PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3828 ~ Martes 20 de Noviembre de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
"La
tarea del docente, que es también aprendiz, es placentera y a la vez exigente.
Exige seriedad, preparación científica, emocional y afectiva. Es una tarea que
requiere, de quien se compromete con ella, un gusto especial por querer bien,
no solo a los otros sino al propio proceso que ello implica. Es imposible
enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil
veces antes de desistir. Es imposible enseñar sin la capacidad forjada,
inventada, bien cuidada de amar.(...) Es preciso atreverse para decir, (...)
que estudiamos, aprendemos, enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero.
Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con
las dudas, con la pasión y también con la razón crítica. Jamás sólo con esta
última..."
Paulo Freire. "Cartas a quien
pretende enseñar"
¡Buenos días!
El barco en peligro
Confiar en Dios, es depositar toda nuestra fe en él.
Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes
que te ama más que tú mismo. Reposar en él “como un niño en brazos de su madre”
(Salmo 131). Y confiar sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan
duras e incomprensibles.
En cierta ocasión se
desató una tempestad en alta mar. Parecía que la nave iba a naufragar. Toda la
tripulación y los pasajeros aterrorizados corrían de un lugar a otro sin saber
qué hacer. Mientras tanto, en uno de los camarotes dormía un niño de siete
años, hijo del capitán. Uno de los
tripulantes lo fue a despertar inmediatamente. Cuando el chico se dio cuenta de
lo que sucedía, preguntó: ¿y en manos de quién está ahora el timón? El barco está en manos de tu padre, respondió el marinero. Entonces, no
tengo por qué preocuparme, él sabe bien qué hacer, dijo confiadamente el niño y
siguió durmiendo.
“Descarguen en el Señor sus inquietudes, ya que él se
ocupa de ustedes”. Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y
otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece
refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de cualquier
clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te asegura Dios.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Apoc 3, 1-6. 14-22
♥ Salmo: Sal 14, 2-4b. 5
♥ SANTO EVANGELIO: Lc 19,1-10
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó,
atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de
publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la
gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un
sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel
sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy
me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a
hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
«Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a
alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la
salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del
hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».
♥ Comentario:
Hoy, Zaqueo soy yo. Este personaje era rico y jefe de
publicanos; yo tengo más de lo que necesito y quizás muchas veces actúo como un
publicano y me olvido de Cristo. Jesús, entre la multitud, busca a Zaqueo; hoy,
en medio de este mundo, me busca a mí precisamente: «Baja pronto; porque
conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19,5).
Zaqueo desea ver a Jesús; no lo conseguirá si no se
esfuerza y sube al árbol. ¡Quisiera yo ver tantas veces la acción de Dios!,
pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a hacer el ridículo obrando como
Zaqueo. La disposición del jefe de publicanos de Jericó es necesaria para que
Jesús pueda actuar; y, si no se apremia, quizás pierda la única oportunidad de
ser tocado por Dios y, así, ser salvado. Quizás yo he tenido muchas ocasiones
de encontrarme con Jesús y quizás ya va siendo hora de ser valiente, de salir
de casa, de encontrarme con Él y de invitarle a entrar en mi interior, para que
Él pueda decir también de mí: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque
también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y
salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,9-10).
Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su
corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es
total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el
propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia,
corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo
similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos;
necesito convertirme.
Decía san Máximo: «Nada hay más querido y agradable a
Dios como que los hombres se conviertan a Él con un arrepentimiento sincero».
Que Él me ayude hoy a hacerlo realidad.
Rev. D. Enric RIBAS i Baciana (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Edmundo
Mártir
Nació de familia sajona en torno al año 841, y siendo
aún muy joven fue coronado rey de la Inglaterra oriental (condados de Norfolk y
Suffolk). En el gobierno mostró un gran sentido de la justicia, una enorme
equidad y responsabilidad en sus decisiones, a la vez que una profunda piedad
cristiana. En la guerra con los daneses, paganos, cayó prisionero. Le
exigieron, para quedar en libertad, que firmara un tratado contrario a la
justicia y a la religión, y que renegara de su fe. Él se negó y lo decapitaron.
Era el año 869.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“No desprecies el recuerdo
del camino recorrido.
Ello no retrasa vuestra
carrera,
sino que la dirige;
el que olvida el punto de
partida
pierde fácilmente la meta.”
(San Pablo VI)
Historias:
Morir de amor por la
Eucaristía
En
1331, con sólo 8 años de edad, según la costumbre de la época, Imelda entró al
convento. A los 10, recibió el hábito de monja dominicana. Aunque tenía tan
poca edad, era una monja en todo ejemplar en las actividades de la vida
religiosa. Sin embargo, algo la intrigaba: el hecho de que las personas
recibieran la Sagrada Comunión y continuaran viviendo.
Como
Imelda no tenía edad para comulgar, solía preguntar a las religiosas:
"Hermana, la señora comulgó a Jesús y no murió?". Las monjas
respondían asustadas: "¿Qué es eso, niña, por qué morir?". La pequeña
religiosa respondía: "¿Cómo puede la señora recibir a Jesús en comunión, y
no morir de amor y de tanta felicidad?".
Pero sucedió que en la madrugada del 12 de mayo de 1333, víspera del Domingo de la Ascensión del Señor, Imelda estaba en la Santa Misa y ya no aguantaba más de tanta voluntad de comulgar. Se preguntaba: "Si Jesús mandó ir a Él a los niños, ¿por qué no puedo comulgar?". El sacerdote ya acababa de dar la Sagrada Comunión a las religiosas cuando todos vieron: una hostia salió del Sagrario y voló por la capilla. Paró sobre la cabeza de Imelda. El sacerdote, entonces, entendió que era hora de darle la comunión.
Pero sucedió que en la madrugada del 12 de mayo de 1333, víspera del Domingo de la Ascensión del Señor, Imelda estaba en la Santa Misa y ya no aguantaba más de tanta voluntad de comulgar. Se preguntaba: "Si Jesús mandó ir a Él a los niños, ¿por qué no puedo comulgar?". El sacerdote ya acababa de dar la Sagrada Comunión a las religiosas cuando todos vieron: una hostia salió del Sagrario y voló por la capilla. Paró sobre la cabeza de Imelda. El sacerdote, entonces, entendió que era hora de darle la comunión.
Al
recibir la Santísima Eucaristía, Imelda se colocó en profunda adoración.
Después de horas de oración, la Madre Superiora fue a la monja y le dijo:
"Está bien, Sor Imelda, ya adoró bastante a Jesús, podemos seguir...
Vamos a las otras actividades del convento". Imelda, sin embargo,
permanecía inmóvil. Después de la insistencia de la Superiora, nada sucedía.
Fue entonces que la Madre tomó amorosamente Imelda por los bracitos y ella
cayó sobre ella. Imelda había muerto en su Primera Comunión. Se cumplió la
indagación de la pequeña gran Imelda: “¿Cómo puede alguien recibir a Jesús en
la Sagrada Comunión, y no morir de felicidad?” ¡A los 11 años, Imelda murió de
amor y de felicidad por haber recibido a Jesús!
El
cuerpo de la Beata Imelda Lambertini se encuentra incorrupto en la Capilla de
San Sigismundo, en Bolonia, Italia.
Fue
beatificada en 1826 por el papa León XII, autorizando su oficio litúrgico y
Misa propia. Fue declarada patrona de los niños de Primera Comunión en 1910 por
el papa Pío X quien, en ese año, decreta que los niños podrían hacer su primera
comunión a una edad menor a la establecida anteriormente.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Carta de Jesús…
Te he esperado en aquel niño que viste jugar, en
aquel joven que viste soñar, te esperé en el mendigo de la calle, en el anciano
triste y cansado pero no llegaste a Mi. Y me acerqué más a ti y te llamé por tu
madre, aquella anciana cansada de tanto mimarte, servirte; aquella anciana a
quien tantas veces viste triste, enferma, dolida pero a quien aun así no diste
cariño.
Te esperé… por aquel anciano con manos callosas y
hombro cansado a quien has olvidado que se llama papá; y que quise ser tu
hermano, quise ser tu amigo pero no me dejaste.
Y llegó el día y el sol te alumbró, te dio calor pero
tú ni cuenta te diste, y fui al aire que te dio vida, el agua que calmó tu sed,
pero seguí esperando y llegó la noche, alumbró la luna y seguí esperando
mientras tú dormías y te velé en la noche y cuidé tus sueños, pero no llegaste.
Y hoy sigo esperando en una cruz clavado, donde tanta
sangre Yo he derramado; fue una corona de espinas la que en mi cabeza han
colocado y una lanza que me atravesó el costado.
Hoy te sigo esperando aquí… Ya no quiero estar triste
en esta cruz, quiero estar en tu corazón, llévame contigo y nunca te fallaré.
Tu amigo Jesús.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Eduardo, de Paraguay, que ha tenido un accidente cerebro vascular y
luego de eso ha quedado con convulsiones. Que por la intercesión de la Virgen
de Caacupé, patrona de su país, el Señor le conceda una pronta recuperación.
Pedimos oración para María, de Córdoba, Argentina, afectada de un proceso oncológico por
el cual va a iniciar radioterapia y quimioterapia. Que la Santísima Virgen
María, en su advocación de la Virgen de la Medalla Milagrosa, la proteja y le
dé las fuerzas necesarias para afrontar con éxito estos tratamientos.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Noviembre 20
Es cierto que el Espíritu Santo quiere hacer grandes
cosas en nuestras vidas. Pero lo que cuenta no es la notoriedad, la fama o los
éxitos llamativos. Cosas grandes significa que hagamos lo que Dios espera de
nuestras vidas, aunque nadie descubra el valor que tienen esas cosas. Lo
importante es que cada uno sea lo que debe ser, que ocupe el lugar que debe
ocupar en el universo. Eso es grande. Veamos cómo lo decía Martin Luther King:
“Si no puedes ser un pino sobre un monte, sé una
hierba, pero sé la mejor hierba pequeña a la orilla del arroyo.
Si no puedes ser un árbol, sé un arbusto. Si no
puedes ser una autopista, sé un sendero.
Si no puedes ser el sol, sé una estrella.
Sé siempre lo mejor de eso que eres. Trata de
descubrir el proyecto que estás llamado a realizar y dedícate con pasión a
cumplirlo en la vida.”
El Espíritu Santo puede ayudarnos a descubrir eso que
debemos ser, y puede darnos la fuerza y la creatividad para que lo logremos de
la mejor manera posible.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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