martes, 31 de enero de 2023

Pequeñas Semillitas 5213

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5213 ~ Martes 31 de Enero de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy celebramos la fiesta de uno de los santos más grandes de la Iglesia, por la obra que realizó en vida y por la que dejó encaminada para ser continuada por todos los tiempos: San Juan Bosco, o simplemente “Don Bosco” como le decían sus muchachos.
Fue llamado con toda justicia “Padre y Maestro de la juventud”. Pero también fue escritor, editor, predicador, sociólogo, diplomático y fue considerado precursor de la enseñanza profesional. Su obra más perdurable fue la fundación de la Sociedad Salesiana, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, y la Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
En reconocimiento y admiración a él, dedicaremos buena parte de la edición de “Pequeñas Semillitas” a honrar su memoria y además quiero saludar con todo afecto a mis amigos salesianos, pidiendo para todos ellos la protección maternal de María Auxiliadora.
Hace más de cien años, nuestro santo nos dejó esta hermosa invitación: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son los milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Heb 12,1-4

Salmo: Sal 21,26b-27.28.30.31-32

Santo Evangelio: Mc 5,21-43
En aquel tiempo, Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente; Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de Él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?». Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’». Pero Él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante Él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?». Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Pero Él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

Comentario:
Hoy el Evangelio nos presenta dos milagros de Jesús que nos hablan de la fe de dos personas bien distintas. Tanto Jairo —uno de los jefes de la sinagoga— como aquella mujer enferma muestran una gran fe: Jairo está seguro de que Jesús puede curar a su hija, mientras que aquella buena mujer confía en que un mínimo de contacto con la ropa de Jesús será suficiente para liberarla de una enfermedad muy grave. Y Jesús, porque son personas de fe, les concede el favor que habían ido a buscar.
La primera fue ella, aquella que pensaba que no era digna de que Jesús le dedicara tiempo, la que no se atrevía a molestar al Maestro ni a aquellos judíos tan influyentes. Sin hacer ruido, se acerca y, tocando la borla del manto de Jesús, “arranca” su curación y ella enseguida lo nota en su cuerpo. Pero Jesús, que sabe lo que ha pasado, no la quiere dejar marchar sin dirigirle unas palabras: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5,34).
A Jairo, Jesús le pide una fe todavía más grande. Como ya Dios había hecho con Abraham en el Antiguo Testamento, pedirá una fe contra toda esperanza, la fe de las cosas imposibles. Le comunicaron a Jairo la terrible noticia de que su hijita acababa de morir. Nos podemos imaginar el gran dolor que le invadiría en aquel momento, y quizá la tentación de la desesperación. Y Jesús, que lo había oído, le dice: «No temas, solamente ten fe» (Mc 5,36). Y como aquellos patriarcas antiguos, creyendo contra toda esperanza, vio cómo Jesús devolvía la vida a su amada hija.
Dos grandes lecciones de fe para nosotros. Desde las páginas del Evangelio, Jairo y la mujer que sufría hemorragias, juntamente con tantos otros, nos hablan de la necesidad de tener una fe inconmovible. Podemos hacer nuestra aquella bonita exclamación evangélica: «Creo, Señor, ayuda mi incredulidad» (Mc 9,24).
* Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)
 
Santoral Católico:
San Juan Bosco
San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
 
Su programa, o mejor, su pasión, era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
 
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y las Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
 
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.
 
Para más información hacer clic acá.
© Catholic.net
 
Pensamientos de Don Bosco
“Por mucho que nos critiquen sigamos nuestro trabajo adoptando el siguiente sistema y precioso lema: obrar bien y dejar a la gente que hable”.
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“Haced todo el bien que esté a vuestro alcance, pero sin ostentación; la violeta aunque esté escondida, se descubre por su fragancia”.
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“Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende), el tiempo (que se escapa), y el demonio (que le tiende sus lazos)”.
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“Si trabajo de prisa, es porque por muchos años que se viva, no se puede hacer ni la mitad de lo que quisiera”.
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“La verdadera religión no consiste solamente en palabras; hace falta demostrarla con obras”.
 
Historias:
Don Bosco y María Auxiliadora
Esta es una historia sobre la total confianza de Don Bosco en los cuidados maternales de Nuestra Madre María.
 
San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor a María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen: “¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido… ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?”
 
Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo: “Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted”.
 
“Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras”.
 
“Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré”.
 
“Es que yo las necesito ahora mismo”.
 
El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice: “¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas ¡ya ve!, es imposible”.
 
“No, señor, es muy posible replica don Bosco mirando su reloj. Son las dos de la tarde… Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora”.
 
“¡Este hombre está chiflado!” Protesta el viejo entre las cobijas. “Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!”.
 
“Imposible para usted, pero no para Dios… ¡Ánimo! Haga la prueba”.
 
Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.
 
“Traigan la ropa del señor, que va a vestirse dice don Bosco, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros recemos”.
 
Llega el médico. “¿Qué imprudencia está por cometer señor mío?”
 
Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco. “¡Cochero, al Banco Nacional!”
 
Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.
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© Padre José Pedro Manglano Castellary
 
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"Juan Pablo II inolvidable"
sobre SAN JUAN BOSCO
 
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La vida de San Juan Bosco era una plegaria constante. Decía Don Bosco: "Orar quiere decir levantar el corazón a Dios y entretenerse con Él, por medio de los santos pensamientos y devotos afectos. Por eso, cada pensamiento y cada mirada a Él es oración cuando está unido a un sentimiento de piedad".
Quien piensa en el Señor y en sus infinitas perfecciones, y en este pensamiento experimenta un afecto de alegría, de veneración, de amor, de admiración... ora.
Quien considera los grandes beneficios recibidos del Creador y lo reconoce... ora.
El que en los peligros de su inocencia y de la virtud, consciente de su propia debilidad, suplica al Señor ayuda... ora.
Quien en la constricción del corazón se dirige a Dios y recuerda que ha ultrajado al Padre, ofendido al Juez y ha perdido el más grande de los bienes, pide perdón y propone enmendarse... ora.
La plegaria es una compañera inseparable de la vida cristiana, porque la vida cristiana es esencialmente una vida espiritual: es el primer alimento del Espíritu, como el pan lo es del cuerpo.
 
Recordando al Padre Natalio
Carismas de san Juan Bosco
Don Bosco, padre de los jóvenes, tuvo carismas especiales, como leer las conciencias, revelar el fin de la vida de sus alumnos, descubrir el porvenir de sus religiosos, amigos e  interlocutores. También anunció, a través de revelaciones nocturnas, el futuro de la Iglesia y de la Congregación Salesiana. Hoy, 31 de enero, celebramos su fiesta. Aquí tienes una oración para pedir gracias por su intercesión.
 
San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, que tanto trabajaste por la salvación de las almas: sé nuestro guía en buscar el bien de la nuestra y la salvación del prójimo. Ayúdanos a vencer las pasiones y el respeto humano; enséñanos a amar a Jesús Sacramentado a María Auxiliadora y al Papa, y alcánzanos de Dios una santa muerte, para que podamos un día hallarnos juntos en el Cielo. Amén.
 
Por la intercesión del santo, personas atacadas de diversas enfermedades se curaron milagrosamente. Y hubo hasta multiplicación de panecillos, hostias y avellanas. Afrontando toda suerte de dificultades, Don Bosco erigió la Basílica de María Auxiliadora en Turín, de la que dijo que “cada una de sus piedras eran señal de gracias y milagros obrados por la Virgen María”. Nosotros añadimos “obtenidos por la gran fe del santo promotor de su devoción”.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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