martes, 24 de junio de 2025

Pequeñas Semillitas 6020

 PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6020 ~ Martes 24 de Junio de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando nos disponemos a orar, pareciera que mientras abrimos las manos, lo que vemos es el tiempo que llevamos así. Estamos tan acostumbrados a medir los tiempos de cada cosa, en función de lo que queda por hacer, que no salimos de este esquema y la ansiedad termina por no permitirnos orar.
En realidad, de algún modo, el tiempo está en nuestras manos. Si bien es fugaz, y con eso nos apura, no hay nada que nos impida ofrecer el espacio de tiempo que estamos ante Dios. Esto es abrir lo fugaz a lo eterno. Es decirle a Dios: “Este instante es tuyo, para toda la eternidad. No soy, dueño ni señor del tiempo, pero sí de lo que en este ahora quiero dar, ofrecer, poner en tus manos. Y sé que un instante vivido así, apoyado en tus manos, puede modificar y transformar la calidad con que viva el resto del tiempo. Por eso, a ti Señor, que me sostienes en este instante, que me regalas la vida en este ahora, te pido que este instante y este ahora, estén llenos de ti.”
(Javier Albisu S.J.)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA -
Primera Lectura: Isaías 49, 1-6
 
Salmo: Sal 138, 1-3. 13-14ab. 14c-15
 
Segunda Lectura: Hechos 13, 22-26
 
Santo Evangelio: Lc 1,57-66.80
Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados.
Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
 
Comentario:
Hoy celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.
Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).
Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.
* Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Santoral Católico:
Nacimiento de San Juan Bautista
Seis meses antes de la Natividad del Señor celebramos la de su Precursor. Refiere San Lucas que Isabel era estéril y que tanto ella como Zacarías eran de edad avanzada. Pero un día en que él oficiaba en el templo de Jerusalén, se le apareció un ángel que le dijo: «Tu mujer te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan». Tiempo después, en la Anunciación, el ángel Gabriel dijo a María que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. María marchó presurosa a Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír ésta el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno. Cuando se le cumplió el tiempo, Isabel dio a luz un hijo, de quien profetizó su padre: «Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos». Juan vivió en el desierto hasta el momento de empezar su predicación. De él dijo Jesús: «Entre los nacidos de mujer, ninguno mayor que Juan Bautista».
Oración: Oh Dios, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – Cristonautas – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«Oh glorioso San Juan Bautista: Por nuestro Señor Jesucristo, aleja todo peligro y enemigos de nuestro lado, quita toda maldad, tropiezo y oscuridad en nuestra vida para que nuestros caminos se encuentren despejados y estén abiertos al amor, al trabajo y a la salud que tanto ansiamos y necesitamos. Haz que la prosperidad y la fortuna nos favorezcan y la paz, la armonía y la felicidad nos acompañen en todo momento. Amén»
 
Tema del día:
Conociendo a Juan el Bautista
La vocación profética de San Juan Bautista está rodeada, desde el vientre materno, de eventos extraordinarios que preparan el nacimiento de Jesús. El Evangelio de Lucas (1, 39-45) relata que su madre Isabel, mientras estaba embarazada, había recibido la visita de María, quien a su vez ya estaba en espera de Jesús, y que Juan exultó de alegría en el seno materno ante la voz de María.
 
Isabel era estéril y ya anciana. Había sido el arcángel Gabriel quien le había anunciado a su marido Zacarías, el nacimiento de un hijo: “No temas Zacarías – le había dicho –tu oración ha sido escuchada y tu mujer Isabel te dará un hijo al que llamarás Juan. Tendrás alegría y exultación y muchos se alegrarán por su nacimiento, puesto que será grande ante el Señor”.
 
Juan Bautista se presenta a sí mismo
“Voz de uno que grita en el desierto: ¡Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos!”. Juan Bautista se definía así a sí mismo y su misión. Los Evangelios nos dicen que vivía en el desierto, vestido con piel de camello, comía langostas y miel silvestre, hacía penitencia y predicaba invitando a la conversión. Un día, a orillas del río Jordán, se produce el encuentro con el mismo Mesías que le pide ser bautizado él también. Es un bautismo de penitencia el que realiza Juan y que es figura del Bautismo según el Espíritu. “Yo los bautizo con agua para la conversión –decía a sus discípulos– pero el que viene después de mí es más poderoso que yo y yo ni siquiera soy digno de desatar los lazos de sus sandalias. Y él los bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
 
Y después de haber bautizado al Salvador revelaba: “Ahora mi alegría es completa. Él debe crecer y yo, en cambio, disminuir”. Había cumplido su misión.
 
Un hombre justo y el precio de la verdad
Juan Bautista ama la verdad y por esto muere decapitado en prisión. Lo había hecho arrestar el Rey Herodes a causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe, que se había casado con ella. En efecto Juan, le había recordado que era ilícito estar con la mujer de su hermano. Herodes, reconociendo en él a un hombre justo, no habría querido mandarlo a matar. Pero Herodías tuvo las de ganar, convenciendo a la hija para que pidiera, como premio por su danza en un banquete, preciosamente la cabeza del Bautista.
 
Un culto muy difundido
La cabeza de San Juan Bautista, llamado por esta razón “el degollado”, se conserva en la actualidad en la iglesia de San Silvestre in Capite en Roma, pero privada de la mandíbula, que se encuentra en la catedral de San Lorenzo de Viterbo.
 
El culto de San Juan Bautista se difundió muy pronto en toda la cristiandad; muchas ciudades tomaron el nombre y lo eligieron como patrono entre las cuales, en Italia, Turín, Florencia, Génova y Ragusa.
 
Juan Bautista es el santo más representado en el arte de todos los siglos, con frecuencia retratado siendo niño junto al pequeño Jesús.
(Fuente: Vatican News)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Para llegar a ser cristianos debemos bautizarnos y creer en Cristo. Al llegar a este mundo, en el momento de la concepción, el ser humano está a oscuras, sin la luz ni el amor de Dios. Es sólo una criatura de Dios. Tiene lo que se llama pecado original, es decir, que viene al mundo en estado natural. Y para ser elevado al orden sobrenatural y llegar a ser hijo de Dios necesita ser bautizado. De esta manera, su alma, apagada y sin brillo, se llenará de belleza, de luz y de amor, resplandeciendo de gloria como un verdadero hijo de Dios. Dios mismo habitará en su alma y él será templo de Dios. Y Dios será su gozo y su felicidad, dándole sentido a su vida y haciéndole sentir la alegría de vivir para Él y para los demás. ¡Qué importante es el bautismo!
El bautismo nos hace una nueva criatura; un hijo adoptivo de Dios, partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y templos del Espíritu Santo (Cat 1265). El bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (carácter) de su pertenencia a Cristo (Cat 1272).
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Lo que hacemos jamás lo podemos considerar como resultado final sino como preparación de algo que ya viene.
Hay gente que vive lo material como si lo espiritual no existiese. Si se acabasen las montañas, ¿le vendrá a alguien la vocación de escalador?
Dar al día en que vivimos el gusto de un regalo sencillo y espontáneo; vivirlo sin egoísmos y con amor confiado. Solo así la alegría y la pasión por la vida llegará a todo y nos contagiará a todos.
Todo lo que se nos da nos llega oportunamente. Cada instante de la vida es un regalo. Hay que vivir con la mirada puesta en el Señor porque la vida tiene más aspecto de desierto que de tierra prometida.
Casi siempre las mejores cosas pasan desapercibidas porque las han realizado el silencio y el amor recatado.
El hombre, por creación, tiene un ser interior para el encuentro. En esa profundidad nadie se parece a otro. Allí se realizan sorprendentes maravillas.
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Compartir es básicamente tener "un corazón solidario", y es ahí, en ese corazón solidario, donde verdaderamente se ubica el punto de partida de la solidaridad en acción para afrontar los retos que implica estrenarnos el corazón, lo que nos hace sentirnos seres humanos vitales, sentimentales y conmovidos.
Valores esenciales y enteramente humanos, sin los cuales es imposible plantar semillas de sociedades sanas, que más tarde sepan transmitir su legado con mayúsculas, trasladando sus valores a nuestros hijos, enseñándoles un mestizaje de inquietudes que llevar en la práctica diaria en nuestra intimidad más absoluta, apoyando al que nos necesita con la acción de la solidaridad de unos con otros para contribuir a acabar con la injusticia social.
Hagamos de nuestro corazón solidario un talante ético de estar en la vida, de seres en actos constructivos.
Tomemos como referente los corazones repartidos, solidarios y siempre llenos.
Sólo una cosa podemos perder, esto es, nuestro propio egocentrismo.
 
Un año con María
Junio 24: Siempre se puede cambiar
La vida no espera, no tiene botón de pausa ni de rebobinado. Un día nos damos cuenta de que como abuelos queremos resolver cosas que no resolvimos como padres; pero no, es demasiado tarde. Los hijos seguimos necesitando del abrazo del padre. Uno sigue necesitando...
Hoy agradezcamos a María, que nos dio testimonio de Madre. Vive como vivió Ella, vive el hoy como entrega y servicio, y disfrutando de la vida más allá de tus caídas.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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