martes, 7 de diciembre de 2010

Pequeñas Semillitas 1237

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1237 ~ Martes 7 de Diciembre de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Se tú mismo. No te preocupes por lo que se diga de ti. Se auténtico y obra siguiendo tus voluntades e impulsos. Pero aprende a controlar tu ímpetu para no incomodar a las personas. El ser humano es libre para ser como realmente es. Pero tu derecho termina cuando tu libertad alcanza el límite de la libertad ajena. Respetando a las otras personas, nadie se atreverá a recriminarte. Rompe tu timidez y espera y atiende tus deseos. La vida es bella, aprovéchala para no arrepentirte más tarde.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
(Mateo 18, 12-14)

Comentario
Hoy, Jesús nos hace saber que Dios quiere que todos los hombres se salven y que no es su voluntad «que se pierda ni uno solo» (Mt 18,4). Con la parábola del pastor que busca la oveja que se ha perdido, nos presenta una figura que conmovió a los primeros cristianos. En la portada del Catecismo de la Iglesia Católica está grabada esta figura de Jesús Buen Pastor, que en las catacumbas de Roma está ya presente entre las primeras imágenes del Señor.
Es tan fuerte el querer de Dios de salvarnos que, desde estas palabras hasta la donación incondicional en la Cruz, es Cristo quien nos busca a cada uno para que —libremente— volvamos a la amistad con Él.
De la misma manera que Jesús, los cristianos hemos de tener este mismo sentimiento: ¡que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad! Tal como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, «todos somos oveja y pastor». Hay personas —el propio esposo o la esposa, los hijos, los parientes, los amigos, etc.— para los cuales nosotros, quizá, seamos la única oportunidad que les pueda facilitar la recuperación de la alegría de la fe y de la vida de la gracia.
Siempre podemos dejar el noventa y nueve por ciento de las cosas que nos llevamos entre manos, para rezar y ayudar a aquella persona que tenemos cerca, que amamos y que sabemos que padece alguna necesidad en su alma.
Con nuestra oración y mortificación, y con nuestra fe amorosa, les podemos alcanzar la gracia de la conversión, como santa Mónica consiguió que su hijo Agustín se convirtiera en el “primer hombre moderno” que sabe explicar en Las confesiones cómo la gracia actuó en él hasta llegar a la santidad.
Pidamos a la Madre del Buen Pastor muchas alegrías de conversiones.
Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)


Santoral Católico:
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia


San Ambrosio cuyo nombre significa "Inmortal" es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad junto con San Agustín, San Jerónimo y San León.

Cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán, y posteriormente, fue elegido Obispo de esta ciudad por clamor popular. San Ambrosio se negó a aceptar el cargo pues no era sacerdote, pero se hicieron memoriales y el Emperador mandó un decreto señalando que el santo debía aceptar ese cargo. Desde entonces se dedicó por horas y días a estudiar las Sagradas Escrituras hasta llegar a comprenderla maravillosamente.

San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo; además, escribió muy bellos libros explicando la Biblia, y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad. Especialmente famoso se hizo un tratado que compuso acerca de la virginidad y de la pureza. Además de su sabiduría para escribir, tenía el don de la diplomacia siendo llamado muchas veces por el alto gobierno como embajador del país para obtener tratados de paz cuando se suscitaba algún conflicto.

San Ambrosio falleció el viernes santo del año 397, a la edad de 57 años.


Pensamiento


"Si encomiendas a una persona más de lo que puede hacer, lo hará.
Si solamente le encomiendas lo que puede hacer, no lo hará"
Rudyard Kipling


Tema del día:
Las paradojas de nuestro tiempo


La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez.

Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.

Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.

Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.

Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.

Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.

Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.

George Carlin


Meditación breve


Con claridad, reclamo mi mayor bien.
A veces, tomo decisiones en un segundo. Otras, necesito más tiempo para encontrar una respuesta. ¿Cómo puedo saber si mis decisiones son para mi mayor bien? Primero pregunto a Dios: “¿Qué debo hacer?”, y presto atención. La respuesta puede llegar como un sentimiento interno —como una urgencia de contactar a un viejo amigo o de dejar un trabajo que no me parece apropiado.
A veces, la guía surge como una palabra o frase, ya sea al meditar o de los labios de un niño, un amigo o hasta de un desconocido.
Presto atención a los mensajes divinos y mis decisiones son cabales. Sé lo que es correcto porque así lo siento. Con Dios a mi lado, avanzo con determinación y valentía.
Los ciegos ven,... los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio. Mateo 11:5


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, Tú que descendiste sobre los Apóstoles y María Santísima el día de Pentecostés, y los encontraste en profunda oración, con humildad y perseverancia, unidos en espíritu y caridad fraterna, en un solo corazón y un solo espíritu; aleja siempre de nosotros todo lo que podría turbar la caridad y dividir los corazones. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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