jueves, 8 de febrero de 2024

Pequeñas Semillitas 5545

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5545 ~ Jueves 8 de Febrero de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy es el día más feliz de mi vida. Sí, porque es un día nuevo, a mi completa disposición.
Los de ayer ya se fueron y sólo tengo su legado. Los del mañana aún no llegan y nada me los garantiza.
Así que del tiempo, lo único que poseo es este día, y de él, sólo un instante cada vez.
Y por breves y fugaces debo pintarlos de felicidad, cubrirlos de alegría, decorarlos con sonrisas y gozarlos con optimismo.
De uno en uno no es difícil. Sólo me propongo poner felicidad hoy a todos los momentos que sea posible.
Y lograrlo cada día más. De uno en uno, cada vez.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Reyes11, 4-13
 
Salmo: Sal 105, 3-4. 35-36. 37 y 40
 
Santo Evangelio: Mc 7,24-30
En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de Él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
 
Comentario:
Hoy se nos muestra la fe de una mujer que no pertenecía al pueblo elegido, pero que tenía la confianza en que Jesús podía curar a su hija. En efecto, aquella madre «era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio» (Mc 7,26). El dolor y el amor le llevan a pedir con insistencia, sin tener en cuenta ni desprecios, ni retrasos, ni indignidad. Y consigue lo que pide, pues «volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido» (Mc 7,30).
San Agustín decía que muchos no consiguen lo que piden pues son «aut mali, aut male, aut mala». O son malos y lo primero que tendrían que pedir es ser buenos; o piden malamente, sin insistencia, en lugar de hacerlo con paciencia, con humildad, con fe y por amor; o piden malas cosas que si se recibiesen harían daño al alma o al cuerpo o a los demás. Hay que esforzarse, pues, por pedir bien. La mujer sirofenicia es buena madre, pide bien («vino y se postró a sus pies») y pide algo bueno («que expulsara de su hija al demonio»).
El Señor nos mueve a usar perseverantemente la oración de petición. Ciertamente, existen otros tipos de plegaria —la adoración, la expiación, la oración de agradecimiento—, pero Jesús insiste en que nosotros frecuentemos mucho la oración de petición.
¿Por qué? Muchos podrían ser los motivos: porque necesitamos la ayuda de Dios para alcanzar nuestro fin; porque expresa esperanza y amor; porque es un clamor de fe. Pero existe uno que quizá sea poco tenido en cuenta: Dios quiere que las cosas sean un poco como nosotros queremos. De este modo, nuestra petición —que es un acto libre— unida a la libertad omnipotente de Dios, hace que el mundo sea como Dios quiere y algo como nosotros queremos. ¡Es maravilloso el poder de la oración!
* Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España) - Textos Evangeli net
 
Santoral Católico:
Santa Josefina Bakhita
Nació en Sudán entre 1869 y 1872, en la tribu de los Dagiú. Siendo todavía niña, los negreros la raptaron y vendieron cinco veces en los mercados de esclavos. El miedo que experimentó en el rapto le provocó una amnesia que le hizo olvidar incluso su nombre. Bakhita es el nombre que le dieron los secuestradores; Josefina, el que recibió en el bautismo. Experimentó las humillaciones y los sufrimientos físicos y morales de la esclavitud, pasando de mano en mano por varios dueños. En Jartum la compró un cónsul italiano, que se la llevó a Génova y se la cedió a unos amigos. Estos, en 1888, la confiaron a las religiosas canosianas de Venecia. Se fue acercando al catolicismo, en 1890 recibió el bautismo y en 1893 entró en el noviciado de las Hijas de la Caridad Canosianas. Por deseo de sus superioras, escribió sus memorias personales. Durante muchos años se dedicó a diversos trabajos domésticos en la casa de Schio (Vicenza, Italia), hasta que una artritis deformante la dejó postrada en una silla de ruedas. Murió en Schio el 8 de febrero de 1947. San Juan Pablo II la canonizó el año 2000.
Oración: Oh Dios, que de la humillante esclavitud condujiste a santa Josefina a la dignidad de hija tuya y esposa de Cristo, te rogamos nos concedas que, imitando su ejemplo, sigamos con amor firme a Cristo crucificado y, movidos a misericordia, perseveremos en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Santoral Católico:
San Jerónimo Emiliani
Patrono de huérfanos y de la juventud abandonada
Nació en Venecia el año 1486, de una familia de vieja solera militar y senatorial. De joven emprendió la carrera de las armas, y llevó una vida licenciosa y violenta. Arrojado a la cárcel por sus enemigos, maduró su vocación y se convirtió al Señor. Después de distribuir sus bienes entre los pobres, se consagró al servicio de todos los miserables, los enfermos, los jóvenes y niños abandonados, y al rescate de las prostitutas. Padre y protector de los huérfanos, para los que abrió escuelas gratuitas, fundó para su atención la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537 a consecuencia de la peste que le contagiaron los enfermos a quienes atendía.
Oración: Señor, Dios de las misericordias, que hiciste a san Jerónimo Emiliani padre y protector de los huérfanos, concédenos, por su intercesión, la gracia de permanecer siempre fieles al espíritu de adopción que nos hace verdaderamente hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«Cuanto más religioso es un hombre menos ganas tiene de ostentar su religiosidad, de orar a gritos o de tocar trompetas cuando da limosna. El gran pudor de mostrar lo que hay de mejor en nosotros viene del miedo al manoseo, que lo estropea todo. Cuando un hombre tiene dones extraordinarios tiene un grandísimo deseo de parecer un hombre ordinario; por lo menos en lo religioso»
(LEONARDO CASTELLANI)
 
Historias:
Los 7 Granaderos
En 1826 regresaban a Buenos Aires los últimos 78 Granaderos, eran los restos del Ejército de Los Andes que regresaban a la patria después de diez años sin ver a su familia, cansados, algunos de ellos enfermos, andrajosos… Eran héroes, pero nadie salió a recibirlos, nadie los vitoreó en esa entrada a la ciudad que debió ser triunfal. La unidad fue disuelta por el presidente Rivadavia y su personal distribuido entre los diferentes cuerpos del ejército.
 
54 años más tarde, el 28 de mayo de 1880, llegaban a Buenos Aires, a bordo del vapor Villarino, los restos del Gral. San Martin procedentes de Francia donde vivió sus últimos años y murió en 1850. Los últimos 7 Granaderos a Caballo que aun vivían, viejos ya, por su propia cuenta y determinación, se reunieron, vestidos con los restos de sus antiguos uniformes y marcharon a caballo al puerto a recibir a su jefe, escoltaron el féretro hasta la catedral y allí montaron guardia a la entrada del mausoleo durante toda la noche, al amanecer se despidieron y se perdieron en la historia.
 
Pasaron otros 23 años y el 29 de mayo de 1903 el presidente Roca firma el decreto que determinó la recreación del Regimiento de Granaderos a Caballo sobre la base del mejor regimiento de caballería de línea, usando como uniforme de parada el histórico que diseñara el Gral. San Martin.
 
Cuatro años más tarde el presidente Figueroa Alcorta designa a este Regimiento de Granaderos a Caballo como Escolta Presidencial; desde entonces cada mañana puede verse a un grupo de 7 granaderos marchar desde la casa de gobierno a la catedral, donde dos de ellos quedan montando guardia a la entrada del mausoleo del Gral. San Martin, cada dos horas regresan los otros cinco y se efectúa el cambio de guardia, hasta el final del día en que los 7 regresan a la casa de gobierno; así cada día hábil, bajo el sol o la lluvia, los 7 granaderos custodian los restos de su jefe.
 
¿Por qué siete?  ¿Por qué no diez o doce?  Es muy simple: es en memoria de aquellos últimos 7 granaderos que en 1880 fueron los primeros en realizar, por motu propio, esa custodia al Gran Capitán.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
Cuando sea posible, por la disponibilidad de espacio,
se incluirán dos o hasta tres Meditaciones.
 
Cancela el hábito de maldecir las situaciones desfavorables. Afróntalas serenamente como un reto para superarlas.
Si te acostumbras a ver sólo lo adverso, harás de tu vida un abatimiento permanente.
Si siempre estás repitiéndote: "Nada me sale bien", estarás programando tu vida derrotada.
Disfrutando del momento presente, de los bienes que tienes a mano, de la compañía de los tuyos y de las posibilidades de ser útil a tus semejantes, reconoce que los privilegios de que gozas son los mejores motivos de tu felicidad.
Cuando trabajas por tu armónica perfección espiritual, vas encontrando la felicidad por la cual suspires.
🌸
Ojalá podamos merecer que nos llamen locos.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza.
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
(Eduardo Galeano)
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
8 de febrero
Tengámonos por lo que somos de verdad: nada, miseria, debilidad; una fuente de perversidad sin límites ni atenuantes, capaces de convertir el bien en mal, de abandonar el bien por el mal, de atribuirnos el bien que no tenemos o aquel bien que hemos recibido en préstamo, y de justificarnos en el mal y, por amor del mismo mal, despreciar al Sumo Bien.
Con este convencimiento grabado en la mente, tú:
1º: no te complacerás nunca en ti mismo por algún bien que puedas acoger en ti, porque todo te viene de Dios y a Él debes dar honor y gloria;
2º: no te lamentarás nunca de las ofensas, te vengan de donde te vinieren;
3º: perdonarás todo con caridad cristiana, teniendo bien presente el ejemplo del Redentor, que llegó incluso a excusar ante su Padre a los que le crucificaron;
4º: gemirás siempre como pobre delante de Dios;
5º: no te maravillarás de ningún modo de tus debilidades e imperfecciones; pero, reconociéndote por lo que eres, te avergonzarás de tu inconstancia y de tu infidelidad a Dios; y, ofreciéndole tus propósitos y confiando en Él, te abandonarás tranquilamente en los brazos del Padre del cielo, como un tierno niño en los de su madre.
(19 de agosto de 1918, a fray Gerardo da Deliceto, Ep. IV, 25)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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