PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3841 ~ Lunes 3 de Diciembre de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
relación entre un pastor y sus ovejas es singular: no deja de vigilarlas, sabe
cuántas tiene, las conoce. Así es
también la relación entre Jesús, nuestro Buen Pastor, y nosotros, su rebaño de
ovejas que a veces no lo seguimos con la debida docilidad.
Mi
Buen Pastor, agradezco los cuidados que me tienes. No soy digno de ser tu
oveja, pero, dado que lo soy, nunca te apartes de mí. Soy débil, no permitas
que me aleje de ti.
¡Buenos días!
¡No te rindas!
El eminente compositor Beethoven dijo una vez que el
genio se compone del dos por ciento de inspiración y del noventa y ocho por
ciento de perseverante trabajo. “La constancia es el alto precio que hay que
pagar por todas las conquistas de este mundo. Todo lo más grande en cualquier
ámbito se ha conseguido por una ardiente perseverancia” (I. Larrañaga).
¡No te rindas! Aunque te
sientas triste, piensa en un mañana pleno de alegría y de sueños realizados.
Entonces comprenderás que también los errores son indispensables para aprender.
¡No te rindas! Aunque te sientas solo, piensa en todas las personas que te
brindaron afecto durante tu vida. También en adelante amarás y serás amado. ¡No
te rindas! Aunque te sientas derrotado, piensa siempre en la victoria luminosa
al final de tu camino, y descubrirás que las caídas te muestran el poder de tu
fe y de tu fuerza. ¡No te rindas! Aunque te sientas perdido, aferra la
esperanza que anida en tu corazón, y sal a recorrer el sendero soñado, con la
mirada puesta en el cielo. ¡No te rindas! ¡Dios camina contigo! (Anónimo).
Dios siempre está dispuesto a concederte sus dones,
pero pide tu colaboración, tu esfuerzo, tu voluntad. Leonardo da Vinci dispuso
que en su tumba se escribiera este epitafio: “Tú, Señor, regalas todos tus
dones al precio del esfuerzo”. El éxito comienza siempre con una voluntad
decidida a permanecer firme en la lucha, ése es el gran regalo de Dios.
Utilízalo con humildad.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Is 2, 1-5
♥ Salmo: Sal 121, 1-2. 4-9.
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 8,5-11
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm,
se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa
paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle».
Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta
que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un
subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a
otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace».
Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le
seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con
Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».
♥ Comentario:
Hoy, Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo,
donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente
olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual:
cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que,
por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no
pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis
a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El
gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en
sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los
tiempos».
El centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado
postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más
autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le
tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la
presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la
liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una
sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se
fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la
vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer
su propia pobreza.
Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud
humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento:
esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede
esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el
sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos
del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la
oración del centurión.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Francisco Javier
Sacerdote Misionero Jesuita
Nació de familia noble en el Castillo de Javier
(Navarra, España) el año 1506. En 1525 marchó a París a estudiar, y allí se
encontró con el beato Pedro Fabro y san Ignacio, que le contagiaron su ideal
religioso. Se unió al grupo iniciado por san Ignacio y fue uno de los miembros
fundacionales de la Compañía de Jesús. El año 1537 recibió la ordenación
sacerdotal en Venecia, donde se dedicó a obras de caridad. Tras breves
estancias en Bolonia y Roma, el año 1541, respondiendo a la petición del rey de
Portugal de misioneros para sus posesiones en Asia, marchó al Oriente, donde se
convirtió en uno de los más destacados misioneros de la historia de la Iglesia.
Evangelizó incansablemente la India, las islas Molucas y el Japón durante diez
años, convirtió a muchos a la fe y estableció comunidades cristianas. Murió el
3 de diciembre de 1552 en la isla de Sanchón o Sancián, a las puertas de China.
Pío XI lo declaró en 1927 patrono de las misiones, junto con santa Teresa del
Niño Jesús.
Oración: Señor
y Dios nuestro, tú has querido que numerosas naciones llegaran al conocimiento
de tu nombre por la predicación de san Francisco Javier; infúndenos su celo
generoso por la propagación de la fe, y haz que tu Iglesia encuentre su gozo en
evangelizar a todos los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Cada año celebramos el
santo tiempo de Adviento.
Cada año pronunciamos las
bellas oraciones de añoranza y espera,
y cantamos las encantadoras
canciones de esperanza y promesa”
(Karl Rahner)
Tema del día:
La corona de Adviento
La palabra Adviento es de origen latino y quiere
decir Advenimiento o Venida. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos
para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes
de Navidad.
Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir
este tiempo es la corona o guirnalda de Adviento, que es el primer anuncio de
Navidad.
La corona de Adviento encuentra sus raíces en las
costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la
oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos
como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de
adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un
ejemplo de la cristianización de la cultura.
En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes
utilizaban este símbolo para celebrar el Adviento: aquellas costumbres primitivas
contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema:
Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria.
Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
La corona de Adviento se hace con follaje verde sobre
el que se insertan cuatro velas. Tres velas son color violeta, una es rosa.
El primer domingo de Adviento encendemos la primera
vela y cada domingo de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la
Navidad.
La vela rosa corresponde al tercer domingo y
representa el gozo.
Mientras se encienden las velas se hace una oración,
utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos.
Esto también es recomendable hacerlo en casa, por
ejemplo antes o después de la cena.
Si no hay velas de esos colores aún se puede hacer la
corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la
proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo.
La corona se puede llevar a la iglesia para ser
bendecida por el sacerdote.
La corona de Adviento encierra varios simbolismos:
La forma circular:
El círculo no tiene principio ni fin.
Es señal del amor de Dios que es eterno, sin
principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca
debe de terminar.
Las ramas verdes:
Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere
que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final
de nuestras vidas.
El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser
llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas:
Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el
pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios.
Después de la primera caída del hombre,
Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación
que iluminó todo el universo como las velas la corona.
Así como las tinieblas se disipan con cada vela que
encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada
de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se
prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la
oración en familia.
Las manzanas rojas que
adornan la corona:
Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y
Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del
Salvador Universal.
El listón rojo:
Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que
nos envuelve.
En algunas parroquias o colegios se hace la bendición
de las coronas de Adviento. Si no se puede asistir a estas celebraciones, se
puede hacer la bendición en familia con la siguiente oración:
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de Adviento
para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de
Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos
admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Mensaje de María Reina
de la Paz
Mensaje de María Reina
de la Paz del 2 de Diciembre de 2018
“Queridos Hijos, cuando
venís a mí, como a una madre, con un corazón puro y abierto, sabed que os
escucho, os aliento, os consuelo y, sobre todo, intercedo por vosotros ante mi
Hijo. Sé que deseáis tener una fe fuerte y manifestarla de la manera correcta.
Lo que mi Hijo os pide es una fe sincera, fuerte y profunda; en consecuencia,
de cualquier manera que la manifestéis es válida. La fe es un secreto
maravilloso que se guarda en el corazón. Ella se halla entre el Padre Celestial
y todos sus hijos, se reconoce por los frutos y por el amor que se tiene hacia
todas las criaturas de Dios. Apóstoles de mi amor, hijos míos, confiad en mi
Hijo. Ayudad a todos mis hijos a que conozcan Su amor. Vosotros sois mi
esperanza, vosotros que intentáis amar sinceramente a mi Hijo. En el nombre del
amor, por vuestra salvación, según la voluntad del Padre Celestial y por mi
Hijo, estoy aquí entre vosotros. Apóstoles de mi amor, que vuestros corazones,
con la oración y el sacrificio, sean iluminados por el amor y la luz de mi
Hijo. Que esa luz y ese amor iluminen a todos los que encontréis, y los haga
regresar a Mi Hijo. Yo estoy con vosotros. De manera especial, estoy con
vuestros pastores. Los ilumino y los animo con mi amor maternal para que, con
sus manos bendecidas por mi Hijo, bendigan al mundo entero. ¡Os doy las
gracias!”
Meditaciones de “Pequeñas
Semillitas”
El Adviento abre el telón del nuevo año litúrgico.
Preside a su manera el advenimiento de un ciclo en el cual la Pascua es el
núcleo vivificante. También dirige nuestra mirada y atención hacia ese lugar en
donde se realiza el misterio de nuestra Salvación, haciéndonos entrar en la
preparación final de su realización.
La liturgia de Adviento nos hace escuchar los
anuncios directos de la venida del Mesías a través de tres figuras: Isaías,
Juan el Bautista y María. Isaías porque es el cantor de la esperanza y de la
alegría mesiánica; Juan el Bautista porque es quien señala al Mesías; y la
Virgen María porque es en ella en quien el Mesías tomó carne en este mundo, de
la que el profeta Isaías proclamó: "Y la virgen concebirá y dará a luz un
hijo, y se llamará Emmanuel" (Isaías 7, 14).
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
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lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas
Semillitas" por correo. Las suscripciones son totalmente gratis y solo
tienes que solicitarlas dirigiéndote por mail a feluzul@gmail.com con el título “Suscripción a Pequeñas Semillitas”
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ya estás suscripto y quieres cancelar tu suscripción debes escribir a la misma
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También
te invito a que compartas las "Pequeñas
Semillitas" que recibes por correo electrónico reenviándolas a tus
contactos, y de ese modo tú también estarás sembrando en el mundo la alegría
del Evangelio.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Doris Lucía, de Buenos
Aires, Argentina, que ha sido intervenida de un tumor en un brazo, con ganglios
comprometidos, y está al aguardo de lo que los médicos decidan para la
continuidad de su tratamiento. Rogamos a Jesús, con la intercesión de la Virgen
de Pompeya (de la que es devota), que todo se resuelva de la mejor manera, a la
vez que pedimos también por la serena espera de su esposo Pablo.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Diciembre 3
El Espíritu Santo nos llama, a cada uno de nosotros,
a llevar el Evangelio a los demás. Pero nuestra debilidad siempre nos lleva a
poner excusas y a seguir en la comodidad. Por eso es bueno que hoy recordemos a
San Francisco Javier, para descubrir hasta qué punto el Espíritu Santo nos
puede sacar de la comodidad.
Francisco Javier fue uno de los siete primeros
integrantes de la comunidad de San Ignacio de Loyola que luego se llamaría
Compañía de Jesús.
Viajó a Venecia con la intención de embarcarse para
llegar a Tierra Santa. Allí se dedicó a atender enfermos en el hospital de
incurables, donde transmitía el amor y el consuelo de Dios con una deslumbrante
piedad. No pudo viajar a Jerusalén debido a la guerra de Venecia con los
turcos. Pero realizó su incontenible deseo de evangelizar ofreciéndose al Papa
para evangelizar en Asia. El Papa lo nombró legado suyo para todo el extremo
Oriente. Se embarcó, y en el viaje no perdió tiempo. Convirtió a toda la
tripulación.
Llegado a la India, comenzó una travesía marcada por
permanentes gestos de heroísmo, de arrojo sin medidas y de sacrificada
valentía. Cruzó ríos caudalosos, desiertos y ciénagas, miles de kilómetros
descalzo y agobiado por el hambre y la sed. Predicaba sin pausa, convencía a
los indígenas y los bautizaba. Dejó comunidades cristianas, que todavía hoy
existen, en Ceylán, Malaca y las islas Molucas. Llegó al Japón y allí introdujo
la fe. Cuando salió de Japón había dos mil cristianos, que posteriormente
fueron perseguidos, y varios murieron mártires.
Francisco Javier agonizó rezando por los indígenas y
rogando a sus compañeros que no abandonaran las misiones. Se calcula que a lo
largo de su tarea misionera convirtió a unas treinta mil personas.
Dejémonos movilizar por su ejemplo, y pidamos al
Espíritu Santo que sane nuestras comodidades y cobardías y nos mueva a llevar
el Evangelio con fervor incansable.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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