PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 5960 ~ Domingo 20 de Abril de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
‘Evangelio’ significa Buena Noticia. Hoy se nos da la mejor de las
noticias: Cristo ha resucitado. Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe
sería vana, descansaría en el vacío y en la muerte. Pero Cristo resucitó y
nuestra fe se acrecienta en la esperanza de que nosotros también un día podemos
resucitar y entrar en la vida definitiva. Proclamar la Resurrección es anunciar
que la muerte está vencida, que la muerte no es el final.
Por eso se enciende el cirio pascual en la liturgia: para recordarnos que
Cristo está vivo entre nosotros. En verdad, como decía san Pablo, si Cristo no
hubiera resucitado seríamos “los más miserables de los hombres”. Es el día de
reavivar el compromiso bautismal para estar más unidos a Cristo, como se hacía
anoche en la Vigilia. Hoy saludamos con alegría a la Virgen María, que fue la
que más se alegró en ese día. Y le pedimos que nos ayude a que vivamos en
nuestro corazón el misterio de esta alegría, para que podamos dar testimonio en
nuestro trabajo de cada día del amor y la esperanza que Cristo resucitado nos
da en nuestro caminar.
¡El Señor vive! ¡Ha resucitado como lo había dicho! Esta alborada, es el
sol más brillante del año, el amanecer con más futuro para el hombre, la
noticia que ningún medio de comunicación social tendría que dejar de señalar en
primera página: ¡Hoy el hombre, por fin, tiene solución! ¡Cristo ha resucitado!
La Palabra de Dios Lecturas del día(DOMINGO DE PASCUA – Misa del día) ♡ Primera Lectura: Hch 10,34a.37-43
♡ Salmo: Sal 117
♡ Segunda Lectura: Col 3,1-4
♡ Santo Evangelio: Jn 20,1-9
El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro
cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a
correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería
y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han
puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían
los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro,
y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no
entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las
vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas,
sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el
que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no
habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los
muertos.
♡ Comentario:
Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la
Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe
cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en
quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo
llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado,
a la tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica
vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté
triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta
plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación»
(Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús está
vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque ha
resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo
experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío
en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes
señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro
discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8).
Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar
y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la
nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente
con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba
por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros.
Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que
su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos
recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y
anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos
esperanzados de su Resurrección.
* Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España) ©
Textos de Evangeli.net
Palabras de San Juan Pablo II «¡Tú, Señor, resucitado y vivoeres la esperanza siempre nuevade la Iglesia y de la humanidad;tú eres entre nosotros la esperanza de la gloria!»
Predicación del Evangelio: Las cicatrices del resucitado «Vosotros lo matasteis, pero Dios lo resucitó». Esto es lo que predican
con fe los discípulos de Jesús por las calles de Jerusalén a los pocos días de
su ejecución. Para ellos, la resurrección es la respuesta de Dios a la acción
injusta y criminal de quienes han querido callar para siempre su voz y anular
de raíz su proyecto de un mundo más justo.
No lo hemos de olvidar. En el corazón de nuestra fe hay un Crucificado al
que Dios le ha dado la razón. En el centro mismo de la Iglesia hay una víctima
a la que Dios ha hecho justicia. Una vida «crucificada», pero vivida con el
espíritu de Jesús, no terminará en fracaso, sino en resurrección.
Esto cambia totalmente el sentido de nuestros esfuerzos, penas, trabajos
y sufrimientos por un mundo más humano y una vida más dichosa para todos. Vivir
pensando en los que sufren, estar cerca de los más desvalidos, echar una mano a
los indefensos… seguir los pasos de Jesús, no es algo absurdo. Es caminar hacia
el Misterio de un Dios, que resucitará para siempre nuestras vidas.
Los pequeños abusos que podamos padecer, las injusticias, rechazos o
incomprensiones que podamos sufrir, son heridas que un día cicatrizarán para
siempre. Hemos de aprender a mirar con más fe las cicatrices del Resucitado.
Así serán un día nuestras heridas de hoy. Cicatrices curadas por Dios para
siempre.
Esta fe nos sostiene por dentro y nos hace más fuertes para seguir
corriendo riesgos. Poco a poco hemos de ir aprendiendo a no quejarnos tanto, a
no vivir siempre lamentándonos del mal que hay en el mundo y en la Iglesia, a
no sentirnos siempre víctimas de los demás. ¿Por qué no podemos vivir como
Jesús, diciendo: «Nadie me quita la vida, sino que soy yo quien la doy»?
Seguir al Crucificado hasta compartir con él la resurrección es, en
definitiva, aprender a «dar la vida», el tiempo, nuestras fuerzas y, tal vez,
nuestra salud por amor. No nos faltarán heridas, cansancio y fatigas. Una
esperanza nos sostiene: un día, «Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos, y
no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque todo este
mundo viejo habrá pasado».
(P. José Antonio Pagola - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde "Pequeñas Semillitas" agradecemos a Jesús, a la Virgen de Lourdes, a San José y a San Juan Pablo II, por la paulatina normalización de los envíos de este boletín a través de correos electrónicos, luego de un corte brusco que tuvimos en esos servicios, por razones ajenas a nuestra buena voluntad.
💕 Desde San Luis, Argentina, Claudia Cecilia B. agradece a Dios por su salud, luego de haber pasado por una situación peligrosa por un pico de hipertensión arterial que lograron estabilizar en el hospital.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditación del Padre Santiago Martín Creer en el amor, eso es lo más importante que tenemos que hacer en la
vida. Creer no sólo en que Dios existe, sino en que es amor para nosotros y en
que lo es siempre, también cuando las cosas no salen como a nosotros nos parece
que sería lo mejor. Pero, además, creer en el amor significa optar por el amor
como forma de vivir, de solucionar los problemas sociales, de defender incluso
nuestros legítimos derechos. creer en el amor implica no creer en la guerra, en
la violencia, en la lucha de clases, en el odio.
Pero, ¿cómo es posible creer en el amor de Dios y en la fuerza
constructiva del amor después de la muerte de Cristo en la cruz? La derrota del
Viernes Santo fue -aparentemente al menos- la derrota del amor. ¿Quién se
atrevería a seguir al Crucificado sabiendo que necesariamente iba a acabar como
Él?
Por eso es decisiva la resurrección. Sin ella, no sólo no habría existido
el cristianismo, sino que el mundo de las ideologías habría perdido todo
carácter utópico, soñador, para abismarse en lo práctico, en lo políticamente
posible, en el ojo por ojo y diente por diente o en el voy a dar más fuerte que
mi enemigo para que no me dé él a mí.
Se puede creer en el amor -en el de Dios y en la utilidad del amor como
método de acción social- porque Cristo resucitó. La lección es muy sencilla: el
amor pierde siempre mil batallas, pero termina por ganar la guerra. O bien:
Dios te ama, aunque en muchas ocasiones tú no entiendas su amor e incluso te
parezca que está sordo a tus gemidos y te ha abandonado.
Propósito: Creer en el amor de Dios, incluso en medio de los problemas.
Rechazar el odio y la violencia como método para solucionar las dificultades.
Dar gracias a Dios por haber resucitado.
Un año con María Abril 20: Estancamiento
Cuando uno se estanca en las emociones es cuando uno
mismo se deprime. Claro que hay en la vida momentos de luto, pero no puedes
vivir llorando, porque te estancas y puedes terminar muriéndote en un dolor.
Dios te invita a batallar, a asumir que con Él todo
se puede regenerar. ¡Mira cuántos “no” soportaron María y José! Abraham lloró
ante la muerte de Sara; el mismo Jesús lloró ante la muerte de Lázaro... Cuando
uno se estanca en la angustia y el emocionalismo reina, es cuando sigues
oliendo a humo de fuego que ya pasó.
No dejes que nadie te estanque en el dolor y en las
lágrimas, los lamentos son momentáneos pero la resiliencia es constante.
(PADRE LUIS ZAZANO)
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Predicación del Evangelio:
Agradecimientos
Meditación del Padre Santiago Martín
Un año con María
FELIPE
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