domingo, 16 de febrero de 2025

Pequeñas Semillitas 5903

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5903 ~ Domingo 16 de Febrero de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Acababa san Lucas de contarnos la elección de los doce apóstoles. Ahora ya ante ellos y con una gran multitud de gente que le sigue va a hacer la proclamación de las bienaventuranzas. Sabemos que san Mateo nos trae ocho bienaventuranzas y san Lucas sólo cuatro, aunque contrastadas con la parte opuesta que podemos llamar “malaventuranzas”. Quizá Jesús habló de unas y de otras en diversos momentos. Los evangelistas escogieron las que mejor les venía para su catequesis. Las ocho más conocidas de san Mateo son actitudes necesarias para quien quiera ser discípulo de Jesús. Las que hoy leemos, según san Lucas, son más bien como preámbulo o situaciones más aptas para recibir los mensajes de Jesús y poder ser discípulo suyo.
Jesús declara: “Bienaventurados los pobres, los hambrientos, los que lloran y los perseguidos”. Estas no son las personas que normalmente consideramos “bienaventuradas”. En nuestro mundo de hoy, a menudo se considera bienaventurados a quienes tienen salud, riqueza y seguridad.
Todos buscamos la felicidad, pero muchas veces la queremos buscar por caminos equivocados. Lo importante es sentir que el corazón está lleno y que nuestra vida tiene sentido. Para ello debemos llenarla de amor y de todo lo que nos dicen los mensajes de Jesús. Seguir las bienaventuranzas es preparar el corazón para que, como nos dice la 4ª de hoy, podamos ser testimonio de Jesucristo.
(Padre Silverio Velasco)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
(Domingo VI del Tiempo Ordinario, ciclo C)
Primera Lectura: Jeremías 17, 5-8
 
Salmo: Sal 1
 
Segunda Lectura: 1 Corintios 15, 12. 16-20
 
Santo Evangelio: Lc 6,17.20-26
En aquel tiempo, Jesús bajó de la montaña y se detuvo con sus discípulos en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
»Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas».
 
Comentario:
Hoy volvemos a vivir las bienaventuranzas y las “malaventuranzas”: «Bienaventurados vosotros...», si ahora sufrís en mi nombre; «Ay de vosotros...», si ahora reís. La fidelidad a Cristo y a su Evangelio hace que seamos rechazados, escarnecidos en los medios de comunicación, odiados, como Cristo fue odiado y colgado en la cruz. Hay quien piensa que eso es debido a la falta de fe de algunos, pero quizá —bien mirado— es debido a la falta de razón. El mundo no quiere pensar ni ser libre; vive inmerso en el anhelo de la riqueza, del consumo, del adoctrinamiento libertario que se llena de palabras vanas, vacías donde se oscurece el valor de la persona y se burla de la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, ya que —hoy por hoy— es el único pensamiento que ciertamente va contra corriente. A pesar de todo, el Señor Jesús nos infunde coraje: «Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre (...). Vuestra recompensa será grande en el cielo» (Lc 6, 22.23).
San Juan Pablo II, en la encíclica ‘Fides et Ratio’ (Fe y Razón), dijo: «La fe mueve a la razón a salir de su aislamiento y a apostar, de buen grado, por aquello que es bello, bueno y verdadero». La experiencia cristiana en sus santos nos muestra la verdad del Evangelio y de estas palabras del Santo Padre. Ante un mundo que se complace en el vicio y en el egoísmo como fuente de felicidad, Jesús muestra otro camino: la felicidad del Reino del Dios, que el mundo no puede entender, y que odia y rechaza. El cristiano, en medio de las tentaciones que le ofrece la “vida fácil”, sabe que el camino es el del amor que Cristo nos ha mostrado en la cruz, el camino de la fidelidad al Padre. Sabemos que en medio de las dificultades no podemos desanimarnos. Si buscamos de verdad al Señor, alegrémonos y saltemos de gozo (cf. Lc 6,23).
* Rev. D. Enric RIBAS i Baciana (Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Pensamiento del día
 
«La Misericordia quiere que seas misericordioso,
la Justicia desea que seas justo,
pues el Creador quiere verse reflejado en su criatura,
y Dios quiere ver reproducida su imagen
en el espejo del corazón humano»
(SAN LEÓN MAGNO)
-Papa en 440-
 
Predicación del Evangelio:
Tomar en serio a los pobres
Acostumbrados a escuchar las «bienaventuranzas» tal como aparecen en el evangelio de Mateo, se nos hace duro a los cristianos de los países ricos leer el texto que nos ofrece Lucas. Al parecer, este evangelista y no pocos de sus lectores– pertenecía a una clase acomodada. Sin embargo, lejos de suavizar el mensaje de Jesús, Lucas lo presenta de manera más provocativa.
 
Junto a las «bienaventuranzas» a los pobres, el evangelista recuerda las «malaventuranzas» a los ricos: «Dichosos los pobres... los que ahora tenéis hambre... los que ahora lloráis». Pero, «ay de vosotros, los ricos... los que ahora estáis saciados... los que ahora reís». El Evangelio no puede ser escuchado de igual manera por todos. Mientras para los pobres es una Buena Noticia que los invita a la esperanza, para los ricos es una amenaza que los llama a la conversión. ¿Cómo escuchar este mensaje en nuestras comunidades cristianas?
 
Antes que nada, Jesús nos pone a todos ante la realidad más sangrante que hay en el mundo, la que más le hace sufrir, la que más llega al corazón de Dios, la que está más presente ante sus ojos. Una realidad que, desde los países ricos, tratamos de ignorar, encubriendo de mil maneras la injusticia más cruel, de la que en buena parte somos cómplices nosotros.
 
¿Queremos continuar alimentando el autoengaño o abrir los ojos a la realidad de los pobres? ¿Tenemos voluntad de verdad? ¿Tomaremos alguna vez en serio a esa inmensa mayoría de los que viven desnutridos y sin dignidad, los que no tienen voz ni poder, los que no cuentan para nuestra marcha hacia el bienestar?
 
Los cristianos no hemos descubierto todavía la importancia que pueden tener los pobres en la historia del cristianismo. Ellos nos dan más luz que nadie para vernos en nuestra propia verdad, sacuden nuestra conciencia y nos invitan a la conversión. Ellos nos pueden ayudar a configurar la Iglesia del futuro de manera más evangélica. Nos pueden hacer más humanos: más capaces de austeridad, solidaridad y generosidad.
 
El abismo que separa a ricos y pobres sigue creciendo de manera imparable. En el futuro será cada vez más difícil presentarnos ante el mundo como Iglesia de Jesús ignorando a los más débiles e indefensos de la Tierra. O tomamos en serio a los pobres o nos olvidamos del Evangelio. En los países ricos nos resultará cada vez más difícil escuchar la advertencia de Jesús: «No podéis servir a Dios y al Dinero». Se nos hará insoportable.
.
(Padre José Antonio Pagola  - Imagen: Siervas de María de las Antillas)

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Villa Fontana, Provincia de Córdoba, toda la familia da gracias a Dios y a la Santísima Virgen por el cumpleaños número 21 de Alma, que ha sido el pasado día 10 de Febrero (pegadito a la Virgen de Lourdes).
 
💕 Desde Buenos Aires, Argentina, dan gracias a Dios por Susana W. (Tía Susy), que, con 82 años de edad, se está recuperando de una operación de cadera luego de una caída.
 
💕 Desde Buenos Aires, Argentina, Cecilia Claudia B., pide que elevemos una plegaria de acción de gracias a Dios por su salud y la de su familia, y por poder seguir trabajando.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditación del P. Santiago Martín
Cristo sorprendió a sus contemporáneos con aquel sermón conocido como el de la montaña, en el que proclamó las bienaventuranzas. Ese mensaje sigue siendo hoy igual de sorprendente y, aparentemente, contradictorio. ¿Cómo voy a considerarme dichoso si paso hambre, si lloro o si soy perseguido? Lógicamente, no se trata de una invitación al masoquismo, como si la felicidad estuviera ligada a las desgracias. Se trata de una visión diferente de la vida y de los valores a los que damos importancia. Las bienaventuranzas se entienden desde el amor, porque son manifestaciones del amor.
Serían algo semejante a esto: “Dichoso tú que has dado limosna para que otros tuvieran algo de comer o con qué vestir. Dios te lo va a recompensar en el cielo y vas a encontrar una alegría y una paz inmensa en la tierra”. “Dichoso tú, que ahora estás aguantando las burlas de los que te rodean porque tienes principios morales y no quieres renunciar a ellos. Llegará un día en que te darás cuenta de que elegiste el camino correcto, mientras ves cómo lo pasan mal, víctimas de sus excesos, los que ahora se ríen de ti”. “Dichoso tú, si te critican por ser mi discípulo e incluso si por ese motivo pierdes algún buen negocio. No te quepa duda de que Dios te lo pagará con creces, tanto en el cielo como en la tierra”. En definitiva, lo que el Señor nos dice es esto: “Dichoso tú cuando amas, cuando compartes, cuando perdonas, cuando eres fiel a tu conciencia. Dichoso tú porque estás invirtiendo en alegría y en felicidad, tanto en la tierra como en el cielo. Y esta alegría no te la quitará nadie”.
Propósito: Analizar el propio comportamiento a la luz de cada una de las bienaventuranzas. ¿Doy limosna? ¿Acompaño al solitario y al que sufre? ¿Doy la cara por Cristo? ¿Trabajo por la paz?
(Padre Santiago Martín)
 
Un año con María
Febrero 16. Conocer al Señor
Muchos hemos perdido la unción que el Señor nos ha dado en nuestro bautismo, esa frescura del aceite que nos recuerda que somos presencia de Dios; incluso nos pasa a los sacerdotes, que también somos ungidos con el aceite del óleo santo. Y por el andar de la vida, de vivir con ese aceite fresco hemos caído en un aceite frito y quemado.
Muchos estamos atados a culpas y pecados, pero Dios sigue hablándonos desde el corazón. Muchas veces queremos conducir a Dios, pero somos nosotros los que estamos perdidos. Damos de comer a muchos desde la Palabra de Dios, pero somos nosotros los que nos estamos muriendo de hambre espiritual. Leemos la palabra de Dios para ver qué le dice al pueblo pero no para ver qué te dice Dios a ti o a mí.
Hoy Jesús te invita a redireccionar y cambiar de vida, para ello te invita a hacer carne su palabra, y tener una relación con Él para buscarlo y llenarte de Él. María fue esclava por amor y libre en total decisión, no seas esclavo de tu error y preso de tu aflicción.
(Padre Luis Zazano)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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