jueves, 10 de diciembre de 2020

Pequeñas Semillitas 4526

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4526 ~ Jueves 10 de Diciembre de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Todos los años el Adviento abre el telón del nuevo año litúrgico. Preside a su manera el advenimiento de un ciclo en el cual la Pascua es el núcleo vivificante. También dirige nuestra mirada y atención hacia ese lugar en donde se realiza el misterio de nuestra Salvación, haciéndonos entrar en la preparación final de su realización.
La liturgia de Adviento nos hace escuchar los anuncios directos de la venida del Mesías a través de tres figuras: Isaías, Juan el Bautista y María.
Isaías porque es el cantor de la esperanza y de la alegría mesiánica; Juan el Bautista porque es quien señala al Mesías; y la Virgen María porque es en ella en quien el Mesías tomó carne en este mundo, de la que el profeta Isaías proclamó: "Y la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará Emmanuel" (Isaías 7, 14).
 
¡Buenos días!
Para protegerte de la envidia
El Padre Alfonso Milagro, autor de libros muy vendidos, cuenta esta constatación: Encontré a un hombre de buenas cualidades que casi las maldecía. Le pregunté por qué y me respondió: “Porque hacen sombra, y eso no me lo perdonan”. Eso es la envidia, un sentimiento de aguda incomodidad al ver a otro que tiene lo que deseamos. ¿Cómo protegerte? Con esta oración:
 
Protégeme, Señor, de todo mal, cúbreme con tu preciosa sangre salvadora, rodéame con la gloria de tu resurrección. Cuídame por la intercesión de María, de todos tus santos y de todos tus ángeles. Cúbreme con tu gloria, Dios mío. Mira a los que quieren dañarme o desprestigiarme. Muéstrales la fealdad de la envidia, y toca sus corazones para que me miren con buenos ojos. Sánalos de todo mal sentimiento, cura sus heridas más profundas, y bendícelos en abundancia, para que sean felices, y ya no necesiten dañarme. Confío en ti, Señor. Amén. (Padre Víctor Fernández).
 
El envidioso no cae en la cuenta de que la infelicidad no proviene de lo que no se tiene, sino de la falta de aprecio por lo que sí se posee. Hay además una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor te libre de todo daño.
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Isaías 41:13-20
 
Salmo: Sal 145:1, 9-13
 
Santo Evangelio: Mt 11,11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio nos habla de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías, aquel que ha venido a preparar los caminos del Señor. También a nosotros nos acompañará desde hoy hasta el día dieciséis, día en el que acaba la primera parte del Adviento.
Juan es un hombre firme, que sabe lo que cuestan las cosas, es consciente de que hay que luchar para mejorar y para ser santo, y por eso Jesús exclama: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mt 11,12). Los “violentos” son los que se hacen violencia a sí mismos: —¿Me esfuerzo para creerme que el Señor me ama? ¿Me sacrifico para ser “pequeño”? ¿Me esfuerzo para ser consciente y vivir como un hijo del Padre?
Santa Teresita de Lisieux se refiere también a estas palabras de Jesús diciendo algo que nos puede ayudar en nuestra conversación personal e íntima con Jesús: «Eres tú, ¡oh Pobreza!, mi primer sacrificio, te acompañaré hasta que me muera. Sé que el atleta, una vez en el estadio, se desprende de todo para correr. ¡Saboread, mundanos, vuestra angustia y pena, y los frutos amargos de vuestra vanidad; yo, feliz, obtendré de la pobreza las palmas del triunfo». —Y yo, ¿por qué me quejo enseguida cuando noto que me falta alguna cosa que considero necesaria? ¡Ojalá que en todos los aspectos de mi vida lo viera todo tan claro como la Doctora!
De un modo enigmático Jesús nos dice también hoy: «Juan es Elías (...). El que tenga oídos que oiga» (Mt 11,14-15). ¿Qué quiere decir? Quiere aclararnos que Juan era verdaderamente su precursor, el que llevó a término la misma misión que Elías, conforme a la creencia que existía en aquel entonces de que el profeta Elías tenía que volver antes que el Mesías.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Nuestra Señora de Loreto
Advocación Mariana
A partir del siglo XVI, la "Santa Casa de Loreto" que se encuentra en la región italiana de la Marca de Ancona, ha sido un concurrido centro de peregrinación y una instancia de oración de famosos santos como San Francisco Javier, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, y muchos otros más, que dieron devoción de un santuario mariano muy amado en el occidente.
Pese a que la milagrosa traslación de la casa de Nazaret a Loreto no tiene ninguna prueba histórica, existen sólidas bases de esta devoción mariana. En 1470, una bula emitida por el Papa Pablo II, autorizaba la conmemoración de una imagen de la Santísima Virgen transportada por los ángeles a Loreto, dentro de un edificio sin cimientos, "milagrosamente fundado".
Hacia 1472, uno de los rectores del templo de Loreto relató sobre la forma en que la "Santa Casa de Nazaret" llegó a las cercanías de Fiume y después, a Loreto. De acuerdo con todos los relatos escritos, la bendita construcción debe haber llegado a las cercanías de Fiume en 1291 y a Loreto en 1294. Causa extrañeza a los investigadores el absoluto silencio sobre el suceso a lo largo de los siglos XIV y XV, pero sobre todo, que en una bula con fecha de 1320, relacionada con Loreto, no se hable para nada de la traslación. Tampoco en oriente aparece mención alguna sobre la "Santa Casa de Narazet" antes del siglo VI.
Sin embargo, hay testimonios auténticos, que datan de los años 1193, 1194 y 1285, de que existía en Loreto una iglesia dedicada a Nuestra Señora. Es posible que los católicos servios que huían de la persecución a fines del siglo XIII, transportasen hasta Loreto, donde se refugiaron, una estatua de la Virgen María, y no se puede descartar la probabilidad de que ellos mismos construyesen para proteger a su imagen, una casa a la que pusieron el nombre de Nazaret, de la misma manera que, en nuestros días, se han construido en todas partes grutas de Lourdes.
Para más información hacer clic acá.
* Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
“Cuando Cristo entró en nuestro mundo,
no vino a iluminar nuestros diciembres,
vino a transformar nuestras vidas”
(Rich Miller)
 
Historias:
El muro
Dicen que una vez un hombre, era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre entró a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.
 
Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera: "Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".
 
En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada.
 
El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
 
"Señor te pedí ángeles, no una araña."
 
Y continuó: "Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".
 
Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña.
 
Estaban ya los malhechores accediendo a la cueva anterior a la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, la arañita ya había tapado toda la entrada. Entonces se escuchó esta conversación:
 
Primer hombre: Vamos, entremos a esta cueva.
 
Segundo hombre: No. ¿No ves que hasta hay telarañas? Nadie debe haber entrado en esta cueva desde hace tiempo. Sigamos buscando en las demás cuevas.
 
Moraleja: "La fe es creer que se tiene lo que no se ve. Perseverar en lo imposible" Hay una frase muy bella que dice: "Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla".
 
Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas, Él puede hacer mucho más.
 
Como en esta lectura, a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos. Dios, en cambio, nos pide además confianza en Él, para dejar que su Gloria se manifieste y haga que algo como una telaraña nos dé la misma protección que una muralla.
 
Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios puede convertir las cosas... y confía en Él.
 
(Fuente: Web Católico de Javier)
 
Meditaciones de Adviento
Considera como todas las penas e ignominias que Jesús padeció en su vida y muerte, todas las tuvo presentes desde el primer instante de su vida; y todas ellas comenzó desde niño a ofrecerlas en satisfacción de nuestros pecados, principiando desde entonces a hacer de Redentor. Él mismo reveló a un siervo suyo, que desde el primer momento de su vida hasta la muerte siempre padeció; y padeció tanto por los pecados de cada uno de nosotros, que si hubiese tenido tantas vidas cuantos son los hombres, tantas veces habría muerto de dolor, a no haberle conservado Dios la vida, para padecer más. 
¡Oh! ¡Y qué martirio tuvo siempre el amante corazón de Jesús, al ver todos los pecados de los hombres! Dice Santo Tomás que este dolor de Jesucristo en conocer la ofensa del Padre, y el daño que del pecado debía después provenir a las almas de él mismo amadas, sobrepujó al dolor de todos los pecadores contritos, aún de aquellos que murieron de puro dolor. Sí, porque ningún pecador ha amado jamás a Dios y a su propia alma tanto, cuanto Jesús amaba al Padre y a nuestras almas. De aquí es, que aquella agonía padecida por el Redentor en el huerto a la vista de todas nuestras culpas, de cuya satisfacción se había encargado, la padeció ya desde el vientre materno: Pobre soy yo, y en trabajos desde mi juventud (Sal. 87). Así por boca de David predijo de sí nuestro Salvador, que toda su vida debía ser un continuo padecer. De esto deduce san Juan Crisóstomo, que nosotros no debemos afligirnos de otra cosa que del pecado; y que así como Jesús por los pecados nuestros fue afligido en toda su vida; así nosotros que los hemos cometido, debemos tener un continuo dolor, acordándonos de haber ofendido a un Dios que tanto nos ha amado.
Santa Margarita, no más, basta, el Señor ya te ha perdonado. ¡Cómo! Respondió la Santa: ¿Cómo pueden serme bastantes las lágrimas derramadas y el dolor por aquellos pecados que afligieron a mi Jesús durante toda su vida?
(San Alfonso María de Ligorio)
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Diciembre 10
La aflicción y el sufrimiento son la prueba más segura de que me abandono ciegamente. El abandono es también verdadero amor. Cuanto más nos abandonamos, más amamos a Dios en las almas. Si realmente amamos a las almas debemos estar preparados para ocupar su lugar, para cargar con sus pecados y expiarlos en nosotros mediante la penitencia y la continua mortificación. Tenemos que ser holocaustos vivos, porque es así como las almas nos necesitan.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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