domingo, 19 de enero de 2025

Pequeñas Semillitas 5875

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5875 ~ Domingo 19 de Enero de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Los misterios celebrados y vividos en el tiempo de Navidad, han concluido con la fiesta del Bautismo de Jesús que celebramos el Domingo pasado y ahora, en el tiempo ordinario, asistimos al comienzo de su vida pública, y por lo tanto, al comienzo de su predicación y de su actividad pastoral. El Evangelio de San Juan nos ha presentado un pasaje conocido, la Boda de Caná donde Jesús comienza sus signos, comienza a manifestarse como el Mesías esperado. En este relato utilizando el símil del vino, se nos presenta lo nuevo frente lo antiguo, el vino nuevo es el mensaje de Jesús frente a las tradiciones de los judíos que es lo antiguo. Con la presencia de Jesús se inicia una nueva época, la época de la presencia salvadora de Dios como entrega de sí mismo y como amor personificado del Padre; Dios ya no está lejos, sino que se hace realidad en Él. A partir de ahora, este Dios presente en Jesús es el que nos vamos a encontrar en sus dichos y hechos. Lo antiguo ha pasado, el judaísmo queda atrás, se abre una nueva etapa, una nueva época en la que Jesús es protagonista. Para comprender esa época tendremos que comprender y aceptar a Jesús. Este cambio no es aceptado por todos, muchos siguen prefiriendo el vino viejo, frente al nuevo, son aquellos que no aceptan la novedad de Jesús y se quedan con las viejas tradiciones y los viejos ritos.
(P. Antonio Pariente)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
(Domingo II del Tiempo Ordinario, ciclo C)
Primera Lectura: Isaías 62, 1-5
 
Salmo: Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a y c.
 
Segunda Lectura: 1Cor 12,5-11
 
Santo Evangelio: Jn 2,1-12
En aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
 
Comentario:
Hoy, contemplamos los efectos saludables de la presencia de Jesús y de María, su Madre, en el corazón de los acontecimientos humanos, como en el caso que nos ocupa: «En aquel tiempo, se celebraron unas bodas en Caná de Galilea. Estaba allí la madre de Jesús. También fue invitado Jesús, junto con sus discípulos» (Jn 2,1-2).
Jesús y María, con una intensidad diferente, hacen presente a Dios en cualquier lugar donde estén y, donde está Dios, allí hay amor, gracia y milagro. Dios es el bien, la verdad, la belleza, la abundancia. Cuando el sol despliega sus rayos en el horizonte, la tierra se ilumina y recibe calor, y toda vida trabaja para producir su fruto. Cuando dejamos que Dios se acerque, el bien, la paz y la felicidad crecen sensiblemente en los corazones, quizás fríos o dormidos hasta entonces.
La mediación que Dios ha escogido para hacerse presente entre los hombres y comunicarse profundamente con ellos, es Jesucristo. La obra de Dios llega al corazón del mundo por la humanidad de Jesucristo y, secundariamente, por la presencia de María. Poco sabían los novios de Caná a quién habían invitado a su boda. La invitación respondía probablemente a algún vínculo de amistad o parentesco. En aquellos momentos, Jesús todavía no había hecho ningún milagro y la importancia de su persona era desconocida.
Él aceptó la invitación porque está a favor de las relaciones humanas principales y sinceras, y se sintió atraído por la honestidad y buena disposición de aquella familia. Así, Jesús hizo presente a Dios en aquella celebración familiar. Allí, «en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales» (Jn 2,11) prodigiosas y allí el Mesías «abrió el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente» (San Juan Pablo II).
Aproximémonos también nosotros a la humanidad de Jesús, tratando de conocer y amar más y de manera progresiva su trayectoria humana, escuchando su palabra, creciendo en fe y confianza, hasta ver en Él el rostro del Padre.
* Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España) © Textos de Evangeli.net
 
Pensamientos del día
«El corazón de María, que no puede menos de compadecer a los desgraciados (…), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro. Si esta buena Señora obró así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?»
(San Alfonso Mª de Ligorio)
 
«María, propiamente, no hace una petición a Jesús; simplemente le dice: ‘No tienen vino’. No le pide nada en particular, y mucho menos, que Jesús utilice su poder, que realice un milagro produciendo vino. Sencillamente, informa a Jesús y le deja decidir lo que conviene hacer»
(Benedicto XVI)
 
«En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo —a petición de su Madre— con ocasión de un banquete de boda (cf. Jn 2,1-11). La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo»
(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.613)
 
Predicación del Evangelio:
Alegría y amor
Según el evangelista Juan, Jesús fue realizando signos para dar a conocer el misterio encerrado en su persona y para invitar a la gente a acoger la fuerza salvadora que traía consigo. ¿Cuál fue el primer signo? ¿Qué es lo primero que hemos de encontrar en Jesús?
 
El evangelista habla de una boda en Caná de Galilea, una pequeña aldea de montaña, a quince kilómetros de Nazaret. Sin embargo, la escena tiene un carácter claramente simbólico. Ni la esposa ni el esposo tienen rostro: no hablan ni actúan. El único importante es un «invitado» que se llama Jesús.
 
Las bodas eran en Galilea la fiesta más esperada y querida entre las gentes del campo. Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los novios comiendo y bebiendo con ellos, bailando danzas de boda y cantando canciones de amor. De pronto, la madre de Jesús le hace notar algo terrible: «no les queda vino». ¿Cómo van a seguir cantando y bailando?
 
El vino es indispensable en una boda. Para aquellas gentes, el vino era, además, el símbolo más expresivo del amor y la alegría. Lo decía la tradición: «El vino alegra el corazón». Lo cantaba la novia a su amado en un precioso canto de amor: «Tus amores son mejores que el vino». ¿Qué puede ser una boda sin alegría y sin amor? ¿Qué se puede celebrar con el corazón triste y vacío de amor?
 
En el patio de la casa hay «seis tinajas de piedra». Son enormes. Están «colocadas allí», de manera fija. En ellas se guarda el «agua» para las purificaciones. Representan la piedad religiosa de aquellos campesinos que tratan de vivir «puros» ante Dios. Jesús transforma el agua en vino. Su intervención va a introducir amor y alegría en aquella religión. Esta es su primera aportación.
 
¿Cómo podemos pretender seguir a Jesús sin cuidar más entre nosotros la alegría y el amor? ¿Qué puede haber más importante que esto en la Iglesia y en el mundo? ¿Hasta cuándo podremos conservar en «tinajas de piedra» una fe triste y aburrida? ¿Para qué sirven todos nuestros esfuerzos, si no somos capaces de introducir amor en nuestra religión? Nada puede ser más triste que decir de una comunidad cristiana: «No les queda vino».
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(Texto: P. José Antonio Pagola – Imagen: Fraternidad de Jesús)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Ezeiza, Buenos Aires, Argentina, nuestro lector Claudio O. quiere expresar su inmenso agradecimiento a Dios porque en sus 60 años de vida ha pasado por múltiples situaciones médicas con numerosos ingresos a quirófanos, doce cirugías, seis bloqueos, tres ingresos a hemodinamia para colocación de stents, estudios de diagnóstico con anestesia general, una próxima cirugía de hombro por ruptura del manguito rotador... En fin, múltiples manifestaciones del amor de Dios a través de tantas situaciones de salud siempre superadas con bien.
 
💕 Desde González Catán, Buenos Aires, Argentina, Miguelito M., de 53 años de edad agradece a Dios y a todos quienes rezaron por su cirugía de corazón (triple by pass) realizad esta semana con todo éxito, faltando ahora que se termine de recuperar para reintegrarse a su familia y a su vida habitual.
 
💕 Desde Canadá, nuestra lectora Elena Chávez Bravo escribe y dice: «Agradezco desde el alma las oraciones, mensajes, notas, llamadas telefónicas de familia, amigos, y orantes que sin conocernos dedican un tiempo valioso para orar por los míos y mis intenciones desde hace casi tres años. También doy gracias eternas a Pequeñas Semillitas y a Felipe por su bondad, gentileza y calor humano. ¡Bendícelos Señor! Aún experimentamos momentos difíciles por enfermedades/cirugía/tratamiento de mis dos hijos Katia E. y Boris E. y nuestro hijo 'álmico'': Mike.  Mi esposo y yo agradecemos infinitamente a Dios Padre-Trino que nos regala vida para apoyarlos y es gracias a Su Misericordia que experimentamos lentamente, mejoras, alivio y cura divina. Padre estamos agradecidos por Tu obra, tu divina gracia y el orden divino que llega a través de tu bondad y misericordia.  Padre: Tú nos conoces y sabes también que diario te damos gracias por TODO (lo bueno y no tan bueno); pero TODO nos alimenta y nos sirve de lección. GRACIAS Eternas. Bendícenos Señor! AMEN.»
 
💕 Desde San Luis, Argentina, Cecilia Claudia quiere agradecer al Señor por el don de la lluvia, los ríos crecidos en sus campos de turismo y la salud de ella y su esposo Héctor para seguir trabajando.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Haced lo que Él os diga 
“Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: ‘No les queda vino’. Jesús le contestó: ‘Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora’. Su madre dijo a los sirvientes: Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 1-11).
En las bodas de Caná se pusieron de manifiesto muchas cosas. Una de ellas fue el apoyo por parte de Dios con que contaba Cristo, como pudieron comprobar sus discípulos al ver el milagro de la transformación del agua en vino. Otra fue la bendición del amor humano y, con ello, la institución del sacramento del matrimonio.
Pero eso, y mucho más, pudo ocurrir gracias a que allí estaba la Virgen María. Ella fue la que instó a Jesús a apiadarse de la pareja de novios, de lo cual es fácil deducir que ella sabía que su hijo podía hacer milagros. Y, sobre todo, ella fue la que nos dejó una de las frases más hermosas del Nuevo Testamento, que se han convertido en todo un programa de vida: “Haced lo que Él os diga”.
María se nos muestra siempre, desde ese instante, como la que señala permanentemente hacia su Hijo instándonos a obedecerle. Nos anima a hacerlo incluso aunque no entendamos, como les debió ocurrir a los criados que llenaron los cántaros de agua sin saber el milagro que se iba a producir. Nos pide que obedezcamos, que sigamos a Cristo, no sólo para darle una alegría a Él, su Hijo, sino porque eso es lo mejor para nosotros. Cristo te ha dado motivos suficientes para fiarte de Él, de su palabra, de su voluntad. Pero, si por cualquier causa te sientes alejado de Él, fíjate en María: fíate de ella, hazla caso. Ella, que siempre ha estado junto a ti, te señala el camino: Haced lo que él os diga.
Propósito: Hacer lo que Dios me pida –cumplir con mis obligaciones, con los mandamientos tal y como los enseña la Iglesia- aunque no lo entienda e incluso aunque tenga dudas.
(Padre Santiago Martín)
 
Un año con María
Enero 19: Jacob es Israel
Jacob era lo que en hebreo se llama un Ish tam, hombre sencillo y estudioso. Al igual que María, era alguien que se dedicaba a meditar las Escrituras. Ella era simple y sencilla, pero también estudiosa de la Palabra de Dios, porque en Ella habitó la misma Palabra. En ella podemos comprender la expresión “hágase en mí según tu palabra”.
En Jacob también vemos la simpleza de la vida, las ganas de vivir y enfrentar todo lo que sea necesario con tal de seguir la obra de Dios. María también tiene esa actitud después del anuncio del ángel, como también luego del momento en que depositan a su Hijo en el sepulcro. Ella confía y sigue.
En primer lugar te invito a que revises tu vida y mires si continúa por la sencillez. Creo que cuanto más crecemos y caminamos por la vida, más complicados nos vamos poniendo. También el estudio de la Palabra es fundamental para tu camino de fe, la fe crece en el intelecto y el intelecto crece en la fe. Mira tu corazón y pídele a Dios que te ayude a vivir la simpleza de vida y poder interiorizarte más en el estudio sobre Dios.
(Padre Luis Zazano)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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