jueves, 23 de agosto de 2018

Pequeñas Semillitas 3748

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3748 ~ Jueves 23 de Agosto de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Mi buen Jesús, te confieso que hay veces en la que me levanto y no tengo ánimos para comenzar el día, me ataca la pereza, los sin sabores de la vida y las pesadumbres. Quizás tanta carga, tantas responsabilidades y problemas que me perturban a diario infunden en mí ese ánimo de tristeza. Muchos miedos son los que me atacan a diario. Por eso, hoy, reconozco ante Ti que estoy plagado de miserias, y acudo a Ti como mi amigo y mi hermano, para que me llenes de tu alegría y tu gozo, para que renueves esa fuerza esperanzadora que levanta del suelo a todos quienes confiados a ti buscan ayuda. Quiero sentir tu amor y tu perdón, quiero sentir que me tomas de la mano y me das de palmaditas en la espalda. Puedo escucharte ya diciéndome al oído: “¡Ánimo!, tú puedes, te he capacitado para que lo logres”. Gracias Señor porque en Ti me siento protegido y amado. Me ayudas cada día ser mejor ser humano. Te ofrezco este ayuno de hoy por mi propia conversión y espero que con él, pueda fortalecerme en todas mis actitudes. Te amo y en Ti confío. Amén.

¡Buenos días!

Humildad y paciencia
Paciencia es amar a los demás aun cuando te decepcionen y no los comprendas. Es aceptarlos tal como son y perdonarlos por lo que hayan hecho. Paciencia es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te mantengan sano y feliz; y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás dispuesto a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.

Toma la costumbre de alegrarte cuando se te presente una ocasión de practicar la humildad o ejercitar la paciencia. Es totalmente superfluo querer crear estas situaciones, porque podrías caer en lo artificial y perderte en la complacencia por tu virtud. Ten la seguridad de que encontrarás tantas ocasiones de humillarte y ser paciente como sean necesarias, y serán exactamente las que te hagan falta. Si adviertes que has dejado escapar alguna, repróchate esta negligencia, porque has actuado como el marino inexperto que no supo aprovechar el viento favorable.

La paciencia es una madurez. Presupone virtudes tan sólidas como la humildad y la fe en Dios. Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en estas virtudes tan necesarias.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: Ez 36, 23-28

Salmo: Sal 50, 12-15. 18-19

SANTO EVANGELIO: Mt 22,1-14
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía a otros siervos, con este encargo: ‘Decid a los invitados: Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda’. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.
»Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».

Comentario:
Hoy, la parábola evangélica nos habla del banquete del Reino. Es una figura recurrente en la predicación de Jesús. Se trata de esa fiesta de bodas que sucederá al final de los tiempos y que será la unión de Jesús con su Iglesia. Ella es la esposa de Cristo que camina en el mundo, pero que se unirá finalmente a su Amado para siempre. Dios Padre ha preparado esa fiesta y quiere que todos los hombres asistan a ella. Por eso dice a todos los hombres: «Venid a la boda» (Mt 22,4).
La parábola, sin embargo, tiene un desarrollo trágico, pues muchos, «sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio...» (Mt 22,5). Por eso, la misericordia de Dios va dirigiéndose a personas cada vez más lejanas. Es como un novio que va a casarse e invita a sus familiares y amigos, pero éstos no quieren ir; llama después a conocidos y compañeros de trabajo y a vecinos, pero ponen excusas; finalmente se dirige a cualquier persona que encuentra, porque tiene preparado un banquete y quiere que haya invitados a la mesa. Algo semejante ocurre con Dios.
Pero, también, los distintos personajes que aparecen en la parábola pueden ser imagen de los estados de nuestra alma. Por la gracia bautismal somos amigos de Dios y coherederos con Cristo: tenemos un lugar reservado en el banquete. Si olvidamos nuestra condición de hijos, Dios pasa a tratarnos como conocidos y sigue invitándonos. Si dejamos morir en nosotros la gracia, nos convertimos en gente del camino, transeúntes sin oficio ni beneficio en las cosas del Reino. Pero Dios sigue llamando.
La llamada llega en cualquier momento. Es por invitación. Nadie tiene derecho. Es Dios quien se fija en nosotros y nos dice: «¡Venid a la boda!». Y la invitación hay que acogerla con palabras y hechos. Por eso aquel invitado mal vestido es expulsado: «Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?» (Mt 22,12).
Rev. D. David AMADO i Fernández (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Felipe Benizi
Sacerdote

 
El hijo más ilustre y el más ardiente propagador de la congregación de los servitas en Italia nació en el seno de una noble familia de Florencia el 15 de agosto de 1233. A los 13 años fue a vivir a París a estudiar medicina. De París pasó a Padua donde a los 19 años obtuvo el grado de doctor en medicina y filosofía, regresando a su ciudad natal y ejerciendo por un año su profesión. Durante ese tiempo, estudió las Sagradas Escrituras y oraba frecuentemente ante un crucifijo del templo abacial de Fiésole para obtener la luz del cielo sobre su vocación. Sus oraciones dieron fruto, y estando un día orando en el templo de Fiésole, escucho una voz que venía del crucifijo y que lo invitaba a ponerse bajo la protección de la Santísima Virgen en la Orden de los Servitas.

Felipe pidió la admisión en Monte Senario y recibió de manos de San Bonfilio el hábito de los hermanos lego. Los superiores le ordenaron trabajar en el huerto, pedir limosna y algunas faenas duras y difíciles del campo. El santo se entregó por completo a dichas labores, orando incansablemente durante todas ellas. En 1258 fue enviado al convento de Siena, y durante el camino intervino en una polémica discusión sobre los dogmas de la fe, en la cual Felipe supo intervenir brillantemente aclarando y dando el verdadero sentido sobre lo dicho. Dos miembros de su congregación, que viajaban con él, dieron cuenta al prior general, quien al constatar la sabiduría del santo, lo ordenó sacerdote, y en 1262, fue nombrado maestro de novicios del convento de Siena, y Vicario asistente del prior general. En 1267, por voto unánime, el santo fue elegido prior general de la orden religiosa. Como primera labor, visitó todos los conventos de la orden que estaban en el norte de Italia invitando a las gentes a convertirse y someterse a la protección de la Virgen Madre. Luego, y al finalizar un intenso y largo retiro espiritual, San Felipe decidió visitar los conventos de Alemania y Francia.

En el Concilio de Lyon, San Felipe impresionó a todos por su sabiduría y don de las lenguas, don que fue utilizado por el santo para la conversión de los pecadores y reconciliación de los cismáticos de muchos lugares del mundo a donde iba a predicar el Evangelio; sin embargo, toda su fama no era suficiente para obtener la aprobación pontificia para la Orden de los Siervos de María.

En 1284, San Alejo puso bajo la dirección de San Felipe a su sobrina Santa Juliana, la cual fundó la tercera orden de las Siervas de María. El santo se encargó también de enviar a los primeros misioneros servitas al oriente, algunos de ellos, derramaron su sangre por mantenerse firmes en su fe a Cristo.

Cuando comprendió que se acercaba la hora de su muerte, en el año 1285, San Felipe decidió retirarse descansar al convento más sencillo y humilde de la orden religiosa, donde pasó sus últimos días, orando y postrado ante la imagen de la Virgen María. Falleció durante el ángelus vespertino, y en 1761 fue canonizado. Su fiesta fue extendida a toda la Iglesia occidental en 1694.
© Aciprensa – Catholic.net

Nota:
La fiesta de Santa Rosa de Lima la consideramos el 30 de Agosto.

Pensamiento del día

"Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto:
a ponerse contento sin motivo,
a estar siempre ocupado con algo
y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea". 
(Paulo Coelho)

Tema del día:
El enemigo de la santidad

1) Para saber
En su último capítulo de la Exhortación Apostólica, el Papa Francisco quiere prevenirnos contra un enemigo que no dejará de luchar por impedir que consigamos la santidad: el mismo demonio. Por ello, dice el Papa, no pensemos que el diablo es un mito, una representación, un símbolo, una figura o solo una idea. Si pensáramos que no existe, ese engaño nos llevaría a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita aparecerse ni poseernos, sino que nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios, queriendo destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades.
Cuando Jesús nos enseñó el Padrenuestro quiso que termináramos pidiendo al Padre que nos libere del Malo, que indica un ser personal que nos acosa. Jesús nos enseñó a pedir cotidianamente esa liberación para que su poder no nos domine.

2) Para pensar
Una religiosa que conoció a san Francisco de Sales, relató que en una ocasión presenció un exorcismo. Era un hombre joven que desde hacía cinco años estaba poseído por el demonio. Los interrogatorios al poseso se hicieron junto a los restos mortales de san Francisco. Durante una de las sesiones, el demonio exclamó lleno de furia: «¿Por qué he de salir?». Estaba presente una religiosa de las Madres de la Visitación, que al oírlo, asustada quizá por el furor demoníaco de la exclamación, invocó a la Virgen: «¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros...!». Al oír esas palabras, decía la monja, el demonio gritó más fuerte: «¡María, María! ¡Para mí no hay María! ¡No pronuncies ese nombre, que me hace estremecer! ¡Si hubiera una María para mí, como la que hay para ustedes, yo no sería lo que soy! Pero para mí no hay María».
Todos los presentes estaban sobrecogidos por la escena e incluso algunos rompieron a llorar. Pero el demonio continuó: «¡Si yo tuviera un instante de los muchos que ustedes pierden…! ¡Un solo instante y una María, y yo no sería un demonio!»
Decía san Alfonso María de Ligorio que en este mundo los hombres no se dividen en los fuertes que vencen tentaciones y en los débiles que son derrotados, no. El mundo se divide en los débiles que rezan y vencen y, por otro lado, en los débiles que no rezan y son derrotados. Pensemos si en las tentaciones sabemos acudir a la intercesión la Virgen María.

3) Para vivir
Así, además de luchar contra una mentalidad mundana que nos engaña y contra la propia fragilidad, es preciso también una lucha constante contra el diablo, que es el príncipe del mal.
El Papa nos señala las armas poderosas que el Señor nos da para el combate tenemos: la fe que se expresa en la oración, la intercesión de la Virgen, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero…
Sin embargo, el camino de la santidad no es de miedo o temor, sino fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, dice el Papa. Aunque requiere que estemos «con las lámparas encendidas» (Lc 12,35) y permanezcamos atentos, hemos de caminar sabiéndonos acompañados y amados por el Señor.
© Pbro. José Martínez Colín

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
“Cuando Robert F. Kennedy, candidato a la presidencia de Estados Unidos, fue herido mortalmente con un arma de fuego en el Hotel Ambassador de Los Ángeles, el 5 de junio de 1968; numerosos de sus seguidores se arrodillaron y rezaron el Rosario. Una imagen célebre de la época muestra a un mesero del restaurante, Juan Romero, posando un rosario entre la manos de Kennedy en la cocina del hotel; imagínense a los católicos haciendo eso hoy”, declaró a ACI Prensa Mark Stricherz periodista político y autor del libro Why the Democrats are Blue (2007).
La vida de Kennedy es a la imagen de esta devoción mariana. Él era el séptimo de los nueve hijos de Joseph y Rosemary Kennedy, residentes en Brookline, en Massachusetts. Después de haber servido en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, contrajo matrimonio con Ethel Skakel, con la que tuvo once hijos (el último no había nacido en el momento de su muerte).
Robert es a menudo considerado como uno de los más piadosos de los hermanos Kennedy: su casa estaba llena de objetos religiosos, biblias y crucifijos, rezaba regularmente con su esposa y sus hijos. Fue monaguillo en su juventud y también en ciertos momentos de su carrera en la función pública, declaró el biógrafo Larry Tye en su libro Bobby Kennedy: The Making of a Liberal Icon (2017).  

Pedidos de oración
 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Nené, la mamá del autor de esta página, al cumplirse hoy 7 años del momento en que fue llamada a la Casa del Padre celestial.

Pedimos oración para Olga, de Cuba, que tiene ya 90 años y desde hace 22 meses está postrada, con un cuadro de depresión e inicio de demencia senil. Rogamos a Jesús que se cumpla en ella Su Voluntad, y que no tenga sufrimientos. 

Pedimos oración para dos personas de México: por el eterno descanso del alma de María Isabel S.R., llamada por el Señor; y por la salud de Pablo M.C., de 38 años y afectado de cáncer en pulmón muy extendido. Te lo pedimos Señor.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Agosto 23
En medio de todo lo que vivimos hay un encanto secreto, un misterio divino escondido que pocas veces alcanzamos a percibir.
En cada cosa y en cada experiencia, hay una luz cautivante que no se descubre a simple vista.
Para reconocer esa maravilla que nos rodea y nos envuelve, tenemos que dejarnos tomar e iluminar por el Espíritu Santo. Él puede cambiar completamente nuestro modo de mirar el mundo.
Pero si él no nos ilumina, sólo vemos lo áspero y gris de las cosas.
Con el Espíritu Santo, también la enfermedad puede llegar a ser una preciosa experiencia llena de intensidad espiritual; también un fracaso puede dejar una enseñanza profunda; y hasta las caídas pueden convertirse en un trampolín para elevarnos a lo más alto.
Con la luz del Espíritu, una hoja que cae es un mensaje de amor, y el atardecer es un maestro de sabiduría.
Dejémonos encantar los ojos por el Espíritu Santo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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