PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5128 ~ Martes 18 de Octubre de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Para comprender el amor y la generosidad de Dios, veamos esta breve
historia:
Un carpintero se puso un día a construir una escalera de caracol para
llegar al cielo. Pasó un vecino y le dijo: —Si me regalas unos peldaños, a mí
me servirán mucho y a ti no te dañará. El trabajador se rascó la cabeza y se
los dio. El vecino agradeció y se fue silbando. El obrero siguió su trabajo.
Pasó una pobre mujer y le pidió un poco de madera ya que una pared de su casa
dejaba colar el viento. El carpintero accedió. La mujer se fue sonriendo. Y así
vinieron muchos más y el trabajador seguía dando. El invierno era duro, la
miseria grande y el carpintero regalaba peldaños, aún para usarlos de leña. Y
decía a su esposa: —No comprendo, mujer. Mi escalera es cada vez más chica...
¡Pero, subo por ella al cielo! Ella le replicó: —¿Acaso no ves que por tu
generosidad el cielo está más cerca de la tierra?
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: 2Tim 4,9-17a
♡ Salmo: Sal 144
♡ Santo Evangelio: Lc 10,1-9
En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de
dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la
mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio
de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en
el camino.
»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere
allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a
vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan,
porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en
que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya
en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».
♡ Comentario:
Hoy, en la fiesta de san Lucas —el Evangelista de la mansedumbre de
Cristo—, la Iglesia proclama este Evangelio en el que se presentan las
características centrales del apóstol de Cristo.
El apóstol es, en primer lugar, el que ha sido llamado por el Señor,
designado por Él mismo, con vistas a ser enviado en su nombre: ¡es Jesús quien
llama a quien quiere para confiarle una misión concreta! «El Señor designó a
otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las
ciudades y sitios a donde él había de ir» (Lc 10,1).
El apóstol, pues, por haber sido llamado por el Señor, es, además, aquel
que depende totalmente de Él. «No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no
saludéis a nadie en el camino» (Lc 10,4). Esta prohibición de Jesús a sus
discípulos indica, sobre todo, que ellos han de dejar en sus manos aquello que
es más esencial para vivir: el Señor, que viste los lirios de los campos y da
alimento a los pájaros, quiere que su discípulo busque, en primer lugar, el
Reino del cielo y no, en cambio, «qué comer ni qué beber, y [que] no estéis
inquietos. [Porque] por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya
sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso» (Lc 12,29-30).
El apóstol es, además, quien prepara el camino del Señor, anunciando su
paz, curando a los enfermos y manifestando, así, la venida del Reino. La tarea
del apóstol es, pues, central en y para la vida de la Iglesia, porque de ella
depende la futura acogida al Maestro entre los hombres.
El mejor testimonio que nos puede ofrecer la fiesta de un Evangelista, de
uno que ha narrado el anuncio de la Buena Nueva, es el de hacernos más
conscientes de la dimensión apostólico-evangelizadora de nuestra vida
cristiana.
* Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria
de Poblet, Tarragona, España)
Santoral Católico: San LucasEvangelista Originario de Antioquía
de Siria y nacido de familia pagana, se convirtió a la fe y acompañó al apóstol
San Pablo, de cuya predicación es reflejo el Evangelio que escribió, a partir
del segundo viaje del Apóstol, quien le llama «mi querido médico». Nos
transmitió en otro libro, denominado Hechos de los Apóstoles, los primeros
pasos de la vida de la Iglesia desde la Ascensión del Señor hasta la prisión de
Pablo en Roma. Tras el martirio de Pablo, dejó la ciudad eterna, perdiéndose sus
huellas. Es patrono de los médicos (junto con San Cosme y San Damián) y también
de los pintores porque, aparte la leyenda según la cual habría pintado la
imagen o icono de María, es el evangelista que mejor ha trazado la fisonomía de
la Virgen. El evangelio de Lucas es el evangelio del rostro misericordioso del
Padre, el de Jesús amigo de los pecadores, el de la preferencia de Dios por los
pobres, el de la comunión y el universalismo cristiano.
Oración: Señor y Dios
nuestro, que elegiste a san Lucas para que nos revelara, con su predicación y
sus escritos, tu amor a los pobres, concede, a cuantos se glorían en Cristo,
vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a
la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Pensamiento del día “La diferencia entre las personas felices y las
personas tristes no es la ausencia de problemas, sino la actitud con que los
enfrentan. Levanta tu mirada al cielo y confía a Dios tus angustias, tienes al
Creador del universo de tu lado”.
(Píldoras de Fe)
Historias: Las manos del abuelo ¡Nunca volveré a ver mis manos de la misma manera!
El abuelo, con noventa y tantos años, sentado
débilmente en la banca del patio, no se movía, solo estaba sentado cabizbajo
mirando sus manos. Cuando me senté a su lado no se dio por enterado y cuanto
más tiempo pasaba, me pregunté si estaba bien. Finalmente, no queriendo
realmente estorbarle sino verificar que estuviese bien, le pregunté cómo se
sentía.
Levantó su cabeza, me miró y sonrió. "Sí,
estoy bien, gracias por preguntar", dijo en una fuerte y clara voz.
"No quise molestarte, abuelo, pero estabas
sentado aquí simplemente mirando tus manos y quise estar seguro de que
estuvieses bien", le expliqué.
"¿Te has mirado alguna vez tus manos?"
preguntó. "Quiero decir, ¿realmente has mirado tus manos?"
Lentamente abrí mis manos y me quedé contemplándolas.
Las volteé, palmas hacia arriba y luego hacia abajo. No, creo que realmente
nunca las había observado mientras intentaba averiguar qué quería decirme. El
abuelo sonrió y me contó esta historia:
"Detente y piensa por un momento en tus
manos, cómo te han servido bien a través de los años. Estas manos, aunque
arrugadas, secas y débiles han sido las herramientas que he usado toda mi vida
para alcanzar, agarrar y abrazar la vida.
Ellas pusieron comida en mi boca y ropa en mi
cuerpo. Cuando niño, mi madre me enseñó a plegarlas en oración. Ellas ataron
los cordones de mis zapatos y me ayudaron a ponerme mis botas. Han estado
sucias, raspadas y ásperas, hinchadas y dobladas. Se mostraron torpes cuando
intenté sostener a mi recién nacido hijo. Decoradas con mi anillo de bodas, le
mostraron al mundo que estaba casado y que amaba a alguien especial.
Ellas temblaron cuando enterré a mis padres y
esposa y cuando caminé por el pasillo con mi hija en su boda. Han cubierto mi
rostro, peinado mi cabello y lavado y limpiado el resto de mi cuerpo. Han
estado pegajosas y húmedas, dobladas y quebradas, secas y cortadas. Y hasta el
día de hoy, cuando casi nada más en mí sigue trabajando bien, estas manos me
ayudan a levantarme y a sentarme, y se siguen plegando para orar.
Estas manos son la marca de dónde he estado y la
rudeza de mi vida. Pero más importante aún, es que son ellas las que Dios
tomará en las Suyas cuando me lleve a casa. Y con mis manos, Él me levantará
para estar a Su lado y allí utilizaré estas manos para tocar el rostro de
Cristo".
Nunca volveré a mirar mis manos de la misma
manera. Pero recuerdo que Dios estiró las Suyas y tomó las de mi abuelo y se lo
llevó a casa.
Cuando mis manos están heridas o dolidas, pienso
en el abuelo. Sé que él ha recibido palmaditas y abrazos de las manos de Dios.
Yo también quiero tocar el rostro de Dios y sentir Sus manos en el mío.
Nuestras manos son una genuina bendición, de
hecho, basta imaginarnos el vernos privados de ellas o su uso para darnos
cuenta de cuán importantes son. Otra cosa que la historia de hoy me hizo pensar
fue lo que hacemos con esas manos en cuanto a nuestras relaciones con los
demás: ¿las usaremos para abrazar y expresar cariño y afecto o las esgrimiremos
para exhibir ira y rechazo? Ojalá que el pensamiento de hoy nos ayude a escoger
con sabiduría. Que el Señor te bendiga, amigo lector.
(Web católico de Javier)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Los cristianos somos seguidores de Cristo, imitadores suyos. Pero muchas
veces no imitamos al Señor, sino que obramos en forma diametralmente opuesta a
lo que obraría el Señor. Si no a qué se debe que busquemos con tanta fiebre el
dinero y los bienes materiales, y que nos preocupemos tanto por el qué dirán.
Jesús no obró así, y nos dijo que buscáramos primero el Reino de Dios, pues
todo lo demás nos vendría como añadidura. En cambio nosotros a veces buscamos
la añadidura primero, y no pocas veces nos olvidamos del Reino de Dios, de
anunciarlo.
Si el mundo está como está, es en gran parte porque los cristianos hemos
venido a menos, no tanto en número, sino más bien en fervor, en convicción;
porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos.
Es tiempo de despertar de este sueño en que nos tiene como narcotizados el
demonio a través del materialismo que es como su encarnación. Tenemos que
comprender de una vez por todas que las cosas materiales no nos pueden hacer
felices, porque no estamos hechos para la Tierra, sino para el Cielo, y la
tierra es un lugar de exilio y de paso, preparación y antesala del Cielo.
Si hacemos así, entonces poco a poco irá cambiando el ambiente donde nos
movemos, al menos en nuestra familia, porque los demás, al ver nuestra
coherencia de vida, y que no seguimos a la mayoría, también se convertirán y se
entusiasmarán por la vida cristiana, que siempre es diferente a la vida
mundana. Si así no lo fuera, entonces no es vida cristiana la que llevamos.
Un minuto para volar Octubre 18
Jesús dio su sangre en la cruz por ese niño que está
creciendo dentro de su madre. Aunque tenga un minuto de vida, Jesús es su
salvador. Porque el Señor no dio su sangre solamente por los adultos bien
formados, por los que tienen un cuerpo bien desarrollado, por los que pueden
expresarse correctamente o por los que tiene poder. Jesús dio la sangre por
todos nosotros, también por cada embrión que ha sido engendrado, por más
pequeño y frágil que sea. Jesús resucitó para ese niño que todavía no ha
nacido. Resucitó para llenarlo de su amor y de su fuerza, para penetrar en él
con toda su luz, para regalarle su amistad. No olvides que lo mismo lo hizo por
ti.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Pensamiento del día
Historias:
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Un minuto para volar
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA♡AMDG.
FELIPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.