PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 5926 ~ Martes 11 de Marzo de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
La oración es la manifestación de la relación con Dios: Es expresar de
algún modo a Dios la admiración, la queja, el agradecimiento, la confianza y
todos los sentimientos. Es estar atento a la voz silenciosa de Dios. Es
sumergirse en la presencia bendita y oculta de Dios. Es “estar” sin más con
Dios o en Dios...
Jesús convirtió toda su vida en oración. La oración de Jesús consistía en
vivir “ante Dios y con Dios” todo lo que vivía. En eso debiera consistir
nuestra oración.
(José Arregi)
La Palabra de Dios Lecturas del día(Martes I de Cuaresma, ciclo C) ♡ Primera Lectura: Isaías 55, 10-11
♡ Salmo: Sal 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19
♡ Santo Evangelio: Mt 6,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho,
como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de
pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra
como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras
deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
ofensas».
♡ Comentario:
Hoy, Jesús —que es el Hijo de
Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de
la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis
mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen
con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con
sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser
escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es
informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe
lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no
hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus
padres.
El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un
resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar
de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo
de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del
Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender
a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece,
dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al
Padrenuestro de la Misa.
Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La
oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una
unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar
consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la
caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido
diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros,
como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener
rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis
deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de
Dios.
* Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech (Tarragona, España) © Textos de Evangeli.net
Santoral Católico: San Sofronio de Jerusalén Nació en Damasco y de
joven ingresó en el monasterio de San Sabas. Luego estuvo viajando para conocer
los monasterios más famosos, al tiempo que combatía la herejía monofisita (una
sola naturaleza en Cristo). El año 634 fue elegido patriarca de Jerusalén.
Entonces tuvo que pelear duramente contra la herejía monotelita, que recortaba
la figura de Cristo y que tenía el apoyo de la corte imperial de
Constantinopla. Vivió las trágicas circunstancias de la invasión de los
musulmanes y en el 638 le tocó entregar la ciudad al califa Omar. Murió el año
639.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Pensamiento del día mira
este sagrado madero teñido de la sangredel
Cordero de Dios inmolado por tu amor y espera.Ama a
un Dios que tanto te ha amado»(SAN
ALFONSO MARÍA DE LIGORIO)
Tema del día: El útero ¿el
lugar más peligroso? Luchamos por un aire más
sano, por fábricas más seguras, por calles con menos accidentes, por casas con
rampas para inválidos. Pero entre tantos esfuerzos por evitar muertes y mejorar
vidas, guardamos silencio ante el drama del aborto.
El nuevo siglo inició
con una fuerte conciencia de que la vida del planeta depende de nosotros, y de
que vale la pena protegerla. ¿Por qué no protegerla, entonces, también cuando
se trata de vidas humanas en el seno de sus madres? ¿Será que nos resulta
indiferente que el útero materno se haya convertido, en muchos casos, en el
lugar más peligroso para miles de hijos no amados?
Parece que nos hemos
hecho casi insensibles al escuchar las “rutinarias” estadísticas del aborto.
Millones de niños son eliminados, algunos en condiciones “higiénicas” (como si
la higiene fuese un atenuante para matar a otros), otros en condiciones de peligro
también para la vida de la madre.
No podemos sentirnos
indiferentes ante este profundo drama humano. Necesitamos cambiar los
corazones, promover una cultura del amor y del respeto, de la vida y de la
esperanza.
El inicio de una nueva
vida humana debería ser, en cualquier corazón bueno, una fuente de alegría.
Aunque esa vida llegue en un momento difícil, aunque no sea completamente sana,
aunque haya oposiciones de algunos que sólo piensan en sus proyectos y no en lo
maravilloso que es poder tener un hijo.
Hay que cambiar los
corazones de los jóvenes, para que no jueguen al sexo, para que no trivialicen
el amor. De este modo se evitarán embarazos en condiciones de dificultad que
muchas veces terminan en el drama del aborto. Por culpa de él (indiferente ante
la vida del hijo) o de ella, de los padres o de los amigos, de los compañeros
de estudios o de trabajo, de tantos que presionan para acabar con el
“problema”, como si el hijo fuese alguien culpable de los errores de los
grandes.
Hay que cambiar los
corazones de los adultos. Para que nunca unos padres de familia obliguen a la
hija a abortar para “salvar su buen nombre”, para proteger una fama que no vale
nada en comparación con la grandeza del dar el sí a la vida del hijo y del nieto.
Para que nunca un jefe de trabajo amenace con el despido a una mujer por quedar
embarazada. Para que nunca un médico, un profesional de la salud llamado a ser
defensor de la vida humana, manche sus guantes (sus manos quedan cínicamente
limpias) con la sangre de un hijo que avanzaba en el útero materno hacia el
gran día de un nacimiento que le será negado.
Hay que cambiar, hemos
de decirlo con dolor, los corazones de no pocos católicos que también incurren
en este pecado. El “no matarás” del quinto mandamiento incluye también la
prohibición del pecado del aborto. Por su enorme gravedad la Iglesia ha establecido,
en el derecho canónico, que quien comete aborto sea excomulgado. Una pena
severa, que debería ayudarnos a reflexionar y a detenerse si, por desgracia, se
asomase por la cabeza de una madre, de un padre, de un médico, la idea de
acabar con la vida de un hijo indefenso y débil.
Todos estamos llamados a
proteger el ambiente de la vida. Cuidemos el aire, protejamos a los niños de
las radiaciones peligrosas. Defendamos, especialmente, ese lugar tan
maravilloso donde cada ser humano pasa los primeros meses de su existencia
terrena: el útero materno. Defendámoslo a través de la única fuerza que mueve
el universo y hace bella cada vida nueva: el amor que acoge a todos.
Especialmente al hijo, porque vale mucho, porque es bueno, porque hace grande y
bella la vida del planeta, porque alegra el corazón del Padre de los cielos y
de dos padres que optan por amar sin miedos.
(Texto de Fernando Pascual
- Imagen de COFA)
Mes de San José Día 11º- Hombre de la entrega.
Tú, oh san José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas
con disgusto o mala gana.
Ayúdame, oh san José, a no ser flojo en mis responsabilidades, sino a
dedicarme a mis quehaceres con la máxima entrega.
(Web Católico de Javier)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Toda la Cuaresma, con su constante invitación a la conversión, es un
hermoso recordatorio de cómo Dios nuestro Señor nos quiere, a todos y cada uno
de nosotros, plenamente santos, absolutamente santos. “Purifíquense de todas
sus iniquidades, renueven su corazón y su espíritu”, dice el Señor.
Entrar constantemente dentro de nosotros mismos y vigilar nuestra alma es
el camino necesario, ineludible para poder llegar a vivir esta penitencia de
los sentimientos. Es el camino del cual no podemos prescindir para tener bien
dominada toda esa corriente que son los sentimientos, de manera que no perdamos
nada de la riqueza que ella nos pueda aportar, pero tampoco nos dejemos
arrastrar por la corriente, que a veces puede llevarnos lejos de Dios nuestro
Señor.
El camino de conversión es difícil, exige una gran apertura del corazón,
exige estar dispuestos, en todo momento, a cuestionarnos y a enriquecernos.
Hagamos de la Cuaresma un camino de enriquecimiento, un camino de encuentro más
profundo con Cristo, un camino en el que al final, la Cruz de Cristo haya
tocado todos los resortes de nuestra personalidad. (P. Cipriano Sánchez)
🌸¿Dónde estás Señor que no veo tu
rostro? Entra a mi corazón, para que
sanes mi cuerpo y las heridas de mi alma.
Muéstrame el camino hacia Ti para conocerte y decirte que siempre has
estado en mis pensamientos y en mis oraciones.
Hazme sentir lleno de paz, tranquilidad, y con mucho amor hacia Ti;
enséñame Señor, a perdonar a no odiar, a no estar solo.
Quiero ser feliz, arrancarme el pasado que tanto me ha lastimado, y vivir
un presente como si empezara a nacer.
Me arrodillo hacia Ti, para encontrarme contigo y nunca jamás me alejaré,
eres mi Dios, mi Salvador.
En mi mente refleja tu rostro y sabré que estás conmigo siempre, cada vez
que vea las rosas, los jazmines, las flores silvestres, el aire y el
inmenso mar. Como las estrellas que brillan en el firmamento y todo lo bello
que la naturaleza nos da, pensaré que eres Tú.
Mi Dios dame fuerza, ilumina mi mente y lléname de esperanza cada día
Señor. Amén Jesús.
🌸El conocido sacerdote franciscano capuchino Padre Ignacio Larrañaga
(España, 4 Mayo 1928—México, 28 Oct 2013) dejó una inmensa cantidad de escritos
de gran valor para nuestra espiritualidad a lo largo de su vida de predicador,
escritor, conferencista, organizador de cursos, talleres y retiros.
A él pertenece esta reflexión: “Los sueños, arrójalos a la basura; las
llamas, apágalas, y toma serena y sabiamente en tus manos la fría realidad:
eres como eres. Y, de todas maneras, a pesar de tus reticencias y repugnancias,
eres una maravilla. Transforma tus sufrimientos en brazos de compasión para ti
mismo y tus entrañas en un regazo de acogida. Acéptate a ti mismo, no como te
gustaría ser, sino como realmente eres”
Toda una sabia definición para que aprendamos a aceptarnos como somos (sin
por ello dejar de intentar mejorar), y no vivamos en permanente estado de
ansiedad por metas que nos auto imponemos. No se puede dejar pasar la vida
buscando la felicidad total, sino que hay que vivir felices en el día a día con
lo que somos y tenemos, haciendo siempre el bien a todos los que el Señor cruza
en nuestro camino.
Un año con María Marzo 11: La pobreza
Una vez hicieron tres preguntas a un Pastor
evangélico famoso que me las tomo para mí: ¿Si hubieras sido un cristiano
durante la Segunda Guerra Mundial, un cristiano alemán, te hubieras posicionado
en contra de Hitler sabiendo que ponías en peligro tu vida? ¿Si hubieses vivido
en el sur de los Estados Unidos durante el conflicto por los derechos civiles,
te hubieses declarado en contra del racismo? Cuando tus nietos descubran que
viviste en una época donde había 1750 millones de pobres, ¿cómo juzgarán lo que
hiciste?
Un día nos pondremos viejos y al mirar atrás veremos
todo lo que podríamos haber hecho y no hicimos. Jesús estaba en toda esa
historia. En esta generación Dios levantó una Madre Teresa de Calcuta para
decirnos que podemos marcar la diferencia; también nos dio un Papa Juan Pablo
II, que hasta con un atentado nos enseñó que se puede perdonar. En fin...
seamos justos y comprendamos que en esta historia, vos y yo podemos aportar.
(Padre Luis Zazano)
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La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Pensamiento del día
Tema del día:
Mes de San José
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Un año con María
FELIPE
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