos los que saben olvidar su dolor.
Yo quiero ser Luz que refleje tu lámpara. Y levadura buena que te esponje las almas.
Te doy gracias Señor porque has resucitado y mataste en mi alma la angustia del pecado.
Si me pides la vida, quiero darla contento, y si no quieres que muera, quiero vivir sonriendo, quiero reír, quiero soñar, quiero darles a todos la alegría de amar.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Fmn 7-20
 
Salmo: Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10
 
Santo Evangelio: Lc 17,20-25
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».
 
Comentario:
Hoy, los fariseos preguntan a Jesús una cosa que ha interesado siempre con una mezcla de interés, curiosidad, miedo...: ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¿Cuándo será el día definitivo, el fin del mundo, el retorno de Cristo para juzgar a los vivos y a los difuntos en el juicio final?
Jesús dijo que eso es imprevisible. Lo único que sabemos es que vendrá súbitamente, sin avisar: será «como relámpago fulgurante» (Lc 17,24), un acontecimiento repentino y, a la vez, lleno de luz y de gloria. En cuanto a las circunstancias, la segunda llegada de Jesús permanece en el misterio. Pero Jesús nos da una pista auténtica y segura: desde ahora, «el Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21). O bien: «dentro de vosotros».
El gran suceso del último día será un hecho universal, pero ocurre también en el pequeño microcosmos de cada corazón. Es ahí donde se ha de ir a buscar el Reino. Es en nuestro interior donde está el Cielo, donde hemos de encontrar a Jesús.
Este Reino, que comenzará imprevisiblemente “fuera”, puede comenzar ya ahora “dentro” de nosotros. El último día se configura ahora ya en el interior de cada uno. Si queremos entrar en el Reino el día final, hemos de hacer entrar ahora el Reino dentro de nosotros. Si queremos que Jesús en aquel momento definitivo sea nuestro juez misericordioso, hagamos que Él ahora sea nuestro amigo y huésped interior.
San Bernardo, en un sermón de Adviento, habla de tres venidas de Jesús. La primera venida, cuando se hizo hombre; la última, cuando vendrá como juez. Hay una venida intermedia, que es la que tiene lugar ahora en el corazón de cada uno. Es ahí donde se hacen presentes, a nivel personal y de experiencia, la primera y la última venida. La sentencia que pronunciará Jesús el día del Juicio, será la que ahora resuene en nuestro corazón. Aquello que todavía no ha llegado, es ya ahora una realidad.
* Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Santoral Católico:
San José Pignatelli
De familia italiana, nació en Zaragoza (España) en 1737. Ingresó a la comunidad jesuita y empezó a trabajar en los apostolados de su Comunidad, especialmente en enseñar catecismo a los niños y a los presos. En 1767 la masonería mundial estableció un acuerdo para pedir a todos los gobernantes que expulsaran de sus países a los padres Jesuitas. El rey Carlos III de España obedeció las órdenes masónicas y expulsó de territorio español y de sus colonias respectivas a todos los jesuitas. El Padre José Pignatelli y su hermano por pertenecer a una familia aristocrática recibieron la oferta de poder quedarse en España pero con la condición de renunciar a su vocación jesuita; los hermanos no aceptaron y prefirieron el destierro en la Isla de Córcega. Sin embargo, los franceses invadieron la isla, y ambos también fueron expulsados del lugar. En 1774 Clemente XIV por petición de los reyes españoles emitió un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús; como resultado del decreto, aproximadamente 23 mil jesuitas fueron obligados a abandonar sus respectivos conventos y monasterios. San José Pignatelli junto con sus demás compañeros obedecieron humildemente y durante los 20 años siguientes soportaron pacientemente sufrimientos y humillaciones. Más adelante, el santo con permiso del Papa Pío VI se afilió a los jesuitas que estaban en Rusia y con la ayuda de ellos empezó a organizar a los jesuitas en Italia. Conseguía vocaciones y mandaba los novicios a Rusia para su formación y preparación. El jefe de los jesuitas de Rusia lo nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío VII aprobó ese nombramiento. Así la comunidad empezaba a renacer otra vez, aunque fuera a paso lento y en secreto. El santo oraba y trabajaba sin descanso por conseguir que su Comunidad volviera a renacer, y en 1804 logró con gran alegría que en el reino de Nápoles fuera restablecida la congregación. Al poco tiempo y con las generosas ayudas que le enviaban sus familiares logró restablecer conventos jesuitas en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña. A pocos meses de conseguir la aprobación Pontificia y así restablecer la Compañía de Jesús, el Padre José falleció en 1811. Tres años después, libre del destierro de Napoleón, el Papa Pío XI retorna a Roma y decretó instituida la Compañía de Jesús en el mundo.
Para más información hacer clic acá.
(ACI Prensa – Catholic.net – Fervor Católico)
 
Pensamiento del día
«Aprende a relacionarte con tu silencio interior y recuerda que todo en esta vida tiene un propósito; que no hay errores ni coincidencias: todos los acontecimientos son bendiciones que nos son dadas para que aprendamos algo de ellas»
(ELIZABETH KUBLER-ROSS)
 
Tema del día:
Novenas y Fiestas Patronales
Por: Mónica Muñoz para Aleteia
 
La Iglesia celebra muchas novenas y fiestas patronales dedicados a los santos durante el año litúrgico, pero ¿te has preguntado cuál es su origen?
 
Dentro de la Iglesia católica son muy populares las novenas y las fiestas patronales, dedicadas al Señor Jesús, a la santísima Virgen, a los ángeles y a los innumerables santos que tenemos como intercesores en el cielo.
 
Es verdad que son coloridas y llenas de significado, porque la fe y la religiosidad popular se viven con esplendor en todo el mundo, sin embargo, ¿cuál es el origen y la finalidad de dichas festividades?
 
¿Qué es una novena?
Rezar y celebrar la Eucaristía durante los nueve días previos a la fiesta de algún santo es una tradición muy arraigada. Su origen está en los nueve días que los Apóstoles pasaron orando en el cenáculo desde el día de la Ascensión del Señor hasta el día de Pentecostés.
 
Además, la costumbre de juntarse para orar consta en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde leemos lo siguiente: “Todos ellos se reunían siempre para orar con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús…” (Hech 1, 14).
 
De este modo, la novena adquirió un sentido de anticipación y preparación a una fiesta.
 
Algunas novenas en la liturgia
La Iglesia ha incluido en la liturgia algunas novenas, como menciona el Directorio sobre Piedad Popular y a Liturgia acerca de la Novena de Pentecostés (no. 155) o la Novena de Navidad (no. 103), una preparación remota del 17 al 23 de diciembre, donde se invita a los fieles a rezar Vísperas.
 
Y en países como México y España se acostumbra rezar el Santo Rosario y cantar las "posadas", acompañando a san José y a la santísima Virgen María para encontrar un lugar en el que pueda nacer el Niño Jesús.
 
Y no podemos olvidar "la práctica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la "gran promesa" hecha por Jesús a santa Margarita María de Alacoque" (no. 171)
 
¿Por qué celebrar una fiesta patronal?
Ahora bien, sabemos que la Iglesia siempre ha venerado a los santos, porque son "discípulos insignes del Señor y, por tanto, modelos de vida evangélica; en los procesos de canonización, la Iglesia reconoce la heroicidad de sus virtudes y consiguientemente los propone como modelos a imitar" (no. 211).
 
El Directorio dice que: "La celebración de una fiesta en honor de un Santo [...] es sin duda una expresión eminente del culto que les tributa la comunidad eclesial: conlleva, en muchos casos, la celebración de la Eucaristía" (no. 227).
 
Agrega que "el día de la fiesta del Santo tiene una gran importancia, tanto desde el punto de vista de la Liturgia como de la piedad popular. En un breve e idéntico espacio de tiempo, concurren numerosas expresiones cultuales, tanto litúrgicas como populares".
 
El centro es Cristo
Sin embargo, hay que recordar que el centro de la fiesta es Cristo y se debe dar la adecuada catequesis y acompañamiento pastoral a los fieles para no caer en excesos y desvíos que mermen el sentido de la celebración patronal.
 
Porque lo importante es agradecer a Dios por aquellos santos y aprovechar las gracias que el Señor derrama a través de ellos, en una hermosa manifestación de fe y comunión de la Iglesia peregrina con la Iglesia triunfante.
 
Biblioteca de “Pequeñas Semillitas”
Contiene más de 300 artículos que han sido publicados
y que podrás leer o bajar a tu dispositivo.
ATENCIÓN:
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
En Alemania, a principios del Siglo XVIII, un hombre cometió un pecado grave. La vergüenza le impedía confesarse, pero era atormentado por los remordimientos y decidió suicidarse ahogándose. Pero cuando llegó al borde del agua, no saltó sino que lloró implorando a Dios que lo perdonara sin confesión.
Varias noches seguidas, sintió que le tocaban al hombro diciéndole: “Ve a confesarte”, pero no iba. Su vergüenza se lo impedía. Finalmente llegó hasta la iglesia, pero estando ahí no se atrevía a confesar su pecado y regresaba a su casa igual. Entonces, tuvo la inspiración de rezar a la Santísima Virgen María.
Acababa de ponerse de rodillas cuando comenzó a sentirse diferente. Regresó a la iglesia, pidió un sacerdote y confesó sus pecados con gran contrición. Después de la confesión reconoció que ni habiéndose ganado todo el oro del mundo, su alegría habría sido tan grande.
🌸
Oír y escuchar son comúnmente usadas como sinónimos, pero en realidad son dos actitudes distintas.
La primera representa el acto de captar una sucesión de sonidos o palabras. Escuchar es una habilidad que exige apertura, transparencia y ganas de comprender.
En estos tiempos modernos vivimos comunicados y hablando todo el tiempo, pero ¿cuántas veces escuchamos realmente?
Ser escuchados es una necesidad. Saber escuchar no sólo es oír a la otra persona, es mucho más. Al ser escuchados, nos sentimos valorados, apreciados, aceptados y queridos. Cuando alguien nos escucha con atención, nos hace saber que nos aprecia, nos respeta. Saber escuchar requiere “ponerse en el lugar del otro”.
Goethe decía: “Hablar es una necesidad, escuchar es un arte”. ¿Y si empezamos a ejercitar el arte de saber escuchar?
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Cada nuevo día es un regalo y una oportunidad para superarse, para recomenzar nuestra lucha, para rectificar, para ser felices...
Junto al sol las esperanzas de un nuevo día brillan al amanecer.
Un nuevo día, una nueva oportunidad para hacer historia: escribe la historia de tu vida con palabras de amor.
Un nuevo día, hoy tienes la oportunidad de ser mejor: lo que hoy hagas que sea mejor de lo que ayer hiciste, para superarlo mañana.
Un nuevo día, para olvidarse del conformismo y no pensar que ya lo hemos dado todo en la vida: Si piensas que ya lo has dado todo, solamente te estás negando la oportunidad de ser mejor.
Piensa a cada momento que todo lo que hagas puede ser aún mejor, y tu espíritu de lucha te impulsará en este nuevo día por el sendero del éxito y la felicidad.
Procura hoy vivir un nuevo día, donde el éxito toca a tu puerta. No olvides que el éxito no es una casualidad sino la recompensa.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
14 de noviembre
Lo que debes hacer ahora que Jesús por su bondad quiere poner a prueba tu fidelidad es mostrarte siempre solícita en la observancia de tus deberes y en no descuidar nada de lo que sueles practicar en tiempos de consuelo y de prosperidad, sin detenerte a pensar en el gusto sensible que no sientes, ya que esto es algo accidental, que con frecuencia además puede ser muy dañino para el alma. Servir a Dios sin probar en la parte sensible algo de consuelo es lo que constituye la devoción sustancial y verdadera. Esto es lo que significa servir a Dios y amarlo por amor a Él mismo.
Hasta que el alma no llegue a adquirir esta devoción sustancial, su situación es bastante peligrosa y es necesario proceder con gran discreción y clarividencia.
(14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 126)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
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”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
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