martes, 3 de junio de 2025

Pequeñas Semillitas 6002

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6002 ~ Martes 3 de Junio de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Dijo Jesús: “Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia”. (Mt 5,7).      
Yo creo que si hubiera que resumir todo lo que uno debe hacer para salvarse a una sola cosa, sería esta: ser misericordiosos. Si somos misericordiosos con nuestros hermanos, si nos compadecemos de ellos y por lo tanto no los juzgamos, no los condenamos, y los ayudamos de la mejor manera posible; entonces también Dios será misericordioso con nosotros y nos perdonará la multitud de pecados que cometimos. En el Juicio Final, como lo dice el mismo Evangelio, seremos examinados en el amor, es decir en la misericordia, cuando dice Jesús: “Venid benditos de mi Padre..., porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis, etc.”. Aquí tenemos el secreto para ganar fácilmente el Cielo: ser misericordiosos, tener un corazón de carne y no de piedra.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- MARTES VII DE PASCUA -
Primera Lectura: Hechos 20, 17-27
 
Salmo: Sal 67, 10-11. 20-21
 
Santo Evangelio: Jn 17,1-11a
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.
»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio de san Juan —que hace días estamos leyendo— comienza hablándonos de la “hora”: «Padre, ha llegado la hora» (Jn 17,1). El momento culminante, la glorificación de todas las cosas, la donación máxima de Cristo que se entrega por todos... “La hora” es todavía una realidad escondida a los hombres; se revelará a medida que la trama de la vida de Jesús nos abra la perspectiva de la cruz.
¿Ha llegado la hora? ¿La hora de qué? Pues ha llegado la hora en que los hombres conozcamos el nombre de Dios, o sea, su acción, la manera de dirigirse a la Humanidad, la manera de hablarnos en el Hijo, en el Cristo que el Padre ama.
Los hombres y las mujeres de hoy, conociendo a Dios por Jesús («las palabras que tú me diste se las he dado a ellos»: Jn 17,8), llegamos a ser testigos de la vida, de la vida divina que se desarrolla en nosotros por el sacramento bautismal. En Él vivimos, nos movemos y somos; en Él encontramos palabras que alimentan y que nos hacen crecer; en Él descubrimos qué quiere Dios de nosotros: la plenitud, la realización humana, una existencia que no vive de vanagloria personal sino de una actitud existencial que se apoya en Dios mismo y en su gloria. Como nos recuerda san Ireneo, «la gloria de Dios es que el hombre viva». ¡Alabemos a Dios y su gloria para que la persona humana llegue a su plenitud!
Estamos marcados por el Evangelio de Jesucristo; trabajamos para la gloria de Dios, tarea que se traduce en un mayor servicio a la vida de los hombres y mujeres de hoy. Esto quiere decir: trabajar por la verdadera comunicación humana, la felicidad verdadera de la persona, fomentar el gozo de los tristes, ejercer la compasión con los débiles... En definitiva: abiertos a la Vida (en mayúscula).
Por el espíritu, Dios trabaja en el interior de cada ser humano y habita en lo más profundo de la persona y no deja de estimular a todos a vivir de los valores del Evangelio. La Buena Nueva es expresión de la felicidad liberadora que Él quiere darnos.
* Rev. D. Pere OLIVA i March (Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net.
 
Santoral Católico:
San Carlos Lwanga y compañeros
Entre los años 1885 y 1887, apenas iniciada la nueva evangelización de África negra, un centenar de cristianos de Uganda, católicos o anglicanos, fueron condenados a muerte por el rey Mwanga que se propuso acabar con todos los cristianos, entre otras razones porque se oponían a la esclavitud y a la venta de esclavos. Hoy se conmemora en particular al grupo formado por Carlos Lwanga y sus doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que pertenecían a la corte regia de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y eran neófitos o fervorosos católicos; pues bien, porque, coherentemente con su fe en Cristo, no cedieron a los deseos impuros del monarca, murieron en la colina de Namugongo en Uganda, el 3 de junio de 1886, unos degollados y otros quemados vivos. Estos son sus nombres: Calos Lwanga, Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Santiago Buzabaliao, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mgagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolio Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.
Oración: Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de san Carlos Lwanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«Por más insignificante que sea lo que tienes que hacer, hazlo tan bien como puedas, entrega a ello tanto cuidado y atención como el que entregarías a lo que consideras más importante.  Porque serás juzgado por esas pequeñas cosas»
(MAHATMA GANDHI)
 
Tema del día:
Imágenes más que textos
Una vez una profesora quiso dar una clase a sus alumnos sobre Jesús. Como buena pedagoga, empezó hablando de Jesús, sin decir su nombre, esperando que los alumnos adivinaran de quien estaba hablando.
 
Empezó diciendo: Os voy a contar la historia de una persona muy bondadosa, que nació muy pobre, de tal modo que ni siquiera los vecinos se enteraron de su nacimiento. Nació estando sus padres de viaje. Como era pobre, nadie les acogió, ellos tampoco tenían dinero para irse a una posada. Tuvo que nacer en una cueva abandonada, quizá utilizada anteriormente por pastores que guardaban el ganado en la montaña, donde se refugiaban cuando venían a la aldea.
 
Después este niño creció y aprendió el arte y el oficio de su padre que era carpintero. Fue ayudante de su padre hasta ser un joven maduro… Todo el mundo le conocía como el hijo del carpintero.
 
Cuando tenía edad de casarse, en vez de buscar una novia, empezó a preocuparse de tal manera por los demás, sobre todo por los pobres, que se olvidó prácticamente de la profesión y vivió sólo preocupado por ellos. Hablaba de Dios a las personas con las que se cruzaba por los caminos, se detenía junto a los enfermos, les cuidaba las heridas, consolaba a los tristes y desanimados, buscaba las ovejas perdidas para conducirlas al redil y comía con la gente sencilla. Le veían muchas veces en compañía de pecadores y de gente de baja reputación, incluso comía con ellos. Todos le querían mucho y era una alegría escucharle. Decía cosas que iban directas al corazón de la gente.
 
Iba todavía por la mitad de la historia, cuando un niño interrumpió a la profesora y, con desparpajo, le dijo: yo sé quién es, yo sé quién es esa persona.
 
La profesora sintió una enorme recompensa con la intervención del niño y quiso darle la oportunidad de que mostrara sus conocimientos de catecismo. Entonces el niño respondió sin titubear: es el sr. Armando, vive en mi barrio, yo le conozco muy bien.
 
Era eso exactamente: el sr. Armando reflejaba a la perfección los rasgos de Jesús. Era como su retrato.
 
Creados a imagen y semejanza de Dios, estamos llamados a ser antes que textos o palabras, "imágenes". Hoy tenemos quizá demasiados textos y pocos retratos. San Pablo VI decía que los hombres de nuestro tiempo creen más en los que dan testimonio que en los que enseñan; y sólo creen en los que enseñan si son testigos.
(Tomado del Web Católico de Javier)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Nuestra vida se renueva constantemente; celebramos el nuevo año, la nueva semana, las nuevas estaciones. Los nuevos bebés, los nuevos trabajos, los nuevos hogares nos dan ocasión para regocijarnos; las reuniones con la familia y los viejos amigos y el fortalecimiento de antiguos lazos nos recuerdan otros ciclos de renovación.
Para algunas mujeres su ciclo menstrual es un silencioso ritmo de renovación. Algunas personas construyen gráficas de su biorritmo, esperando aprovechar las antiguas fuentes de energía del ciclo vital que alimentan al universo. La recuperación después de una enfermedad, la conclusión de un largo proyecto, la cosecha de un huerto, e incluso la adquisición de una nueva prenda, nos recuerda nuestro lugar en el lento ritmo de la vida.
Cuando nos encontramos al final de un ciclo, a veces olvidamos que la renovación siempre tiene lugar. Cuando nuestra energía mengua, cuando todos los árboles se quedan sin hojas, cuando cualquier esfuerzo parece infructuoso, podemos creer que nos hemos salido del patrón. "Nunca volveré a sonreír", pensamos; "el sol se ha extinguido… nada vale la pena". Para algunos de nosotros la depresión forma parte del ciclo y lo mismo que la hibernación o la caída de las hojas, nos permite acumular nuestra energía para dar el siguiente salto creativo.
Cuando las cosas parezcan poco prometedoras, recordaré que el cambio y la renovación son las leyes de la vida.
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Vivir es aprender a cada instante... de cada situación, de cada momento, de cada sensación, de cada injusticia o sin razón..., del amor, del desamor, de la felicidad, de la infelicidad, de la protección, del abandono.
El sentido de la vida, ese que buscamos desde que nacemos se encuentra en la alegría y también en el dolor.
Lo importante es saber comprender el mensaje que nos deja cada situación que debemos enfrentar y conservar la esperanza y la fe.
Hoy reímos, tal vez mañana lloramos... Hoy estamos acompañados... Tal vez el mañana nos encuentre solos...
Pero debemos pasar por todas las instancias, por todos los momentos, por todas las situaciones esperadas e inesperadas porque en cada una de ellas nos encontramos, aprendemos, crecemos, nos fortalecemos y día a día nos damos cuenta que somos nosotros los únicos que le podemos dar sentido a nuestra propia vida y eso sólo es posible si iluminamos las zonas que por momentos vemos apagarse dentro de nosotros encendiendo la luz de la esperanza...
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A pocos días de Pentecostés nos preguntamos: ¿Quién es el Espíritu Santo? Es el fruto del amor entre el Padre y el Hijo. El fruto del amor creado es una concepción creada. El Espíritu Santo es, por tanto, la Concepción eterna no creada, el prototipo de todas las concepciones de la vida en el universo.
El Padre engendra, el Hijo es el engendrado, el Espíritu Santo es la concepción efusiva del amor.
La criatura más completamente llena de este amor, llena de divinidad, es la Inmaculada, sin ninguna mancha de pecado, que de ninguna manera está separada de la voluntad de Dios. María está unida al Espíritu Santo como su esposa, de una manera inefable y de una forma incomparablemente más perfecta de lo que se puede decir de las demás criaturas.  San Maximiliano Kolbe (1894-1941)
 
Un año con María
Junio 3: Bache o tumba
Williams James, un psicólogo americano de gran prestigio, dijo: “Eres tú, con tu forma de halarte cuando te caes, el que determina si te has caído en un bache o en una tumba”.
Hoy tú tienes la posibilidad y la capacidad de resucitar con Dios. María está allí para acompañarte  y esperarte. Tú decides cada día si tu caída es en un bache o en una tumba.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
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