domingo, 30 de marzo de 2025

Pequeñas Semillitas 5943

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5943 ~ Domingo 30 de Marzo de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Si prefieres las historias con finales felices y resueltos, la parábola del Hijo Pródigo o del Padre Misericordioso de hoy podría inquietarte. Conocemos bien la historia, quizás demasiado. Puede parecer vieja, algo que hemos escuchado tantas veces que damos por sentado que no hay nada nuevo que descubrir. Después de todo, la parábola solo aparece en Lucas, y la mayoría de los feligreses podrían recitarla de memoria. Incluso quienes no asisten a la iglesia están familiarizados con sus temas. Frases como "hijo pródigo" e "hija pródiga" se han convertido en parte del lenguaje cotidiano.
Conocemos bien la historia de vida de los dos hermanos, y podríamos pensar que hay un poco de ambos hermanos en cada uno de nosotros. La mayoría de nosotros hemos intentado vivir fielmente, siguiendo las enseñanzas de nuestra fe. Pero, al igual que el hijo mayor, a veces podemos pasar por alto al mismo Dios al que servimos. El mensaje de la parábola es claro: debemos llegar a conocer a Dios no solo como figura de autoridad, sino como un padre amoroso y perdonador, alguien que se deleita en nuestra fidelidad y nos acoge cuando nos desviamos.
Cualquier teología, predicación o catequesis que olvida esta parábola central de Jesús e impide experimentar a Dios como un Padre respetuoso y bueno, que acoge a sus hijos e hijas perdidos ofreciéndoles su perdón gratuito e incondicional, no proviene de Jesús ni transmite su Buena Noticia de Dios.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
(Domingo IV de Cuaresma, ciclo C)
Primera Lectura: Josué 5, 9a. 10-12
 
Salmo: Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7
 
Segunda Lectura: 2 Corintios 5, 17-21
 
Santo Evangelio: Lc 15,1-3.11-32
En aquel tiempo, viendo que todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola. «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde’. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Y, levantándose, partió hacia su padre.
»Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado’. Y comenzaron la fiesta.
»Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!’ Pero él le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado’»
 
Comentario:
Hoy, domingo Laetare (“Alegraos”), cuarto de Cuaresma, escuchamos nuevamente este fragmento entrañable del Evangelio según san Lucas, en el que Jesús justifica su práctica inaudita de perdonar los pecados y recuperar a los hombres para Dios.
Siempre me he preguntado si la mayoría de la gente entendía bien la expresión “el hijo pródigo” con la cual se designa esta parábola. Yo creo que deberíamos rebautizarla con el nombre de la parábola del “Padre prodigioso”.
Efectivamente, el Padre de la parábola —que se conmueve viendo que vuelve aquel hijo perdido por el pecado— es un icono del Padre del Cielo reflejado en el rostro de Cristo: «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente» (Lc 15,20). Jesús nos da a entender claramente que todo hombre, incluso el más pecador, es para Dios una realidad muy importante que no quiere perder de ninguna manera; y que Él siempre está dispuesto a concedernos con gozo inefable su perdón (hasta el punto de no ahorrar la vida de su Hijo).
Este domingo tiene un matiz de serena alegría y, por eso, es designado como el domingo “alegraos”, palabra presente en la antífona de entrada de la Misa de hoy: «Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría». Dios se ha compadecido del hombre perdido y extraviado, y le ha manifestado en Jesucristo —muerto y resucitado— su misericordia.
San Juan Pablo II decía en su encíclica ‘Dives in misericordia’ que el amor de Dios, en una historia herida por el pecado, se ha convertido en misericordia, compasión. La Pasión de Jesús es la medida de esta misericordia. Así entenderemos que la alegría más grande que damos a Dios es dejarnos perdonar presentando a su misericordia nuestra miseria, nuestro pecado. A las puertas de la Pascua acudimos de buen grado al sacramento de la penitencia, a la fuente de la divina misericordia: daremos a Dios una gran alegría, quedaremos llenos de paz y seremos más misericordiosos con los otros. ¡Nunca es tarde para levantarnos y volver al Padre que nos ama!
* Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (Tremp, Lleida, España) © Textos de Evangeli.net
 
Palabras de San Juan Pablo II
«En la Cuaresma, tiempo fuerte que nos invita a la conversión, las palabras de Jesús resuenan para cada uno de nosotros. Dejemos que ‘la palabra que sale de la boca de Dios’ nos interpele y alimente nuestro espíritu. Nuestro corazón tiene necesidad, sobre todo, de Dios. [...] La Cuaresma es tiempo en el que el Señor Jesucristo nos hace un especial llamado a la conversión. En actitud orante y comprometida hemos de escuchar atentamente aquellas palabras: ‘Mira que estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20). Es el mismo Señor quien llama dulcemente al corazón de cada uno, sin forzarnos, esperando pacientemente que le abramos la puerta para entrar y sentarse a la mesa con nosotros»
 
Predicación del Evangelio:
Volver al Padre
Acabamos de escuchar la parábola comúnmente llamada del hijo pródigo. Parábola es un relato imaginario, ideado para explicar, de manera fácilmente inteligible, una doctrina o un acontecimiento espiritual que, aunque es real verdaderamente porque sucede en el interior de una persona, no es perceptible por los sentidos ni fácil de comprender con la sola razón.
 
En la parábola de hoy el padre representa a Dios que nos tiene a todos por hijos y nos trata como a tales; que nos protege y nos deleita con su amor incondicional y gratuito. Es el Padre bueno, que perdona a sus hijos sin condiciones previas, no les reprocha las culpas ni les exige la firma de ningún documento que sea garantía infalible de su conversión definitiva. Dios es el Padre que acoge al hijo pródigo con los brazos abiertos, dispuesto a celebrar con gozo festivo el retorno del hijo desencaminado. Aquel esperado retorno es motivo suficiente para una celebración festiva, expresada muy gráficamente con aquellas célebres palabras de Jesús: En verdad os digo que hay más alegría entre los ángeles del cielo por la conversión de un solo pecador, que por la perseverancia de noventa y nueve justos.
 
El hijo pequeño de la parábola nos representa a muchos de nosotros que, de una u otra manera, hemos dejado, a veces, la casa del Padre, para buscar la felicidad por nuestra cuenta fuera del abrigo familiar.
 
Nos han encandilado ciertas promesas fáciles venidas desde fuera y algunas ilusiones y deseos incontrolados de nuestro corazón y, para conseguirlo, nos hemos arriesgado a una vida errante más o menos alejada de Dios; nos hemos construido nuevos altares, donde entronizar ídolos en los que confiar, hasta el momento en que, entristecidos por el error y el fracaso, decidimos llamar de nuevo a la puerta de nuestra casa -la casa del Padre- con ademán humilde y compungido. Después de despilfarrar los bienes espirituales con que el Padre nos había enriquecido y, al darnos cuenta del descalabro, tuvimos fuerza suficiente para tomar la decisión de rehacer el camino y recuperar la dignidad.
 
Para abandonar la casa del Padre, no hace falta haber sido grandes pecadores y haber cometido grandes barbaridades. Ha bastado con volvernos de espaldas a Dios y haber puesto toda la esperanza en nosotros mismos y en las cosas que hemos pretendido poseer. Ni hace falta ningún acto heroico para reparar el daño, porque es suficiente reconocer el error, aceptar nuestra situación con humildad y acercarnos al Padre que nos espera, diciendo como el hijo pródigo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
 
Hacer el camino de retorno confiados en la bondad del Padre es un gran alivio de conciencia, como un respiro de aire fresco, como un aliento vital hasta entonces desconocido.
 
En la parábola que comentamos está también el hijo mayor, que representa la postura de quienes no se alegran de la vuelta del hermano, que dudan de su sinceridad, que le echan en cara las culpas cometidas, que tal vez sienten envidia por la alegría y la fiesta general por la vuelta, y no quieren compartirla. Son personas fieles al Padre, en principio, pero con una fidelidad interesada y mezquina. También ellos se sentirán felices, si vuelven al Padre con otras disposiciones interiores.
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(Texto de Mons. Enric Prat  - Imagen de YouTube)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: La verdadera democracia.
Puedes acceder en la dirección:
 
Mes de San José
Día 30º- Terror de los demonios.
Oh san José, fortificado por la Palabra de la Escritura, has podido vencer las tentaciones siempre.
Libera, oh san José, mi corazón y mi mente de toda tentación, para que sea un buen cristiano y un honrado ciudadano.
(Web Católico de Javier)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Costa Rica, nos llega un agradecimiento a Dios y a las personas que han rezado muchas veces por Marvin, un joven adicto a las drogas que parece haber encontrado el camino de su sanación, pues lleva más de veinte días libre de consumo. Seguimos pidiendo al Señor para que persevere en esta actitud.
 
💕 Desde la provincia de Santa Fe, Argentina, con gran alegría recibimos un agradecimiento al Señor y a los orantes por el bebé recién nacido Manuel, que pasó muchos días en terapia intensiva neonatal por un síndrome meníngeo. Ya se ha recuperado y está en su casa. Damos gracias a Dios.
 
💕 Desde Paraguay nos llega una plegaria de acción de gracias por la cirugía de columna de Miguel Ángel V. N., que luego de siete horas de quirófano, ha tenido resultados favorables. Nos sumamos al agradecimiento.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, se agradece por la paulatina mejoría de Catalina B. de su patología bronco pulmonar y seguimos rezando por su total recuperación.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, Felipe agradece a Dios por haber cumplido, el martes 25 de marzo, cincuenta años de médico, con especial recuerdo a sus padres y agradecimiento a los miles de pacientes que en todos estos años confiaron su salud a su persona.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditación del Padre Santiago Martín
La parábola del hijo pródigo es fuente de innumerables lecciones. Pero esta semana podemos fijarnos en la actitud del hijo pequeño, el mal hijo que abandonó la casa del Padre para vivir su vida lejos de él. Todos estamos retratados, de alguna manera, en ese muchacho díscolo. Pero si bien él es un mal ejemplo en cuanto al pecado, es un modelo a seguir en lo que respecta a la reconciliación con Dios, en la vuelta a casa. Según la parábola, los motivos para volver fueron absolutamente egoístas, pero al Padre no le importó; ordenó la gran fiesta para celebrar el regreso de su querido hijo, que estaba perdido y había sido recuperado. Esta semana debemos plantearnos precisamente ese regreso y debemos hacerlo desde donde estemos y por el mejor de los motivos: darle una alegría merecida a Dios nuestro Padre.
Seguramente la mayoría de nosotros no nos hayamos ido nunca de la casa paterna, incluso es posible que no estemos en pecado mortal o hasta que nunca hayamos cometido ninguno; pero incluso en ese caso es necesario volver, en el sentido de acercarnos más, de estrechar los lazos de amor y gratitud con quien tanto nos ama. Y es necesario hacerlo también para compensar los abandonos de otros, para consolar al Padre común por las heridas que le producen otros de sus hijos, muchísimos por desgracia. Volver a la casa paterna significa aumentar la oración, aumentar la contemplación, aumentar las motivaciones de agradecimiento para con Dios. Y desde esas motivaciones hacer que nuestras obras estén llenas de generosidad y de misericordia para con el prójimo.
Propósito: Confesarnos, tanto si hay como si no hay pecados graves. Aumentar la oración, para consolar al Padre abandonado por tantos hijos. Ayudar a los hermanos a volver, evangelizando.
 
Un año con María
Marzo 30: Todo pasa
Aquello que no te dejaba dormir ya pasó, buena o mala, fácil o difícil, todo en esta tierra es temporal y pasajero. Hazte el favor de vivir ligero y con poca carga, trata de distanciarte de gente tóxica, de aquellos que te ponen “like” o no, o los que siempre ponen comentarios negativos. Tú vuela con Dios, y a aquellos que ni siquiera irán a tu funeral trata de no tenerlos en cuenta en actuar cotidiano.
Me sorprenden San José y María, como priorizaban a Jesús ante todo. No se quedaron con los dolores que le produjo mucha gente en el camino, su objetivo era darle lugar a Jesús. Cumple con tu objetivo y no des lugar a aquellos que no te dan lugar en sus vidas.
(PADRE LUIS ZAZANO)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
  
 
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