sábado, 5 de diciembre de 2020

Pequeñas Semillitas 4521

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4521 ~ Sábado 5 de Diciembre de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Mientras avanzamos en este camino de Adviento que nos lleva a la Navidad, recordemos palabras de San Juan Pablo II:
“Este Adviento se ha de transformar para nosotros en el tiempo de la regeneración y santificación sacramental. Que la penitencia sacramental, a la que nos invita la liturgia, prepare la venida eucarística de Cristo en nuestra vida. Que Aquel que llama a la puerta de la morada interior de cada uno de nosotros reciba la invitación a entrar. Tomemos conciencia de que la realidad mesiánica no es sólo la comunión de vida con el Dios de la Alianza, sino el habitar de Dios mismo en el interior de los hombres. El Adviento nos da para que nos preguntemos, en el interior de nuestra conciencia, cuál es nuestra respuesta”
 
¡Buenos días!
Cómo ganar amigos
Respetar las opiniones del otro es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto piensan y actúan de modo diferente. No juzgues, tan sólo comprende. Alguien escribió con acierto: "Comprender es una palabra viva y la carne de esa palabra es amor”. 
 
El presidente de los EE.UU, Abraham Lincoln, era famoso por la extrema cortesía que dispensaba a sus adversarios políticos. La conducta del presidente no siempre era compartida por sus propios ministros. Uno de ellos, un día, le dijo fastidiado: ¿Por qué los tratas como si fueran tus amigos? ¡Merecerían más bien que los eliminaras! "Es lo que hago" respondió Lincoln. "¿Acaso no elimino a un enemigo cada vez que lo convierto en amigo?”
 
“Urbanidad y buenos modales abren puertas principales”, dice un refrán español. La convivencia humana se hace más fácil y agradable si, además de la sinceridad y sencillez del trato, procuramos no molestar con modales o expresiones que hieren la sensibilidad de los demás. Una persona afable, serena, respetuosa es bien recibida por todos.
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Isaías 30,19-21.23-26
 
Salmo: Sal 147:1-6
 
Santo Evangelio: Mt 9,35-10,1.6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «Dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis».
 
Comentario:
Hoy, cuando ya llevamos una semana dentro del itinerario de preparación para la celebración de la Navidad, ya hemos constatado que una de las virtudes que hemos de fomentar durante el Adviento es la esperanza. Pero no de una manera pasiva, como quien espera que pase el tren, sino una esperanza activa, que nos mueve a disponernos poniendo de nuestra parte todo lo que sea necesario para que Jesús pueda nacer de nuevo en nuestros corazones.
Pero hemos de tratar de no conformarnos sólo con lo que nosotros esperamos, sino —sobre todo— ir a descubrir qué es lo que Dios espera de nosotros. Como los doce, también nosotros estamos llamados a seguir sus caminos. Ojalá que hoy escuchemos la voz del Señor que —por medio del profeta Isaías— nos dice: «El camino es éste, síguelo» (Is 30,21, de la primera lectura de hoy). Siguiendo cada uno su camino, Dios espera de todos que con nuestra vida anunciemos «que el Reino de Dios está cerca» (Mt 10,7).
El Evangelio de hoy nos narra cómo, ante aquella multitud de gente, Jesús tuvo compasión y les dijo: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9,37-38). Él ha querido confiar en nosotros y quiere que en las muy diversas circunstancias respondamos a la vocación de convertirnos en apóstoles de nuestro mundo. La misión para la que Dios Padre ha enviado a su Hijo al mundo requiere de nosotros que seamos sus continuadores. En nuestros días también encontramos una multitud desorientada y desesperanzada, que tiene sed de la Buena Nueva de la Salvación que Cristo nos ha traído, de la que nosotros somos sus mensajeros. Es una misión confiada a todos. Conocedores de nuestras flaquezas, apoyémonos en la oración constante y estemos contentos de llegar a ser así colaboradores del plan redentor que Cristo nos ha revelado.
* Rev. D. Xavier PAGÉS i Castañer (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Sabas
Abad
Nació el año 439 en Mutalasca, cerca de Cesarea de Capadocia (Turquía). Muy joven ingresó en el cercano monasterio de Flaviana, y a los 18 años marchó a Tierra Santa. Pasó por varias comunidades monásticas de tipo diverso, de vida en común o anacoretas, en sus grutas o eremitorios. El año 478 se estableció en el valle del Cedrón, cerca de Jerusalén. Pronto se le unieron discípulos que comenzaron a poblar las grutas cercanas, y así empezó lo que sería la Gran Laura, con celdas para los que se incorporaban a ella. El año 491 recibió la ordenación sacerdotal. La gran afluencia de vocaciones lo obligó a fundar nuevas lauras (monasterios), y el patriarca Elías de Jerusalén lo nombró archimandrita, superior de todos los ermitaños de Palestina. Al mismo tiempo, defendió con entereza la fe católica proclamada en el Concilio de Calcedonia el año 451 sobre la doble naturaleza de Cristo. Murió en su Gran Laura, cerca de Jerusalén, el 5 de diciembre del año 532.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Palabras del Santo Padre Pío
“Los mejores medios para protegerte de la tentación son los siguientes: cuida tus sentidos para salvarlos de la tentación peligrosa, evita la vanidad, no dejes que tu corazón se exalte, convéncete del mal de la complacencia, huye del odio, reza cuando sea posible. Si el alma supiera el mérito que uno adquiere en las tentaciones sufridas en la paciencia y conquistado, estaría tentado a decir: Señor, envíame tentaciones”.
 
Tema del día:
Nuestro ángel de la guarda
Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.
 
Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel “aparcado”, en el baúl de los recuerdos.
 
De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que, desde el bautismo, está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.
 
Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una “devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.
 
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.
 
Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda: “Ángel del Señor, que eres mi custodio, puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén”.
 
Autor: P. Fernando Pascual 
 
Biblioteca de archivos
Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos que ya ha cumplido seis años. Ingresando en ella encontrarás una selección de los mejores 151 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
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Humor de Sábados:
Tres breves chistes
🌻 En una agencia de empleo:
- Hola, ¿tiene algún trabajo para mí?
- Mmm, puede ser, ¿le interesa de jardinero?
- ¿Dejar dinero? ¡Pero si yo busco que me lo den!
 
🌻 En una entrevista de trabajo:
- ¿Nivel de inglés?
- Alto
- Bien. Traduzca "fiesta".
- Party.
- Perfecto. Úselo en una frase.
- Ayer me party la cara con la bicicleta.
- Contratado.
 
🌻 Llama un amigo a otro y le dice:
- ¿Dónde estás?
- Tres palabras: sol, arena y refrescos.
- ¿Estás en la playa?
- ¡No! Estoy en el trabajo, soy albañil.
 
Meditaciones de Adviento
Considera el humilde estado a que quiso abatirse el Hijo de Dios, no solo quiso tomar la forma de esclavo, sí que de esclavo pecador. Por cuya razón escribió san Bernardo: 
“No solo quiso tomar la  condición de siervo, para sujetarse a otro, el que era Señor de todas las cosas; sí que era el Santo de los Santos. A este fin quiso vestirse de aquella misma carne de Adán, que había sido inficionada del pecado; y si bien no contrajo su mancha, tomó sobre si nada menos que todas las miserias que la naturaleza humana había contraído en pena del pecado. 
Nuestro Redentor, para alcanzarnos la salvación, se ofreció voluntariamente al Padre a satisfacer por todas nuestras culpas. El Padre le cargó de todas nuestras maldades; y he aquí al Verbo Divino, inocente,  purísimo, santo, cargado desde niño de todas las iniquidades, de las blasfemias, sacrilegios, fealdades y delitos de los hombres, hecho por amor nuestro el objeto de las divinas iras en razón del pecado, por el que se había obligado a pagar a la Divina justicia. 
Así que, tantas fueron las maldiciones que tomó sobre sí Jesucristo, cuantos fueron y serán los pecados mortales de todos los hombres. Venido que hubo al mundo,  desde el principio de su vida se presentí al Padre cual reo y deudor de todas nuestras maldades; y como tal, fue condenado a morir ajusticiado y maldecido sobre la cruz.
El peccato damnavit peccatum in carne. ¡Oh Dios! Si el eterno Padre hubiese sido capaz de dolor  ¿Qué mayor pena hubiera experimentado, que la de verse obligado a tratar como reo, y reo el más malvado del mundo, a aquel Hijo inocente, su amado, que era tan digno de su amor? Ecce Homo, parece que el eterno Padre diga a todos nosotros, mostrándonoslo en el establo de Belén. 
“Este pobre niño que veis puesto en un pesebre de bestias, recostado sobre la paja, sabed que este es mi Hijo amado, que ha venido a cargar con vuestros pecados y vuestras pena; amadle, pues porque es muy digno de vuestro amor, y os tiene muy obligados a amarle”.
(San Alfonso María de Ligorio)
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Diciembre 5
Cuanto más recibimos de nuestra oración silenciosa, más podemos dar en nuestra vida activa. El silencio nos da una visión clara de las cosas... Lo esencial no es lo que nosotros decimos, sino lo que Dios nos dice y lo que dice a los demás a través de nosotros.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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