PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 6114 ~ Domingo 28 de Setiembre de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)¡Alabado sea Jesucristo!
El tema principal que hay que sacar a la luz, a propósito de la parábola
del rico epulón que se lee en el Evangelio de hoy, es su actualidad, esto es,
cómo la situación se repite hoy, entre nosotros, tanto a nivel mundial como a
nivel local. A nivel mundial los dos personajes son los dos hemisferios: el
rico epulón representa el hemisferio norte (Europa occidental, América, Japón);
el pobre Lázaro, con pocas excepciones, el hemisferio sur. Dos personajes, dos
mundos: el primer mundo y el «tercer mundo». Dos mundos de desigual tamaño: el
que llamamos «tercer mundo» representa de hecho «dos tercios del mundo».
La parábola de hoy nos recuerda que los pobres que necesitan nuestra ayuda
no están lejos ni fuera de la vista. No son solo noticias de periódico ni
fragmentos de noticias de televisión. Como Lázaro —cuyo nombre en hebreo
significa "Dios ha ayudado"—, están a la vuelta de la esquina. Y,
como el hombre rico, no podemos evitar verlos, pues nos cruzamos con ellos cada
día en nuestro ir y venir.
¿Dónde está Lázaro hoy? Está en las noticias de la noche, en YouTube, en
los titulares:
- En Gaza, más de 500.000 personas corren el riesgo de morir de hambre.
- En Sudán, la guerra civil ha dejado más de 150.000 muertos y millones de
personas padecen lo que algunos llaman la "mayor crisis de hambre
mundial".
- Las hambrunas persisten en Yemen, Haití, la República Democrática del
Congo, Etiopía y otros lugares.
Muchas de estas crisis no se denuncian ni reciben financiación
suficientes. El mundo necesita una acción urgente y coordinada. Esta parábola
no está nada pasada de moda. Lázaro sigue en nuestra puerta, esperando ser
atendido y ayudado. Si lo ignoramos, nos arriesgamos a correr la misma suerte
que el hombre rico.
La Palabra de DiosLecturas del día- DOMINGO 26 DEL TIEMPO ORDINARIO -♡ Primera Lectura: Amós 6, 1. 4-7
♡ Salmo: Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10
♡ Segunda Lectura: 1 Timoteo 6, 11-16
♡ Santo Evangelio: Lc 16,19-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico que
vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno
pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas,
deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico, pero nadie se lo daba.
Hasta los perros venían y le lamían las llagas.
»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno
de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre
tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que
moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy
atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste
tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él
es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se
interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros,
no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.
»Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también
ellos a este lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los
profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de
entre los muertos va donde ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’».
♡ Comentario:
Hoy, Jesús nos encara con la
injusticia social que nace de las desigualdades entre ricos y pobres. Como si
se tratara de una de las imágenes angustiosas que estamos acostumbrados a ver
en la televisión, el relato de Lázaro nos conmueve, consigue el efecto sensacionalista
para mover los sentimientos: «Hasta los perros venían y le lamían las llagas»
(Lc 16,21). La diferencia está clara: el rico llevaba vestidos de púrpura; el
pobre tenía por vestido las llagas.
La situación de igualdad llega enseguida: murieron los dos. Pero, a la
vez, la diferencia se acentúa: uno llegó al lado de Abraham; al otro, tan sólo
lo sepultaron. Si no hubiésemos escuchado nunca esta historia y si aplicásemos
los valores de nuestra sociedad, podríamos concluir que quien se ganó el premio
debió ser el rico, y el abandonado en el sepulcro, el pobre. Está claro,
lógicamente.
La sentencia nos llega en boca de Abraham, el padre en la fe, y nos aclara
el desenlace: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y
Lázaro, al contrario, sus males» (Lc 16,25). La justicia de Dios reconvierte la
situación. Dios no permite que el pobre permanezca por siempre en el
sufrimiento, el hambre y la miseria.
Este relato ha movido a millones de corazones de ricos a lo largo de la
historia y ha llevado a la conversión a multitudes, pero, ¿qué mensaje hará
falta en nuestro mundo desarrollado, hiper comunicado, globalizado, para
hacernos tomar conciencia de las injusticias sociales de las que somos autores
o, por lo menos, cómplices? Todos los que escuchaban el mensaje de Jesús tenían
como deseo descansar en el seno de Abraham, pero, ¿cuánta gente en nuestro
mundo ya tendrá suficiente con ser sepultados cuando hayan muerto, sin querer
recibir el consuelo del Padre del cielo? La auténtica riqueza es llegar a ver a
Dios, y lo que hace falta es lo que afirmaba san Agustín: «Camina por el hombre
y llegarás a Dios». Que los Lázaros de cada día nos ayuden a encontrar a Dios.
* Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
Pensamiento del día
«La generosidad no es darme aquello que necesito más
que tú, sino darme aquello que tú necesitas más que yo»
(KHALIL GIBRAN)
Predicación del Evangelio:AcercarnosEl pobre Lázaro está allí mismo, muriéndose de hambre «junto a su puerta»,
pero el rico evita todo contacto y sigue viviendo «espléndidamente» ajeno a su
sufrimiento. No atraviesa esa «puerta» que le acercaría al mendigo. Al final
descubre horrorizado que se ha abierto entre ellos un «inmenso abismo». Esta
parábola es la crítica más implacable de Jesús a la indiferencia ante el
sufrimiento del hermano.
Junto a nosotros hay cada vez más inmigrantes. No son «personajes» de una
parábola. Son hombres y mujeres de carne y hueso. Están aquí con sus angustias,
necesidades y esperanzas. Sirven en nuestras casas, caminan por nuestras
calles. ¿Estamos aprendiendo a acogerlos o seguimos viviendo nuestro pequeño
bienestar indiferentes al sufrimiento de quienes nos resultan extraños? Esta
indiferencia solo se disuelve dando pasos que nos acerquen a ellos.
Podemos comenzar por aprovechar cualquier ocasión para tratar con alguno
de ellos de manera amistosa y distendida, y conocer de cerca su mundo de
problemas y aspiraciones. Qué fácil es descubrir que todos somos hijos e hijas
de la misma Tierra y del mismo Dios.
Es elemental no reírnos de sus costumbres ni burlarnos de sus creencias.
Pertenecen a lo más hondo de su ser. Muchos de ellos tienen un sentido de la
vida, de la solidaridad, la fiesta o la acogida que nos sorprendería.
Hemos de evitar todo lenguaje discriminatorio para no despreciar ningún
color, raza, creencia o cultura. Nos hace más humanos experimentar vitalmente
la riqueza de la diversidad. Ha llegado el momento de aprender a vivir en el
mundo como la «aldea global» o la «casa común» de todos.
Tienen defectos, pues son como nosotros. Hemos de exigir que respeten
nuestra cultura, pero hemos de reconocer sus derechos a la legalidad, al
trabajo, a la vivienda o la reagrupación familiar. Y antes aún luchar por
romper ese «abismo» que separa hoy a los pueblos ricos de los pobres. Cada vez
van a vivir más extranjeros con nosotros. Es una ocasión para aprender a ser
más tolerantes, más justos y, en definitiva, más humanos.
.
(P. José Antonio Pagola - Imagen de Arquidiócesis de Cali)
AgradecimientosImaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde California (USA),
agradecen a Dios y a los que han rezado por Pilar (78 años) que se está
recuperando prontamente de su operación de vejiga y las lesiones que sufrió por
una caída: fractura de antebrazo y lesiones varias.
💕 Desde Gálvez, Santa Fe, Argentina, se
eleva una oración de acción de gracias por el cumpleaños número 96 de Aldo
José Miola. Nos sumamos.
💕 Desde
San Salvador, El Salvador, América Central, Amado C. agradece al Señor y
a los orantes por el éxito de su cirugía de extirpación de catarata en su ojo
izquierdo, que aparecía en principio como complicada por tener además glaucoma.
Paulatinamente todo se va recuperando a la normalidad.
💕 Desde
Córdoba, Argentina, Florencia G., (38 años) agradece a Dios y a las
personas que rezaron por ella hace diez días cuando fue estudiada por “bultos”
en una mama, los cuales resultaron benignos. Damos gracias al Señor por su
infinita bondad.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditación dominical del P. Santiago
MartínLa parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro puede
ser especialmente útil para aquellos que dicen que si no ven un milagro no se
convierten. En la parábola evangélica se les da la respuesta que merecen: “Si
no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un
muerto”. En realidad, la vida nos está dando continuas ocasiones para la
conversión y para la gratitud. La propuesta de esta semana va a consistir
precisamente en examinar esas manifestaciones del amor de Dios para aprovechar
lo que ya nos han dado y, desde ahí, llenar nuestro corazón de gratitud. Lo
haremos planteándonos qué ocurriría si no tuviéramos la salud que tenemos,
aunque ésta no sea plena. O qué haríamos si no estuviéramos en la situación
económica en que nos hallamos, o si nos dejaran de querer nuestros amigos, o
fallecieran nuestros familiares, o nuestra familia no fuera un hogar feliz. Es
posible que alguna de las cosas citadas, u otras, nos falte y que el dolor e
incluso la amargura nos esté arruinando la vida. Debemos recordar entonces que
quizá algo de lo que ahora nos falta algún día lo hemos tenido y, además, que
hay otras muchas cosas por las que sí podemos agradecer a Dios y al prójimo. Si
no damos gracias por lo que nos han dado, ¿qué derecho tenemos a quejarnos por
lo que no tenemos? ¿No serán nuestras quejas, carentes de gratitud, las que
inviten a aquel que nos lo ha dado todo a quitarnos lo que nos queda, pues lo
valoramos tan poco que no lo agradecemos?
(P. Santiago Martín fm)
Un año con MaríaSetiembre 28: La amabilidad de María
Alegría y amabilidad van de la mano. Tenemos
millones de oportunidades para ser amables con los demás, pero no siempre las
aprovechamos.
Imagina la amabilidad de María no tan solo con su
hijo, sino también en relación con sus cercanos, el ejemplo preciso que vemos
en ese encuentro que tuvo con su prima Isabel... Hoy pídele a María que te dé
un poquito de esa amabilidad que Ella supo vivir.
(PADRE LUIS ZAZANO)
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