domingo, 17 de julio de 2022

Pequeñas Semillitas 5035

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5035 ~ Domingo 17 de Julio de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El Evangelio de hoy me habla de dos actitudes ante el Señor: la activista y la contemplativa. Jesús alaba a María que está a su lado en contemplación. No es que esté mal la actividad de Marta. El trabajo es indispensable. Pero esto todo el mundo lo sabe. En cambio, la necesidad de la oración se olvida más. Cristo nos advierte que la oración es indispensable para que nuestra acción sea provechosa. Porque con nuestra oración hacemos eficaz nuestra acción.
Por eso debemos ser contemplativos en la acción. Es la unión de Marta y María. Hay que actuar: no podemos quedarnos sentados. Pero unidos a Dios, porque «sin Mí nada podéis hacer» dijo el Señor. Trabajar para Dios, y trabajar con Dios. Esto dará eficacia a nuestro trabajo.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Gén 18,1-10a
 
Salmo: Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5
 
Segunda Lectura: Col 1,24-28
 
Santo Evangelio: Lc 10,38-42
En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
 
Comentario:
Hoy vemos a un Jesús tan divino como humano: está cansado del viaje y se deja acoger por esta familia que tanto ama, en Betania. Aprovechará la ocasión para hacernos saber qué es “lo más importante”.
En la actitud de estas dos hermanas se acostumbra a ver reflejadas dos maneras de vivir la vocación cristiana: la vida activa y la vida contemplativa. María, «sentada a los pies del Señor»; Marta, atareada por muchas cosas y ocupaciones, siempre sirviendo y contenta, pero cansada (cf. Lc 10,39-40.42). —«Calma», le dice Jesús, «es importante lo que haces, pero es necesario que descanses, y más importante aún, que descanses estando conmigo, mirándome y escuchándome». Dos modelos de vida cristiana que hemos de coordinar y de integrar: vivir tanto la vida de Marta como la de María. Hemos de estar atentos a la Palabra del Señor, y vigilantes, ya que el ruido y el tráfico del día a día —frecuentemente— esconde la presencia de Dios. Porque la vida y la fuerza de un cristiano solamente se mantienen firmes y crecen si él permanece unido a la verdadera vid, de donde le viene la vida, el amor, las ganas de continuar adelante... y de no mirar atrás.
A la mayoría, Dios nos ha llamado a ser como “Marta”. Pero no hemos de olvidar que el Señor quiere que seamos cada vez más como “María”: Jesucristo también nos ha llamado a “escoger la mejor parte” y a no dejar que nadie nos la quite.
Él nos recuerda que lo más importante no es lo que podamos hacer, sino la Palabra de Dios que ilumina nuestras vidas, y, así por el Espíritu Santo nuestras obras quedan impregnadas de su amor.
Descansar en el Señor solamente es posible si gozamos de su presencia real ante la Eucaristía. ¡Oración ante el sagrario!: es el tesoro más grande que tenemos los cristianos. Recordemos el título de la última encíclica de san Juan Pablo II: ‘La Iglesia vive de la Eucaristía’. El Señor tiene muchas cosas que decirnos, más de las que nos pensamos. Busquemos, pues, momentos de silencio y de paz para encontrar a Jesús y, en Él, reencontrarnos a nosotros mismos. Jesucristo nos invita hoy a hacer una opción: escoger «la parte buena» (Lc 10,42).
* Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)
 
Palabras de Benedicto XVI
«La Virgen María, Reina de la paz, compartió hasta el martirio del alma la lucha de su Hijo Jesús contra el Maligno. Invoquemos su intercesión materna para que nos ayude a ser siempre testigos de la paz de Cristo, sin llegar jamás a componendas con el mal»
 
Predicación del Evangelio:
Trabajar por amor a Dios
Se ha hecho famoso este momento de la vida de Nuestro Señor en el que, como en otros, se pone de manifiesto también la agudeza humana de Jesucristo. No entramos en esta ocasión en especiales detalles acerca de la confianza grande que tenía Jesús en aquella casa: la de los tres hermanos, Marta, María y Lázaro. San Juan, el evangelista, relata más en profundidad pormenores concretos de la relación de amistad de Jesús con aquella familia, con quienes el Señor se sentía a gusto, mientras los tres hermanos correspondían con total confianza al trato de privilegio que les dispensaba. Betania, la pequeña aldea junto a Jerusalén de Marta y sus hermanos, ha pasado a la historia del pensamiento cristiano como prototipo de lugar acogedor para Jesús, por cuanto allí, en aquella casa, había una relación ideal, humana y sobrenatural, entre Dios y los hombres.
 
Aquel día, con la misma franqueza que en otras ocasiones, Marta, posiblemente la mayor de las hermanas, se dirige al Señor con la queja de que su hermana María la deja sola con las tareas de la casa. Ni mucho menos sería una murmuración, pues el relato de san Lucas da a entender que la propia María estaba presente, escuchando también la protesta de su hermana. Marta no entiende que Jesús pueda consentir lo que ella considera pasividad en su hermana María: desentenderse de los quehaceres domésticos por escuchar a Jesús.
 
Vale la pena que meditemos, aunque sea muy brevemente, la escena narrada con sobriedad por san Lucas, antes de reflexionar en la respuesta de Jesús, que pudo, en un primer instante, sorprender a Marta. Ambas mujeres son un ejemplo para todo cristiano. De hecho, las dos son veneradas como santas desde los primeros siglos del cristianismo. Para María, nada, ni lo que pueda parecer más necesario, es equiparable a la presencia del Señor en casa. Todo se debe posponer –ya se hará en otro momento, pensaría– cuando se puede atender a las palabras del Hijo de Dios encarnado.
 
Marta, por otra parte, nos enseña asimismo algo también decisivo para nuestra relación con Dios. Marta es franca consigo misma, enjuicia la situación, esas circunstancias concretas de aquel día que posiblemente reclamara más trabajo, y traslada sin más su problema a Jesús. Marta que es "trasparente" con el Señor: dice lo que piensa, no intenta guardar las apariencias ocultando su mal humor en lo que le parece injusto. Como quiere que se hagan las cosas bien, expone el asunto que le preocupa –por trivial que parezca– a quien, sin duda, juzgará a la perfección. Ella quiere que se hagan las cosas del mejor modo según el criterio divino.
 
Del comportamiento de ambas hermanas podemos aprender mucho, para llevar a cabo nuestros quehaceres de acuerdo con la dignidad que nos corresponde, de hijos de Dios. En todo momento nada es más decisivo y enriquecedor para cada hombre que esa mirada permanente de amor que Dios nos dedica: nos contempla Dios como a hijos muy queridos. Es una mirada cariñosa, acompañada de unas palabras –escuchadas en el silencio de nuestra contemplación sobrenatural– que nos recuerdan la nobleza, por don divino, de nuestra condición y que Dios nos aguarda a cada paso de la vida: "también ahora –con eso que tienes entre manos– me puedes amar", viene a decirnos de continuo; "eso que te ocupa, por intrascendente que parezca, te puede servir para ganar el Cielo", nos insiste.
 
Posiblemente, como María, tendremos que dedicar algunos momentos a no hacer otra cosa que contemplar y escuchar al Señor. Son los ratos de meditación, únicamente ocupados en sentirnos mirados por Dios, mientras afinamos el oído de nuestra conciencia, con el deseo de incorporar a la conducta de cada día los afanes e ilusiones del mismo Dios. También, como Marta, preguntaremos al Señor, con franca sencillez, si es ya suficiente nuestro empeño por la santidad: si es
bastante el sacrificio, el interés por los demás, nuestra súplica en favor del Papa, lo que rezamos por las vocaciones a una vida completamente entregada al servicio del Evangelio..., si –en fin– lo que nos ocupa cada día nos lleva verdaderamente a Él, o únicamente nos ocupa.
 
Nadie como la Madre de Dios ha vivido en permanente contemplación, únicamente atenta a los requerimientos divinos y haciendo de su conducta una afirmación siempre decidida y consciente al querer de Dios. Si procuramos caminar en su maternal presencia, sabremos vivir con el espíritu de Marta y María.
(Padre Luis de Moya)
 
Poesía
A la Virgen del Carmen
 
Ya sabemos, Señora del Carmelo,
que te quedan pequeños los altares.
Sabemos de tu trono por los mares,
de toda tu grandeza por el cielo.
 
Ya sabemos del aire de tu pelo
por el perfume blanco a bajamares
y sabemos también de tus andares
por las olas de rítmico revuelo.
 
Sabemos de tus manos por la brisa,
sabemos por la sal de tu sonrisa
y por la tarde azul de tu mirada.
 
Ya sabemos Señora, ya sabemos
que si vemos la mar a ti te vemos
y que al mirarte a ti la mar es nada.
(¿autor?)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
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"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Islas Canarias, España, llega el agradecimiento a Dios y a todas las personas que rezaron en favor de Andreína R., de 35 años de edad, que ha sido intervenida quirúrgicamente de un tumor en la cabeza y se está recuperando bien.
 
💕 Desde Buenos Aires, Argentina, Dolores E., escribe para manifestar su acción de gracias al Señor y los que rezaron por su operación del 28 de junio, que fue exitosa. Y pide seguir en oración por nuevos estudios que le aguardan para los días por venir.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Un minuto para volar
Julio 17
El dulce Jesús dijo unas palabras terribles: ¡Hipócritas! Son como sepulcros blanqueados, hermosos solo por fuera, pero llenos de muerte por dentro (Mt 23,27). Son tan fuertes estas palabras, tan duras y directas, que conviene tomarlas muy en serio. Los fariseos se preocupaban más por la apariencia que por el ser, más por la adulación de los demás que por ser buenos, más por criticar y humillar que por ayudar. Jesús quería dejar claro que su mensaje no tenía nada que ver con esa farsa. Por eso es tan importante que no seamos como ellos. Estamos en otra época, pero hay muchas maneras de ser como esos fariseos.
(Mons. Víctor M. Fernández)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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