domingo, 4 de mayo de 2025

Pequeñas Semillitas 5974

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5974 ~ Domingo 4 de Mayo de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Es interesante ver que, en el Evangelio, Juan es el único de los discípulos que reconoce a Jesús en medio de circunstancias rutinarias. Después de pasar la noche sin pescar ni un solo pez, un hombre desconocido aparece y les dice que tiren otra vez sus redes. Ninguno reconoce a Jesús. Lo mismo cuando se llenan las redes, es solamente Juan que reconoce a Jesús. Claro que nuestra atención se dirige a Pedro que se tira en el agua, pero es Juan que tiene la intuición de reconocer al Resucitado. Todos estaban asombrados por la pesca, pero solo Juan tenía la capacidad de descubrir la presencia del Señor en los momentos menos esperados.
Los discípulos habían visto al Resucitado dos veces antes de este encuentro. Pero la realidad de la Resurrección era demasiado difícil para entender en unos cuantos encuentros. Si, creyeron, pero no esperaban ver a Jesús en su vida diaria. Cuando los discípulos estaban reunidos, rezando o recordando las palabras de las Escrituras, era posible reconocerle a Jesús en medio de ellos. Pero aquí, en la orilla del lago, en la madrugada, era otra cosa. ¿Qué razón tendría el Resucitado de estar aquí a esta hora, con pan y pescado en las brasas? Era solamente con los ojos de amor y un corazón abierto a lo nuevo que Juan pudo reconocer la presencia del Señor.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- DOMINGO III DE PASCUA -
Primera Lectura: Hechos 5, 27b-32. 40b-41
 
Salmo: Sal 29, 2 y 4. 5 y 6. 11 y 12a y 13b
 
Segunda Lectura: Apocalipsis 5, 11-14
 
Santo Evangelio: Jn 21,1-19
En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme»
 
Comentario:
Hoy, tercer Domingo de Pascua, contemplamos todavía las apariciones del Resucitado, este año según el evangelista Juan, en el impresionante capítulo veintiuno, todo él impregnado de referencias sacramentales, muy vivas para la comunidad cristiana de la primera generación, aquella que recogió el testimonio evangélico de los mismos Apóstoles.
Éstos, después de los acontecimientos pascuales, parece que retornan a su ocupación habitual, como habiendo olvidado que el Maestro los había convertido en “pescadores de hombres”. Un error que el evangelista reconoce, constatando que —a pesar de haberse esforzado— «no pescaron nada» (Jn 21,3). Era la noche de los discípulos. Sin embargo, al amanecer, la presencia conocida del Señor le da la vuelta a toda la escena. Simón Pedro, que antes había tomado la iniciativa en la pesca infructuosa, ahora recoge la red llena: ciento cincuenta y tres peces es el resultado, número que es la suma de los valores numéricos de Simón (76) y de ikhthys (=pescado, 77). ¡Significativo!
Así, cuando bajo la mirada del Señor glorificado y con su autoridad, los Apóstoles, con la primacía de Pedro —manifestada en la triple profesión de amor al Señor— ejercen su misión evangelizadora, se produce el milagro: “pescan hombres”. Los peces, una vez pescados, mueren cuando se los saca de su medio. Así mismo, los seres humanos también mueren si nadie los rescata de la oscuridad y de la asfixia, de una existencia alejada de Dios y envuelta de absurdidad, llevándolos a la luz, al aire y al calor de la vida. ¿De qué vida? De la vida de Cristo, que él mismo alimenta desde la playa de su gloria, figura espléndida de la vida sacramental de la Iglesia y, primordialmente, de la Eucaristía. En ella el Señor da personalmente el pan y, con él, se da a sí mismo, como indica la presencia del pez, que para la primera comunidad cristiana era un símbolo de Cristo y, por tanto, del cristiano.
* Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Palabras de San Juan Pablo II
 
«Debemos perdonar siempre,
recordando que nosotros mismos
hemos necesitado el perdón.
Tenemos necesidad de ser perdonados
mucho más a menudo que de perdonar»
 
Predicación del Evangelio:
La elección del que conduce
La Iglesia hace hincapié en que el nuevo papa no será sucesor de Francisco. Será, como todos los otros papas de la historia, el sucesor de Pedro. En el evangelio hoy Jesús comisiona a Pedro que pastoree de su rebaño. Vale examinar este evangelio para determinar las características de Pedro que se esperan en su sucesor nuevo.
 
En el pasaje Pedro se destaca en cuatro maneras. Primero, él toma la iniciativa para ir a pescar. Segundo, se salta en el agua para ser el primero a acogerse de Jesús resucitado. Tercero, encara a Jesús en una conversación del corazón. Finalmente, Pedro escucha algunas palabras alarmantes sobre su destino. Estos eventos remontan uno encima al otro para darnos un retrato revelador de Pedro y sus sucesores.
 
Sobre todo, el sucesor de Pedro debe tener el amor ferviente para Cristo. Pedro muestra tal amor cuando se echa en el agua para acogerlo. Más tarde profesa su amor cuando Jesús le pregunta si lo ama. Amar a Jesús es amar la verdad que enseñó. Uno de los deberes fundamentales del sucesor de Pedro es mantener la doctrina de Cristo íntegra. Siempre habrá llamados a cambiarla por conveniencia o por orgullo. Al amar a Cristo, el papa verificará propuestas nuevas como desarrollo legítimo de su doctrina o distorsión de la verdad.
 
El sucesor de Pedro debe ser también hombre santo. En el evangelio Pedro habla con Jesús cara a cara. Se expone al Señor no solo su miseria por haber negarlo sino también su disposición a servirlo. Su sucesor debe hablar con Cristo a menudo corazón a corazón en la oración. Tiene responsabilidades enormes que requieren la sabiduría del Espíritu Santo quien Cristo imparte.      
 
Una responsabilidad del papa es buscar la unión entre las diferentes comunidades cristianas. Jesús llamó a Pedro "piedra" sobre que edificaría su iglesia. Es una piedra en la cual todos pueden andar seguros. Pedro tiene crear un espacio que cabe todos cristianos en el amor y la verdad.
 
Para hacerlo, el papa necesita la iniciativa. En el evangelio Pedro se muestra su liderazgo por emprender un camino en lo cual otros siguen. Dice a sus compañeros: “’Voy a pescar’” y lo acompañan. El pescar es una metáfora de evangelizar. Con el apoyo de Jesús, Pedro y compañeros atraen a muchos a la Iglesia. Hoy el sucesor de Pedro junto con los otros obispos han de seguir atrayendo a la gente. No es cuestión de reclamar grandes números de conversos sino de ayudar a más personas realizar la vida eterna.
 
Al final de la lectura Jesús indica a Pedro que él lo llevará a donde no quiere ir. Quiere decir que Pedro no morirá en cama sino como mártir. Para aceptar el martirio Pedro tiene que cultivar el coraje. Tiene que decidir que Cristo es su objeto en la vida de tal modo que una muerte violenta no sea precio demasiado caro para obtenerlo. En 1981 San Juan Pablo II fue disparado por un asesino. Puede pasar a cualquier sucesor de Pedro. Sin embargo, el temor de un papa no es ser blanco
de un matador. Expertos del Vaticano dicen que es la realidad de agotarse completamente que preocupa a los llamados papables. Es cierto que el papa Benedicto XVI se jubiló. Pero lo hizo solo porque se daba cuenta que no tenía la energía para manejar las responsabilidades. Entre las otras cualidades, el sucesor de Pedro tiene que ser listo para agotarse por Cristo.
 
No se exagera decir que las características de amar a Cristo, ser santo, mostrar el liderazgo, y entrañar el coraje no solo definen al sucesor de Pedro sino a todos cristianos. Dándonos cuenta de que a la mayoría de nosotros faltan estos atributos debe causarnos pausar un momento. Tenemos que maravillar y rezar por el nuevo papa.
(P. Carmelo Mele OP - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde San Luis, Argentina, agradecen las plegarias hechas en favor de Juan José S., que ya ha partido a la presencia del Señor en brazos de la Virgen de Lourdes
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, los familiares de Catalina B. agradecen a Dios y a las personas que todo este tiempo han rezado por ella, que ya está en su casa luego de tanto tiempo de internación. Está ahora con rehabilitación de Neurofisioterapia y tres especialidades más para ayudarla a ponerse bien del todo. La semana pasada pudo caminar sola unos pocos pasos y ya puede comer. Damos gracias a Dios.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, Felipe, autor de esta página, agradece a Dios y a la Santísima Virgen, el cumplir en el día de hoy 74 años de vida. Siendo que la vida es un don de Dios y el poder conservarla con una buena salud es otro regalo del Supremo Creador... ¡Gracias Señor!
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditación del P. Santiago Martín
San Pedro había negado por tres veces a Cristo en la noche terrible del Jueves al Viernes Santo. Después de la resurrección, Pedro había recuperado la fe, pero quedaba pendiente una rectificación de aquella triple ofensa. El Señor quiso lavar su mancha con una triple pregunta que le permitía al discípulo llamado a ser vicario de Cristo testimoniar delante del resto de los apóstoles el amor por el Maestro, que había quedado en entredicho. Pero, además, Cristo quiso darle una lección a Pedro y, de paso, a todos los demás. Por eso no sólo se limitó a preguntarle si le amaba, sino que tras cada afirmación de su futuro vicario en la tierra, el Señor le encomendó la tarea de cuidar del rebaño que le iba a seguir, en el presente y en el futuro. “Si me amas -venía a decir Cristo a Pedro- demuéstramelo trabajando por mí y por mi causa”.
Es lo mismo que nos dice a cada uno de nosotros: si me amas, trabaja por mí; si me amas, evangeliza y haz apostolado; si me amas, ayúdame en los que están sufriendo pues todo lo que hayas hecho al más pequeño a mí me lo has hecho.
La lección que nos da Cristo a través de aquel triple interrogatorio a Pedro es que el amor no es un sentimiento solamente, no puede quedarse reducido a un sentimiento. El amor sin obras es una caricatura del amor, es incluso ofensivo. No le puedes decir a alguien que le quieres y, a la vez, no ayudarle o incluso hacerle daño. Obras son amores y no buenas razones, decimos en castellano. Así lo enseñó Cristo.
Propósito: Hacer la voluntad de Dios en nuestra vida, como expresión del amor que sentimos por Él. Y hacer lo mismo con el prójimo, demostrándole con obras nuestro amor.
 
Un año con María
Mayo 4: Tener
Si tienes comida, un techo y hasta puedes salir a tomar algo, eres más rico que el 75% del mundo. Si te levantas a desayunar y no estás enfermo eres más afortunado que millones de personas. Sumado a que tienes una familia que te acompaña, más afortunado aún que billones de personas.
Si nunca experimentaste la agonía de la guerra, la tortura, estar en la cárcel, o las punzadas del hambre, entonces eres más afortunado que quinientos millones de personas; si me ves en Facebook o en Instagram eres muchísimo más afortunado que los millones de personas que aún no tienen internet.
Sé agradecido con Dios y con todo lo que te da, como María siempre fue agradecida y enamorada de Dios, de la vida y de todo lo que recibió.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.