jueves, 20 de septiembre de 2018

Pequeñas Semillitas 3776

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3776 ~ Jueves 20 de Setiembre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Jesús, te alabo por todas las cosas hermosas que has hecho en mi vida y por las que me vas a seguir dando hoy. Cada día me convenzo más de que Tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia para anunciar la buena nueva, para ayudar a sanar a mis hermanos, ser pregonero de todas tus palabras, mano que bendice y que ama. Tú me llamaste para curar los corazones heridos, para gritar en medio de las plazas, que el amor está vivo, para sacar del sueño a los que duermen y liberar al cautivo. Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo. Por eso, en esta mañana me entrego sólo a ti, para que hagas de mí lo que quieras. Soy tuyo y confío plenamente en tu amor que lo todo lo transforma y lo renueva entero. Amén.

¡Buenos días!

Nivel de inmoralidad
San Pablo precave a los primeros cristianos de los vicios de entonces entre los paganos. A los gálatas les dice: “Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza”. En las cartas del Apóstol encontramos varios de estos catálogos de vicios.

El gran escritor inglés, Chesterton, escribió un libro en el que un sacerdote hace de detective. En uno de los pasajes de la novela, el presbítero en conversación con un delegado de la policía, comenta que la inmoralidad reinante está jubilando al demonio. “Antiguamente, según los principios del cristianismo, se necesitaban doscientos demonios para hacer pecar a un cristiano; hoy, basta un demonio para doscientos cristianos…Y aun así, ese diablo, tiene tiempo para fumar su pipa”.

Jocosamente el novelista está señalando que en la sociedad moderna la seducción al mal anda por todas partes: en las modas, en las canciones, en el periódico, en la radio, en la TV, en los espectáculos, etc. Esta situación exige al cristiano una madurez moral más sólida que nunca, pues a falta de censura social, cada uno debe ser su propio censor. El Señor te bendiga y proteja.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: 1Cor 15, 1-11

Salmo: Sal 117, 1-2. 16-17. 28

SANTO EVANGELIO: Lc 7,36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora». Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte». Él dijo: «Di, maestro». «Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?». Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más». Él le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra».
Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados». Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?». Pero Él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz».  
  
Comentario:
Hoy, Simón fariseo, invita a comer a Jesús para llamar la atención de la gente. Era un acto de vanidad, pero el trato que dio a Jesús al recibirlo, no correspondió ni siquiera a lo más elemental.
Mientras cenan, una pecadora pública hace un gran acto de humildad: «Poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume» (Lc 7,38).
El fariseo, en cambio, al recibir a Jesús no le dio el beso del saludo, agua para sus pies, toalla para secarlos, ni le ungió la cabeza con aceite. Además el fariseo piensa mal: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora» (Lc 7,39). ¡De hecho, el que no sabía con quién trataba era el fariseo!
El Papa Francisco ha insistido mucho en la importancia de acercarse a los enfermos y así “tocar la carne de Cristo”. Al canonizar a santa Guadalupe García, Francisco dijo: «Renunciar a una vida cómoda para seguir la llamada de Jesús; amar la pobreza, para poder amar más a los pobres, enfermos y abandonados, para servirles con ternura y compasión: esto se llama “tocar la carne de Cristo”. Los pobres, abandonados, enfermos y los marginados son la carne de Cristo». Jesús tocaba a los enfermos y se dejaba tocar por ellos y los pecadores.
La pecadora del Evangelio tocó a Jesús y Él estaba feliz viendo cómo se transformaba su corazón. Por eso le regaló la paz recompensando su fe valiente. —Tú, amigo, ¿te acercas con amor para tocar la carne de Cristo en tantos que pasan junto a ti y te necesitan? Si sabes hacerlo, tu recompensa será la paz con Dios, con los demás y contigo mismo.
Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas (Chachapoyas, Perú)

Santoral Católico:
San Andrés Kim y compañeros
Mártires en Corea
 
Este día la Iglesia venera en una misma celebración a los 103 Mártires de Corea que canonizó Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984 en Seúl. Ellos testificaron valerosamente la fe cristiana en aquel país y consagraron con su sangre preciosa las primicias de aquella Iglesia, en distintos lugares y en diferentes fechas de 1839 a 1867. A principios del siglo XVII, desde China, penetró en Corea la fe cristiana, introducida primero por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. En el siglo XIX se sucedieron las persecuciones contra los cristianos y fueron miles los que perdieron la vida por su fe. Entre los canonizados figuran 3 obispos, 8 sacerdotes y 92 laicos; había hombres y mujeres, casados o no, pobres y ricos, ancianos, jóvenes y niños de diversas clases sociales; 10 eran franceses (sacerdotes de las Misiones Extranjeras de París) y 93 coreanos. San Andrés Kim Taegon, hijo de padre mártir, fue el primer sacerdote coreano, y murió decapitado el 16 de septiembre de 1846 en Seúl. San Pablo Chong Hasang, seglar de noble familia, abrazó la fe antes de la llegada de los misioneros, por obra de un grupo laical. Su padre y su hermano mayor dieron la vida por la fe. Asumió con entusiasmo la tarea de catequista e insistió ante la Santa Sede para que enviara misioneros. Fue martirizado el 22 de septiembre de 1839.
Oración: Oh Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de modo admirable, llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo acrecentaste por la gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés, Pablo y sus compañeros, concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar también nosotros hasta la muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

“Hay dos formas de ver la vida:
una es creer que no existen milagros,
la otra es creer que todo es un milagro”
Albert Einstein

Tema del día:
País de Luz
 
Yo quisiera quedarme en ese mundo apretado en las paredes celestes de la infancia, arrebujada en un aire que se disuelve con el calor del verano, porque, no sé por qué, en la infancia siempre es verano, siempre hay un velerito de papel y palitos navegando en un charco de ámbar, siempre hay un bollo plateado de papel de chocolate en el fondo de un bolsillo.

Yo quisiera caminar por los senderos cuidado por ángeles guardianes, segura y preocupada solamente por el horario de la sopa de las muñecas, inventando nombres para llamar a las luciérnagas, buscando las pilas que encienden a los bichos de luz, durmiendo con un sueño de acompasada respiración y manos apoyadas en las sábanas sin crispación, como flores.

Allí es donde uno tiene la defensa más limpia y más cierta: la de la ingenuidad, la de la fe.  Creer, creer en todo el mundo, abrir la pena como un pan caliente y mostrar su humeante interior; abrir la risa como un durazno maduro y entregar el carozo, o la pulpa o el zumo, creyendo que a los demás nuestra alegría les gusta, que los demás se ponen contentos con nuestro triunfo, con nuestra felicidad.

Querer.  Y sentir que querer es una margarita a la que se le ponen los pétalos en lugar de quitárselos, y que son unos ojos empañados de llanto cuando la mano amiga se posa sobre el hombro para decir estoy aquí, con vos, porque me necesitas.  Darse.  Como se dan los hijos, sin especulaciones: "porque estoy de tu parte".  "Porque me gusta ser tu amiga".  "Porque te quiero como sos".

A mí me asusta esa ciudad que se levanta allí.  Con laberintos de cemento y sonrisas de utilería que se ponen en los rostros los que piden algo. Y hablar cuando uno quiere quedarse en silencio.  Y quedarse en silencio cuando uno tiene ganas de hablar.

Y herir.  Porque a veces para defenderse la gente grande tiene que herir.  Y pasa como cuando vos, que sos chico, decías furioso: "ojalá que se muera mi mamá que no me quiso comprar un helado".  Y resulta que después te pasas toda la noche despierto y te levantas cien veces con la excusa de ir al baño o a la cocina a tomar agua, nada más que para ver si respira, que no se cumplió, que por suerte no se cumplió…

Yo te propongo una locura: que no crezcas como parece que es conveniente crecer en este mundo de la ciudad fantástica y totalmente aprovechable.

Que defiendas los soldaditos de plata que la lluvia hace galopar sobre el asfalto.

Que quieras porque sí y llores toda la tarde porque te peleaste con el amigo con el que te vas a reconciliar mañana lo más campante y olvidado de todo.  Porque si no te pones fuerte y defiendes esas cosas a capa y espada, te van a ir arrancando de ese país de luz, y sin que te des cuenta, te van a ir metiendo las sombras que dan miedo de noche, y cuando llegues al lugar en que miro de pie a mi alrededor, vas a querer huir, irte de vos, refugiarte en cualquiera que sonría, volver a huir porque hincaron los dientes hambrientos en el pan caliente de tu pena y en la pulpa de tu alegría y se disputan los huesos de nácar de tu ingenuidad, la mano abierta, el asombro... ¡Ay el asombro!  Ese milagro, que de repente nos resucita.  Por ejemplo: acabo de asombrarme con un puñado de jazmines chiquitos y blancos que se han abierto en la enredadera de mi casa.  Y han perfumado de tal manera el jardín que me hicieron pensar en un derroche de magia.

Así que córrete un poco, déjame sentar con vos en el banquito, vamos, córrete, dame un lugarcito… no tengas miedo, yo todavía puedo chapotear en tu río sin encrespar las aguas, y morirme de risa viendo girar tu trompo, y pasarme una tarde entera descubriendo universos en un calidoscopio.

Yo todavía puedo usar de a ratos tu país de luz.

Anda, córrete un poquito y déjame sentar con vos en el banquito.
© Poldy Bird
  
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
En la redacción final del Secreto de La Salette, del 21 de noviembre de 1878, escrito por Melanie, quien junto con el joven Maximino vio a la Virgen durante las conocidas apariciones de 1846, la vidente nos entrega estas palabras de la Virgen:
“Dirijo un llamamiento urgente a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios vivo y reinante en el cielo; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a aquellos que se han entregado a mí para que yo los pueda llevar a mi divino Hijo; a los que llevo por así decirlo en mis brazos, a los que han vivido en mi mente; llamo en fin a los Apóstoles de los últimos tiempos, a los fieles discípulos de Jesucristo, que han vivido en el desprecio del mundo y de ellos mismos, en pobreza y humildad, en el silencio, en la oración, y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento, desconocidos del mundo. Es hora de que salgan e iluminen la tierra. Vayan y muéstrense como mis hijos amados; yo estoy con ustedes y en ustedes, y que su fe sea la luz que les ilumine en estos días de infortunio. Que su celo les haga sentir hambre de la gloria y el honor de Jesucristo. Luchen, hijos de la luz, ustedes, los pocos que ven; porque he aquí el tiempo del tiempo, el final de los finales” (Traducido del francés).
Un minuto con María

Pedidos de oración
 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Celia Elba, de Santa Fe, Argentina, que hace pocos días ha sido llamada al cielo por el Señor. Que haya paz también para su hija Griselda y toda la familia.

Pedimos oración para Guillermo R., de Buenos Aires, Argentina, de algo más de 50 años de edad para que el Señor que le conceda la gracia de conseguir trabajo.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Setiembre 20
Hoy celebramos a los grandes mártires coreanos. Una vez más, nos detenemos a adorar al Espíritu Santo, que puede transformarnos con su poder y su amor, basta hacernos capaces de cosas que parecen imposibles para las fuerzas humanas. Es su fuerza la que triunfa en nuestra debilidad.
En el siglo XVIII se formó la primera comunidad cristiana en Corea, formada enteramente por laicos evangelizadores que llegaron de China y de Japón. A partir de allí se sucedieron varias persecuciones hasta fines del siglo XIX, en las cuales murieron cerca de 10.000 cristianos. Más de 100 fueron canonizados, la mayoría laicos. Pero ya que el martirio es como una lluvia fecunda que despierta todavía más la fe, hoy hay cerca de 2.000.000 de cristianos en Corea. Ninguno de los esfuerzos de estos cristianos fue en vano. Ellos lo sabían. La intensa vida cristiana que infundieron los primeros cristianos de Corea produjo su fruto y fue coronada en el martirio.
Estos martirios estaban precedidos de horribles torturas, y la fortaleza que ellos recibieron del Espíritu Santo es ciertamente sobrenatural. No se avergonzaron de Cristo (Lucas 9,26) ni prefirieron salvar su vida (Lucas 9,24).
No se trata de exagerar la importancia del dolor, o de buscar el martirio, que es un don de Dios más que una decisión humana. Dios no se complace en vernos sufrir sino en el amor que se expresa en la entrega generosa. Se trata más bien de aceptar la misión que nos toque cumplir en la vida aceptando las incomodidades que la acompañan; y se trata también de dar testimonio de nuestra fe aunque nos traiga problemas. Así podemos decir con San Pablo: "Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como un desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él" (Filipenses 3,8-9).
Hagamos un instante de oración, para pedir al Espíritu Santo que nos haga capaces de cosas grandes, que penetre con su potencia nuestra debilidad.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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