viernes, 5 de abril de 2024

Pequeñas Semillitas 5596

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5596 ~ Viernes 5 de Abril de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy me puse a pensar la importancia que no le damos a la vida. Cuando ésta, sin querer, nos quita cosas. Pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella, no seríamos quienes somos. Todos estamos llenos de momentos felices y nos sentimos morir cuando algo se termina.
La felicidad llega en cualquier momento, todo en el mundo se termina, hasta lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso.
Acá, nosotros pensamos que, estar solos, es el fin de la vida y no nos damos cuenta que, a veces, la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…
El amor tiene un millón de vueltas, a veces nos sorprende y nos da felicidad y, a veces, se transforma en lo peor que hay.
Pensando todo esto, crecí un poquito más, aprendí a sonreír y a ver la realidad tal cual como es, pero por sobre todo, pude darme cuenta que no sirve el orgullo cuando existe la amistad, que no sirve llorar cuando un amor se va, que no vale la pena aprender a callar y que no existen fronteras cuando nos sentimos vivos.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hch 4, 1-12
 
Salmo: Sal 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a
 
Santo Evangelio: Jn 21,1-14
En aquel tiempo, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
 
Comentario:
Hoy, Jesús por tercera vez se aparece a los discípulos desde que resucitó. Pedro ha regresado a su trabajo de pescador y los otros se animan a acompañarle. Es lógico que, si era pescador antes de seguir a Jesús, continúe siéndolo después; y todavía hay quien se extraña de que no se tenga que abandonar el propio trabajo, honrado, para seguir a Cristo.
¡Aquella noche no pescaron nada! Cuando al amanecer aparece Jesús, no le reconocen hasta que les pide algo para comer. Al decirle que no tienen nada, Él les indica dónde han de lanzar la red. A pesar de que los pescadores se las saben todas, y en este caso han estado bregando sin frutos, obedecen. «¡Oh poder de la obediencia! —El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. —Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron (...) una gran cantidad de peces. —Créeme: el milagro se repite cada día» (San Josemaría).
El evangelista hace notar que eran «ciento cincuenta y tres» peces grandes (cf. Jn 21,11) y, siendo tantos, no se rompieron las redes. Son detalles a tener en cuenta, ya que la Redención se ha hecho con obediencia responsable, en medio de las tareas corrientes.
Todos sabían «que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da» (Jn 21,12-13). Igual hizo con el pescado. Tanto el alimento espiritual, como también el alimento material, no faltarán si obedecemos. Lo enseña a sus seguidores más próximos y nos lo vuelve a decir a través de San Juan Pablo II: «Al comienzo del nuevo milenio, resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús (...) invitó al Apóstol a ‘remar mar adentro’: ‘Duc in altum’ (Lc 5, 4). Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo (...) y ‘recogieron una cantidad enorme de peces’ (Lc 5,6). Esta palabra resuena también hoy para nosotros».
Por la obediencia, como la de María, pedimos al Señor que siga otorgando frutos apostólicos a toda la Iglesia.
* Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
San Vicente Ferrer
Nació en Valencia (España) el año 1350. En 1367 ingresó en la Orden de Predicadores. Se ordenó de sacerdote en 1379 y poco después lo nombraron prior de su convento. Fue confesor, capellán y penitenciario de Benedicto XIII. Enseñó teología, pero sobre todo dedicó su vida a la difusión del mensaje evangélico, no sólo entre los cristianos, sino también entre los judíos, los musulmanes y los herejes, cátaros o valdenses, recorriendo los pueblos de España y los de varias naciones europeas. Como predicador arrastró grandes masas de pueblo y produjo mucho fruto, tanto en la defensa de la verdadera fe como en la reforma de las costumbres. Trabajó por la solución del cisma de Occidente. Intervino como mediador o pacificador en graves conflictos de soberanos o naciones, como sucedió en el llamado Compromiso de Caspe referente a la sucesión en la corona aragonesa. Dejó varios escritos entre los que destaca su Tratado de la vida espiritual. Murió en Vannes (Francia) el 5 de abril de 1419.
Oración: Dios todopoderoso, tú que elegiste a san Vicente Ferrer ministro de la predicación evangélica, concédenos la gracia de ver glorioso en el cielo a nuestro Señor Jesucristo, cuya venida a este mundo, como juez, anunció san Vicente en su predicación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
tu corazón sea tu brújula,
tu mente tu mapa,
y tu alma sea tu guía,
nunca te perderás.»
 
Temas Médicos:
Hábitos que envejecen
Aprendamos a cuidarnos por dentro y por fuera para envejecer bien y disfrutar de todas las etapas de la vida.
 
Hay sociedades que ven el envejecer como una enfermedad de la que hay que huir despavoridamente cuando, en realidad, esa es de las pocas certezas que tenemos: si dentro de unos años seguimos con vida, nuestra piel tenderá a arrugarse.
 
Pero eso no quiere decir que, ante este hecho inminente, tengamos que descuidarnos. Al contrario. Podemos poner de nuestra parte para ayudar al tiempo a que deje menos estragos en nosotros.
 
No solo estoy hablando del envejecimiento físico. ¡Cuidemos también el alma! ¡Cuántos ancianos vemos con una actitud fresca y alegre que disfrutan de la vida! ¡Y cuántos jóvenes sin embargo parecen tener más de 80 años!
 
Corregir los malos hábitos es clave para mitigar los efectos negativos del paso del tiempo en nuestra vida. Analiza si has caído en alguno de ellos y, si es así, vale la pena que te esfuerces en cambiarlos. Con el paso de los años lo agradecerás.
 
1. Mal dormir. Lo ideal es ir a la cama no más tarde de las 10 PM para así lograr 8 horas de sueño “totalmente” reparador, profundo. El mal dormir es el aliado número 1 del envejecimiento porque  deteriora nuestro sistema inmunológico.
 
2. Beber poca agua. El 60% de nuestro cuerpo es agua por lo que debemos beber al menos 2 litros (8 vasos) de agua al día.
 
3. Alimentación deficiente. Recordemos que el alimento es el combustible de nuestro cuerpo. No se trata de comer por comer, sino de nutrirnos de alimentos con contenido nutricional y energético. Nuestra ingesta diaria de alimentos debe ser equilibrada en cuanto a las aportaciones de proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, antioxidantes, vitaminas, etc. Lo ideal es comer cada 3 horas en cantidades moderadas. O bien, 3 comidas fuertes y 2 colaciones. El azúcar y los dulces también son aliados del envejecimiento.
 
4. Sedentarismo. El ejercicio es importantísimo para oxigenar nuestras células, estimular la producción de serotonina, dopamina y endorfinas -hormonas de la felicidad y del amor-, entre otros muchos beneficios. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio puedes comenzar con 10 minutos al día.  O bien, si permaneces mucho tiempo sentado, procura pararte a caminar cada cierto tiempo.
 
5. Estrés. No es malo en su justa medida porque hasta cierto punto es un mecanismo de defensa que nos pone en alerta cuando algo no anda bien. Lo malo, malísimo es vivir estresado, es decir, en constante tensión. El estrés provoca la liberación de la hormona llamada cortisol -hormona del estrés- que puede causar problemas de corazón y obesidad.
 
6. Fumar u otras adicciones. ¡Cuántos efectos negativos causa el tabaco en la salud! Se nota en la piel, en la respiración, en las manos, en la boca, en los dientes… El exceso de alcohol también puede causar importantes estragos en el cuerpo: insuficiencias cardíacas, presión arterial alta, cirrosis hepática, sobrepeso…
 
7. Piel mal cuidada. No desmaquillarse por la noche o bien, no limpiarse ni cuidarse la cara debidamente -mínimo 2 veces al día- agiliza el proceso de envejecimiento. La piel de la cara debe limpiarse por la mañana y sellarla con protector solar -después de aplicar las cremas correspondientes-. Y por la noche se debe limpiar totalmente para permitirle respirar y que se regenere.
 
8. Una mala actitud, el pesimismo. Vivir enojado o mal encarado también provoca que la piel se nos agriete, que se envejezca más pronto. Tan solo observa a las personas que viven en constante pesimismo, tienen una línea muy marcada en el entrecejo. Las líneas de expresión de su frente son más hacia lo vertical. ¡Por esto y por muchas cosas más, nada como ser positivos y alegres! ¡Que las arrugas que tengamos sean por sonreír!
 
9. Exceso de sol. Por favor, olvídense de las camas de bronceado que se han convertido en la causa número 1 de cáncer de piel. Por supuesto que hay que tomar el sol porque es como producimos vitamina D, entre otros muchos beneficios. Pero hay que hacerlo de una forma inteligente, a horas prudentes y siempre usando un buen protector solar que nos proteja de los rayos UBA y UBV y de mínimo 30 SPF.
 
Envejecer es maravilloso, es parte de la vida y esto no debe ser sinónimo de decadencia o de inservibles, sino de experiencia y madurez. Recuerda lo que dice el trovador: no hay que ponerle años a la vida, sino vida a los años. ¡Venga! ¡Con arrugas o sin ellas, pero a vivir!
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© Luz Ivonne Ream. Texto e imagen en Aleteia.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
 
La libertad, como el baño, es algo que debe practicarse todos los días. Nada permanece fijo. El cambio es la ley de la vida.
Quizás algunas veces sintamos que nuestras victorias personales deben ser ganadas una y otra vez. Paro si lo vemos desde otro punto de vista, no es así en absoluto; nuestras sólidas victorias personales son aquellas que nada ni nadie puede arrebatarnos.
Dichas victorias son las herramientas de nuestro crecimiento continuo. Los trabajos, las relaciones y las casas pueden cambiar, pero la serenidad y la libertad de espíritu están entre las cosas que a voluntad podemos lograr, conservar o dejar.
La libertad implica decidir lo que hacemos con nuestro cuerpo, con nuestro dinero y con nuestra vida. Si renunciamos a esta decisión, alguien la tomará por nosotros. Si no usamos o reclamamos nuestra libertad, renunciaremos a ella. Nuestras vidas exigen nuestra participación activa y creativa en cada momento. (Flo Kennedy)
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Jacob Y Esaú (Génesis 27, 1-41) representan a los hermanos que creen que “las cosas” valen más que la fraternidad y por eso terminan dividiéndose y como los peores enemigos. Hoy hay muchos hermanos que se matan por plata y por cosas que no valen mucho. Un hermano vale más que todo el dinero del mundo. Y todos tenemos que tratarnos como hermanos. ¿Para qué rezas el Padre Nuestro si vas a tratar al otro como a un enemigo? José y sus hermanos (Génesis 37, 4) representan a todos aquellos que se dejan llevar por la envidia ante los triunfos del otro y creen que la única posibilidad de sentirse bien es ver a los otros perdiendo y sufriendo. Personas que viven para hacer infelices a los que están a su lado ya que abdicaron de la posibilidad de ser felices en su proyecto personal. Lía y Raquel (Génesis 30, 1-24), expresan a los hermanos que pelean por el amor de pareja. Esos que no han entendido que no se puede obligar a nadie para que lo ame a uno. Que si uno no puede entender que alguien no lo ama es porque está enfermo emocionalmente. Sería más fácil si dejáramos ser a cada uno y buscáramos la manera de comprendernos. Jesús nos deja claro que tenemos que vivir como hermanos. Ahora, esta fraternidad está marcada por la escucha y la puesta en práctica de la Palabra de Dios (Mc 3, 31-35). Eso es ser cristiano. Tenemos que buscar la manera de ayudar a que todos vivan dignamente, tengan espacios para realizarse y vivir en plenitud. El verdadero pecado es dañar al otro. (P. Alberto José Linero)
 
Pedidos de oración
🙏 Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la PAZ en el mundo; por el fin de los ataques a la Iglesia Católica en Nicaragua, por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África (Nigeria), y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por los jóvenes, especialmente los que han caído en las drogas o cualquier tipo de adicción, por las víctimas de trata, por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por todos nuestros hermanos de diversos países sometidos a dictaduras que se ven forzados a emigrar en busca de mejores horizontes en otras tierras;  por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, por lo no nacidos, por la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. Para lectores argentinos, pedimos especial oración por la recuperación de la República Argentina en el marco de la democracia, la justicia y la honestidad de los gobernantes.
 
🙏 Pedimos oración por el eterno descanso del alma del sacerdote P. Juan Manuel González, de Córdoba, Argentina, que ha partido a la Casa del Padre Celestial. Que brille para él la Luz que no tiene fin.
 
🙏 Pedimos oración por la salud física, emocional y espiritual de nuestra lectora amiga Sonia M. Q., de Costa Rica, encomendándola a los maternales cuidados de la Santísima Virgen y rogando que el Espíritu Santo le conceda especialmente el don de Fortaleza para poder afrontar los problemas que la agobian.
 
🙏 Pedimos oración para Marvin, hombre joven de Costa Rica, que se encuentra atrapado en el mundo de las adicciones, rogando al Señor Jesús que haga en él un milagro de sanación que permita recuperarlo para la vida.
 
🙏 Pedimos oración para Gustavo E., de Tucumán, Argentina, que está cursando dengue. Y para el niño Benicio, de Córdoba, Argentina, con la misma enfermedad. Que Dios los cure pronto.
 
🙏 Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin, rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
5 de abril
Te exhorto a confiar más en la divina misericordia; humíllate ante la piedad de nuestro Dios; y dale gracias por todos los favores que te quiera conceder. Obrando así, desafiarás y vencerás todas las iras del infierno. No temas, mi queridísima hijita. Él, que te ha ayudado hasta ahora, continuará su obra de salvación. ¿Sin la divina gracia habrías podido superar tantas crisis y tantas guerras, a las que ha estado sometido tu espíritu?
Entonces, la misma gracia hará el resto; tú serás salvada y el enemigo se consumirá en su rabia. En tanto, continúa orando y sufriendo según las divinas intenciones y de acuerdo a la voluntad divina; el premio no estará lejos.
Te entristeces por el amor que tienes a Dios, que te parece que es menos que nada… Pero, ¿cómo es, mi valiente hijita, que no sientes tú misma este amor en tu espíritu? ¿Qué es esa duda o, mejor, qué es ese deseo ardiente que tú misma me manifiestas?
Ahora bien, debes saber, mi querida hija, que, en lenguaje divino, el deseo de amor ya es amor. ¿Quién ha puesto en tu corazón este deseo ardiente de amar al Señor? ¿Acaso los deseos santos no vienen de lo alto? ¿O es que somos capaces por nosotros mismos de suscitar en nosotros un tal deseo sin la gracia de Dios, que actúa dulcemente en nosotros? Si en un alma no hubiera otra cosa que el profundo deseo de amar a su Dios, en ella ya estaría todo: está Dios; porque Dios únicamente no está, no puede estar, donde no está el deseo de su amor.
(14 de diciembre de 1916, a Erminia Gargani, Ep. III, 664)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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