jueves, 16 de septiembre de 2021

Pequeñas Semillitas 4791

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4791 ~ Jueves 16 de Setiembre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Tú, Señor, dijiste: “Quien quiera guardar su vida, la perderá; y quien la gaste y dé por mí, la recobrará”.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no nos paguen; hacer un favor a quien nada puede darnos a cambio; gastar la vida es arriesgarse incluso al inevitable fracaso, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Gastar la vida no es algo que se haga con gestos extravagantes y falsa teatralidad.
La vida se entrega sencillamente, sin publicidad, como el agua de la fuente, como la madre que da el pecho a su hijito, como el sudor humilde del sembrador.
Enséñanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible están tu gracia y tu presencia y no podemos caer en el vacío. Amén.
(Luis Espinal)
 
¡Buenos días María!
La perseverancia final es morir en gracia de Dios, es decir perseverar en gracia hasta el momento de la muerte, y de esa forma salvarnos e ir al Cielo. Esta es una gracia tan grande que debemos pedirla constantemente, porque que hoy vivamos en gracia no nos asegura que nos salvaremos; como el que hoy vivamos en pecado tampoco nos asegura que nos condenaremos. Lo que realmente importa es cómo estará nuestra alma en el justo momento de nuestra muerte, y de ese momento dependerá nuestro destino eterno: Cielo o Infierno. Si morimos en gracia de Dios, nuestro destino será el Cielo, y a lo sumo pasaremos por el Purgatorio para terminar de purificarnos; pero si morimos en pecado mortal, entonces inmediatamente descenderemos al Infierno donde nos esperan tormentos inimaginables y ¡eternos! Por eso... ¡Con cuánto fervor debemos pedir por nuestra perseverancia final, es decir, para que en el momento de nuestra muerte estemos en gracia de Dios y nos salvemos! Y esto lo obtiene admirablemente María, porque quien le es verdaderamente devoto, nunca se condenará y alcanzará la salvación infaliblemente.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Tim 4,12-16
 
Salmo: 111 (110) 7-8.9.10
 
SANTO EVANGELIO: Lc 7,36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora». Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte». Él dijo: «Di, maestro». «Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?». Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más». Él le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra».
Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados». Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?». Pero Él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz».
 
Comentario:
Hoy, Simón fariseo, invita a comer a Jesús para llamar la atención de la gente. Era un acto de vanidad, pero el trato que dio a Jesús al recibirlo, no correspondió ni siquiera a lo más elemental.
Mientras cenan, una pecadora pública hace un gran acto de humildad: «Poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume» (Lc 7,38).
El fariseo, en cambio, al recibir a Jesús no le dio el beso del saludo, agua para sus pies, toalla para secarlos, ni le ungió la cabeza con aceite. Además el fariseo piensa mal: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora» (Lc 7,39). ¡De hecho, el que no sabía con quién trataba era el fariseo!
El Papa Francisco ha insistido mucho en la importancia de acercarse a los enfermos y así “tocar la carne de Cristo”. Al canonizar a santa Guadalupe García, Francisco dijo: «Renunciar a una vida cómoda para seguir la llamada de Jesús; amar la pobreza, para poder amar más a los pobres, enfermos y abandonados, para servirles con ternura y compasión: esto se llama “tocar la carne de Cristo”. Los pobres, abandonados, enfermos y los marginados son la carne de Cristo». Jesús tocaba a los enfermos y se dejaba tocar por ellos y los pecadores.
La pecadora del Evangelio tocó a Jesús y Él estaba feliz viendo cómo se transformaba su corazón. Por eso le regaló la paz recompensando su fe valiente. —Tú, amigo, ¿te acercas con amor para tocar la carne de Cristo en tantos que pasan junto a ti y te necesitan? Si sabes hacerlo, tu recompensa será la paz con Dios, con los demás y contigo mismo.
* Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas (Chachapoyas, Perú)
 
Santoral Católico:
Santos Cornelio y Cipriano
Papa y Obispo. Mártires
[El 14 de septiembre se dio sepultura al primero y sufrió martirio el segundo; su memoria se celebra el 16 del mismo mes]. Cornelio fue elegido papa, por su humildad y su bondad, en marzo del año 251, al cesar la persecución del emperador Decio y después de un largo periodo de sede vacante. Adoptó una actitud indulgente en la praxis penitencial para acoger a los que habían apostatado en la persecución, y así, con gran espíritu de caridad, recuperó a la plena comunión con la Iglesia a muchos cristianos caídos en la apostasía. Se opuso al rigorista Novaciano quien provocó un cisma, pero con la ayuda sobre todo de Cipriano pudo imponer su autoridad. Fue desterrado por el emperador Galo, y murió en Civitavecchia, puerto de Roma, en septiembre del año 253. Su cuerpo, trasladado a Roma, fue sepultado en el cementerio de Calixto. Cipriano nació en Cartago hacia el año 210, de familia pagana. Convertido a la fe y ordenado de sacerdote, fue elegido obispo de su ciudad el año 249. En tiempos muy difíciles gobernó sabiamente su Iglesia con sus obras y sus escritos. En la persecución de Valeriano, primero sufrió el destierro y después, tras su vuelta a Cartago, fue decapitado el 14 de septiembre del año 258. Fue importante por sus escritos, pero sobre todo como pastor, cuya influencia se dejó sentir no sólo en el norte de África sino también en las Iglesias de España.
Oración: Oh Dios, que has puesto al frente de tu pueblo como abnegados pastores y mártires intrépidos a los santos Cipriano y Cornelio, concédenos, por su intercesión, fortaleza de ánimo y de fe para trabajar con empeño por la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“La distancia no es un problema.
El problema somos los humanos,
que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar.
Y el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo”
(Gabriel García Márquez)
 
Historias:
Santa Elena y la Cruz de Cristo
La madre del emperador Constantino, Santa Elena, fue la responsable de encontrar varias reliquias relacionadas a Jesucristo, una de ellas es la Santa Cruz, que fue identificada gracias a un método particular.
 
Escritores antiguos como San Crisóstomo y San Ambrosio narran que, en el siglo IV, Santa Elene pidió permiso a Constantino para ir a Jerusalén en búsqueda de la cruz en la cual murió Jesús.
 
La Enciclopedia Católica señala que la santa, de 80 años de edad, junto a algunos obreros y con la cooperación de San Macario de Jerusalén, obispo de la ciudad, realizaron excavaciones en el monte Calvario, con el fin de encontrar objetos relacionados con Cristo.
 
“Los judíos habían escondido la Cruz en una zanja o pozo, y la cubrieron con piedras, de modo que los fieles no viniesen a venerarla. Sólo unos pocos elegidos entre los judíos conocían el lugar exacto donde había sido escondida”, resalta.
 
Uno de ellos, llamado Judas, tocado por inspiración divina indicó el lugar exacto donde estaba escondida la cruz a los excavadores. Luego, el mismo judío se convirtió al cristianismo, y es honrado bajo el nombre de San Ciriaco.
 
La Enciclopedia Católica señala que gracias al acto del futuro santo se encontraron tres cruces, pero “no había manera de identificarlas porque el titulus de la Cruz de Cristo se había separado de ella”.
 
“Siguiendo una inspiración de lo alto, Macario hizo que se cargaran las tres cruces, una tras otra, al lado del lecho de una mujer digna que estaba en agonía. Cuando ella tocó las otras dos cruces no valió de nada, pero al tocar la Cruz en que Cristo había muerto, se sanó súbitamente”, remarca.
 
Luego del descubrimiento, San Macario, Santa Elena y miles de fieles llevaron la cruz en procesión por las calles de la ciudad.
 
Un trozo del madero donde fue crucificado Jesús se conserva en la ciudad de Caravaca de la Cruz, en Murcia (España) y otro fragmento de la Vera Cruz se encuentra en la Catedral del Niño Jesús, en la ciudad de Alepo (Siria).
 
Esta reliquia fue obsequiada por el fallecido Vicario Apostólico Emérito de Alepo, Mons. Giuseppe Nazzaro. Durante todos los viernes de Cuaresma, los fieles tienen la oportunidad de rezar el Vía Crucis con ella.
 
Santa Elena realizó más descubrimientos, entre los que se encuentran la Escalera Santa, los clavos de Jesús, el “Titulus Crucis”, la Santa Túnica, la cuna de Jesús, las Reliquias de los Reyes Magos y el Santo Sepulcro.
* Harumi Suzuki / ACI Prensa
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
En 1572, el erudito napolitano (Italia) Cesare Baronius, miembro del Oratorio, cayó gravemente enfermo. Recibió los últimos sacramentos y se esperaba que muriera de un momento a otro; pero su superior y amigo era san Felipe Neri, gran devoto de la Santísima Virgen.
Felipe se puso a orar por la vida de su querido discípulo. Baronius pronto se durmió. Entrando en un sueño muy dulce, vio a su superior a los pies del Salvador y de su Santísima Madre, que les preguntaba sobre su salud en estos términos: “¡Señor, dame a Baronius! ¡Devuélvemelo, cómo lo deseo y lo quiero!”. Como Jesús se negara, se volvió entonces a María y, cuando Ella intercedió por él, supo de inmediato que había sido escuchado.
En ese mismo momento, Baronius se despertó, convencido de que no moriría de esta enfermedad. De hecho, se recuperó el mismo día y, en sus Anales, no dejó de informar a su amado padre, sobre su doctrina y su vida.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Setiembre 16
La Palabra del Señor es camino, verdad y vida para todos. Que san José sea nuestro modelo de vida para transitar este camino que nos conduce a la verdad. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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