jueves, 6 de julio de 2023

Pequeñas Semillitas 5365

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5365 ~ Jueves 6 de Julio de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Cada día que despertamos, volvemos a recordar y añorar lo que tanto amamos, son tantos los recuerdos que nos golpea el corazón.
Muchas veces debemos obligarnos a dejar sólo lo que nos trae a nuestra vida, el dulce recuerdo de algo que ya no está y dejar de lado otros, o no podríamos vivir…
Con este valle de flores les deseo un jueves con muchas bendiciones y éxitos en sus vidas. Y no olvidemos que es un día eucarístico y sacerdotal.
Un abrazo a todos los que leen…
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Gén 22,1-19
 
Salmo: Sal 114
 
Santo Evangelio: Mt 9,1-8
En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.
 
Comentario:
Hoy encontramos una de las muchas manifestaciones evangélicas de la bondad misericordiosa del Señor. Todas ellas nos muestran aspectos ricos en detalles. La compasión de Jesús misericordiosamente ejercida va desde la resurrección de un muerto o la curación de la lepra, hasta perdonar a una mujer pecadora pública, pasando por muchas otras curaciones de enfermedades y la aceptación de pecadores arrepentidos. Esto último lo expresa también en parábolas, como la de la oveja descarriada, la dracma perdida y el hijo pródigo.
El Evangelio de hoy es una muestra de la misericordia del Salvador en dos aspectos al mismo tiempo: ante la enfermedad del cuerpo y ante la del alma. Y puesto que el alma es más importante, Jesús comienza por ella. Sabe que el enfermo está arrepentido de sus culpas, ve su fe y la de quienes le llevan, y dice: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados» (Mt 9,2).
¿Por qué comienza por ahí sin que se lo pidan? Está claro que lee sus pensamientos y sabe que es precisamente esto lo que más agradecerá aquel paralítico, que, probablemente, al verse ante la santidad de Jesucristo, experimentaría confusión y vergüenza por las propias culpas, con un cierto temor a que fueran impedimento para la concesión de la salud. El Señor quiere tranquilizarlo. No le importa que los maestros de la Ley murmuren en sus corazones. Más aun, forma parte de su mensaje mostrar que ha venido a ejercer la misericordia con los pecadores, y ahora lo quiere proclamar.
Y es que quienes, cegados por el orgullo se tienen por justos, no aceptan la llamada de Jesús; en cambio, le acogen los que sinceramente se consideran pecadores. Ante ellos Dios se abaja perdonándolos. Como dice san Agustín, «es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». Y en este caso, la misericordia divina todavía va más allá: como complemento del perdón le devuelve la salud: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Mt 9,6). Jesús quiere que el gozo del pecador convertido sea completo.
Nuestra confianza en Él se ha de afianzar. Pero sintámonos pecadores a fin de no cerrarnos a la gracia.
* Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Santa María Goretti
Nació en Corinaldo (Ancona, Italia) el año 1890, de una familia pobre que pronto se trasladó a Agro Pontino. Huérfana de padre a los diez años y analfabeta, se ocupaba del cuidado de la casa y de sus cuatro hermanos más pequeños, así como de otros niños, cuando sus familiares tenían que ir a trabajar al campo. A los once años hizo la primera comunión y maduró el propósito de morir antes que pecar. En una alquería a diez kilómetros de Nettuno (Lazio), donde su familia cultivaba un campo en alquiler, fue repetidamente asediada por un vecino, Alejandro Serenelli, un joven de 18 años, que se había enamorado de ella y que, el 5 de julio de 1902, tras varios intentos de violentarla, exasperado ante su resistencia, la agredió con un punzón causándole las heridas a consecuencia de las cuales murió al día siguiente en el hospital de Nettuno, después de perdonar a su asesino. Fue canonizada por Pío XII en 1950.
Oración: Señor, fuente de la inocencia y amante de la castidad, que concediste a tu sierva María Goretti la gracia del martirio en plena adolescencia, concédenos a nosotros, por su intercesión, firmeza para cumplir tus mandamientos, ya que le diste a ella la corona del premio por su fortaleza en el martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
 todas las pequeñas alegrías
que nos salen al paso cada día,
y no esperar para ello
a oportunidad de una gran felicidad»
(BERNABÉ TIERNO)
 
Tema del día:
¿Para qué sirven los curas?
§ Los curas sirven para servir.
Lo decía el padre a su hijo seminarista: como una escoba, hijo mío, como una escoba, siempre dispuesta a ser utilizada, pero sin esperar recompensa alguna; gastándose una vez y otra, pero sin esperar que la coloquen en una vitrina. Los curas han aprendido bien las palabras del Maestro: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir” (Mc 10,44). Un cura que no sirve, no sirve.
 
§ Los curas sirven para perdonar.
Antes que maestros y liturgos son testigos de la misericordia divina. En un mundo violento y dividido, ellos son portadores del diálogo y del perdón. Están siempre ahí, como casa de acogida. Abren sus puertas cada día para escuchar confidencias, para quitar cargas, para devolver la alegría y la esperanza.
 
§ Los curas sirven para iluminar.
Son portadores de la Palabra de Dios, que tratan de explicar y de vivir. Cuando nos cegamos con los espejismos y seducciones del mundo, ellos nos recuerdan las Bienaventuranzas. Cuando nos movemos a ras de la tierra, ellos nos señalan el cielo. Cuando nos quedamos en la superficie de las cosas, ellos nos descubren la presencia de Dios en todo.
 
§ Los curas sirven para interceder.
El sacerdote prolonga la mediación de Jesucristo. Por eso es llamado pontífice, constructor de puentes entre el cielo y la tierra. Habla a Dios de los hombres y habla a los hombres de Dios. Decía San Juan de Ávila: “Relicarios somos de Dios, casa de Dios, y, a modo de decir, criadores de Dios... Esto, padres, es ser sacerdotes: que amansen a Dios cuando estuviera enojado con su pueblo, que tengan experiencia de que Dios oye sus oraciones y tengan tanta familiaridad con ÉL”
 
§ Los curas sirven para amar.
Reservan su corazón para amar del todo a todos. Quieren ser para todos, amigos, padres y hermanos. Un amor liberado y agrandado. Un amor gratuito y oblativo, como antorcha que se va gastando poco a poco.
 
§ Los curas sirven para hacer presente a Jesucristo.
Todo sacerdote está llamado a ser otro Cristo. El sacerdote está para repetir las palabras y los gestos de Jesús, para continuar sus pasos y desvelar su presencia, para prolongar y actualizar su amor generoso. Y esto a dos niveles: el sacramental y el de la vida.
 
§ Los curas sirven para ser al alma del mundo.
En un mundo sin espíritu, ellos son el alma, la luz, la sal y el perfume. Sin el sacerdote todo sería un poco más feo y oscuro. “Sacerdote no es el que se limita a hacer cosas, sino a hacer santos” (G. Rovirosa). Es verdad que, en cierta medida, a todo cristiano se le puede aplicar cuanto llevamos dicho, pero el sacerdote tiene vivencias y urgencias especiales. Gracias hermanos sacerdotes, por vuestra “inútil” luminosidad. Manda Señor, sacerdotes, esos hombres tan raros que sólo sirven para servir.
(Fr. Nelson M. OP)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Cuando María aceptó convertirse en la madre de Dios, ¡se embarcó en una aventura increíble! Una aventura es tan emocionante como aterradora... El miedo, la incertidumbre, e incluso el dolor son sentimientos que luego aprenderá a lidiar. María siguió a su hijo durante toda su vida, en los buenos como en los malos momentos, y permaneció a su lado cuando fue crucificado.
Nuestra rutina de vida suele ser cómoda, pero a veces un poco de aventura, con todo lo que ello implica de positivo y negativo, puede realmente hacernos bien. ¡No tengamos miedo abandonar la zona de seguridad!
Participar en el crecimiento espiritual requiere coraje y decir sí a los nuevos objetivos puede ser desalentador al principio. María arriesgó toda su vida cuando se invirtió en su maternidad excepcional. Ella nunca volvió a ser la misma. Y hablamos de ello todavía hoy, ya que su valor hace toda la diferencia, tanto para ella como para el mundo. Ella cambió el curso de la historia por su compromiso, por sus convicciones personales y espirituales.
Cuando tenemos el valor de decir que sí, es realmente sorprendente ver cómo cada uno de nosotros puede tener una influencia positiva en el mundo que le rodea.
(Padre Michael Rennier)
 
Recordando al Padre Natalio
¡Cómo prejuzgamos!
Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás. No conocemos la realidad de las personas, con todas las circunstancias de su vida; y sin embargo las condenamos en nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia no te dejes llevar de reacciones instintivas.
 
El doctor está examinando a un paciente y le dice:
—Usted debería haber venido a verme antes.
—Sí... bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
—¿Cómo? ¿Y qué estupidez le dijo ese curandero?
—Que viniese a verlo a usted…
 
Jesús dijo “No juzguen y no serán juzgados”, y también “Felices los misericordiosos porque obtendrán misericordia”. El que critica es porque antes ha juzgado al prójimo. No juzgues porque no conoces la situación real de cada uno. Eso sólo lo sabe Dios. Júzgate en cambio a ti mismo: es lo más acertado, es el tiempo mejor empleado.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
  
 
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