PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5514 ~ Jueves 14 de Diciembre de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
María, tú fuiste agradecida al don que recibiste: la vida; la vida de tu
Hijo, tu vida.
María, tú me ayudas a luchar por la vida, a considerar la vida como un
gran don que Dios nos hace.
María, tu ejemplo me ayuda a llevar adelante el plan que Dios tiene sobre
mí.
María, tú viviste con alegría: “Alégrate, llena de gracia” te decía el
ángel al revelarte que habías sido elegida para ser la madre del Salvador.
Maria, desearía tener ante la vida la misma actitud que Tú tuviste, para
poder vivirla con alegría y en plenitud.
Ayúdame a ser siempre agradecido al don de Dios para poder servir a los
demás con generosidad. Que mi corazón esté abierto y sea sensible a las
necesidades de los que sufren y de los que me necesitan, para que el testimonio
de mi vida los ayude a vivir en plenitud y con alegría.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 41,13-20
♡ Salmo: Sal 144, 1 y 9. 10-11. 12-13ab
♡ Santo Evangelio: Mt 11,11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido
entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más
pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el
Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos
lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan
profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que
tenga oídos, que oiga».
♡ Comentario:
Hoy, el Evangelio nos habla de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías,
aquel que ha venido a preparar los caminos del Señor. También a nosotros nos
acompañará desde hoy hasta el día dieciséis, día en el que acaba la primera
parte del Adviento.
Juan es un hombre firme, que sabe lo que cuestan las cosas, es consciente
de que hay que luchar para mejorar y para ser santo, y por eso Jesús exclama:
«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre
violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mt 11,12). Los “violentos” son los
que se hacen violencia a sí mismos: —¿Me esfuerzo para creerme que el Señor me
ama? ¿Me sacrifico para ser “pequeño”? ¿Me esfuerzo para ser consciente y vivir
como un hijo del Padre?
Santa Teresita de Lisieux se refiere también a estas palabras de Jesús
diciendo algo que nos puede ayudar en nuestra conversación personal e íntima
con Jesús: «Eres tú, ¡oh Pobreza!, mi primer sacrificio, te acompañaré hasta
que me muera. Sé que el atleta, una vez en el estadio, se desprende de todo
para correr. ¡Saboread, mundanos, vuestra angustia y pena, y los frutos amargos
de vuestra vanidad; yo, feliz, obtendré de la pobreza las palmas del triunfo».
—Y yo, ¿por qué me quejo enseguida cuando noto que me falta alguna cosa que
considero necesaria? ¡Ojalá que en todos los aspectos de mi vida lo viera todo
tan claro como la Doctora!
De un modo enigmático Jesús nos dice también hoy: «Juan es Elías (...). El
que tenga oídos que oiga» (Mt 11,14-15). ¿Qué quiere decir? Quiere aclararnos
que Juan era verdaderamente su precursor, el que llevó a término la misma
misión que Elías, conforme a la creencia que existía en aquel entonces de que
el profeta Elías tenía que volver antes que el Mesías.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)
Santoral Católico: San Juan de la Cruz Nació en Fontiveros,
provincia de Avila (España), hacia el año 1542 en el seno de una familia
humilde. En su juventud sirvió a los enfermos en el hospital de Medina del
Campo a la vez que estudiaba en el colegio de los jesuitas. En 1563 ingresó en
la Orden del Carmen. Completó su formación en la Universidad de Salamanca y, ya
sacerdote, se sintió atraído por los cartujos, pero, tras un encuentro casual
con santa Teresa de Jesús, fue el primero de los frailes carmelitas que a
partir de 1568 se declaró a favor de su reforma, por la que soportó
innumerables sufrimientos y trabajos. Fue apóstol, a la vez que contemplativo,
en particular de la pasión de Cristo, y escritor. Sus poesías son una cumbre
literaria, y es un clásico de la mística. Como atestiguan sus escritos,
ascendió a través de la noche oscura del alma al monte Carmelo, monte de Dios,
buscando una vida escondida en Cristo y dejándose quemar por la llama viva del
amor de Dios. Murió en Úbeda (Jaén) el 14 de diciembre de 1591.
Oración: Dios, Padre
nuestro, que hiciste a tu presbítero san Juan de la Cruz modelo perfecto de
negación de sí mismo y de amor a la cruz, ayúdanos a imitar su vida en la
tierra para llegar a gozar de tu gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Pensamientos de San Juan de la Cruz «Bienaventurado el que,
dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para
hacerlas.»
💕«El
alma que venza la potencia del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni
podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad.»
💕«Nunca te quieras satisfacer en lo que entiendes de
Dios, sino en lo que no entendieres de él; y nunca pares en amar y deleitarte
en eso que entendieres o sintieres de Dios, sino ama y deléitate en lo que no
puedes entender ni sentir de él.»
Tema del día: Por las almas del
Purgatorio El ex decano de la
Escuela de Teología de la Universidad de Seton Hall (Estados Unidos), John
Grondelski, enumeró una lista de actividades que los fieles pueden realizar
para ayudar a las almas del purgatorio todo el año y no solamente en el mes de
noviembre.
Esta devoción debería
mantenerse a través del año, por ello, el ex decano señaló 7 sugerencias para
recordar a las almas del purgatorio luego de finalizar noviembre.
1. Orar por los
muertos
Grondelski animó a los
fieles a agregar alguna oración por las personas que han partido y alentó a
enseñar a los hijos a rezar por las almas de los fallecidos. Además, instó a
rezar el Rosario o la Coronilla de la Divina Misericordia por los difuntos.
2. Ofrecer Misas
“No hay mejor oración
que podamos hacer por los muertos que la Santa Misa. ¿Cuándo fue la última vez
que organizó una Misa para alguien? ¿Padres? ¿Abuelos? ¿Parientes?”, preguntó. El
ex decano aconsejó participar de Misa “al menos un día laborable cada semana y
ofrézcala por los difuntos”.
3. Ir a un
cementerio
Grondelski indicó que
los cementerios católicos “también son lugares religiosos, son parte de la
Iglesia” y recordó que incluso se conceden indulgencias plenarias bajo “las
condiciones habituales (confesión, comunión, oración por el Papa) para quienes
visitan un cementerio”. “Visitar un cementerio es una excelente oportunidad
para ayudar a los fieles fallecidos durante todo el año. ¿Cuándo fue la última
vez que visitó las tumbas de sus familiares?”, agregó.
4. Meditar sobre
la muerte
“¡La espiritualidad
católica nos ha instado durante mucho tiempo al Memento Mori! (Recuerda que
morirás). Es el momento decisivo de tu vida. Los autores católicos han abordado
este tema durante mucho tiempo”, recordó. El autor animó a leer literatura
católica sobre este tema como “Consoling Thoughts on Sickness and Death”
(Pensamientos consoladores sobre la enfermedad y la muerte) de San Francisco de
Sales o “Preparación para la muerte” de San Alfonso María de Ligorio.
5. Hacer un
testamento
Grondelski señaló que un
testamento muestra cómo se distribuirá las cosas que se deja en el mundo luego
de la muerte, y resaltó que es una oportunidad “para hacer una declaración de
fe”, por ejemplo, indicar que “dará limosna para otros o pedir la celebración
de Misas para uno mismo después de la muerte”.
6. Visitar a
personas que han perdido a alguien cercano
“Todos pensamos en los
que quedan cuando alguien muere. Pero nunca nos sentimos cómodos hablando con
ellos. A medida que pasa el tiempo, también nos olvidamos de ellos”, señaló el
autor. El ex decano indicó que, por la pandemia de COVID-19, es probable que
“conozcas a alguien que ha estado en duelo”, por lo que, animó a dar una
llamada, llevarlos a cenar, y remarcó que, si es un niño, este acto puede
lograr llenar “algo del vacío” que dejaron los padres.
7. Asistir a un
velorio
“Es el momento de
‘presentar respetos’, consolar a los afligidos, pero, especialmente, de orar
por los muertos. ¿Viene normalmente su párroco a un velorio? Si no, invítalo.
Si todavía no lo hace, aún puede dirigir el Rosario o la Coronilla de la Divina
Misericordia”, concluyó.
.
(Tomado de Aciprensa )
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Cualquier persona medianamente interesada por el resto de sus semejantes,
se ha planteado en más de una ocasión esta pregunta: ¿Qué puedo hacer para
mejorar el mundo? En la actualidad, raro es el día en que las noticias no
incitan a cuestionarse el propio comportamiento: ¿Cómo puedo seguir llevando
este estilo de vida cuando la gente está muriendo de hambre en Somalia, cuando
la guerra azota a Ucrania o a Medio Oriente, cuando los habitantes de un país
se matan entre sí, cuando el color de la piel o la carencia de pasaporte es un
estigma que conduce a la muerte, cuando...?
Y la respuesta no suele ser otra que una desconsoladora confesión de
impotencia. ¿Qué voy a hacer yo frente a problemas de tales dimensiones? Por
eso razonamos de la siguiente manera: no estoy en condiciones de arreglar nada.
¡Falaz razonamiento! Aunque cueste creerlo, hay que contestar que SÍ. No se me
pide que logre detener todas las guerras, sólo que siembre un poco de amor a mi
alrededor; no se me exige que calme la necesidad de todos los hambrientos, tan
sólo que destine una buena parte de mis ahorros a quienes los necesiten; nadie
me obliga a consolar a los millones de seres que necesitan apoyo, únicamente se
me pide que sea un poco de alivio para cuantos están cerca de mí. Nada más se
me puede exigir, y tampoco nada menos. Y con estas acciones conseguiremos hacer
recapacitar a los que nos contemplan y quizá cunda el ejemplo...
Recordando al Padre Natalio El monje y el turista
El sentido de nuestra vida no cabe en el corto
espacio que media entre la cuna y la tumba. Hay que buscarlo más allá. El
Eclesiastés, con su tono sombrío, señala que las cosas de este mundo son
"poca cosa", pura vanidad. No bastan para hacernos felices. No basta
toda la prosperidad del mundo para colmar las ansias eternas del corazón del
hombre.
Un turista se encontró con un monje en
meditación y quedó impresionado por la felicidad y la paz que le inspiraba. El
turista se le acercó y le preguntó: —¿Cómo es que Ud. que ha renunciado a todo
en el mundo, está en paz y vive feliz como si lo tuviera todo? ¿En qué se basa
su capacidad de renuncia? El monje se sonrió y dijo: —También yo me asombro de
la capacidad de renuncia de los hombres del mundo. Pues yo sólo renuncio a
cosas perecederas a cambio de tesoros de valor infinito, mientras que ellos renuncian
a lo infinito por banalidades y cosas perecederas.
Triste suerte la de quien sólo trabaja para vivir,
pero no sabe para qué vive. Triste suerte la de aquel que ha hecho del
"tener y retener" el objetivo de su vida. Dichoso, en cambio, el que,
mientras gana su pan o acrecienta su fortuna, sabe hacer del trabajo una
ocasión de servicio al prójimo y de cooperación con el proyecto de Dios. La Palabra
del Señor te ilumine.
(P. Natalio)
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