jueves, 2 de diciembre de 2021

Pequeñas Semillitas 4868

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4868 ~ Jueves 2 de Diciembre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Me gusta que mis amigos:
Sepan guardar los secretos que les confío. Se interesen por mis problemas. Me escuchen con atención, sin criticarme ni retarme. Me sacudan cuando me hace falta, aunque yo me enoje. Me consuelen y alienten después, si quedé muy triste. Se acuerden de mi cumpleaños, aunque no me regalen nada. Se sientan cómodos en mi casa y con mi familia. Me entiendan cuando yo no quiero hablar. Sean sinceros y confidentes conmigo. Se jueguen por mí, si llega la ocasión. Me respeten en las cosas en que pensamos distinto. Me quieran desde el corazón y para siempre...
 
¡Buenos días María!
Sor Catalina Labouré (1806-1876), miembro de la congregación de las Hijas de la Caridad en París, en la Calle del Bac, recibió apariciones de la Virgen María en julio, noviembre y diciembre de 1830. Las apariciones tuvieron lugar durante su noviciado, en la capilla del convento. Estas apariciones dan origen a la distribución abundante de la Medalla Milagrosa (varios millones de copias) en pocos años. Muchos católicos todavía llevan esta medalla. Catalina fue beatificada en 1933 y luego canonizada en 1947 por Pío XII.
He aquí un extracto de su testimonio sobre las apariciones de María, dado a su director espiritual, en París, en 1830:
Catalina también escuchó una voz interior que le dijo: "Estos rayos son símbolo de las gracias que María obtiene para los hombres". Alrededor del cuadro que representaba su visión, estaba inscrito en letras de oro: "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti". Catalina agrega que escuchó: "Yo esparzo estas gracias a quien las pide". Me hizo comprender lo agradable que era rezar a la Santísima Virgen y lo generosa que era con quienes le rezaban; qué gracias ha concedido a las personas que las piden, qué alegría siente al concederlas.
Momentos después, el cuadro gira hacia el reverso y entonces [Catalina] puede distinguir la letra “M” coronada por una pequeña cruz y, en la parte inferior, los Sagrados Corazones de Jesús y María. Después de que Catalina contempló cuidadosamente todo esto, la voz le dijo: "Hay que acuñar una medalla con este diseño y quienes la lleven con devoción y hagan piadosamente una breve oración, gozarán de una protección muy especial de la Madre de Dios".
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Isaías 26,1-6
 
Salmo: 118 (117),1.8-9.19-21.25-27a
 
SANTO EVANGELIO: Mateo 7,21.24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
 
Comentario:
Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su "sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.
«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!
El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.
* Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza)
 
Santoral Católico:
Santa Bibiana (Viviana)
Mártir
Santa Bibiana es de las últimas víctimas de la persecución anticristiana de Julián el Apóstata (361-363). En una Passio Sanctae Bibianae, no anterior al siglo VII, se lee que el gobernador Aproniano, después de haber hecho asesinar a Fausto y a Dafrosa, seguro de poderse adueñar de su patrimonio, trató de obligar a la apostasía a las jóvenes hijas de los mártires. Encerradas en la cárcel, Demetria murió antes de la terrible prueba. Bibiana, impávida y resuelta, enfrentó al gobernador, que, para debilitar su resistencia la confió inútilmente a una alcahueta. Entonces ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada.
Llena de llagas por todo el cuerpo, finalmente la joven mártir entregó su alma a Dios. Echaron su cuerpo a los perros, pero unos cristianos lo rescataron y le dieron sepultura junto a la tumba de sus padres y de la hermana, cerca de su casa, en donde pronto construyeron una capilla y más tarde la actual basílica, sobre el monte Esquilino. De esto da cuenta el biógrafo del Papa Simplicio (468-83), atribuyendo a este pontífice la construcción de la basílica en honor de la bienaventurada mártir Bibiana "juxta Licinianum ubi corpus eius requiescit".
Para más información hacer clic acá.
* Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
«¡Velad! Pues, cuando reina sobre el alma un pesado sopor, es el enemigo quien domina al alma, y la conduce contra su propio gusto. Por eso ha hablado nuestro Señor de la vigilancia del alma y del cuerpo»
(San Efrén)
 
Historias:
El chimango y el águila
Una vez un hombre decidió poner a prueba la providencia del Señor Dios. Muchas veces había oído decir que Dios es un padre amoroso y que se ocupa de todas sus pobres criaturas. El hombre quería saber si también se ocuparía de él y le mandaría lo que cada día necesitaba.
 
Entonces decidió ir campo adentro hasta un montecito solitario, para esperar allí que Dios le enviara su sustento diario, por manos de alguien que fuera lugarteniente de su providencia. Y así lo hizo. Una mañana, sin llevarse nada consigo para comer, se internó en esos campos de Dios, y se metió en el montecito que había elegido. Lo primero que vio lo dejó asombrado. Porque se encontró con un pobre chimango (un ave de la región) malherido, que tenía una pata y un ala quebrada. No podía volar ni caminar. En esas condiciones no le quedaba otra que morirse de hambre, a menos que la providencia de Dios lo ayudara.
 
Nuestro amigo se quedó mirándolo, en espera de ver lo que sucedía. En una de esas vio sobrevolar un águila grande que traía entre sus garras un trozo de carne. Pasó por sobre el bicho y le arrojó justito adelante la comida, como para que no tuviera más trabajo que comérsela. Era como para creer o reventar. Realmente, el hecho demostraba que Dios se ocupaba de sus pobres criaturas, y hasta se había interesado de este pobre chimango malherido. Por lo tanto no había nada que temer. Seguramente a él también le enviaría por intermedio de alguien lo que necesitaba para su vida. Y se quedó esperando todo el día, con una gran fe en la providencia.
 
Pero resulta que pasó todo aquel día y no apareció nadie para traerle algo de comer.
 
Y lo mismo pasó al día siguiente. A pesar que el águila había traído una presa para el chimango, nadie había venido a preocuparse por él. Esto le empezó a hacer dudar sobre la verdadera preocupación del Señor Dios por sus hijos. Pero al tercer día sintió que sus deseos se cumplirían finalmente, porque por el campo se acercaba, cerca del montecito, cabalgando un forastero.
 
Nuestro amigo estuvo seguro de que se trataba de la mismísima providencia de Dios en persona. Y sonriendo se dirigió hacia él. Pero su decepción fue enorme al comprobar que se trataba de una pobre persona tan hambrienta como él, y, como él, carecía de algo con qué saciarla.
 
Entonces comenzó a maldecir de Dios y de su providencia que se preocupaba sí de un pobre chimango malherido, pero no se había interesado por ayudarlo a él que era su hijo.
 
El forastero le preguntó por qué se mostraba tan enojado y maldecía a Dios.
 
Entonces  le comentó todo lo que estaba pasando. A lo que el forastero le respondió muy serio:  
 
 - Ah, no, amigo. Usted en algo se ha equivocado. La providencia realmente  existe. Lo de los dos pájaros lo demuestra clarito. Lo que pasa es que usted se ha confundido de bicho. Usted es joven y fuerte. No tiene que imitar al chimango sino al águila.
* Cuento de Fray Mamerto Menapace -  Monje Benedictino Argentino
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Si Dios hubiese criado mil mundos mil veces más grandes y más bellos que el presente, es cierto que esta obra sería infinitamente menor que la Encarnación del Verbo. Para ejecutar la obra del a Encarnación se ha necesitado toda la omnipotencia y sabiduría infinita de un Dios, haciendo que la naturaleza humana se uniese a una persona divina, y que una persona divina se humillase a tomar la naturaleza humana; de manera, que Dios se hizo hombre y el hombre se hizo Dios; y habiéndose unido la divinidad del Verbo al alma y al cuerpo de Jesucristo, se hicieren divinas todas las acciones de este hombre-Dios: divinas sus oraciones, divinos los padecimientos, divinos los vagidos, divinas las lágrimas, divinos los pasos, divinos los miembros, divina aquella sangre, para hacer de ella un baño de salud destinado a lavar todos nuestros pecados, y un sacrificio de infinito valor, para aplacar la justicia del Padre justamente indignado con los hombres.
Y ¿quiénes son al fin estos hombres? Miserables criaturas, ingratas y rebeldes.  Y ¡por ellas hacerse un Dios hombre! ¡Sujetarse a las mismas miserias humanas! ¡Padecer y morir por salvar a estos seres indignos! Se humilló a si mismo, dice san Pablo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Flp 2,8).
¡Oh fe santa! Si tú no nos asegurases de esto, ¿quién podría creer jamás que un Dios de infinita majestad se haya abajado hasta hacerse pasible y mortal como nosotros, para salvarnos a costa de tantas penas e ignominias, y de una muerte cruel y vergonzosa? ¡Oh gracia! ¡Oh fuerza de amor! Exclama san Bernardo. ¡Oh gracia! que ni aun podrían imaginársela los hombres si Dios mismo no hubiera pensado hacérsela! ¡Oh amor divino, que no podrá jamás comprenderse! ¡Oh misericordia! ¡Oh caridad infinita, digna solamente de una bondad infinita!
(San Alfonso María de Ligorio)
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Diciembre 2
Intercede glorioso san José para que el Espíritu Santo inunde todo nuestro ser con su agua viva que todo lo convierte; que nuestras inseguridades y egoísmos puedan ser transformados por tu amor y nuestra voluntad. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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