PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 5910 ~ Domingo 23 de Febrero de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El domingo pasado Jesús nos daba las bienaventuranzas como programa para
nuestra vida de discípulos de nuestro Maestro Jesús. Esto era como la primera y
fundamental condición, todos necesitamos ser felices para vivir una vida
agradable a pesar de las dificultades. Hoy Jesús nos da como segunda lección,
una difícil de seguir pero necesaria y obligatoria, el perdón de nuestros
enemigos como ha hecho nuestro Maestro Jesús con nosotros, pues dice San Pablo
aun siendo enemigos por el pecado Él dio su vida por nosotros, para que pudiéramos
compartir la filiación divina siendo hermanos con Él y entre nosotros.
Ahora mismo el mundo entero está enfocado en lo que el presidente de los
Estados Unidos hará con los millones de inmigrantes indocumentados en América.
¿Comenzará deportaciones masivas o limitará extradiciones a aquellos
indocumentados que han cometidos crimines? En este evangelio Jesús se dirige a
individuos, no a gobiernos. Sin embargo, se puede decir que deportar a millones
de personas reflejaría una postura de odio y desdén, no de amor. Hemos de tratar a todos, incluso a los
inmigrantes indocumentados, con el amor divino.
La Palabra de Dios Lecturas del día(Domingo VII del Tiempo Ordinario, ciclo C) ♡ Primera Lectura: 1 Samuel 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23
♡ Salmo: Sal 102
♡ Segunda Lectura: 1 Corintios 15, 45-49
♡ Santo Evangelio: Lc 6,27-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me
escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a
los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una
mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues
la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.
Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si
amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a
los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito
tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de
quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a
los pecadores para recibir lo correspondiente.
»Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar
nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo,
porque Él es bueno con los ingratos y los perversos. Sed compasivos, como
vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no
seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida
buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en vuestro regazo. Porque con la
medida con que midáis se os medirá».
♡ Comentario:
Hoy escuchamos unas palabras del Señor que nos invitan a vivir la caridad
con plenitud, como Él lo hizo («Padre, perdónales porque no saben lo que
hacen»: Lc 23,34). Éste ha sido el estilo de nuestros hermanos que nos han
precedido en la gloria del cielo, el estilo de los santos. Han procurado vivir
la caridad con la perfección del amor, siguiendo el consejo de Jesucristo: «Sed
perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).
La caridad nos lleva a amar, en primer lugar, a quienes nos aman, ya que
no es posible vivir en plenitud lo que leemos en el Evangelio si no amamos de
verdad a nuestros hermanos, a quienes tenemos al lado. Pero, acto seguido, el
nuevo mandamiento de Cristo nos hace ascender en la perfección de la caridad, y
nos anima a abrir los brazos a todos los hombres, también a aquellos que no son
de los nuestros, o que nos quieren ofender o herir de cualquier manera. Jesús
nos pide un corazón como el suyo, como el del Padre: «Sed compasivos, como
vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36), que no tiene fronteras y recibe a todos,
que nos lleva a perdonar y a rezar por nuestros enemigos.
Ahora bien, como se afirma en el Catecismo de la Iglesia, «observar el
mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo
divino. Se trata de una participación vital y nacida del fondo del corazón, en
la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios». San John Henry
Newman escribía: «¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que
vaya. Inunda mi alma con tu espíritu y vida. Penetra en mi ser, y hazte amo tan
fuertemente de mí que mi vida sea irradiación de la tuya (...). Que cada alma,
con la que me encuentre, pueda sentir tu presencia en mí. Que no me vean a mí,
sino a Ti en mí».
Amaremos, perdonaremos, abrazaremos a los otros sólo si nuestro corazón es
engrandecido por el amor a Cristo.
* Rev. D. Josep Miquel BOMBARDÓ (Sabadell, Barcelona, España) © Textos de
Evangeli.net
Pensamientos del Santo Padre Pío «Casi todos vienen a mí para
que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe
a llevarla»
💕«No pierdas el ánimo si te
toca trabajar mucho y recoger poco... Si pensases cuanto le cuesta a Jesús una
sola alma, no te lamentarías por ello»
💕«Es verdad que mis oraciones
a Jesús son más dignas de castigo que de premio, porque he disgustado demasiado
a él con mis incontables pecados; pero, al final, Jesús se apiadará de mí»
Predicación del Evangelio: El mandamiento más difícil Estamos a las puertas de
la Cuaresma, la comenzaremos como se merece. En los sitios donde los carnavales
tienen arraigo popular, están ya preparados. Si las bienaventuranzas el domingo
pasado nos pusieron un poco la cara colorada al reconocer lo lejos que estamos
de cumplirlas, hoy y sin habernos recuperado todavía de la impresión, tenemos
otro trozo del evangelio de Lucas continuación del texto de domingo anterior,
que nos vuelve a poner las cosas en su sitio.
Jesús continúa el
discurso dirigido a los discípulos. Las instrucciones que les da son los
comportamientos y actitudes adecuadas hacia aquellos que desprecian a los que
le siguen. Esta instrucción de Jesús tiene un carácter de mandamiento. Y de
todos el que pone el primero es el amor a los enemigos. Quizá sea esta la
exigencia más dura de cumplir por parte de los discípulos; no es sólo la gran
novedad que apunta el mensaje de Jesús, sino su precepto más impopular y uno de
los más difíciles de llevar a efecto. Pero es que el genérico amad se
desarrolla o se concreta luego en otros tres imperativos: haced el bien a los
que os odian, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os injurian. O
sea que Jesús nos pide no que no respondamos al que nos hace el mal, sino que
le respondamos con el bien. De tejas
para abajo la respuesta normal es: no puede ser. No me puedes pedir esto.
La razón por la que Dios
nos pide esto, es clara, es porque en su trato con nosotros, nos trata así, lo
que nos está pidiendo es que nosotros tratemos a los demás como él nos trata.
Puesto que él es misericordioso con nosotros, él quiere que nosotros lo seamos
también con los demás, puesto que él nos ama sin merecerlo nosotros, a causa de
nuestros pecados, quiere que amemos incluso a aquellos que no se lo merecen, a
aquellos que nos hacen mal. Desde la lógica de Dios perfecto,
desde nuestro lógica no
puede ser, hay algo que no encaja.
El otro día en una misa
de niños, hablando de esto, les decía que recordaran en el grupo de sus amigos
de su clase, al niño que peor les caía, o al que no aguantaban, y que me
dijeran, se les era fácil prestarle alguna cosa si les pedía algo. En su
ingenuidad, rápidamente se lanzaron a decir nombres, y a reconocer lo difícil
que les resultaba.
Imaginaros que esa
pregunta me la hago a mí mismo, cristiano maduro y responsable. Con un corazón
más o menos cargado de experiencias concretas con personas concretas, si yo me
atrevo a hacerme la misma pregunta ¿qué respondería? ¿Qué vueltas le daría al
tema para convencerme de lo que hago? ¿Qué excusas me inventaría para
justificarme ante mí mismo y ante Dios?
El que este sea un
programa de difícil cumplimiento, no significa que haya que descartarlo como
imposible. Siempre será una meta y una referencia de aquello a lo que debemos
aspirar como discípulos de Jesús. Y en lo que a nosotros nos parece imposible,
tendremos que implorar la ayuda de Dios para ir dando pasos posibles y
necesarios en esta dirección. La eucaristía de cada domingo debe ser también
celebración de lo que vamos avanzando en esta dirección.
Le pedimos al Señor que
nos abra los ojos para valorar este mensaje, que por lo menos lo tengamos
presente en nuestras actitudes, y que el reconocer nuestro fallos, nos de la
fuerza suficiente para seguir intentándolo.
Se lo pedimos al Señor y
hoy más que nunca, se lo pedimos para nosotros, los que cada domingo escuchamos
sus palabras, porque reconocemos lo que nos falta para acercarnos a los que
Jesús nos pide, y lo hacemos al tiempo que recordamos a las personas que queremos
y que nos quieren…
.
(P. Antonio
Pariente – Imagen: Arquidiócesis de Cali)
Nuevo artículo Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: La vocación de San Juan Pablo IIPuedes acceder en la
dirección:
Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde Buenos Aires nos escriben
para agradecer enormemente al Señor y a su infinita misericordia por la
excelente recuperación de Miguelito M., de 52 años de Edad, de la
localidad de Laferrere, quien fue operado para hacerle un triple by pass
coronario, y se complicó con una infección intrahospitalaria de la cual,
gracias a Dios, pudo salir, y hoy está retornando a su hogar.
Oremos: Bendito seas,
Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e
infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que
se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes
y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditación el P. Santiago Martín Esta semana el Evangelio nos ofrece un resumen del mensaje moral de
Cristo. Lo hace proponiéndonos algunos ejemplos concretos de difícil
aplicación: “amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, orad
por los que os injurian”. Y a continuación dice algo que nos tiene que servir
de estímulo para poder llevar a la práctica sus mandatos: “La medida que uséis
la usarán con vosotros”.
Ya sin esta advertencia deberíamos estar dispuestos a intentar practicar
el mandamiento del amor, pues deberíamos amar, aunque no fuera más que por
gratitud a Dios, que tanto nos ha amado. Pero es que, además, nos conviene
hacerlo pues si no amamos no nos amarán, si no perdonamos no nos perdonarán.
Sólo aquel que cree estar libre de toda culpa o que piensa que nunca va a
necesitar ayuda de nadie, puede permitirse el lujo del egoísmo. Pero si obra
así, ¿de verdad está limpio de pecado? Quizá lo parezca, pero en realidad está
lleno de soberbia.
Por lo tanto, hagamos las cosas por agradecimiento al Señor, con el cual
tenemos una deuda infinita. Aunque el prójimo no se lo merezca, hagámoslo por
Él, por Dios. Si tuviéramos en cuanta, a la hora de hacer el bien a quien
creemos que no lo merece, el mucho amor que a nosotros nos ha dado Dios a pesar
de no merecerlo, seguramente todo sería más fácil. Pero, además, no debemos
olvidar que nosotros no somos perfectos y que también a nosotros nos tienen que
soportar, perdonar, consolar, ayudar. Si no somos capaces de ser generosos,
¿cómo podemos pretender que lo sean con nosotros? Con frecuencia usamos dos
varas de medir: reclamamos para nosotros comprensión, misericordia, tener en
cuenta las circunstancias, mientras que somos intransigentes con los defectos
del prójimo.
Propósito: Tener en cuenta, a la hora de juzgar, de criticar, de perdonar
o, incluso, de dar limosna, que un día podemos estar en la misma situación en
que ahora está nuestro prójimo.
(Padre Santiago Martín)
Un año con María Febrero 23: El enojo no es pecado
El enojo es una emoción y no un sentimiento.
Recuerda cuando Jesús enfrenta a los mercaderes en el templo. El enojo en sí no
es un pecado sino que más bien el cómo actúas desde el enojo es lo que puede
llevarte al pecado. En la cárcel hay muchas personas que mataron por treinta
segundos de enojo, de rabia, en los que no se controlaron. El enojo también nos
hace susceptibles e irritables, porque nos pone a la defensiva.
Veremos a Jesús muchas veces enojado en el
transcurso de su pasar por la tierra. Esto me hace pensar cómo debe haber
trabajado en su infancia y juventud, junto a María, su carácter y sus enojos.
Me imagino la mano de María en todo esto.
(Padre Luis Zazano)
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