PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
20 - Número 6086 ~ Domingo 31 de Agosto de 2025
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
“Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios”,
sabias palabras que hemos escuchado en la primera lectura del libro del
Eclesiástico. “Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será
enaltecido”, radical esta sentencia de Jesús que nos dirige en el texto
evangélico de este domingo.
Jesús, que vivía en la humildad más sincera y saludable, fue convidado a
casa de un fariseo (los fariseos no eran precisamente modelos de humildad), y
lo aprovechó para darnos dos lecciones de humildad. La primera: No te sientes
en el puesto principal. Al revés… vete a sentarte en el último puesto. Este
consejo de Jesús es un ejemplo de una actitud de vida, según la cual sabemos
dar la preferencia a los demás, somos capaces de ceder en la discusión, estamos
dispuestos a cargar con la peor parte, nos conformamos con perder a favor de la
justicia, la paz, la verdad o el bien común. La segunda lección es sobre la
elección de los invitados: descartemos -nos recomienda- a los que sabemos nos
van a recompensar. Tampoco se trata aquí de este hecho concreto, sino de la actitud
interior de estar atentos a los necesitados, de saber vivir la gratuidad en
nuestras obras y servicios, de aprender a dar sin recibir, de servir sin
esperar nada a cambio.
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- DOMINGO 22 DEL TIEMPO ORDINARIO -
♡ Primera Lectura: Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29
♡ Salmo: Sal 67, 4-5ac. 6-7ab. 10-11
♡ Segunda Lectura: Hebreos 12, 18-19. 22-24a
♡ Santo Evangelio: Lc 14,1.7-14
Un sábado, habiendo ido a casa de uno de los jefes de los fariseos para
comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los
primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a
una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por
él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te
diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último
puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último
puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube
más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén
contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se
humille, será ensalzado».
Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena,
no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos
ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando
des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos;
y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en
la resurrección de los justos».
♡ Comentario:
Hoy, Jesús nos da una lección
magistral: no busquéis el primer lugar: «Cuando seas convidado por alguien a
una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8). Jesucristo sabe que nos
gusta ponernos en el primer lugar: en los actos públicos, en las tertulias, en
casa, en la mesa... Él conoce nuestra tendencia a sobrevalorarnos por vanidad,
o todavía peor, por orgullo mal disimulado. ¡Estemos prevenidos con los
honores!, ya que «el corazón queda encadenado allí donde encuentra posibilidad
de fruición» (San León Magno).
¿Quién nos ha dicho, en efecto, que no hay colegas con más méritos o con
más categoría personal? No se trata, pues, del hecho esporádico, sino de la
actitud asumida de tenernos por más listos, los más importantes, los más
cargados de méritos, los que tenemos más razón; pretensión que supone una
visión estrecha sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. De hecho, Jesús
nos invita a la práctica de la humildad perfecta, que consiste en no juzgarnos
ni juzgar a los demás, y a tomar conciencia de nuestra insignificancia
individual en el concierto global del cosmos y de la vida.
Entonces, el Señor, nos propone que, por precaución, elijamos el último
sitio, porque, si bien desconocemos la realidad íntima de los otros, sabemos
muy bien que nosotros somos irrelevantes en el gran espectáculo del universo.
Por tanto, situarnos en el último lugar es ir a lo seguro. No fuera caso que el
Señor, que nos conoce a todos desde nuestras intimidades, nos tuviese que
decir: «‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último
puesto» (Lc 14,9).
En la misma línea de pensamiento, el Maestro nos invita a ponernos con
toda humildad al lado de los preferidos de Dios: pobres, inválidos, cojos y
ciegos, y a igualarnos con ellos hasta encontrarnos en medio de quienes Dios
ama con especial ternura, y a superar toda repugnancia y vergüenza por
compartir mesa y amistad con ellos.
* Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España) © Textos de Evangeli.net
Palabras de San Juan Pablo II
«El anuncio del Evangelio es el acto de amor más
elevado con respecto al hombre, a su libertad, a su sed de felicidad. Amar
hasta el extremo significa pasar más allá del confín de la muerte. Significa
alcanzar lo que es eterno. En efecto: el amor no tiene fin»
Predicación del Evangelio:
Buscar el último puesto
Jesús estaba invitado para comer un sábado, día de fiesta, en casa de un
fariseo rico. En varias ocasiones nos narran los evangelios situaciones
parecidas. Ello debía ser porque, aunque algunas veces nos cuentan palabras
terribles de Jesús contra ellos, normalmente les trataría con mucha bondad y
cortesía. Ellos sabían que su charla era amena y provechosa y se sentían
halagados invitándole, por ser Jesús muy famoso.
Jesús aceptaba porque era la ocasión para dar a los fariseos y a sus discípulos
alguna enseñanza interesante. Hoy da dos consejos: uno para los invitados y
otro para quien invita. El primero nos cuenta el evangelio que se debió porque
Jesús se dio cuenta de lo que pasaba entre los invitados: todos querían estar
entre los puestos principales. Es una actitud mundana: querer ser más que los
demás y eso se manifestaba en el puesto que se ocupase. Hoy normalmente en los banquetes
de cierta categoría todos los puestos están ya señalados según cierto
protocolo; pero esa actitud de vida vale para otros muchos momentos. Hasta en
las cosas religiosas o los que creemos que vivimos como discípulos de Cristo,
tenemos una gran tentación de comportarnos como los fariseos o los mundanos de
actuar casi “pisando” a los demás.
Jesús da un consejo que parecería como de prudencia humana o una norma de
educación para sacar provecho material. En realidad, si uno lo usa así sólo por
lo material, es posible que te quedes en el último puesto sin conseguir nada.
Pero Jesús habla como en parábola buscando y pidiendo un bien mayor. Si hay que
buscar el último puesto es por una verdadera humildad, huyendo de las
alabanzas, porque toda alabanza debe ser para Dios. Por eso no tiene humildad
quien dice que no sirve para nada, pensando que le digan que vale para mucho. Siempre
debemos dar gracias a Dios por todo y no envanecerse, sabiendo que hay otros
que valen mucho más.
De ahí que “buscar el último puesto” es tener caridad, como Cristo, que,
siendo Dios, bajó del cielo por nuestro amor y se rebajó hasta la muerte en
cruz. Para el mundo quien busca el último lugar será un “tonto”, pero, si se
hace por amor, para Dios merece una bienaventuranza. Humildad no es desprecio
de nosotros ni aceptar como ciertos los desprecios de los demás, sino saber que
la vida no es competencia, sino realizar una tarea común, viviendo como
hermanos en familia. Y dentro de la familia de Dios, los privilegiados deben
ser los más pequeños y los más débiles. Jesús les diría a los apóstoles:
“Quien quiera ser el más grande, sea vuestro servidor...” Y la Virgen María
diría en el “Magníficat” que Dios humilla a los potentados y enaltece a los
humildes. Jesús termina este consejo diciendo: “El que se ensalza será
humillado y el que se humilla será ensalzado”.
Luego Jesús se dirige a quien invitó, y a otros potenciales invitadores, y
da un consejo que, mirado con mentalidad mundana, parece una locura. Resulta
que es mucho más productivo para nuestra salvación invitar no a los familiares
y amigos, sino a los pobres y enfermos. A veces encontramos a ricos que, para
quedar bien en algún ambiente, organizan comidas para los pobres. Pero eso no
es exactamente lo que Jesús está diciendo. Se trata de tener una actitud de
servicio hacia todos, en especial para los más necesitados y aquellos que no
nos lo van a recompensar. Termina Jesús con una bienaventuranza: “Dichoso si
cuando convidas a alguien, no te lo pueden recompensar”, porque, si lo haces
con amor, la recompensa será grande en el cielo.
Todo ello sigue a la ley de la caridad y también de la sinceridad. Una de
las cosas que más molestaban a Jesús era la hipocresía: el querer aparentar lo
que no es. Muchas veces hasta en la parte humana, cuando uno quiere subir más
arriba, sin tener los méritos suficientes, se cae en el ridículo como el de
aquel abogado que al comenzar, creyendo que llegaba un cliente, comienza a
hablar cosas grandiosas por el teléfono, y resulta que el “cliente” era quien
la iba a instalar la línea telefónica.
.
(Padre Silverio Velasco - Imagen de Facebook)
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde Córdoba,
Argentina, Ricardo E. y su familia agradecen a Dios por haber superado
con bien la cirugía de glaucoma en su ojo derecho, a la vez que seguimos en
oración para que, con el pasar de los días, quede controlada la presión
intraocular y la visión se vaya aclarando más.
💕 Desde Córdoba, Argentina, la familia de Marcela, joven mujer
que dio a luz mellizos y sufrió luego una infección severa intrahospitalaria,
dan gracias a Dios y a los orantes, a la vez que nos hacen saber que ya está
muy bien, en su casa y junto a sus hijitos.
💕 Desde Buenos Aires, Argentina, nuestra lectora Cecilia
Claudia B. eleva una oración de acción de gracias pues, luego de consultas
con especialistas, se ha descartado que tenga la enfermedad de Párkinson que en
principio le habían diagnosticado.
💕 Desde Córdoba, Argentina, llega el agradecimiento por la buena
evolución de Daniel O., de 51 años de edad, que fue operado por cáncer
de vejiga y está evolucionando bien, e iniciará tratamiento complementario de
quimioterapia dentro de pocos días.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditación dominical
La humildad no ha sido nunca una virtud de fácil
aplicación. Sin embargo, todos los santos enseñan, con su vida y sus escritos,
que sin ella no hay santidad posible. Pero hay muchos grados en la humildad.
Está aquella que nos ayuda a reconocernos como somos, a aceptar la verdad de
las correcciones que nos hacen los demás, aunque nos duela que nuestros
defectos sean conocidos por los otros. Está la humildad de quienes asumen el
misterio de la voluntad de Dios para sus vidas a pesar de que no entienden por
qué el Señor permite ciertas cosas, ciertas desgracias. Está la humildad de los
que quisieran hacer más de lo que hacen pero se ven imposibilitados por sus
malas condiciones de salud o de tiempo, e incluso se ven forzados a pedir
ayuda. Está la humildad del que trabaja sin esperar un aplauso o una muestra de
agradecimiento, aunque la tenga más que merecida. Está también la humildad del
que soporta la injusticia y la calumnia, siempre que sea él y no otro el
perjudicado. Y, para poner fin a una serie que sería interminable, está la
humildad del que no le importa correr el riesgo de fracasar y hacer el ridículo
para hacer la voluntad de Dios, en lugar de quedarse a la expectativa esperando
que sean otros los que resuelvan los problemas.
Pero, para vivir esa humildad, hace falta algo, sin
lo cual resulta no sólo difícil sino imposible. Hace falta estar enamorado del
Cristo humilde y, por Él y para ser como Él, asumir todo lo que Dios quiere o
permite que ocurra en nuestra propia vida. Por Él, pero también con Él, pues
sin su ayuda no podemos hacer nada. Por Él y como María, la gran maestra de la
humildad, la que nos enseña a hacer la voluntad de Dios con sencillez, sin
darnos importancia y aceptando el misterio de los renglones torcidos de Dios.
(P.
Santiago Martín fma)
Un año con María
Agosto 31: Dios está en todo lugar
¿Dónde queda el qué dirán en una terapia o en una
sala de cuidados intensivos? Cuando no tienes ordenadas las prioridades te las
termina ordenando una tormenta.
En toda tormenta la única prioridad es sobrevivir,
mantenerte respirando. Esos momentos nos forjan la fe, el carácter, y es aquí
donde uno experimenta y siente la mano de Dios.
María pasó dos grandes tormentas: la tormenta del
anuncio del Ángel y la tormenta de la Cruz.
(PADRE LUIS ZAZANO)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
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