jueves, 19 de septiembre de 2024

Pequeñas Semillitas 5760

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5760 ~ Jueves 19 de Setiembre de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Todos podemos mejorar nuestra calidad de vida si realmente nos lo proponemos con el máximo de nuestras capacidades.
Se requiere voluntad, espíritu de sacrificio, trabajo, estudio, buenas relaciones con los demás, mejorar la autoestima, tener fe y confianza en nosotros mismos, paciencia, disciplina, entusiasmo y perseverancia.
Pero que se puede... ¡Seguro que se puede! ¡Sólo depende de nosotros mismos!
Y si todo lo anterior no alcanza... debemos ponernos en contacto con Jesús y pedirle su ayuda. El éxito está asegurado.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Cor 15, 1-11
 
Salmo: Sal 117, 1-2. 16ab-17. 28
 
Santo Evangelio: Lc 7,36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora». Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte». Él dijo: «Di, maestro». «Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?». Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más». Él le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra».
Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados». Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?». Pero Él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz».
 
Comentario:
Hoy, Simón fariseo, invita a comer a Jesús para llamar la atención de la gente. Era un acto de vanidad, pero el trato que dio a Jesús al recibirlo, no correspondió ni siquiera a lo más elemental.
Mientras cenan, una pecadora pública hace un gran acto de humildad: «Poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume» (Lc 7,38).
El fariseo, en cambio, al recibir a Jesús no le dio el beso del saludo, agua para sus pies, toalla para secarlos, ni le ungió la cabeza con aceite. Además el fariseo piensa mal: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora» (Lc 7,39). ¡De hecho, el que no sabía con quién trataba era el fariseo!
El Papa Francisco ha insistido mucho en la importancia de acercarse a los enfermos y así “tocar la carne de Cristo”. Al canonizar a santa Guadalupe García, Francisco dijo: «Renunciar a una vida cómoda para seguir la llamada de Jesús; amar la pobreza, para poder amar más a los pobres, enfermos y abandonados, para servirles con ternura y compasión: esto se llama “tocar la carne de Cristo”. Los pobres, abandonados, enfermos y los marginados son la carne de Cristo». Jesús tocaba a los enfermos y se dejaba tocar por ellos y los pecadores.
La pecadora del Evangelio tocó a Jesús y Él estaba feliz viendo cómo se transformaba su corazón. Por eso le regaló la paz recompensando su fe valiente. —Tú, amigo, ¿te acercas con amor para tocar la carne de Cristo en tantos que pasan junto a ti y te necesitan? Si sabes hacerlo, tu recompensa será la paz con Dios, con los demás y contigo mismo.
* Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas (Chachapoyas, Perú) © Textos de Evangeli.net 
 
Santoral Católico:
San Genaro
Fue obispo de Benevento (Campania, Italia). A principios del siglo IV, hacia el año 305, durante la persecución de Diocleciano, sufrió el martirio juntamente con otros seis cristianos en Pozzuoli, cerca de Nápoles, donde se le tiene una especial devoción. Tenemos pocos datos históricos de su vida. Según la tradición, después de que sufriera en vano otros tormentos, fue decapitado en el estadio de Pozzuoli, y su sangre, recogida en dos ampollas, fue trasladada a Nápoles junto con el cuerpo del santo. El culto a san Genaro se ha acentuado por el fenómeno, atestiguado desde finales del siglo XIV, de esa sangre que se licua normalmente cuatro veces al año en diversas fechas.
Oración: Tú que nos concedes, Señor, venerar la memoria de tu mártir san Genaro, otórganos también la gracia de gozar de su compañía en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Palabras de Benedicto XVI
«Hoy es especialmente urgente evitar que el matrimonio se confunda con otro tipo de uniones que se fundan en un amor débil. Sólo la roca del amor total e irrevocable entre el hombre y la mujer es capaz de ser fundamento de una sociedad que se convierta en un hogar para todos los hombres»
 
Historias:
El auxiliar y la cajera
En un supermercado, el auxiliar Carlos, estaba ocupado trabajando cuando oyó una nueva voz por los parlantes, solicitando una entrega en la caja 4. Carlos casi había terminado y quería tomar algo de aire fresco, por lo que decidió responder a la llamada. Al acercarse a la caja, una sonrisa distante llamó su atención, la nueva cajera era hermosa. Era mayor que él (tal vez 26 mientras que él sólo tenía 22) y se sintió deslumbrado con ella. Más tarde ese día, tras terminar su turno, esperó cerca del reloj de marcar para averiguar su nombre. Ella llegó al salón de descanso, le sonrió suavemente, tomó su tarjeta, la marcó, y se fue. El miró su tarjeta: Brenda. Salió tan sólo para verla caminar por la calle.
 
Al día siguiente, esperó fuera mientras ella salía del supermercado y le ofreció acercarla hasta la casa. Él se veía bastante inofensivo por lo que ella aceptó. Cuando la dejó, le preguntó si podría verla de nuevo, fuera de horas de trabajo. Ella dijo que simplemente no sería posible. Tras insistir, ella explicó que tenía dos niños y que no podía pagar una niñera por lo que él ofreció hacerlo. Algo reticente, ella aceptó su oferta para una cita el sábado siguiente.
 
Ese sábado en la noche, él llegó a la casa de ella tan sólo para enterarse que no podría salir con él porque la niñera la había llamado para avisarle que no podría ir. Ante esto, Carlos simplemente dijo: “Bueno, llevemos a los niños con nosotros”. Ella intentó explicarle que aquello no era una opción, pero no aceptando un no por respuesta, él insistió. Finalmente, Brenda le llevó dentro para conocer a sus niños. Tendrá una hija lindísima, pensó Carlos. Entonces Brenda le trajo a su hijo, en una silla de ruedas. Había nacido parapléjico y con el Síndrome de Down.
 
Carlos le preguntó a Brenda: “Todavía no puedo comprender por qué no pueden venir con nosotros”. Brenda estaba sorprendida. La mayoría de los hombres huirían de una mujer con dos hijos, especialmente si uno de ellos era discapacitado, tal y como lo había hecho su primer marido y padre de los niños. Pero Carlos no era como los demás… tenía una mentalidad distinta. Esta noche, Carlos y Brenda cargaron con los niños, fueron a cenar y al cine. Cuando el hijo de ella necesitó algo, Carlos se encargó de él. Cuando necesitó ir al baño, lo levantó de su silla de ruedas, lo cargó y lo trajo de vuelta. A los niños les encantó Carlos.
 
Para el final de la velada, Brenda sabía que ese era el hombre con quien querría casarse y pasar el resto de su vida. Un año más tarde, se casaron y Carlos adoptó a ambos niños. Desde entonces han tenido dos más.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La vida es un continuo fluir, está llena de encrucijadas, de rutas secundarias y de vueltas repentinas.
Vivir es viajar, y el espacio navegable nos atrae. Deseamos seguir el camino o el río para descubrir lo que nos aguarda tras la próxima curva y más allá de la próxima elevación. El simple hecho de que existan parece indicarnos que debemos seguirlos.
Nadie ha vivido nuestras vidas antes que nosotros. En este momento nos encontramos en un espacio y en un tiempo que nunca han sido transitados.  Muchos hechos del pasado nos han preparado para este momento, y quizás sintamos con frecuencia como si siguiésemos un camino preparado exclusivamente para nosotros; sin embargo, otras veces nos sentimos atados a la nariz del cohete, precipitándonos en un espacio en el que nadie ha estado jamás.
Pero hay ocasiones (que quisiéramos fuesen más frecuentes) en las que nos sentimos uno mismo con nuestra ruta, incuestionablemente inmersos en nuestras vidas. Esta es la situación que preferimos; cuando el río que nos lleva por la vida simplemente fluye.
Me esforzaré en aceptar mi vida, pues me lleva hacia donde necesito estar.
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Cuando el niño de los indios Cherokee llega a la pubertad ha de pasar una prueba para ser integrado a la tribu como “adulto”. Su padre le lleva al bosque, con los ojos vendados y le deja solo sentado en un tronco. Él tiene la obligación de estar así toda la noche y no quitarse la venda hasta que los rayos del sol le den en el rostro. Él no puede pedir auxilio a nadie. Una vez que sobrevive la noche, ya es un hombre. Él no puede hablar a los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada chico debe entrar en la juventud por su cuenta. El niño pasa la noche naturalmente aterrorizado. Oye toda clase de ruidos. Bestias salvajes que rondan a su alrededor. Quizás algún humano le puede hacer daño. Escucha el viento soplar y la hierba crujir; está sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda; ya que es la única manera en que podrá llegar a ser un hombre. Por último, después de una horrible noche, el sol aparece y al retirarse la venda, es entonces cuando lo primero que descubre es... a su padre sentado junto a él. Su padre ha velado toda la noche, para proteger a su hijo de todos los peligros. Así, nosotros tampoco estamos nunca solos. Aun cuando no lo sabemos, siempre hay alguien que está velando por nosotros: Es nuestro Padre Dios, que nos hizo sus hijos en el Bautismo.
Cuando vienen los problemas, lo que tenemos que hacer es solo CONFIAR: ¡Qué bonita la jaculatoria del cuadro de la Divina Misericordia: “Jesús confío en Ti”!
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Con el Santo Evangelio y la vida que vivimos, ya tenemos una gran riqueza para llegar a ser sabios, porque en el Evangelio hay respuestas para todo, ya que es Palabra de Dios, inspirada por Dios, para todos los tiempos, razas y lenguas.
Quien desprecia el Evangelio, desprecia a Dios mismo. Por eso en nuestra formación católica debemos poner en primer lugar el Evangelio, porque a través de Él, el Verbo de Dios nos habla, nos habla Dios mismo. Y cada vez que lo leamos encontraremos nuevas aplicaciones a nuestra vida y a las circunstancias que nos toquen vivir a nosotros y a nuestros seres queridos, como también a los acontecimientos que vive el mundo.
Dios es simple y por eso ha querido darnos como guía el Evangelio que es simple y a la vez de una riqueza infinita, que sólo siendo Dios podremos comprender completamente. Pero en la medida en que dejemos al Espíritu Santo que nos lo explique, y recibamos dócilmente las enseñanzas que nos transmite la Iglesia católica para su interpretación sana, entonces iremos creciendo en sabiduría y tendremos respuestas para todo, y nuestros enemigos no tendrán forma de rebatirnos, porque Satanás odia la Palabra de Dios, y con Ella podemos enfrentar cualquier enemigo, visible o invisible.
Tengamos amor por el Santo Evangelio y leámoslo de corrido, cada día al menos un capítulo o más, y veremos muy pronto los admirables frutos de esta práctica, porque en cada hecho de nuestra vida encontraremos la enseñanza justa para nosotros y para los demás.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
19 de setiembre
A mí me parece que el alma, cuando más rica se ve, más motivos tiene para humillarse ante el Señor, porque los dones del Señor aumentan y ella no podrá nunca complacer plenamente al dador de todo bien. Y, además, tú en particular, ¿de qué te glorías? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿de qué te glorías casi como si fuera algo tuyo? Repite a ti misma cuando el tentador quiera conseguir que te engrías: todo lo que en mí hay de bueno lo he recibido de Dios en préstamo, gloriarme de lo que no es mío sería una estupidez. Haz de este modo y no temas.  (30 de enero de 1915, a Raffaelina Cerase)

 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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