domingo, 15 de enero de 2023

Pequeñas Semillitas 5197

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5197 ~ Domingo 15 de Enero de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Por la gracia de Dios, estamos iniciando el 18° año calendario de “Pequeñas Semillitas”, siempre guiados por la intención de difundir la Buena Nueva del Evangelio y bajo la inspiración y protección de Nuestro Señor Jesucristo, la amada Virgen de Lourdes, San José y San Juan Pablo II, a los que siempre me ha gustado llamar “los asesores de redacción” de esta página.
Como todos los inicios de año, la estructura básica de “Pequeñas Semillitas” no va a cambiar: saludo inicial (el “Alabado sea Jesucristo”), el Santo Evangelio con su comentario, el Santoral, el pensamiento del día, un tema principal cada día (religioso, de formación, historias, biografías, medicina), pedidos de oración (lunes, miércoles y viernes), agradecimientos (los domingos), una meditación diaria, y una poesía los domingos. En la parte final de cada edición, volveremos a traer los inolvidables envíos del Padre Natalio Bértolo, sacerdote salesiano que ya está en el cielo, que durante años nos distinguió con su amistad y nos regalaba sus “Buenos días”. Esta vez, titularemos “Recordando al Padre Natalio”.
Bajo la protección de Dios, y con el entusiasmo de siempre, iniciamos entonces la siembra del año 2023, pidiendo a los lectores que compartan “Pequeñas Semillitas” con otras personas, para que la alegría del Evangelio llegue a muchos más en todo el mundo en estos tiempos tan difíciles que vive la humanidad.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 49,3.5-6
 
Salmo: Sal 39,2.4ab.7-8a.8b-9.10
 
Segunda Lectura: 1Cor 1,1-3
 
Santo Evangelio: Jn 1,29-34
En aquel tiempo, vio Juan venir Jesús y dijo: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que Él sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».
 
Comentario:
Hoy hemos escuchado a Juan que, al ver a Jesús, dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). ¿Qué debieron pensar aquellas gentes? Y, ¿qué entendemos nosotros? En la celebración de la Eucaristía todos rezamos: «Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros / danos la paz». Y el sacerdote invita a los fieles a la Comunión diciendo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo...».
No dudemos de que, cuando Juan dijo «he ahí el Cordero de Dios», todos entendieron qué quería decir, ya que el “cordero” es una metáfora de carácter mesiánico que habían usado los profetas, principalmente Isaías, y que era bien conocida por todos los buenos israelitas.
Por otro lado, el cordero es el animalito que los israelitas sacrifican para rememorar la pascua, la liberación de la esclavitud de Egipto. La cena pascual consiste en comer un cordero.
Y aun los Apóstoles y los padres de la Iglesia dicen que el cordero es signo de pureza, simplicidad, bondad, mansedumbre, inocencia... y Cristo es la Pureza, la Simplicidad, la Bondad, la Mansedumbre, la Inocencia. San Pedro dirá: «Habéis sido rescatados (...) con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo» (1Pe 1,18.19). Y san Juan, en el Apocalipsis, emplea hasta treinta veces el término “cordero” para designar a Jesucristo.
Cristo es el cordero que quita el pecado del mundo, que ha sido inmolado para darnos la gracia. Luchemos para vivir siempre en gracia, luchemos contra el pecado, aborrezcámoslo. La belleza del alma en gracia es tan grande que ningún tesoro se le puede comparar. Nos hace agradables a Dios y dignos de ser amados. Por eso, en el “Gloria” de la Misa se habla de la paz que es propia de los hombres que ama el Señor, de los que están en gracia.
San Juan Pablo II, urgiéndonos a vivir en la gracia que el Cordero nos ha ganado, nos dice: «Comprometeos a vivir en gracia. Jesús ha nacido en Belén precisamente para eso (...). vivir en gracia es la dignidad suprema, es la alegría inefable, es garantía de paz, es un ideal maravilloso».
* Rev. D. Joaquim FORTUNY i Vizcarro (Cunit, Tarragona, España)
 
Palabras de Benedicto XVI
“Demos gracias hoy al Señor porque Dios no se esconde detrás de las nubes del misterio impenetrable, sino que, como decía el Evangelio de hoy, ha abierto los cielos, se nos ha mostrado, habla con nosotros y está con nosotros; vive con nosotros y nos guía en nuestra vida. Demos gracias al Señor por este don y pidamos por nuestros niños, para que tengan realmente la vida, la verdadera vida, la vida eterna”.
 
Predicación del Evangelio:
Las cartas de presentación
 
Hoy, Juan Bautista, nos trae una carta de presentación de Jesús de Nazaret y con un objetivo: atraer nuestra atención y, sobre todo, ver todo el historial que –ya desde antiguo– completaba el currículum de aquel que, siendo Niño, fue bautizado en el río Jordán y que ha iniciado su vida pública.
 
Es una carta de presentación un tanto original: viene a quitar los pecados del mundo. No viene con grandes programas de actuación (o por lo menos con aquellos a los que estamos acostumbrados); su objetivo no es otro que llenarnos de paz de Dios y acercarnos un poco la gracia de Dios para que nos sintamos sus hijos.
 
Hoy, Juan Bautista, con la carta de presentación de Jesús nos hace sentir que el dolor es posible llevarlo sin que nos aplaste. Que con la llegada de Jesús, siervo humilde y dócil, es posible encontrar respuestas a mil absurdos que nos crean dudas, incomodidad o infelicidad.
 
Se acercaba un joven a una oficina de empleo. Al llegarle su turno, el funcionario –con frialdad más que con profesionalidad– le preguntó: ¿Qué garantías nos trae Vd. para trabajar? El joven, un tanto decepcionado, contestó: traigo lo que soy… mi persona y mis ganas y necesidad de trabajar.
 
Ese es Jesús. No tiene más pretensiones que ofrecer todo su ser a favor del Reino de Dios, una realidad invisible pero visible en la medida que nos esforzamos por convertir la injusticia en justicia, la mentira en verdad, la cobardía en audacia, la tristeza en alegría, la tacañería en bondad. Y, esto, puede que en currículum que exige el mundo, no sea bien recibido. ¡Estamos tan acostumbrados a exigir profesionalidad y no dignidad!
 
Hoy, ante el mostrador de nuestra vida cristiana, se presenta un tal Jesús con una credencial muy genuina: “Cordero de Dios”. Aquel que es capaz de dar la vida por los que somos tan económicos a la hora de ofrecerla. Aquel que camina por delante, cuando nosotros, preferimos estar detrás de la barrera en situaciones complicadas o que nos pueden traer sinsabores. Aquel, Jesús, que disfruta sirviendo –no sólo las estipuladas 8 horas laborales– sino en jornada continua y sin remuneración alguna. Bueno sí, con un poco de amor se paga a Jesús y al mismo Dios.
 
A muchos, esta forma de presentarse Jesús, les dirá poco o nada. Están, estamos, acostumbrados a las luces, sonidos, marketing y espectáculo. Pero, Juan Bautista, nos dice que el Cordero de Dios es aquel que –lejos de buscar un empleo con tan pobre currículum– busca y tiene un objetivo: llevarnos a Dios y hacer que vivamos como hijos de Dios.
 
Ojalá, también de nosotros, pudieran decir: éstos son los que hacen frente a muchas dificultades; los que aligeran el peso de los hombros de los demás; los que se sacrifican y trabajan en movimientos eclesiales para que, niños, pobres, sacerdotes, parroquias, o fines sociales sigan adelante. ¡Éstos son los que “como corderos” ofrecen la lana de su tiempo y la sangre de su carisma, su creatividad o su espiritualidad para que, la Iglesia y el Reino de Dios, o el Reino de Dios y la Iglesia, sigan brotando como paz amor de Dios en la tierra!
(P. Javier Leoz)
 
Poesía
Sólo una petición
 
Querido Maestro para este año
solo traigo una solicitud:
no rezo por la felicidad,
o cualquier cosa terrenal.
No pido entender
la forma en que me conduces,
pero esto te pido: enséñame a hacer
lo que te agrada.
Quiero conocer tu voz guía,
caminar contigo todos los días.
Querido Maestro, hazme rápido para escuchar
y listo para obedecer.
Y así el año en que ahora empiezo
un año feliz será ...
Si estoy buscando solo hacer
lo que te agrada.
-
(Autor desconocido)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
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Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre momentos sobresalientes
de la vida de Benedicto XVI
Puedes acceder en la dirección:
 
Biblioteca de archivos
Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos. Ingresando en ella encontrarás una selección de más de 220 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
Para acceder a la Biblioteca hacer clic acá.
 
Recordando al Padre Natalio
Te deseo un año feliz
Habiendo comenzado un nuevo año, te deseo doce meses de crecimiento. La superación personal comienza con el conocimiento de ti mismo: tus fortalezas y tus debilidades. Sé sincero contigo mismo, no confundas lo que te gustaría ser, con lo que realmente eres. Crecer supone repetición de actos en la dirección correcta. Colabora con tu voluntad y esfuerzo. Dios ayuda al valiente.
 
Te deseo que este año tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes problemas para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente esperanza para mantenerte feliz; suficientes fracasos para mantenerte humilde; suficientes éxitos para mantenerte sereno; suficientes amigos para recibir consuelo; suficientes entradas para cubrir tus necesidades; suficiente entusiasmo para enfrentar las dificultades; suficiente confianza en ti mismo para no caer en depresiones; suficiente determinación y valor para hacer que este año sea el mejor de tu vida.
 
Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de éstos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondadosa bendición.
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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