PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5032 ~ Jueves 14 de Julio de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Así como una moneda tiene cara y sello, así en las situaciones de la vida
encontramos momentos muy agradables y otros muy difíciles de aceptar.
Cuando nos incomode algo, acordémonos de mirar la parte positiva de la
circunstancia que vivimos. Si la buscamos, la encontramos…
Por encima de lo que nos disguste en las dificultades y en medio de lo
desagradable, podemos estimular nuestra imaginación y ejercitar la paciencia
para hallar las mejores soluciones, con amorosa serenidad.
Decidamos cada uno de nosotros ser un campeón que triunfa en el estadio de
la vida.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 26,7-9.12.16-19
♡ Salmo: Sal 101
♡ Santo Evangelio: Mt 11,28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
♡ Comentario:
Hoy, ante un mundo que ha decidido darle la espalda a Dios, ante un mundo
hostil a lo cristiano y a los cristianos, escuchar de Jesús (que es quien nos
habla en la liturgia o en la lectura personal de la Palabra), provoca consuelo,
alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas: «Venid a mí todos los
que estáis fatigados (…), yo os daré descanso» (Mt 11,28-29).
Consuelo, porque estas palabras contienen la promesa del alivio que
proviene del amor de Dios. Alegría, porque hacen que el corazón manifieste en
la vida, la seguridad en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque caminando, en
un mundo así de resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos en Cristo
sabemos que no todo acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron
“principios” de cosas mucho mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro fin, para principio de novedades en el amor de Dios, es estarse
siempre con Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al amor de Cristo,
“yugo” de una ley que no se basa en la limitada capacidad de los voluntarismos
humanos, sino en la eterna voluntad salvadora de Dios.
En ese sentido nos dirá Benedicto XVI en una de sus Catequesis: «Dios
tiene una voluntad con y para nosotros, y ésta debe convertirse en lo que
queremos y somos. La esencia del cielo estriba en que se cumpla sin reservas la
voluntad de Dios, o para ponerlo en otros términos, donde se cumple la voluntad
de Dios hay cielo. Jesús mismo es “cielo” en el sentido más profundo y
verdadero de la palabra, es Él en quien y a través de quien se cumple
totalmente la voluntad de Dios. Nuestra voluntad nos aleja de la voluntad de
Dios y nos vuelve mera “tierra”. Pero Él nos acepta, nos atrae hacia Sí y, en
comunión con Él, aprendemos la voluntad de Dios». Que así sea, entonces.
* P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)
Santoral Católico: San Camilo de LelisServidor de los enfermos Nació en Bucchianico,
cerca de Chieti (Italia), el año 1550. Al principio, siguiendo la profesión de
su padre, abrazó la carrera militar, y llevó una vida desordenada; pero después
se convirtió a raíz de una conversación con un capuchino y por dos veces
comenzó su noviciado del que tuvo que salir por una llaga en un pie. Tras la
experiencia vivida en el Hospital de Santiago de Roma y viendo el trato
negligente que se prestaba a los enfermos, se consagró él mismo a su cuidado y
fundó la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos
(Camilos), elevada a la categoría de Orden religiosa por Gregorio XIV, dedicada
a levantar hospitales y atender de manera competente y amorosa a los enfermos.
Para mejor logar sus objetivos, realizó los estudios pertinentes y recibió la
ordenación sacerdotal en 1584. Presidió la Orden con gran espíritu y entereza y
logró una pronta difusión de la misma, para lo que viajó incansablemente. Murió
en Roma el 14 de julio de 1614. Es patrono de los enfermos, hospitales y
personal sanitario, junto con san Juan de Dios.
Oración: Oh Dios, que
has enaltecido a san Camilo de Lelis con el carisma singular del amor a los
enfermos, infunde en nosotros, por su intercesión, el espíritu de tu caridad,
para que, sirviéndote en nuestros hermanos, podamos llegar seguros a ti en la
hora de la muerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día “Las obras de caridad corporales son como brasas que
inflaman el corazón del hombre en el amor de Dios … La caridad es universal, no
tiene en cuenta ni raza, ni color, ni religión … Obras y caridad es lo que pide
de nosotros el mundo actual … Servir a los enfermos y a los pobres, y morir por
ellos, es toda mi delicia y todo mi bien … Médicos, seguid con buen ánimo, que
en el ejercicio de la caridad salvaréis el alma y el cuerpo”
(SAN CAMILO DE LELIS)
Tema del día: 25 cosas que
hacemos mal en la Misa 1. No llegues
tarde
Recuerda que Dios te
está esperando para colmarte de Su amor, darte Su perdón y un abrazo; hablarte
al oído, decirte lo que necesitas oír. Te ha apartado un lugar en Su mesa, no
lo dejes esperando…
2. No vistas
provocativamente
No uses prendas que
puedan distraer o provocar (escote, minifalda, shorts, mallas).
3. No entres sin
saludar al Señor
Al llegar persígnate. Él
está allí, feliz de verte. Agradécele haberte invitado.
4. No te dé pena
hacer reverencia o genuflexión
Si pasas frente al
altar, que representa a Cristo, haz reverencia. Si pasas frente al Sagrario,
donde está Cristo, haz genuflexión (toca el suelo con la rodilla).
5. No masques
chicle ni comas o bebas
Sólo se permite agua
sola, en caso de necesidad por cuestión de salud.
6. No cruces la
pierna
Se considera una postura
poco respetuosa. Que tu cuerpo exprese tu devoción.
7. No es lo mejor
que una misma persona proclame la Lectura y el Salmo
Si ves que sólo hay un
lector o lectora, ofrécete a leer, porque las Lecturas y el Salmo deben ser
proclamados por distintos lectores (dos entre semana y tres en domingos o días
festivos, cuando hay Segunda Lectura).
8. No añadas
frases cuando lees las Lecturas o el Salmo.
No leas las letritas
rojas ni digas: ‘Primera Lectura’ o ‘Salmo responsorial’, o ‘Segunda Lectura’.
Y al final no digas: ‘ésta es la Palabra de Dios’, porque no es explicación,
sino rúbrica divina. Sólo di: ‘Palabra de Dios’. Tampoco digas: ‘respondamos al
Salmo’; pues no es recitación, el Salmo es en sí la respuesta a la Primera Lectura.
9. Nunca recites
el Aleluya
No te adelantes a decir;
‘Aleluya, Aleluya’. Espera unos segundos, y de seguro alguien lo cantará, y si
ni el padre ni nadie canta, omítelo, pero nunca lo recites.
10. Antes de la
proclamación del Evangelio, no te persignes
Sólo debes signarte
(trazar tres cruces pequeñas, en frente, labios y pecho).
11. No respondas
en plural cuando el Credo se hace en forma de preguntas
Si quien preside
pregunta en plural: ‘¿Creen en Dios Padre Todopoderoso?’ No respondas: ‘sí
creemos’, pues la fe es personal. Responde: ‘sí creo’.
12. No recojas la
colecta durante la Oración Universal
La colecta se recoge
durante la presentación de los dones u ofertorio (cuando todos están sentados y
quien preside sirve el vino en el cáliz, bendice a Dios por los dones del pan y
el vino, y se purifica las manos).
13. No te
levantes durante la presentación de los dones
A veces alguien se
levanta y por imitación se levantan otros; tal vez al ver al padre levantar el
cáliz y la hostia creen que es la Consagración, pero no lo es.
14. No te
arrodilles apenas termine el ‘Santo’
Hay que esperar a que
quien preside la Misa ponga ambas manos por encima del copón y el cáliz y pida
al Espíritu Santo que transforme el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo.
Ése es el momento de arrodillarse (si hay campanita, es ahí cuando la tocan).
15. Cuida tu
postura durante la Consagración
Si no te puedes hincar,
quédate de pie, pero sentarse, a menos que sea por enfermedad o ancianidad, es
falta de respeto a Cristo, que se hace presente en el altar.
16. No digas nada
en voz alta durante la Consagración
Hay quien en la
Consagración dice en voz alta: ‘Señor mío, Dios mío’, pero distrae a quienes
están haciendo su propia adoración en silencio.
17. No digas en
voz alta: ‘Por Cristo, con Él y en Él…’
Es parte de la Plegaria
Eucarística y sólo le toca decirla a quien preside la Misa.
18. Al terminar
el Padre Nuestro no digas ‘Amén’
Cuando rezamos el Padre
Nuestro de manera personal o en nuestros grupos de oración acostumbramos a
concluirlo con un “Amén”. Eso está muy bien, sin embargo, durante la Santa Misa
ocurre algo distinto. El Padre Nuestro es la única oración que está integrada
en la liturgia como parte de una oración más larga. Por tal razón no debe
decirse “Amen” al terminar, pues el sacerdote continúa con la oración diciendo
“líbranos Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días…”
19.
No te muevas de tu lugar para ir a dar la paz
Sólo debes dar la paz a
quienes están junto a ti, no a los de otras bancas. Tampoco aprovechar para ir
a saludar a conocidos que ves en el templo.
20. Cuida como
comulgas
Para comulgar debes
haber guardado el ayuno eucarístico (no haber comido o bebido nada, ni mascado
chicle, una hora antes de comulgar), y no tener pecado grave. No te formes a
comulgar sólo en la fila del sacerdote pues Jesús está presente en la Hostia
Consagrada, sin importar si lo da el sacerdote o un Ministro Extraordinario de
la Sagrada Comunión, que es una persona que ha recibido una preparación especial,
ha sido instituida por el obispo, y cuenta con la autorización de la Iglesia
para distribuir la Comunión en Misa y llevarla a ancianos y a enfermos.
21. Después de
comulgar, no hables con los demás
Tras comulgar, regresa a
tu lugar y habla mentalmente con el Señor, al que acabas de recibir. Si no
pudiste comulgar, haz una Comunión Espiritual y habla con Él.
22. Cuando acabó
la distribución de la Comunión no sigas cantando
Se debe terminar el
canto con la última persona que comulga, para dar tiempo a que haya un silencio
sagrado que permita a cada persona entrar en diálogo con Dios.
23. Que tu
celular no sea distracción
Al llegar a la iglesia
pon tu celular en silencio. No te pongas a textear ni a hablar por el celular,
porque te distraes tú y distraes a los demás. Dedica toda tu atención al Señor,
que te está dedicando toda Su atención a ti en esta cita de amor que es la
Misa.
24. No
desatiendas a tus pequeños hijos
Enséñalos a disfrutar
estar en la casa de su Padre Dios, y a saberse comportar.
25. No te salgas
antes ni igual que como llegaste
No te pierdas le
bendición con la que se te envía al mundo a dar testimonio en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y sal con un propósito nuevo que haya
inspirado en ti el Señor, para edificar en el mundo Su Reino de amor.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” A veces nos invade el pesimismo, la tristeza o la sensación de que todo va
mal… en el mundo, en mi trabajo, en mi familia, en mi vida.
Y es que somos frágiles, y el maligno siempre está atento para
aprovecharse de esa fragilidad y procurar hacernos sentir que las cosas no
funcionan o que no vale el esfuerzo por hacerlas mejores… ¡Pero no es así!
Cada nuevo amanecer o cada niño que nace, es una prueba más que Dios
renueva su confianza en nosotros y nos otorga una nueva oportunidad de
encaminar nuestros pasos hacia Él corrigiendo errores, superando dificultades,
venciendo fragilidades propias de nuestra humana condición.
Dios quiere mostrarnos que más allá de todo lo malo y negativo que hay en
el mundo, todavía hay muchas personas buenas, muchas familias bien
constituidas, mucha gente que ama y ayuda al prójimo, muchas buenas noticias
que superan a las malas, muchos cristianos que rezan y muchos no cristianos que
se convierten, muchos motivos para renovar la fe, la esperanza y crecer en el
amor.
Demos gracias a Dios porque nos permite a cada momento experimentar Su
presencia llena de amor misericordioso en nuestras vidas. Él renueva todos los
días su alianza con nosotros, y nos dice “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap
21,5).
Un minuto para volar Julio 14
Un creyente está agradecido por la luz de la fe, y
sabe que tiene un valor inmenso, pero no se siente un sabio. Reconoce que en
las cosas de la fe es mucho más lo que no sabe que lo que cree saber. Por eso
decía santo Tomás de Aquino que “el conocimiento de la fe no aquieta el deseo,
sino que lo excita” (CG 3,40). Mientras más conozcas la Palabra de Dios, más
deseos tendrás de comprenderla mejor. Nunca sentirás que ya la sabes, que eres
un maestro, que los demás son ignorantes. Tu fe te lleva a reconocer tu propia
ignorancia.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
La Palabra de Dios
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Un minuto para volar
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